Montevideo Portal / Inés Nogueiras
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Una torpeza técnica en su adolescencia le dio el nombre por el que ahora lo conoce todo el mundo. Una serie de eventos casuales lo llevaron a componer su primera canción, que describe como "un afano a Blowing in the wind". Grabó "Sólo le pido a Dios", un tema que no le gustaba mucho, para hacerle un favor a un amigo. La muerte de su madre fue "una señal" que le permitió grabar de un tirón "El Desembarco", disco número cuarenta y siete en su trayectoria.
León Gieco tiene sesenta años y energía para varios bises. Su historia mezcla músicas, dolores y compromisos sociales que lo hacen definirse como un "cantante de protesta". Su último disco, grabado en el mítico estudio Ocean Way, alcanzó ventas de oro y fue un "regalo caro" para su sexta década. El músico, que viajó a nuestro país para presentar este trabajo y anunciar su concierto gratuito en Lavalleja, habló con Montevideo Portal sobre la música, los orígenes, los aprendizajes, los gobiernos y las ganas de "trabajar hasta el último momento y morir en un escenario, si es posible".
En "El Desembarco" definís al disco como "tus sesenta", ¿de qué están hechos esos sesenta años?
Están hechos de toda la experiencia: 60 años de los cuales estuve 42 grabando discos y componiendo canciones. Están hechos de 53 años de cantar, de trabajar, de tener voluntad para todo. De humildad, porque no me siento un tipo consagrado. Tengo la misma energía que tenía a los 18 años cuando presenté el primer disco. Soy una persona que tiene en cuenta a la gente, soy un luchador por los derechos humanos, trabajo con las mujeres que luchan. Soy una persona que trabaja. Este disco, los temas que fui componiendo, son la actualidad de todo eso.
Es un disco que empezó a tomar forma en el momento en que murió tu madre.
Sí. Estaba trabado con las canciones, estuve seis años sin componer nada. Pero estuve trabajando: saqué tres discos, hice la película, el disco y el libro de "Mundo Alas", hice 18 capítulos para Canal Encuentro y un disco de heavy-metal con el grupo Demente, con el que fuimos soporte de Metallica.
¿Y en todo ese tiempo sentías la presión de componer de nuevo?
Me presionaba, sí, era una presión que sentía de parte de la gente. "Che, ¿y el disco nuevo?", me decían. Con uno que te lo diga ya es suficiente. Cuando murió mi madre, le compuse la canción y ahí salieron todos los temas del disco. Fue como una señal que me mandó mi mamá, compuse todos los temas seguidos y, una vez que los tuvimos todos, decidimos cómo encarar la producción.
¿Ahí surgió la idea de grabarlo en cinta en el estudio Ocean Way?
Eso fue una propuesta de un uruguayo, que es un genio y que está en Los Ángeles, se llama Gustavo Borner y estudió como ingeniero de grabación en Berklee. El tipo me propuso grabar "como en la década del 70 y también como se va a grabar de aquí en más". Eso implicaba grabar en cinta -eso lo conocía- y también grabar con unos plug-in nuevos con los que podés, en el mismo instante, grabar con cualquier músico en cualquier parte del mundo, mirándote en una pantalla. Dije "genial, es una buena forma de festejar mis 60 años, eso también es un elemento de mi vida"
... el hacer convivir lo viejo y lo nuevo.
Exacto, una cosa y la otra. Después elegimos estudios y me dijo: "conseguí uno que es medio caro pero es histórico". Cuando le pregunté por qué era histórico me dijo: "porque grabó Frank Sinatra, grabaron los Beach Boys, los Rolling Stones". No me importó más nada, le dije que lo reservara y fuimos a Ocean Way, en Hollywood, donde grabaron todos los grandes.
¿Sos de pensar en cuánta plata te sale algo, o cuánto vas a ganar?
La cuido, la cuido. Porque no tengo tanta plata ni la compañía me da tanto para hacer un disco. Por ejemplo, este me salió el doble de lo que la compañía me dio, lo que faltaba lo puse yo. Salió como 110 mil dólares hacer el disco, ¡es mucha plata! Con eso te podés comprar un departamento, pero bueno, no tenés un disco como este. Mientras tenga la plata para usar en ese tipo de cosas, está bueno, es una inversión para mi carrera.
AHÍ VIENE EL LEÓN Tenía 12 años y era el más chiquito del grupo Los Moscos, cantaba y tocaba la guitarra. Un día el guitarrista nos pidió que revisáramos los enchufes de los equipos y vi que el mío estaba un poco gastado. Lo desarmé, pelé bien los cables, los uní pelados (se ríe), y después los separé bien. Al día siguiente ya todos decían: "ahí viene el león, el rey de los animales". Después "el rey de los animales" fue quedando atrás y era sólo "ahí viene el león, ahí viene el león". Al mes, mi vieja ya me decía León. Era un nombre que me estaba esperando. En ese momento era León, o Raúl Gieco. Cuando me llegó la oportunidad de grabar el primer disco quería ponerle León, pero Gustavo Santaolalla me dijo "es muy arrogante eso. Se pasa de mambo. Ponete León Gieco". Al principio no relacionaba León con Gieco, pero le di pelota y así quedó.
Cuando fuimos al primer show, conectamos los equipos y casi se queda sin luz el gobernador de la Provincia. Se quemó todo mi equipo, hizo un fogonazo tremendo. Y dije, "bueno, acá me voy a tener que bancar cualquiera". Pero mis amigos me dijeron "no te vamos a hacer nada, pero te vamos a poner un apodo. Sos el rey de los animales: sos el león".
"El Desembarco" llegó a ser Disco de Oro en un momento en que se dice que la industria discográfica no está pasando su mejor momento. ¿Eso te hace valorar más este tipo de distinciones?
Sí, lo valoro más. Llegar a Disco de Oro es un éxito total, porque ahora toda la gente baja plástico. Pero la gente que baja plástico no tiene todo esto (toma el disco entre sus manos y repasa el libro): este librito es lo que globaliza el disco. Tiene fotos de la ex ESMA, un lugar emblemático lleno de muertes, donde los genocidas argentinos mataron a cinco mil personas, las tiraron en el río, hicieron parir a las chicas y se robaron las criaturas. Hicieron un desastre, peor que Hitler. Esta es la primera vez que salen fotos de ese lugar al exterior.
¿Cómo surgió la idea de usar ese lugar?
Surgió porque compuse un tema que se llama "El Desembarco", que habla de la resiliencia, habla de la gente que transforma en positivo lo negativo. Creo que las Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas hicieron eso. La canción dice "hay quienes desembarcan / ardiendo con un grito / sin barcos y sin armas / por la vida", porque las Madres, cuando entraron a la ex ESMA, que era la escuela mecánica de la Armada, le llamaron "el desembarco". Fue un homenaje a eso.
Esa canción también dice "están los que dicen yo para qué vivo"...
Claro, porque está la gente que no cree en nada, que dice "¿para qué nací?" y están los otros, que quieren comerse el mundo.
¿Y vos dónde estás?
Estoy entre los que se quieren comer el mundo. Y que el mundo no le alcanza. No me alcanza la vida para vivirla.
¿Ni miras de echar amarras?
No, ya tengo nuevos proyectos. ¿Sabés por qué? Porque tengo maestros que me enseñaron. Grabé con Pete Seeger, que tiene 90 años y sigue cantando; compuse con Atahualpa Yupanqui, que tenía 80 años y en una gira por Europa, que no la podía hacer porque tenía el brazo trabado, llamó a Ángel Parra, el hijo de Violeta Parra, para que lo acompañe. Quiero trabajar hasta el último momento y morir en un escenario si es posible.
LA PRIMERA CANCIÓN Vivía en Cañada Rosquín, un pueblo en el centro de la República. A los 14 o 15 años estaba andando en bicicleta y escuché por la propaladora una canción que me dio piel de gallina. Pasaron cinco años, me fui a Buenos Aires y andando por la avenida Rivadavia, donde había muchas disquerías, la volví a escuchar. Entré y le dije al flaco "quiero comprar esa canción". Me vendió un simple de los Byrds cantando "Mr. Tambourine Man", de un tal Bob Dylan. Lo escuché, lo escuché, lo escuché. Al otro día fui a la disquería y le dije "flaco, vendeme más de esto, porque es hermoso". No tenía más de ese grupo pero me vendió The Freewheelin' Bob Dylan. En Buenos Aires había un grupo que, junto con Almendra y Los Gatos, inventaron el rock nacional, se llamaba Manal. El guitarrista, Claudio Gabis, quería armar un grupo nuevo y le gustó el bajista que me había acompañado hasta Buenos Aires, Horacio Fumero. Lo llamó y vino a hablar con él a la pensión donde vivíamos. ¡Vino a la pensión el guitarrista de Manal, para mí era un héroe! Me preguntó a qué me dedicaba, le dije que era músico y que escuchaba a Bob Dylan. Le pregunté cómo hacía Dylan para grabar la guitarra y armónica en el disco, si lo hacía en etapas, y me explicó que usaba un soporte. Me preguntó si quería uno y al otro día me trajo un soporte para la armónica. Con eso me puse a tocar encima del disco de Dylan. Tocaba la canción Blowing in the wind, una y otra vez. Ahí compuse mi primera canción, que se llama "Hombres de hierro" y es un afano total a Blowing in the wind, pero con una temática argentina. La compuse por una revuelta popular que hubo en Mendoza, donde los militares mataron a ocho mendocinos y reprimieron violentamente a una manifestación de maestras, les tiraban líquido rojo a los guardapolvos blancos. Fue mi primera canción, y salió gracias a los Byrds, Bob Dylan y Claudio Gabis.
¿Qué se siente componer una canción?
Está bueno. Te agarra una velocidad tal, cuando terminás, que tenés que salir a caminar. A veces la canción no sale de golpe. A lo mejor vas andando, se te ocurre una frase, la anotás y te la guardás. Volvés a tu casa y escribís algo. De pronto componés una música. Sale en un día, en una hora o en tres meses. Por ejemplo, "Sólo le pido a Dios" y "Cachito Campeón de Corrientes" las hice las dos el mismo día.
"Cachito Campeón de Corrientes" es la historia de un boxeador al que lo van a buscar para pelear en Buenos Aires y como pierde lo mandan en micro. Una historia triste que pasó de verdad, y le puse ritmo de chamamé. "Sólo le pido a Dios" la hice porque en ese momento estaba por realizarse la guerra entre Argentina y Chile. Me gustaba el estribillo pero lo otro estaba medio repetido, me quedó medio rara la canción. Yo estaba en el pueblo, en lo de mis viejos, y se las canté a mi papá.
Cuando le canté "Cachito Campeón de Corrientes" me dijo: "qué buena, pero vas a tener problemas con el ambiente del rock". Y tuve problemas. Un tipo en un diario comentó: "León Gieco empezó a componer canciones para sirvientas". Entonces le contesté: "sí, y es un honor para mí. Porque a las sirvientas no les pagan un mango, hacen la comida, hacen las compras, bañan a los chicos, los mandan al colegio, y aparte a veces se tienen que bancar el abuso sexual de maridos que llegan en pedo. A las sirvientas habría que hacerles un monumento al lado del Obelisco, porque son las personas más extraordinarias del mundo". O sea que mi viejo acertó que iba a tener problemas. Y cuando le canté "Sólo le pido a Dios", me dijo: "¡ehhh! esa canción va a recorrer el mundo". ¿Podés creer?
¿No sos de darte cuenta cuándo una canción va a ser exitosa?
No, hasta el día de hoy no. Nunca tenés esa verdad.
SÓLO LE PIDO A DIOS Cuando grabé el cuarto longplay no quise grabar "Sólo le pido a Dios" porque no me gustaba. Habíamos grabado todo el disco y estábamos mezclándolo, cuando se aparece en el estudio ION Dino Salusi, un bandeononista con el que habíamos grabado, para trabajar esa noche. Se había equivocado, en realidad lo había llamado Litto Nebbia pero él se confundió con León Gieco y vino al estudio. Así grabamos en vivo "Sólo le pido a Dios". Le pagaron y se fue. Cuando estábamos guardando las cosas para irnos, a las dos de la mañana, el técnico del estudio me pidió que pusiera la canción que grabé con Dino Salusi. Cuando puse play, se abrió la puerta del estudio y entró Charly García. Quedó boquiabierto al escuchar el tema y me dijo "¡qué bueno, loco!". Y bueno... decidimos tenerlo más en cuenta y ponerlo de bonus track.
Le dije que el disco ya estaba mezclándose, pero me dijo "hey, hermanito,¡ me estoy perdiendo la noche!". Entonces le dije "hagamos una cosa, tengo una canción acá que no va a ir al disco. Grabémosla de un solo toque y te la hago pagar por el productor".
Cuando le llegó el disco al dueño de la compañía discográfica, escuchó la cinta y el bonus track y dijo: "esto no es bonus track, ¡esto es tema 1 del lado A!", y lo puso para empezar el disco. Ahí arrancó "Sólo le pido a Dios".
Hace poco en una nota que te hicieron junto al grupo Demente, te presentaste como "León Gieco, cantante de protesta", entre risas. ¿Qué significa para vos esa etiqueta?
El "cantante de protesta" se estilaba en la época en que todo el mundo se politizaba. Cuando llegué a los 18 años a Buenos Aires todos los pibes se politizaban, nosotros politizábamos la canción. Entonces había ese mote, "cantante de protesta", y "cantautor", que son terminologías que no se usan más. Yo nací como cantante de protesta. Soy cantante de protesta, aunque sin decirlo así porque nadie entiende qué es. Pero soy un trovador, un cantautor, un cantante de protesta.
¿Cuáles son tus compromisos hoy?
Trabajo con los movimientos en lucha, ese es mi compromiso. Trabajo con las mujeres, por el no al femicidio, que creo que es una cuestión de hombres. Por eso estoy organizando una marcha de hombres en contra del femicidio. Trabajo con los movimientos de no a las minas; con campesinos que defiendes sus tierras; con Hijos de desaparecidos, con Madres. Soy un cantante de protesta, ¿qué querés que le haga?
El dolor y las injusticias son la fuerza madre de la mayoría de tus canciones.
Sí. A mí me movilizan los trabajadores, la gente que no tiene acceso a nada. Por eso respaldo este tipo de gobiernos, por eso me puse a trabajar con el gobierno argentino. Amén de algunas cosas que no se hacen bien, es un gobierno que se dedica a un sector del pueblo que nunca tuvo nada y siempre estuvo esperando algo de algún gobierno. Como el de ustedes, el de Dilma, el de Morales, el de Correa.
Más allá de lo que hacés con tus canciones, ¿sos de movilizarte políticamente?
No. Solamente voy a veces a Casa de Gobierno a ver a la presidenta, nada más. Hablo con la dueña del circo (se ríe).
¿Qué opinión tenés del gobierno uruguayo?
Creo que tienen un presidente de lujo. Me encanta Mujica, me parece un personaje increíble. Jamás van a tener un presidente tan impresionante como este. Habrá gente que roba, gente que hace mal los planes, pero él es el presidente, no puede organizar todo. Y además, es un presidente que nadie viene a decirle lo que tiene que hacer. Porque los neoliberales quieren tener personajes, presidentes de segunda. Estos son presidentes de primera, nadie va a venir a decirle a Mujica lo que tiene que hacer, y nadie va a decirle a mi presidenta lo que tiene que hacer.
¿Sentís que te queda algo por cantar?
Sí, debe haber un montón de cosas. Tengo muchos proyectos, tengo que componer más canciones.
Para los próximos 60...
Para los próximos 60, exactamente.
León Gieco toca el sábado 20 de octubre en Minas, en la Noche de los Fogones, dentro del marco de la Semana de Lavalleja. El show es en el Cerro Artigas, con entrada libre.
Las fotos del arte del disco son de Inés Ulanovsky.
Montevideo Portal / Inés Nogueiras
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