A principios de esta semana, medios indonesios informaron del extraño caso de un hombre de 26 años al que solo se refieren por sus iniciales, A. K. Este hombre llamó a la policía tras descubrir que la mujer con la que se había casado 12 días antes resultó ser un hombre disfrazado.
El denunciante dijo haber conocido a su esposa por Internet. Al parecer hubo química, afinidad y mariposas en el estómago, y ambos decidieron conocerse en persona.
A. K. admitió que se enamoró a primera vista y, tras varias “reuniones cordiales”, el enamorado juntó coraje e invitó a la dama a una cita propiamente formal. Analizando la situación en perspectiva, el hombre admite que su prometida tenía algunas peculiaridades, pero nunca sospechó que ella fuera un hombre disfrazado.
La mujer, que se presentó como Adinda Kanza Azzahra, siempre intentaba ocultar su rostro con un velo o un hiyab, algo a lo que su compañero no dio importancia. Por el contrario, esa timidez lo intrigó más y lo alentó a seguir adelante. Por eso, no tardó mucho en proponerle matrimonio.
Adinda aceptó, pero afirmó que no quería pasar por el registro civil porque su madre había muerto y no había sabido de su padre por años, por lo que en realidad no tenía ningún familiar cercano a quien llevar a la ceremonia.
El enamorado aceptó las condiciones de su novia y los tortolitos arreglaron una discreta ceremonia oficiada por el líder religioso de la aldea Wangunjaya, donde reside A. K.
Una vez casados, el joven creyó que la discreción de Adinda desaparecería, pero ocurrió lo contrario. Ella siguió ocultando su rostro, se negó a socializar con la familia y amigos de su esposo y “constantemente rehuyó sus intentos de consumar el matrimonio”.
Tras escuchar los lamentos del recién casado, la familia decidió investigar a la esposa y localizó a su padre, quien no estaba “lejos y fuera de contacto” como alegara Adinda.
De hecho, fue el progenitor quien reveló que Adinda era en realidad un hombre al que los periódicos indonesios se refieren únicamente por sus iniciales, E. S. H.
En una situación que debe haber sido incómoda, a familia de A. K. le dijo la verdad sobre su nueva esposa y, a pesar de sentirse avergonzados por el engaño, todos concordaron en que lo mejor era notificar a la policía.
“E. S. H. confesó que quería obtener dinero de la víctima”, dijo una fuente de la policía. “Cada vez que pedía dinero, siempre lo conseguía. Ahora el autor ha sido acusado en virtud del artículo 378 del Código Penal y podría pasar hasta cuatro años en prisión”, detalló el informante.
El jefe de la Unidad de Investigación Criminal de la Policía de Naringgul, Bripka Ridwan Taufik, dijo en rueda de prensa que no resultaba sorprendente que el novio cayera en el engaño, ya que el impostor realmente tenía un aspecto femenino “especialmente cuando se maquillaba: parecía realmente una mujer”.
“En las fotos de la boda se puede ver que realmente parecen una mujer. Su voz también es un poco aguda, como la de una mujer”, destacó.
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