Por Martín Otheguy
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Usamos como referencia temporal a los mundiales, definimos estados de ánimo y situaciones comunes a través de expresiones futboleras, vinculamos sentimentalmente la música a momentos deportivos que nos hicieron tristes o felices. El fútbol inunda todo lo que hacemos desde hace más de un siglo, al punto de que terminamos convirtiéndolo en la metáfora definitiva del país, en lo más cercano que tenemos a una mitología, como cree Jaime Roos.
La música popular uruguaya también está atravesada por el fútbol, como cualquier acontecimiento en este país desde las primeras décadas del siglo XX. El fútbol como metáfora, como inspiración, como celebración, como aventura oportunista o como razón en sí misma, está presente en la música uruguaya desde los primeros campeonatos olímpicos. Algo de eso es lo que supo ver Mateo Magnone -futbolero apasionado, murguista y comunicador- en Uruguayos Cantores (Ediciones B), libro en el que rastreó los vínculos profundos de música y fútbol en el país.
Algunas de las canciones más emblemáticas de nuestro fútbol, sometidas a la máquina automática y reiterativa de las transmisiones deportivas, terminaron por perder significado para muchos uruguayos. En este trabajo, Magnone pone en evidencia la trama perdida, descubre los porqués y cómo de esas canciones, desde "Uruguayos campeones" a "La más linda", de "Pelota al medio" a "Cuando juega la Celeste". Lo hace desde la investigación documentada pero también desde los propios testimonios de los músicos, en especial aquellos que retomaron en los setenta una tradición musical futbolera que estaba alicaída y la dotaron de un nuevo -y más rico- sentido, como Jaime Roos, Mauricio Ubal o Raúl Castro.
Otros puentes entre esos dos mundos, más sutiles, pueden encontrarse también en Uruguayos cantores, que bucea en algunas canciones que músicos y futboleros quizá hayan ignorado en este tiempo. En conversación con Montevideo Portal, Mateo Magnone se animó a pelotear las ideas que lo llevaron a este libro, que une dos tradiciones que le tocan de cerca.
Además de tu memoria y de los artículos que vos ya hacías sobre el tema, ¿qué clase de investigación hiciste para rastrear las alusiones al fútbol en nuestra música popular?
A partir de los trabajos que ya venía haciendo en la temática, principalmente de una nota que escribí para La Diaria en marzo de 2015, comprobé que había casi un siglo de historia uruguaya con vínculos entre el fútbol y la música popular. Esa nota es el esqueleto del libro; allí ya se delimitan etapas que, a la larga, serían los capítulos. Esa base me ayudó a apuntalar la investigación con bastante más claridad que si hubiese estado en cero. Para la primera parte del libro, la que involucra a las canciones dedicadas a la selección hasta 1966, la investigación estuvo basada en libros y discos. La historia de Omar Odriozola y "Uruguayos cantores" es casi invisible en la prensa uruguaya de la época, y tampoco se reconstruyó al tiempo, luego de que la canción se volviera un himno. Sin embargo, a partir de una buena bibliografía -con algunos libros desconocidos por la mayoría- la logré rastrear, con libros que me recomendaron y prestaron, con libros que tenía en mi casa y nunca hubiese imaginado que me darían rica información para este trabajo. Para este primer capítulo logré tener algunos testimonios, pero indirectos, ya que los autores de esas canciones no están vivos. A partir del segundo capítulo sí, los testimonios principales fueron dados por los autores. En la etapa que refiere a los músicos populares de los 70 y 80, principalmente Jaime Roos, Mauricio Ubal y Jorge Lazaroff, el eje deja de ser la canción y pasa a ser el artista, cómo se vinculó al fútbol, por fuera y por dentro de su obra. En este proceso me di cuenta que, para muchísimos músicos, el fútbol no es solo un mundo lleno de posibilidades poéticas para llevar a una hoja; es algo mucho más grande.
¿Cuál fue el filtro que decidiste usar para seleccionar las canciones?
Primero entendí que no podía escribir la historia completa del vínculo entre la música uruguaya y el fútbol, ya que involucra miles de canciones. Y no quería hacer un listado infinito y frío. Traté de ser lo más abarcador posible, conceptualizando las etapas. No quise incluir las canciones dedicadas a los clubes, básicamente tangos y murgas, porque, en su gran mayoría, fueron hechas a pedido de los propios clubes, y no me interesaba ese tipo de proceso creativo. Igualmente alguna canción a pedido aparece, pero por su particular significancia, peso histórico o porque tiene una rica historia detrás. Esto último también fue un filtro, lo interesante o no de la historia, en cuanto a la concepción de una canción o en cuanto a su repercusión. En el caso, por ejemplo, del "Uruguay, te queremos ver campeón", de Alberto Triunfo y Roberto Da Silva,que no aparece porque considero que su historia ya se ha contado cientos de veces y no valía la pena repetirla. Tampoco están algunas de las últimas canciones dedicadas a la selección que, en mi consideración, fueron compuestas para aprovechar el momento de "ebullición celeste" y generar buenos derechos de autor, más que para homenajear a la camiseta. Las que sí están de esta época, creo que cumplen ciertos requisitos positivos.
Durante tu búsqueda de este vínculo música-fútbol en Uruguay, ¿notaste que el contexto particular del fútbol uruguayo incidiera en el tipo de canciones compuestas, según la época?
Sí, notoriamente, por eso los capítulos están determinados, en mi intención, en base a criterios musicales, pero también futbolísticos. Los triunfos de las décadas del 20 y 30 generaron cierto tipo de texto, en algunos casos bastante solemnes, en otros más tangueros o bohemios, y a veces desde esa especie de arrogancia que al uruguayo por esos años le daba, sabiendo que vivía en un país con determinadas características sociales, con la mejor selección de fútbol del mundo. Sin esos triunfos, las canciones no hubiesen existido. Por lo menos esas. Cuando la selección no ganó tanto, principalmente en los 60 y 70, casi no se compusieron canciones. En los 70 y 80, más que la situación del fútbol, lo que despertaba inquietud para utilizar metáforas futboleras era la situación del país.
Aún así, casos como los de "Cometa de la farola" de Jaime u "Orséi" de Rumbo, refieren a situaciones futboleras del momento, por más que esta última también carga una crítica social bastante obvia. Desde los 90 para acá, es clarísima la incidencia del fútbol en la creación de canciones, sobre todo desde la última asunción de Tabárez. Incluso cuando Jaime Roos y Raúl Castro hicieron "Cuando juega Uruguay", en 1992, mucha gente les reprochó por componerla en un momento crítico del fútbol uruguayo; decían que la canción era "yeta", y hasta la trataron de necrológica. El tiempo les dio la razón a los autores; la canción sigue sonando y creo que es de las mejores compuestas a Uruguay.
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¿Hay otras canciones subvaloradas entre las que mencionás el libro, ya sea porque están acompañadas de una mala época o por otros motivos?
"Cuando juega Uruguay" fue subvalorada en algún momento, pero ahora no. Tal vez si Mauricio Ubal y Contrafarsa hubiesen editado el disco Once canciones en el área en una buena época del fútbol uruguayo y no en el año 2000, tendría otra consideración. Y eso que las repercusiones fueron igualmente buenas. Creo que es un disco maravilloso, que engloba todos los caminos poéticos utilizados por la música uruguaya en su historia con el fútbol, a través de lo metafórico o de la realidad desnuda, y con un nivel musical altísimo. Además, considero que ese trabajo tiene una de las mejores canciones futboleras: "Pasión de multitudes", con texto de Álvaro García y música de Ubal.
¿Es Jaime Roos el responsable del resurgimiento de la canción futbolera uruguaya como símbolo de la identidad uruguaya, más allá de los aportes de Lazaroff y Ubal que analizás en el libro?
Absolutamente. Luego de esos años de sequía, Jaime retoma el tema y reinventa la metáfora deportiva que habían tenido algunos tangos de los años 20 y 30, pero sin tener conciencia de ello, ya que por lo menos para el testimonio que dio para el libro me comentó que no tenía registro de canciones futboleras que no fueran estrictamente sobre fútbol. En sus primeros tres discos, con "Cometa de la farola", "Retirada" y "Los olímpicos", ya marca el camino. Pero la clave en el vínculo de Jaime con el fútbol es que trascendió lo musical; pasó a tratarse de una cuestión estética. Primero empezó a tocar con camisetas de fútbol, luego editó un álbum lleno de elementos futbolísticos -esencialmente metafóricos- como Mediocampo, y hasta le dio una impronta futbolera a su banda y a sus shows. El arte de varios discos está hecho en base al fútbol, no sólo Mediocampo. Por todo eso y mucho más, sólo él podía hacer una película como 3 millones; es una extensión de su obra, muy coherente, porque está formada por los mismos elementos futbolísticos que venía manejando en las canciones desde fines de la década del 70.
¿Sentís que bajó el nivel de la música popular asociada a lo futbolero en los últimos años, después de "Cuando juega la celeste", si uno tiene en cuenta la tradición de Jaime Roos, Ubal y Jorge Lazaroff?
Creo que ha bajado en general, no sólo en cuanto a las canciones futboleras. Jaime, Mauricio y el Choncho pertenecen a una generación de cantautores que logró un nivel compositivo altísimo, generó un repertorio riquísimo. En muchos casos tuvo que ver con el contexto socio-político, que obligó a ser ingeniosos y a "decir sin decir", y allí el lenguaje futbolero, por sus características, también fue una opción. Es probable que hace 30 o 40 años, las canciones fuesen compuestas con más tiempo, sin tanto apuro, sin tanta presión, ni tanta información condicionante. Del mismo modo, esos artistas -y sus pares generacionales- aprendían música pero también aprendían sobre literatura, sobre historia, sobre sociología, aprendían a escribir canciones; el contexto se los pedía a gritos.
¿Qué canciones rescatás después de "Cuando juega la Celeste", que es de principios de los 90?
Pocos años después Jaime hizo "Al Pepe Sasìa" con Enrique Estrázulas. Esa es una gran canción. Como te había dicho, el disco Once canciones en el área se destaca particularmente. Una gran canción, y lo digo con convicción siendo bolso, es "Spencer y Joya", de Ruben Rada.
En los últimos años, Gerardo "El Alemán" Dorado ha intentado expresar ciertos sentimientos a través del fútbol, y creo que lo ha logrado, con contundencia, con la canción "Maestro", dedicada a Tabárez. Es interesante que se hayan escrito algunas canciones a partir de derrotas, que creo tienen un valor en sí mismas. En esa línea destacaría "Algo que soñábamos de niños", de Lucas Lessa y "Cuando pierda la celeste", de Federico Olmos.
¿Sentís que el vínculo de la música y el fútbol está más presente en Uruguay, o en forma más rica, que en otros países, por ser dos tradiciones fuertes nuestras?
Eso sin duda, pero han aparecido otros factores que facilitaron ese vínculo. Digo esto porque, por ejemplo, en Argentina no hay una tradición de escribir canciones sobe fútbol o utilizando el lenguaje futbolero. La historia futbolística del Uruguay está cargada de épica, mística y hazañas. El mundo sigue preguntándose cómo es posible que un país tan chico, y con tan poca población, tenga tanta gloria futbolística. Y buena parte del mundo sabe qué es Uruguay por el fútbol. Creo que esta situación ha generado una temática posible de expresión, porque tiene que ver con lo que somos, con nuestra identidad, y los músicos populares le escriben y cantan a la realidad, a lo que pasa. A la vez, en Uruguay está la murga, cómo género dentro del carnaval, pero también cómo género musical en la canción, a través de la murga canción. Y ese es el vaso comunicante más común en las canciones futboleras, desde "Uruguayos campeones" -hecha hace 90 años- hasta el presente. Una murga y un equipo de fútbol tienen, en su esencia, mucho en común: el vestuario, la hinchada, la competencia, las figuras, la cancha chica y el "escenario mayor", entre otros elementos. Como decía con los músicos populares, la murga, y los murguistas le cantan a lo que le pasa a la gente, y al uruguayo le pasa que una de sus grandes pasiones es el fútbol, tanto que le condiciona la vida. También sucede que la enorme mayoría de quienes aparecen en el libro como autores jugaron mucho al fútbol, algunos hasta llegaron a estar cerca de debutar en primera y tuvieron que decidirse entre el fútbol y la música. Quienes optaron por la música le cantaron al fútbol por conocerlo en profundidad.
Hay un capítulo con una parte dedicada al rock... ¿sentís que el rock fue más pobre expresivamente que la música popular uruguaya para explorar ese vínculo?
Creo que no lo ha considerado, salvo en casos excepcionales. Y no está mal, es una opción temática como tantas. Tal vez el rock ha sido más abstracto, menos concreto en las temáticas a tratar en sus textos. A mucha gente vinculada al rock (músicos y público) no le gusta nada la murga, incluso la rechaza, entonces puede haber alguna intención de evitar la temática futbolera en los textos, por estar muy cercano a lo murguero. Incluso, cuando un grupo asociado habitualmente al rock ha experimentado con el fútbol, la mayoría de las veces lo ha hecho a través de una murga canción. Por otro lado, los casos de Buitres y Trotsky son distintos, más en línea al canto argentino, de cancha, con la cuestión del sentimiento por la camiseta. Pero en general no creo que sea un tema de pobreza expresiva, sino de elección u omisión de posibilidad textual.
En el libro se mencionan canciones que usan el fútbol como metáfora para expresar otras realidades, y también aquellas canciones que en realidad versan más sobre el amor directo al fútbol. ¿Cuáles tenían más valor para vos, para el propósito del libro?
Las posibilidades que da el lenguaje futbolero para crear metáforas me interesa particularmente; creo que las canciones que van por ese camino y logran concretar buenas imágenes marcan un diferencial. Para la razón de ser del libro, su presencia era fundamental. Personalmente me siento muy identificado con los músicos populares que comenzaron a componer en los 70 y 80, con Jaime, con Ubal y con Lazaroff, pero también con Maslíah, con Cabrera, con Rubén Olivera, etcétera. Tengo empatía creativa con ellos, y lo metafórico ha sido clave en sus composiciones.
Uruguay tiene una tradición muy rica en canciones sobre fútbol, como demuestra el libro, pero sin embargo muy pero muy pocas veces se transmiten a la tribuna, se escuchan directamente en el lugar en que se juega el fútbol, a diferencia de lo que pasa en Argentina ¿Por qué creés que se da ese divorcio?
Ciertamente no lo sé. Supongo que allí el ojo de quienes arman las hinchadas, cantan, tocan los bombos, reboblantes o vientos, está en Argentina, de donde se copió el formato de hinchada. Y si allí se le canta a un club con la música de la Mosca, aquí se va a hacer lo mismo, incluso porque estoy seguro que la Mosca tiene canciones hechas específicamente para que las hinchadas las reproduzcan, cambio de letra mediante, en las tribunas. Ojalá ninguna banda uruguaya llegue a eso. Igualmente, desde principios de este siglo, las hinchadas uruguayas están utilizando más músicas nacionales, principalmente del ámbito del rock y la música tropical, géneros particulamente fermentales por esos años.
El Top 5 de canciones futboleras uruguayas según Mateo Magnone
Tratando de ser bastante diverso en las temáticas, diría, sin orden: "Pelota al medio" (Jorge Lazaroff), "Pasión de multitudes" (M. Ubal - A. García), "Garrincha" (si bien la canción es de Manuel Picón, la elijo, con total respeto hacia al autor, por la enorme versión de Zitarrosa), "Las luces del Estadio" (Jaime Roos - Raúl Castro), "Los fantasmas de la torre Olímpica" (Gonzalo Moreira - R. Castro). Son las cinco (o cinco de...) que más me gustan. Porque en la lista de más conocidas o populares aparecerían otras.
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