Patricia Bernal, investigadora colombiana en temas de Comunicación Social y Filosofía, estuvo en Montevideo esta semana y ofreció una conferencia en la Universidad ORT titulada "La transformación del cuerpo humano y el aislamiento del hombre contemporáneo".
Esta conferencia recogió algunas de las premisas y conclusiones de su tesis doctoral -actualmente en desarrollo- que ofrece una mirada desde la antropología filosófica, acerca del hombre contemporáneo y su relación con la tecnología. Internet y las redes sociales aparecen en su planteo como herramientas que llenan el vacío existencial del individuo, quien se conecta cada vez más pero se encuentra cada vez más solo.
Patricia Bernal es directora de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Javeriana de Bogotá, Magíster en Comunicación y Filosofía y Licenciada en Bellas Artes. A continuación el diálogo que mantuvo con Montevideo Portal:
¿Cómo comienza tu investigación sobre estos temas?
Comencé a trabajar el problema de la técnica hacia 1998 - 1999. Parece que no fue hace mucho tiempo pero en esa época, al hablar de Internet, recién estábamos conociendo ese tipo de cosas. La técnica se desarrolla muchísimo a principios del siglo XX, con las guerras mundiales; después viene la parte tecnológica, que empieza a tener un empuje grandísimo en los 80 y en los 90. Ahí el concepto de espacio y tiempo empieza a cambiar, comenzamos a vivir a una velocidad increíble. Todo se fragmenta, tu vida se fragmenta, los discursos se fragmentan, hasta que terminas hablando casi hipertextualmente.
Comencé a preguntarme qué es eso de Internet, si era un medio o no. No podíamos hablar en esa época de que Internet era un medio porque no era masivo, y hoy todavía no es masivo: muchos están conectados, pero hay muchísimos que están desconectados.
Y el panorama hoy en la red es bien diferente...
Claro, fíjate que sólo pasaron diez años y todo ha cambiado muchísimo. Y eso ha llevado a que la revolución tecnológica cambie los modos de pensar y de hacer del ser humano. Comencé a trabajar esa temática sobre los movimientos sociales de mi país, Colombia, y en 2006 se hacía uso de Internet como herramienta para convocar, igual que pasó ahora en África. Las redes sociales, Internet, el Face, el nombre que tú le des... convocan. Pero eso no quiere decir que te estés comunicando, te estás conectando.
Los movimientos sociales hacen uso de Internet como un espacio paralelo al espacio físico, que sería la plaza pública que se usa para expresar, para protestar, para sus demandas. Internet era un espacio yuxtapuesto, un espacio, no un medio. Son espacios que se yuxtaponen al espacio real y físico y social que tú vives.
Y pasan a formar si se quiere hasta una parte física de la persona...
Parece una prótesis: Internet y los aparatos son como prótesis de lo que nosotros estamos necesitando. Lo que supuestamente estamos necesitando.
La pregunta filosófica sobre el vacío existencial del hombre es vieja como la filosofía misma, ¿cuál sería el problema hoy y cuál el enfoque de tu trabajo?
El hombre se ha preguntado desde siempre por dios, por el ser, por el espíritu, las preguntas metafísicas son iguales, pero van cambiando a medida que nosotros vamos caminando en el mundo. La pregunta por el hombre, la pregunta por la técnica, eso no es nuevo, pero las posiciones sí son diferentes. El hombre es distinto y sus preguntas son distintas, así sus problemas sean iguales. ¿El hombre siente un vacío? Sí, pero ahora cada vez es mayor, porque antes se recurría a la religión, el hombre sentía cierta estabilidad porque tenía algo de qué asirse. Ahora los contextos son distintos.
Lo que yo quiero mirar a través de la filosofía es cómo la técnica viene siendo como una estrategia de compensación a esa falta de. Y cómo la comunicación se está volviendo el escenario para vender esas necesidades supuestas del hombre, que las vende a través de deseos y fantasías.
El hombre le teme a la vejez, el hombre le teme a la muerte. Cuando la persona es joven nunca se pregunta por la vejez, porque la ve muy lejana, pero cuando se va caminando por la vida no se quiere envejecer y la comunicación, los medios de comunicación, el entretenimiento, todo esto te está vendiendo que tú no puedes envejecer. Te vende el botox, te vende que tienes que hacer deporte, cumplir ciertos estereotipos, tienes que ser como fulano. Entonces te convences que tienes que ser así, los deseos del hombre van más allá de sus propias necesidades, y la comunicación está trabajando en eso.
¿Y existiría también un sentimiento de desamparo del hombre, que con la tecnología se transforma cada vez más en ciudadano del mundo?
Esa hiperconexión del hombre de ahora, que cree que porque está conectado está comunicado, eso es una falacia, es una mentira. Porque tú te estás aislando, aunque te estés conectado con miles de personas. Porque con las que tienes cerca no te estás comunicando. ¿Qué les llena los artefactos técnicos que no les llena su vida interior? Porque lo interior es la problemática del hombre. Creen que la comunicación son los aparatos, y no son los aparatos.
¿Los medios ayudan a fomentar ese vacío?
Sí, estoy de acuerdo con eso. Pero no es que sea una visión apocalíptica, no debe tomarse como eso. Hay que aprender a manejar ese tipo de situaciones, no es que llega el e-book y se acaba el libro físico, es saber hasta qué punto yo hago uso de este tipo de aparatos, no todo tiene que reducirse al manejo de un aparato. Hay veces que tú tienes que decir: hasta aquí. El problema es que ahora todo te está llegando por un solo aparato, es una prótesis de tu vida permanente. Si no tienes cuidado, ya no vas a salir de tu casa.
Calificas a este mundo de "hedonista y transformista", ¿por qué?
Porque una de las cosas que vende la comunicación y en la que el hombre hace uso de la técnica espectacularmente es el miedo a morir, a envejecer. La comunicación se lo vende fácil: "Mire, póngase todo lo que quiera. Le ofrecemos el botox a 200 dólares, a 100 dólares, lo que quiera". La técnica está al servicio de los deseos del hombre, le vende esa superficialidad, esa frivolidad.
¿Y en ese mundo sigue habiendo lugar para la pregunta filosófica?
Naturalmente. Al hombre se le olvida que por más cosas que haga, por más prótesis que tenga, somos finitos y moriremos. No importa, moriremos. Pero se ven dos problemas distintos: la huida del hombre de su propia muerte y todo ese escenario que te vende esas necesidades de que "no puedes envejecer porque mira todo lo que te estamos ofreciendo". El hombre cae en eso porque sólo ve su parte exterior y se olvida de su parte interior, se aleja de eso. Ese es el vacío y la inestabilidad interior del hombre contemporáneo. Pero todo lo otro es la venta de lo que él quiere, no lo que él necesita. Cuando el hombre deja de conectarse se siente solo, cree que está solo. Pero eso no es cierto.
El vacío del hombre, la soledad, lo está llevando a recurrir a lo mediático para llenar su vacío interior. La comunicación está llevando al hombre a que cada vez esté más incomunicado, es paradójico pero es cierto: entre más posibilidades de comunicación tengas, más incomunicado estás. No más informado o menos informado, eso es distinto. ¿Qué es lo que le está pasando al hombre ahora? ¿Qué es esa inseguridad que lo está llevando a que ya no le satisfacen las cosas? No tienes tiempo para el otro. Entre más conectado estás, más aseguras una soledad permanente.
Internet justamente fue evolucionando, con las redes sociales, a incorporar cada vez más dimensiones, más gente, tener cada vez más contactos...
Es esa inmediatez y esa velocidad en que estamos sumergidos. Entonces "las redes sociales son buenas", porque tienes un millón de amigos, pero te están aislando de esos tres amigos que siempre has tenido, no tienes tiempo para ellos porque estás entretenido consiguiendo el millón de amigos.
Esto se olvida y se necesita: tú tienes que hacer vínculos personales. Los vínculos no pueden ser que tú digas "hola" y allá te digan "hola". Tienes que tener vínculos, sino no hay comunicación, la base de la comunicación son los vínculos que tú haces.
No es satanizar, es tomar distancia; porque sí se ha visto que las redes sociales ayudan, por ejemplo, a que se eviten matanzas, a que todo un país salga a protestar, por la guerra, en contra del terrorismo.
¿Es difícil estudiar el tema sin caer en lo apocalíptico?
Claro. Lo que yo quiero hacer es analizar al hombre, sus transformaciones, el problema de la técnica, cómo es esa venta de deseos a través de la comunicación y hacer una crítica hacia los medios, hacia la comunicación y plantear algo claro y abierto, una pregunta abierta. Se puede tomar el riesgo y plantear algo mucho más connotativo, más fuerte, sin caer en esto es bueno o malo. No vale la pena hacer todo un recorrido por esa cantidad de teoría y argumentos para que todo se disuelva en eso.