Legiâo Urbana adquirió definitivamente la categoría de leyenda en Brasil con el fallecimiento de su cantante Renato Russo en 1996, víctima del SIDA, luego de una carrera tan rica como autodestructiva y que encaja perfecto con la mitología usual del rock: periodos de depresión, abuso de alcohol y droga e intentos de suicidio.
Su estatus legendario, sin embargo, se había formado ya en la década de los 80, cuando se convirtió en un vehículo de expresión que superaba lo estrictamente musical, fermentado en el tedio juvenil, la corrupción y la crisis de su país.
El grupo, formado en 1982 en Brazilia, se convirtió en la banda de rock que vendió más discos en su país justamente por su capacidad de erigirse en el estandarte de una generación y darle voz a la frustración, la rabia y también la apatía de la juventud brasileña, lo que muchas veces se tradujo en el clima salvaje que rodeaba a sus shows.
Musicalmente, el grupo pasó del punk de sus inicios un mayor refinamiento, que daba entrada no sólo al pop o al folk sino también a las influencias brasileñas. Líricamente, Legiâo Urbana contó siempre con la capacidad poética de Russo y su talento parta contar historias con las que gran parte de la juventud brasileña podía sentirse identificada.
Es tal la influencia de Russo en el rock brasileño que a muchos los tomó por sorpresa que, pese a su ausencia, algunos de los restantes integrantes de Legiâo decidieran reformar el grupo. Pudieron hacerlo luego de una larga disputa judicial con Giuliano Manfredini, hijo de Renato Russo, que se resolvió cuando en octubre del 2014 la Justicia les permitiera usar comercialmente el nombre Legiâo Urbana. Un año después el grupo volvió a los escenarios con el guitarrista Dado Villa-Lobos y el baterista Marcelo Bonfá como núcleo estable, heredado de los tiempos de gloria.
Este 1º de octubre Legiâo Urbana llega a La Trastienda de Montevideo como parte de su gira "XXX años", que celebra los 30 años de la edición de su primer disco. A Dado y Bonfá los acompañan Lucas Vasconcellos, Mauro Berman, Roberto Pollo y André Frateschi (en las voces). Montevideo Portal conversó con Dado sobre lo que significa este regreso, las idas y vueltas de una carrera que supera las tres décadas y lo justo que llega este "homenaje-retorno" en tiempos tan turbulentos.
Después de hacer algunos recitales en homenaje a Legiâo Urbana (algunos en Uruguay y con músicos uruguayos) decidieron reformar la banda en 2015. ¿Qué motivó esa decisión?
Estamos celebrando los 30 años de nuestro primer disco, esa fue la verdadera motivación. Una forma de homenajear nuestro repertorio, nuestras vidas y reencontrarnos con nuestro público de la manera más sincera y verdadera posible. No se trata del retorno de Legiâo Urbana pero sí de una gran fiesta, una gran celebración. Y vale recordar, como dijiste, que todo comenzó en Montevideo ocho años atrás, en una sorprendente movilización de los artistas uruguayos, que hicieron una gran fiesta en homenaje a nosotros.
En estos tiempos, debido a la situación en Brasil, mucha gente ha recordado la canción "Que país é esse?" que fue creada hace ya 30 años. ¿Piensan que la reflexión de la canción de Renato Russo mantiene su vigencia inalterada?
Total vigencia. Esa es una canción fantasma, que nos viene acechando al recordarnos en cada verso lo que hay de perverso en nuestro país: poder, corrupción y mentiras.
La mayor parte de las propuestas musicales de Brasil vienen de Bahía, Rio de Janeiro o San Pablo. Legiâo Urbana es una banda muy atípica en ese sentido, por provenir de Brasilia. ¿Qué influencia tuvo esa ciudad en su música?
Formamos el grupo cuando Brasilia tenía apenas 20 años de edad. Teníamos la necesidad de una búsqueda de identidad que acabó llegando mayoritariamente a través del punk rock europeo, y la situación geopolítica de la ciudad, su arquitectura y su diseño, al ser de las ciudades más diferentes de nuestro planeta, tuvo su contribución concreta. La idea era agrietar el cemento y derribar la dictadura a nuestra vuelta.
Legiâo Urbana ha sido una de las bandas brasileñas más influyentes en el Río de la Plata (Argentina y Uruguay). ¿Por qué piensan que se dio esa conexión?
Es realmente sorprendente, porque no teníamos idea de que hubiéramos llegado de esa forma al Río de la Plata. Nos quedamos muy felices de descubrirlo en el 2008. Creo que principalmente el Uruguay tiene esa proximidad, lo que es atribuible a que en nuestras fronteras la música brasileña es tan querida. ¡Llegamos como una banda de rock de verdad y me parece que eso el Río de la Plata lo conoce bien!
Más de 30 años pasaron del primer álbum. ¿Lo sienten vigente hoy en día?
Totalmente. El disco habla de las relaciones humanas, amor, odio, violencia urbana, cuestiones siempre universales. Fue increíble a lo largo del proceso de producción del álbum conmemorativo percibir la contemporaneidad del disco hasta el día de hoy. Nuestro sueño de armar una banda de rock en la adolescencia, de querer transformar las personas a través de nuestro sonido sigue de pie. Ese sueño no acabó.
¿Cuál es la relación hoy en día con Giuliano Manfredini, el hijo de Renato? ¿Por qué no quiso permitir que usaran el nombre del grupo?
La peor posible. Continúa intentando interferir en Legiâo Urbana con criterios muy dudosos. Perdió en la Justicia brasileña ayer por tercera vez consecutiva, pasa su tiempo dedicado a rompernos los huevos con procesos judiciales y vive a la sombra del papá. No se trata de una persona correcta.
¿Cómo les hace sentir eso?
Con rabia pero más fuertes. Como siempre.
¿Cómo fue el desafío de Renato?
Como dije, no se trata de la vuelta de Legião. A final de año cerramos la gira de los 30 años y vamos a evaluar qué hacer, en el sentido de mantener la banda lista para una próxima conmemoración. Lo bueno de eso es que nuestro compromiso es con el público. No tenemos vínculos con sellos discográficos, necesidad de sacar nuevos álbumes, compromisos comerciales con medios de comunicación, etcétera. André Frateschi es un amigo muy querido, un gran cantante, un intérprete que tiene una historia vinculada a la nuestra desde hace más de 30 años y Renato está en cada nota, cada compás, cada segundo de esa presentación que en el fondo es un gran homenaje a él.
¿Cómo ha sido la reacción del público?
Este retorno no existiría si no fuese por nuestro público, un espectáculo aparte: mucha emoción, más de dos horas de catarsis colectiva y una explosión, la mayor razón para estar en el escenario.
Por Martín Otheguy y Andrés Torrón