Por Paulina Molaguero
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Florencia Bonelli nació el 5 de mayo de 1971 en Córdoba, Argentina. Como buena taurina, regida por la lógica del dinero y los bienes, estudió Ciencias Económicas y se recibió de contadora pública, profesión que ejerció durante un tiempo.
A sus 27 años, encontró en la biblioteca de la casa de su suegra el libro “El Árabe” de Edith Maude Hull. Pese a que con “Jane Eyre” de Charlotte Brontë —el primer libro de “romántica” que leyó— descubrió su pasión por el género, “El Árabe” le provocó “algo distinto”, no lo podía dejar de leer, le generó tensión y pasión a la vez y la llevó a empezar a imaginarse escenas que no tenían que ver con el libro.
“Ahí es cuando se lo comento a mi esposo y él me dice ‘escribilas’. Era mi destino”, aseguró.
“Cuando la pasión te desborda no la puedes detener: me senté y escribí”, comenzó contando la escritora. “Yo volvía a la noche después de haber trabajado todo el día, hacía la cena, lavaba los platos y me ponía a escribir. Si uno pasa por la mente todo, seguramente se reprima porque la mente asusta”, continuó.
Es así como decide dedicarse de lleno a la literatura y en 1999 publica su libro “Bodas de odio”, convirtiéndose en la primera argentina en publicar una novela romántica. Cabe señalar que su ópera prima fue “Lo que dicen tus ojos”, que llegó a las librerías en 2006.
“Yo era contadora, me iba muy bien, trabajaba muy bien. Decirles a mis padres ‘dejo todo para escribir novelas románticas’ en Argentina, en aquella época…el mercado no existía, lo poco que se vendía estaba muy mal visto y un padre se asusta, tienden a sobreproteger, entonces dije ‘no les cuento nada para no generarles ansiedad ni angustia’ y cuando el libro estuvo en las librerías, mi hermana me dice ‘por favor, llamalos y deciles’. Así fue, llamé y les dije, se pusieron muy felices”, retrató.
Bonelli comenzó escribiendo novelas históricas porque, según dijo, era lo que le gustaba leer. “Cuando decidí escribir la primera contemporánea pensé ‘¿podré?’, ‘¿me gustará irme del siglo XIX en el cual me siento tan cómoda?’ Y me encantó la experiencia”, dijo la escritora y recordó “Caballo de Fuego”, una novela “bien contemporánea” que se publicó en 2011, la primera de una trilogía que aborda el conflicto bélico entre Israel y Palestina.
A su vez, confesó que “toda la parte de la investigación creo que me gusta igual que escribir, a veces me tengo que poner un límite”, al tiempo que calificó al proceso creativo como un “caos”.
“Viene una idea, viene otra, la anotas, hasta que se va armando un prototipo que se va puliendo y va quedando esta forma que después la plasmas al papel, al libro. Es anarquía, es caos. La inspiración está en cualquier lado, es muy mágico y por lo tanto difícil de explicar”, sostuvo.
La cordobesa, que lleva vendidos más de tres millones y medio de ejemplares, es una de las referentes de la literatura romántica-histórica y se convirtió en la más leída y vendida de Argentina.
- ¿Qué es para vos la escritura?
- Libertad. Es mi libertad, yo cuando escribo soy libre. En general los seres humanos no somos libres, siempre estamos coartados, con miedos, con presiones y ahí es cuando yo viajo al siglo XIX, al siglo XX y soy libre. Yo soy la que dice lo que se hace y lo que no se hace, cómo se hace, cómo no se hace.
Un viaje de autoconocimiento
Bonelli habló sobre el vínculo que fue forjando con la astrología, que llegó a su vida a los 40 años a través de una amiga, quien le entregó el libro de Linda Goodman “Los signos del Zodíaco y su carácter”.
“Yo vengo de un hogar católico, muy conservador, de clase media. Para mí la astrología era cosa de supersticioso y de ignorante. Cuando me dan ese libro y empiezo a leerlo me doy cuenta de que estaba frente a una ciencia milenaria. Mi curiosidad típica de escritora me lleva a empezar a investigar y ahí me doy cuenta de que es una extraordinaria herramienta de autoconocimiento”, relató.
En relación con el prejuicio con el que aún carga la astrología en la sociedad, la escritora se mostró comprensiva y dijo que entiende que “cada uno hace su camino”, no obstante, opinó que “la ciencia que consideramos oficial no le da respuestas al ser humano de todo, al contrario, nos da respuesta de bastantes pocas cosas, ni hablemos del tema salud o psicología”.
En este sentido, insistió en que la ciencia “no nos da respuestas de nada básicamente, y nosotros vamos a buscar a otras disciplinas”. “El establishment que maneja la ciencia no quiere que miremos hacia acá porque saben que hay mucha verdad ahí”, advirtió.
Desde un punto de vista personal, mencionó que la astrología “me obliga a conocerme”. “Eso fue lo que me cautivó, eso fue lo que me convenció, por eso escribo esta saga para que mis lectoras entiendan que hay una herramienta de autoconocimiento maravillosa que te puede hacer entender por qué sos como sos”, expresó.
- ¿Cómo fue la respuesta de tus lectoras cuando introducís la astrología en tu obra?
- El 90 % se fueron a hacer la carta natal, porque es muy fuerte. Si uno se pone a estudiar la astrología y dice “no, no creo” es necio. Es tan avasallante la evidencia que no hay forma de negarla.
Hubo un grupo que todavía no cree. Cuando tu empiezas a estudiar la carta astral, te va a decir cosas muy duras de ti mismo y hay gente que no tiene ganas de mirar esa parte. Cada uno hace su camino y está muy bien que así sea. Si no te gusta la astrología es porque a esta vida no viniste a aprender astrología.
Brenda Gómez, la protagonista de “El hechizo del agua”, es una chica pisciana de 23 años, alumna destacada en la carrera de Ciencias Económicas. Está en pareja con un joven ambicioso y con gran futuro. Tiene amigas leales y una familia que la adora, pero no es feliz. No puede dejar de pensar en Diego Bertoni, su primer amor.
De la mano de la astrología, indagará sobre el autoconocimiento y sus reflexiones personales guiarán el relato.
- ¿Cuánto de vos hay en Brenda? ¿Tu vida cotidiana se refleja en tus personajes?
- Es imposible que un escritor no ponga algo de uno mismo, aunque trate de despegarse. Uno trata de escribir historias y de apartarse, pero es difícil. Las dos estudiamos Ciencias Económicas. En mi caso siendo taurina —porque tauro es el signo del dinero y de los bienes— es lógico, pero ella lo hacía para encajar: quiere trabajar en la empresa de su familia, quiere estar al servicio de su madre y de su familia sin darse cuenta de que se está destruyendo porque la pasión de ella es la música, que es la gran expresión artística pisciana.
“A pesar de que ser taurina y estudiar ciencias económicas tiene un sentido, finalmente mi ascendente, que es lo que vinimos a aprender en este mundo, es géminis. Géminis es el signo de los escritores, de los comunicadores”, manifestó.
En este sentido, indicó que para ella el proceso fue “simple”: “Mi esposo me dijo ‘dejalo’. Yo aportaba a la economía del hogar, aportaba un sueldo. ‘Si vos estás segura de que este es tu destino, que esto es lo que a vos te hace feliz'. Yo estaba segura y no había escrito nunca nada, yo soy lectora desde chica. Mi esposo me dijo ‘yo te banco’, fue mi mecenas. Hay gente que no puede decir ‘dejo todo y me voy’, pero cuando uno sigue el destino, el cosmos te ayuda”, aseveró.
Lo que dicen sus ojos
- Me llama la atención el vínculo que generaste con tus lectoras. ¿Cómo es la relación con las uruguayas?
- Son muy activas, son muy apasionadas. Las lectoras son lo más lindo que me dieron los libros, no me lo esperaba.
Bonelli recordó que Miguel, su esposo, le aconsejó allá por enero de 2003 que pusiera su mail en la solapa del libro debajo de su biografía.
A partir de ahí, comenzó a recibir una cantidad importante de mensajes de parte de las bonellistas. Al respecto, dijo que “cada uno es distinto, cada uno te cuenta una historia, cada uno te da un poquito de sí”.
“Hay mujeres que me cuentan cosas muy íntimas que yo respeto mucho y me siento muy agradecida por la confianza que me brindan al contarme sus historias. Me dicen ‘me ayudaste a transitar este problema’, o ‘gracias a tus libros salí de una depresión’, ‘gracias a tus libros pude superar una quimio porque me evadía leyendo’. Problemas sexuales también. Siento un agradecimiento infinito y le da sentido a lo que hago”, valoró.
Al ser consultada sobre la existencia de un público masculino, la autora no dudó en mencionar a Alfonso, uno de sus lectores más longevos. A sus 98 años, no se pierde una edición de la Feria del Libro en Argentina. Se sienta en la primera fila; todos los lectores están esperando verlo.
“Se enoja cuando las lectoras dicen ‘nosotras las lectoras’, ‘lectores’ grita él”, relató la escritora entre risas, al tiempo que explicó que sus lectoras hablan en femenino “porque el 99 % somos mujeres”. No obstante, dijo que “muchas veces” los esposos de sus lectoras se enganchan con las novelas.
- ¿Pensaste en incursionar en otros géneros en algún momento?
- No, pero nunca digo nunca.
- ¿Y a la hora de leer?
- Leo todo.
En relación con esto, Bonelli dijo que en Argentina hay “muchísimas” escritoras. “A mi recién ahora la prensa me mira porque tengo 3 millones y medio de ejemplares vendidos, lo cual es muchísimo para el género y para cualquier género en Argentina, ni te digo Uruguay que ustedes son tres millones y medio. Nosotros para la prensa no existimos porque como somos ‘literatura de cuarta’”, expresó.
- En tiempos en los que se habla mucho del spoiler que se trata de evitar para no “arruinarle” la lectura o el visionado a otro, me sorprende que te refieras al desenlace de tus libros en la medida de que te gusta darles un final feliz...
- La lectora de novelas románticas espera el final feliz, yo por lo menos, como lectora. Cuando a uno le gusta tanto el género, se enamora de los personajes. No es lo mismo leer un libro en el que el personaje te resulta alguien lejano. En este caso, si no tiene un final feliz caes en una depresión, caes en una situación de tristeza enorme y yo eso no lo puedo soportar. Yo hago finales felices porque para cosas tristes está la realidad de todos los días.
- “El hechizo del agua” es la cuarta y última historia de tu serie “Nacidas”: “Nacida bajo el signo del Toro”, “Nacida bajo el sol de Acuario” y “Nacida bajo el fuego de Aries”. ¿Cómo definirías a este libro?
- “El hechizo del agua” es una historia de sanación a través del amor. Una historia de mucho dolor, mucho contacto directo con un dolor muy fuerte que se sana a través del amor. Puede resultar cliché, pero no es así. Es atravesar un camino de sufrimiento y sobre todo de crecimiento, de mucha madurez, pasar de tener una mente infantil a madurar y hacerlo a través del amor.
Para finalizar, la escritora adelantó que su próxima novela estará ambientada en el siglo XIX. “Una vez que creaste una historia y esos personajes tienen hijos, las lectoras quieren saber cómo siguen los hijos”, explicó y se refirió a Roger y Melody, los protagonistas de “El cuarto arcano”, publicada en 2007.
“Cuando termina, los protagonistas tienen un hijo Alexander. Esa historia la retomo ahora y vuelvo a ese siglo”, concluyó.
Por Paulina Molaguero
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