El 3 de julio de 1999, Mark Sandman, cantante de la banda Morphine, se desplomó en pleno concierto ante miles de espectadores en Palestrina, un pueblito en las afueras de Roma. Pese a los intentos por salvar su vida, Sandman murió en una ambulancia camino a un hospital cercano, ante el estupor de los asistentes y el shock que sufrieron sus compañeros.
El folklore que suele rodear al rock llevó a muchas personas -también medios- a creer que Sandman, de 46 años, había muerto por consumo de drogas. El nombre de su banda no ayudó mucho en disipar esta percepción, aunque los médicos confirmaran luego que la causa de su deceso había sido un ataque cardíaco.
Sin embargo, Sandman detestaba las drogas duras, según recuerda su compañero de banda, el saxofonista Dana Colley, que tiene claro que el consumo de sustancias no jugó ningún papel en la muerte del cantante y bajista. El estrés de meses, el calor agobiante de ese día y los hábitos de fumador fuerte se confabularon para acabar con una de las voces más originales de su generación.
Morphine fue un fenómeno extraño en el mundo del rock, extremadamente popular si uno tiene en cuenta sus características. Era un trío sin guitarra, integrado por batería, saxo y un bajo de dos cuerdas con slide, que tuvo la virtud de unir los puentes entre el jazz y el rock. Pese a dejar lugar a la improvisación -sobre todo en vivo- y manejarse con más libertad en las estructuras que sus colegas del rock, tuvo el mérito de componer canciones tan pegadizas y redondas como cualquier banda pop. Su música era removedora, trascendente y sonaba fresca aunque su materia prima, compuesta de jazz y el blues, fuera mucho más vieja que el rock.
El sonido de Morphine, hecho de la sustancia de los sueños, la noche y el agua, transmitía sensaciones totalmente nuevas a un público rockero acostumbrado a las guitarras ruidosas del grunge a principios de los 90. La muerte de Sandman, lamentablemente, impidió que Morphine saliera de un estatus de culto que estuvo a punto de romperse a finales de los 90, y que les permitió sin embargo vender cientos de miles de discos en todo el mundo.
Pese a la muerte de Sandman, Montevideo tuvo el lujo de recibir a unos renovados Morphine (ahora Vapors of Morphine) en el 2014 y volverá a disfrutarlos este sábado 14 de mayo en Montevideo Music Box, a partir de las 21:30. ¿Cómo se dio esta resurrección? ¿Cómo fue posible que los Morphine continuaran en buena salud pese al fallecimiento de su figura central y compositor?
El grupo "estaba devastado" tras la muerte de Sandman en 1999, pero fue el propio bajista fallecido el que motivó la reformación de la banda, diez años después de la tragedia. En el 2009, los miembros restantes de la banda se reunieron en Palestrina nuevamente para un concierto tributo a Sandman.
"Lo que nos trajo de vuelta ahí fueron las canciones, justamente. Era importante para nosotros volver allí", cuenta a Montevideo Portal el saxofonista Dana Colley.
"Fue como volver a casa, en cierta manera", agrega Colley. "El pueblo fue muy cálido en la bienvenida a causa de lo que pasó en 1999. Generamos un vínculo importante. Yo regresé allí un par de veces, incluso con una banda italiana, y siempre fuimos bienvenidos, sentíamos que pertenecíamos allí. Afuera de Roma hay estos preciosos pueblos en las colinas, rodeados de montañas, que producen su propio vino y son autosustentables, y creo que como resultado de ello cada cual tiene su propia historia y emociones. Lo que pasó con nosotros en Palestrina fue único a causa de lo que sucedió, pero es la gente que estaba allí y que siguió viviendo allí la que hace de ese un lugar especial", recuerda sobre el pueblo que marcó la historia de la banda.
La cura para el dolor
No era la primera vez que Colley y los bateristas Jerome Deupree y Billy Conway se reunían a tocar las canciones de Morphine después de la muerte de Sandman. En el momento en que se produjo la tragedia, la banda tenía listo y por editar el álbum The Night. Como resultado, surgió la Orchestra Morphine, un conjunto de nueve miembros que presentó los temas del disco al año siguiente y reunió fondos para la Mark Sandman Music Education Fund.
"Cuando llegó el 2009 estaba interesado en ver cómo sería interpretar nuevamente esas canciones en formato trío. Con Jerome Deupree y Billy Conway (bateristas que alternan en el grupo) comenzamos a buscar una forma de hacer algo así y nos preguntamos cómo encararíamos este festival en Italia. Mientras tanto nosotros estábamos tocando con Jeremy Lyons, que había tenido que evacuar su casa en Nueva Orleans a causa del huracán Katrina, y al que conocimos debido a eso", cuenta Colley sobre la forma en que se gestaron los actuales Vapors of Morphine. Como Jeremy era guitarrista pero también podía tocar el bajo con slide y tenía un repertorio muy versátil, lo invitaron a formar un nuevo trío. Con ayuda del mismo luthier que asesoraba a Sandman se construyó un bajo de dos cuerdas con slide y comenzó a recrear las viejas canciones de Morphine, además de traer algunas influencias nuevas. Primero el trío se hizo llamar The Ever Expanding Elastic Waste Band y en 2014 fue bautizado definitivamente como Vapors of Morphine.
"No intentábamos hacer Morphine nuevamente", recuerda Colley, "pero podíamos continuar el legado de ese sonido. Y fue bueno: un montón de tiempo lo dedicamos a recuperar esa música que habíamos perdido".
Lyons, ex estudiante universitario de etnomusicología, cultor de lo que define como "psycho Delta blues" y multi instrumentista (toca el bouzouki eléctrico, por ejemplo), tocó hasta 1997 en las calles de Nueva Orleans, pero después de hacerse un nombre en la escena local fue forzado a reiniciar su vida musical de cero en Boston, por culpa del huracán Katrina
Jeremy, además de interpretar muy bien los viejos temas de Morphine, trajo consigo influencias de la música africana, pasadas por el filtro de la psicodelia. "Él es Jeremy, es distinto, no intenta ser Sandman" explica Colley. "Su sonido es su sonido y trajo al grupo un montón de elementos: por ejemplo, las influencias africanas y la música del Delta, que él llama deltabilly. Es un sabor que define lo que es él. Y nos divertimos mucho tocando juntos", cuenta el saxofonista.
Dana está tocando jazz
Pese a ser considerada una banda de rock, Morphine no provenía de esta escena y sus actuales miembros tampoco. Las influencias del jazz y el blues son responsables del sonido escurridizo y maleable de la banda (que originó una nueva etiqueta, el "low rock").
"El blues y el jazz siempre tuvieron una base muy fuerte sobre lo que escuchaba, tanto para mí como para mis amigos y colegas. Al crecer en los 70 tenías toda esa música detrás pero también un montón de cosas sucediendo en el momento. Y lo interesante era tomar lo que sabías y lo que te movía, como una canción de Howlin Wolf, Little Richard, Jimi Hendrix, John Coltrane, Charlie Mingus, lo que fuera (porque había mucho para aprender, podés hacerlo eternamente si querés indagar en los archivos), y al mismo construir vos algo propio con eso", dice Colley.
Para el saxofonista, la obligación de un músico es "parar y preguntarse cómo se encuentra uno dentro de todo ese panorama". "Sentirse iluminado y vivo en el momento en que le toca vivir es básicamente para lo que un músico existe, es el propósito de la música", dice a Montevideo Portal.
Lo que Morphine creó con esa materia prima, justamente, fue un sonido propio y reconocible, algo que según Colley no hicieron conscientemente. La actual formación del grupo amplía un poco la paleta con los aportes de Lyons, que quedan de manifiesto en el álbum nuevo que está por editar Vapors of Morphine.
La decisión de componer y grabar nuevas canciones "fue lenta y gradual". "No fue algo que nos propusiéramos hacer de inmediato, porque además la misma idea de hacer y vender un disco hoy cambió", explica. Si bien ya tienen un álbum bajo el mote de The Ever Expanding Elastic Waste Band, eso era "una fotografía del lugar en el que se encontraba el grupo entonces". "El nuevo trabajo será editado dentro de muy poco y se llama A New Low, que es un reflejo del lugar en el que estamos ahora. Cuando hacemos un disco hay que preguntarse siempre para qué sirve, cuál es el propósito. Para nosotros tiene que ser una experiencia enriquecedora, que uno espera que transporte al oyente a algún lugar. Y en ese sentido creo que el disco es una auténtica experiencia para quien escucha, con un montón de variantes interesantes. Tiene algo de los mundos de los que hablábamos, versiones de algunos temas de jazz y rock que nos gustan y también creaciones de nuestro propio mundo", concluye. Este sábado 14 de mayo los Vapors of Morphine intentarán comprobarlo en vivo cuando traigan su sonido grave y acuático a la sala de Montevideo Music Box.