Un ternero que nació con dos cabezas pegadas, cada una con sus dos ojos, su nariz, su boca y su lengua, sigue vivo dos días después del parto en una explotación ganadera de la provincia de Zamora, oeste de España, aunque tiene escasas probabilidades de supervivencia.
En los primeros momentos fue amamantado por su madre y posteriormente alimentado a base de biberones, según dijo a EFE el ganadero Miguel Fuentes Garrote, quien aun no sale de su sorpresa.
“En los casi 48 años que llevo de ganadero, jamás vi nada así”, añadió este vaquero de 64 años, residente en Piñuel, una pedanía de poco más de 60 habitantes.
Del centenar de hembras reproductoras de la explotación, la que parió el ternero con dos cabezas es una vaca que tuvo “unos quince partos y siempre ha criado a todos los terneros, no se le ha muerto ninguno”, relata orgulloso su propietario.
También es una vaca “muy recia” y con carácter, que el pasado martes sobre las cinco y media de la tarde parió sin ayuda.
“Vi el ternero ya de pie, que había mamado”, pero al rato cayó y ya no se levantó. Aunque intentó acercarse a él, el temperamento de la nodriza hizo que no pudiera ayudarlo y fue la mañana del miércoles cuando, con ayuda de una pala de tractor, Fuentes logró rescatar al ternero.
Desde entonces lo alimenta a base de biberones, a veces hasta dos a la vez, uno para cada boca, e inicialmente todo fue bien hasta que este jueves por la tarde empezó a mostrar signos de debilidad.
“Al principio tragaba, ahora lo que chupa por una boca lo echa por la otra”, explica el ganadero, que ve mucho más débil a ese pequeño dios Jano y vaticina que le quedan pocas horas de vida.
¿Y después qué? Seguramente se la llevará el camión que retira los cadáveres de las explotaciones como hace con cualquier otra res muerta, aunque el ganadero admite que “lo donaría encantado” para que lo estudiara la ciencia, pero nadie se lo ha propuesto.
“Imagino que es un caso digno de estudiar, con esos dos cerebros y cómo se compaginan”, apunta.
Alberto Ferreras / EFE