Conocí el canal de YouTube de Fei Chen (Mandarin.Lab) hace más de un año, mientras buscaba información sobre cultura asiática. Me encantó cómo, en un perfecto español, Fei daba clases de mandarín y detalles de la vida en China, siempre investigando y mostrando más información que la que nos llega a través de libros o blogs.
El 17 de diciembre de 2019, Fei partió de Buenos Aires, su casa desde hace muchos años, para celebrar el año nuevo chino en Shanghái. Lo que no imaginó es que sería el inicio de un viaje que todavía no sabe cuándo terminará.
Entonces entendió que su canal, que tiene llegada a miles de personas alrededor del mundo, podía ser un medio para tirar abajo las noticias falsas en torno al nuevo coronavirus (COVID-19) y su repercusión a nivel social y económico. Con videos detallados donde contrasta la información de los medios de comunicación locales e internacionales, logró establecer una línea del tiempo de esta nueva enfermedad y dio a conocer la otra cara de la moneda: la gente quiere encontrar un culpable, y la respuesta no es tan sencilla.
"No me quería estresar, pero era la preocupación de todo el mundo. A la vez veía las noticias de occidente y no coincidían ciertas cosas. O intencionalmente se difundían medias verdades. En base a desinformaciones que se fueron encadenando se generaron prejuicios, racismo y xenofobia en contra de todos los asiáticos y eso me motivó a hacer un orden cronológico de los hechos para contarle a la gente qué fue realmente lo que fue pasando, comparando y contrastando las noticias de acá y lo que se conoce afuera", cuenta Fei a Montevideo Portal.
"Desde el principio del brote, para tener más lectores los medios publicaron noticias llamativas como la de la sopa de murciélago, cosas que no eran reales. Imágenes que no eran de Wuhan, eran noticias no chequeadas y han generado un montón de prejuicio en todo el mundo. Ha pasado primero de la parte online a las agresiones en la calle. Va mutando el problema: de desconocimiento, al miedo y ahora nos echan la culpa. Se genera una brecha en la sociedad cada vez más fuerte", lamenta.
Tras más de dos meses de cuarentena, Wuhan, la ciudad donde comenzó el primer foco, pudo cerrar los hospitales temporales construidos para atender el brote. Pero lejos de "volver a la normalidad", como muchos comentan en la calle, los ciudadanos mantienen la cautela.
"La gente sigue con las precauciones de usar el tapabocas y salir poco. Los colegios todavía no abrieron. Hay mucho menos movimiento del habitual, salir a comer no es lo más seguro. La gente tiene miedo. Yo no me animo a ir al centro y pasear por todos lados", reconoce. Parte de esa cautela es herencia de haber tenido la experiencia del SARS en 2003. "El registro de las entradas y salidas no las hacía la policía sino los propios residentes de los barrios que se ofrecían voluntarios para tomar la temperatura y chequear que la gente saliera con tapabocas, eso hacía que la gente fuera muy consciente de la gravedad del asunto".
¿Cómo se ven las medidas que estamos tomando en Sudamérica? "Cada país fue tomando las medidas en distintos tiempos. A principio de marzo el discurso todavía era totalmente relajado. Cuando empezaron los casos de Italia y España el discurso de occidente era: ‘Es una gripe más, no pasa nada, no hay que usar barbijos, solo afecta a la gente mayor', y eso cuando lo veíamos acá no se podía creer. Realmente no entendían la gravedad del asunto. China por suerte tiene la capacidad y recursos para hacer hospitales temporarios rápidamente, pero no todos los países tienen esos recursos. [...] En América algunas personas siguen haciendo lo mismo que se hizo mal en Italia o España, eso choca. Igual la mayoría está tomando medidas drásticas", reflexiona Fei desde Shanghái.
El futuro se ve luminoso, pero todavía hay mucho trabajo por hacer. Fei, por su parte, seguirá informando desde su lugar para que todos podamos ver las dos caras de la moneda. "El discurso contrario pesa más porque a la gente le gusta más ver la parte morbosa de las cosas; cuando le decís ‘mirá, estos son los datos reales, contrasté las fuentes chinas con las occidentales', no todo el mundo está dispuesto a ver ese lado. En esta pandemia realmente necesitamos estar todos unidos, hasta que sea erradicado no estamos seguros".
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