Por Martín Otheguy
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Cuando el hombre conocido como Frank Black decidió acabar con la historia de los Pixies a principios de 1993, a través de un fax escueto y amargo dirigido a los restantes miembros de la banda, el guitarrista Joey Santiago no procesó el anuncio demasiado bien. La noticia lo tomó por sorpresa en la casa de su novia, y no tuvo mejor idea que arrancar el empapelado de las paredes y ponerse a gritar a voz en cuello. Callado y de modales gentiles, la única vez que el filipino más famoso del rock había perdido los nervios en forma similar fue en 1989, cuando en la etapa más desgastante de la carrera Pixies hizo pedazos su guitarra en el escenario para luego realizar un periplo en busca de la paz espiritual en el Gran Cañón.
Nacido en Manila en 1965 y emigrado a temprana edad a los Estados Unidos, Joey Santiago fundó junto a su compinche universitario Charles Thompson (Frank Black para el mundo musical) la banda Pixies en 1986. En sus intensos seis años de carrera, los Pixies destriparon las convenciones del rock independiente y dieron forma a la música alternativa cuando lo alternativo no era aún siquiera una etiqueta. En su carrera meteórica se convirtieron en una banda insignia, capaz de emocionar e influir a varias generaciones gracias al talento febril de Frank Black y la guitarra sin domesticar de Joey Santiago.
Escapando a los lugares comunes, las escalas pentatónicas y los solos de manual, Santiago fue el complemento sublime a la genialidad en bruto de Frank Black, logrando transmitir en tres o cuatro notas colocadas con precisión quirúrgica más ideas y emociones que muchos grupos en toda su carrera. Los ecos de su guitarra son fácilmente perceptibles en bandas como Weezer, Radiohead e incluso Nirvana, que debe al legado Pixies buena parte de su éxito.
Tras 10 años de separación, los Pixies regresaron en el 2004 para seguir perpetuando la sombra de su leyenda, embarcándose en una serie de giras por diversas partes del mundo. Una de ellas, como si Dios -o quien sea que esté a cargo en el momento- hubiera escuchado los ruegos de la legión local de fanáticos, los traerá a Montevideo el próximo 7 de octubre, cuando se presenten en el Teatro de Verano con los Buenos Muchachos como teloneros. Será un momento para suspender la incredulidad y viajar en la máquina del tiempo, dejándose llevar por las melodías excéntricas y las guitarras incendiarias que le dieron un sopapo al rock hace ya más de 20 años.
Joey Santiago es un tipo amable pero callado, de pocas palabras. Usa muletillas lingüisticas permanentemente y hace pausas incómodas, reanudando su línea de razonamiento cuando uno lo interrumpe con la próxima pregunta. Aún así, se animó a contestarle a Montevideo Portal algunas verdades detrás del regreso de los Pixies y de los hilos que unieron su historia con las de los demás miembros de la banda en 1986.
Es también un tipo cauto, aunque sincero. Se animó a confesar entre risas que no sabe absolutamente nada sobre Uruguay -aunque no perdió ocasión de preguntar por los teloneros- y hasta lamentó no poder traer su bicicleta para salir a pasear por Montevideo, en una charla aleatoria en la que fue soltando frases con una reticencia que nunca dejó de ser amable.
Pixies en el 2009. Foto del Facebook oficial de la banda.
Después de tu enojo inicial, ¿cómo reaccionaste en 1993 cuando te llamaron para comunicarte el fin de los Pixies, en contraste con lo que sentiste diez años después cuando Charles (Frank Black) se comunicó contigo para volver a juntar la banda?
Allá por 1993, después que Charles me dijo que la banda estaba acabada no supe ni qué sentía. Creo que estaba en shock, pero te diría incluso que sentí cierto alivio, porque en esa época después de cada gira yo ya me preguntaba si no sería la última. Y cuando me llamó y me explicó que la historia se terminaba sentí que al menos ya no iba a tener que estar más a la deriva. Y en el 2003 el shock fue igual pero al revés, fue una sorpresa total. No pensé que él fuera el primero en sugerirlo y no sabía ni siquiera que quisiera algo así.
¿Qué fue lo que les llamó la atención de uno y otro respectivamente en aquella época, cuando decidieron formar la banda?
A mí lo que me parece sorprendente de la historia es que ambos estuviéramos en la misma sintonía y coincidiéramos en espacio y tiempo, llegando incluso a ser compañeros de habitación en la Universidad de Ammherst (Massachussets). Él quería empezar una banda, yo también y ambos compartíamos una idea definida de lo que queríamos. También logramos complementar las influencias que traíamos. Y desde el comienzo me pareció que Charles era muy bueno. Tenía una gran voz, tocaba la guitarra muy bien y ambos teníamos el mismo interés en hacer un tipo de música que fuera distinta En la ciudad en la que yo vivía, por ejemplo, la mayoría de la gente de mi edad que yo conocía tocaba música, y la mitad de ellos se conformaba con estar en una banda de covers, tocando música de otra gente. Yo no quería algo así en absoluto, quería empezar algo nuevo, y a Charles le pasaba lo mismo.
Pixies en sus inicios, según el lente de Renaud Mounforny. Crédito: Sello 4AD
En épocas universitarias, cuando los Pixies recién comenzaban, ¿cómo era el proceso de composición? ¿Charles te sugería una melodía para la guitarra o te daba libertad total?
Bastante libertad. Nos poníamos a tocar en nuestro apartamento. Él traía los acordes, la letra y la melodía y yo probaba hacer algo distinto, nuevo o lo que saliera. Esa fue de hecho la motivación por la que me interesé por la música. Él era bastante cool al respecto de lo que yo hacía, solía gustarle. Las canciones ya eran de por sí bastante sólidas, era muy difícil para mí arruinarlas (se ríe). Sólo se trataba de buscarle la vuelta hasta que salieran cosas distintas, era bastante divertido.
Y 20 años después, ¿cómo ha cambiado ese proceso, cómo se dan los ensayos?
No hay ensayos, al menos esta vez. Nuestro último show fue el pasado domingo de noche, así que nos encontramos todos en Buenos Aires el 6 para tocar directamente. Es sólo una semana de pausa así que estamos bastante ensayados. Tiene que pasar más tiempo para que volvamos a juntarnos a practicar.
Empezaste a componer música para tu banda, The Martinis, y para el cine y la televisión, después que los Pixies se separaron. ¿Nunca pensaste en componer para Pixies?
No, nunca tuve la intención. De la forma en que lo veo, en los Pixies era Charles era el que estaba a cargo de componer los temas y funcionaba bien así, Ni siquiera se me pasaba por la cabeza hacer canciones para los Pixies. De hecho, nunca llevé una canción a un ensayo.
En el camino
Los rumores sobre el regreso de los Pixies comenzaron a circular a fines del 2003 por obra y gracia del mismo Frank Black, según confesó el propio Joey Santiago. Después de 10 años de ausencia, la sombra mítica del grupo se fue filtrando a través de varias generaciones hasta elevarlos al sitial masivo que la ola grunge les arrebató con su mezcla de apatía y enojo a principios de los '90. Buena parte de la ansiedad acumulada por verlos se puede observar en el DVD "Sellout", que registra la primera gira de regreso de la banda, tocando ante decenas de miles de personas en cada show.
Cuando los Pixies se separaron eran una banda importante e influyente, pero no mainstream. Al regreso, sin embargo, se habían convertido en un grupo de estadio. ¿Te sorprendió eso?
Sí, de hecho estoy aún sorprendido por todos los fans que van a los shows. Muchos ni siquiera habían nacido cuando empezamos a tocar. Es un honor, pero realmente no me detengo a pensar en ello. Lo apreciamos pero no nos cambia a la hora de preparar el show y el modo en que queremos sonar. Aún somos perfeccionistas arriba del escenario. Y cuando cometemos errores hoy en día todavía nos miramos como... "uuuf" (se ríe). Y los cometemos, pero creo que eso lo hace más encantador, la gente puede identificarse con eso, con que no somos perfectos.
Pixies en 1989 según el lente de Millicent Harvey. Crédito: 4AD
¿Creen que tocan mejor ahora que antes, en su primera época?
Definitivamente. Mucho mejor.
Han estado tocando todo el año un homenaje a los 20 años del disco Doolittle, centrándose básicamente en los temas y lados b de ese disco. ¿Es lo que van a hacer en Uruguay?
No, esto no es parte de la gira aniversario por el Doolittle, aunque probablemente toquemos la mayoría de las canciones de ese disco. Es más bien un set de los temas que creemos que la gente quiere escuchar. Hay 10 canciones fijas y luego las alternamos con otras que vamos eligiendo y que dependen un poco del estado de ánimo. La lista cambia día a día, pero vamos a tocar temas de todos los álbumes.
El músico inglés Darren Hayman solía decir que las giras son una cosa miserable, que "sólo a los idiotas y los bateristas les gustan". ¿En tu caso las sufrís o las disfrutás?
Yo las disfruto. Hay noches en las que uno se siente exhausto y no quiere tener que levantar la cabeza y seguir, como hay que hacer, pero no creo en esa frase. No hay ninguna otra cosa que yo quisiera estar haciendo en lugar de esto. Hay otras formas de pasar el tiempo y obviamente uno es un tipo afortunado por el hecho de que le paguen plata por hacer algo así. Yo agradezco que esta sea la forma en que paso mi vida, tocando frente a la gente: sólo unos pocos afortunados pueden hacerlo y deberíamos agradecerlo. Y lo paso bien, porque incluso estando cansado hay tiempo para mirar y probar cosas diferentes en las giras.
Supe que tenías ganas de traer tu bicicleta como una suerte de terapia de gira... ¿es verdad?
(Rìe) Lo iba a hacer pero esta vez realmente no hay tiempo. Vamos a tocar mucho en poco tiempo y siempre moviéndonos en aviones, pero me gustaría hacerlo. Incluso en las ciudades suelo dedicarme bastante a la bicicleta (Nota de Redactor: una anécdota famosa cuenta que en su juventud Joey Santiago supo recorrer en bicicleta buena parte de los Estados Unidos para una iniciativa benéfica pero al final olvidó recoger el dinero que se le había encomendado)
Where is my mind?
A pesar del entusiasmo aparente de Joey Santiago por las giras de regreso, los Pixies -que tuvieron un final abrupto y un poco ríspido principalmente por dificultades de relacionamiento entre Frank Black y la bajista Kim Deal- pasaron algunos momentos duros pese a la felicidad de su regreso en el 2004. El documental loudQUIETloud, de 2006, revela en 90 minutos el sabor agridulce de su retorno. Filmado durante una de sus giras, muestra la magia e increíble fuerza de los Pixies pero tiene también su lado oscuro: revela a un Joey Santiago que extraña demasiado a su familia, a una Kim Deal siempre medicada después de sobrevivir un proceso de rehabilitación por drogas, a un silencioso Frank Black, y al baterista David Lovering desbarrancándose en una espiral de Valium y alcoholismo para sobrellevar la muerte por cáncer de su padre. Lovering llega a complicar musicalmente al grupo en algunos momentos, a tal punto que una escena dolorosa muestra a los restantes miembros de la banda increpándolo dentro de la camioneta por su comportamiento errático.
¿Pudiste ver el documental? ¿Qué te pareció?
(Larga pausa) Sí, lo vi una vez. Está Ok, pero me aflige, Me deja abatido. Me sentí muy mal con todo lo de David y creo que él se debe haber sentido mal también al verlo, pero estaba pasando por un montón de cosas... Su padre se estaba muriendo y él tenía que hacer lo que tenía que hacer para lidiar con ello, como ocupar su mente de la forma que pudiera. Mirando hacia atrás pienso que debí tener más empatía con su situación.
En el documental se toca también un tema que persigue a los Pixies desde el regreso. Charles le dijo a la revista NME que una reunión de Pixies no podía limitarse a tocar los temas viejos una y otra vez y Kim comentó algo parecido. ¿Sentís lo mismo?
En algún punto deberíamos, realmente, sacar algo de música nueva. Eso es lo que hacemos cada uno individualmente. Charles con su proyecto solista con Frank Black, Kim con las Breeders y otros grupos, David también, y yo, que he estado componiendo mucha música para películas y televisión. Sería interesante ver cuándo y cómo colaboramos de vuelta. Eso que cada uno hace por su lado lo deberíamos realizar juntos.
¿Por qué creés que no lo han hecho?
No tengo idea. Tiene que suceder en el momento indicado y todos tenemos que sentirlo de esa manera. Todos tienen que creer que es la hora de hacerlo Y ese tiempo se acerca, creeme, será muy pronto. Al menos para mí. Me estoy volviendo hambriento de hacer algo distinto
Probablemente hayas oído lo que dijo Charles a la publicación The Quietus. Dijo que el regreso de los Pixies "ya no es más sobre arte", que hicieron el "puto arte hace veinte años" y que "ahora es tiempo de hablar sobre el dinero". ¿Qué significa la reunión de Pixies para vos?
Hay un poco de verdad en eso, pero también están ahí afuera los fans jóvenes, que están redescubriendo nuestra música. Se trata del público, para mí. Queremos tocar para gente que nunca nos ha visto, eso es lo que me empuja a mí. Y el resto, que es el hecho de que te recompensan por hacerlo, es simplemente la frutilla de la torta. Uno recorre lugares, conoce gente, toca en lugares nuevos, Eso es suficientemente bueno para mí.
Su música suena todavía
Temas de los cincos grandiosos discos de Pixies serán repasados por la banda este próximo 7 de octubre, cuando el cuarteto de Boston suba al Teatro de Verano. ¿Cuáles son los temas preferidos de Joey Santiago? "Te diría Hey (del disco Doolittle)", responde, "siempre me pareció una gran canción".
"Y en cuanto a álbumes, en términos de producción, por el modo en que suena, el brillo y la calidez que tiene, elijo Bossanova (1990)", agregó. Con respecto a los mejores momentos de su guitarra, Santiago se inclina por el trabajo que hizo en Is She Weird y Havalina, ambos temas del Bossanova.
Para quienes no conozcan cabalmente a los Pixies, o estén ansiosos por verlos salir a escena, los dejamos con el video de Debaser, tocado en vivo en Boston en el año 2006.
Por Martín Otheguy
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