Contenido creado por Martín Otheguy
Entrevistas

Efecto Blur

Entrevista con Alex James

"La gente que cree que la música no es tan buena como solía ser dice estupideces": con Alex James, de Blur, hablamos sobre el concierto que la popular banda británica dará el 4 de noviembre en Uruguay y el increíble camino que lo llevó de ser un "cretino en bancarrota moral" a un granjero redimido en el reino del rock`n roll.

29.10.2013 13:37

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2013-10-29T13:37:00-03:00
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Por Martín Otheguy

Alex James está desnudo y cubierto de champagne sobre una cama en un hotel cinco estrellas de San Pablo. Sobre él, repartiéndose el botín como pueden, cinco chicas sin ropas -elegidas por él mismo en el vestíbulo del hotel un rato antes- se dedican a lamer la bebida de su cuerpo. A su costado puede verse un Balthazar de champagne -la botella más grande de este líquido que pueda cargar un ser humano- que baja rápidamente gracias al entusiasmo de las cinco groupies pródigas. Es 1997 y Alex James está festejando su cumpleaños número 29. Siete años antes, era reponedor de un supermercado y debía esquivar charcos de vómito para poder ingresar a su apartamentito en un sórdido suburbio londinense. Siete años después se convertiría en un granjero fabricante de quesos, piloto de avión y miembro de la prestigiosa British Astronomical Society. ¿El motor de esas transformaciones extremas? Blur.

Aquella imagen del músico "empapado en champagne mientras era devorado por mujeres lujuriosas en un hotel de una ciudad lejana" fue definido por Alex James como el "pináculo" de sus excesos en el rock'n roll. No es que no tuviera competencia: la lista incluye haber sido masturbado por una periodista canadiense en plena entrevista, arrojar sandías desnudo desde la azotea de un rascacielos en Manhattan o haber trepado las pirámides de Teotihuacán de madrugada tras sobornar a los guardias. Como testimonio de esas épocas de excesos, Alex James escribió el muy recomendable libro "Bit of a Blur", en el que admite con gracia y crudeza el viaje que lo llevó a convertirse en un "gordito molesto y quebrado moralmente, con una sonrisa estúpida y una novia con el corazón asesinado".



En el medio de esa carrera vertiginosa de fama, excesos y redención pasó Blur, la banda más emblemática del publicitado britpop de la década de los '90 y la que mejor retomó la larga y fecunda tradición británica que va desde los Kinks o los Who a los Stone Roses, pasando por The Jam. Blur nació como respuesta a la creciente "americanización" de las islas a principios de los '90, cuando la ola resacosa del grunge invadiera el mundo del rock con su legión de émulos de Kurt Cobain.

Desde la "Cool Britannia", la banda integrada por Alex James al bajo, Graham Coxon a la guitarra, Damon Albarn en las vocales y Dave Rowntree en la batería, comandó una camada de grupos que revalorizó el rock de chapa bien inglesa, guitarrero y con melodías, para terminar de darle forma a una década que se debatía entre la agotadora repetición industrial del éxito de Nirvana y la dictadura del género "alternativo". La música del grupo, sin embargo, evolucionó mucho más que la de sus rivales Oasis y se distanció de la etiqueta que ellos mismos habían patentado.

Para el año 2003, sin embargo, los 15 años intensos de Blur se habían cobrado peaje y la banda se desmoronaba silenciosamente. Recién en el 2009 el grupo volvería para un regreso lleno de nostalgia en el Hyde Park de Londres y varias giras de celebración (que no han sido coronadas aún por la edición de un nuevo disco). Este 4 de noviembre Blur llegará a Uruguay por primera vez, ocasión que aprovechamos para hablar con Alex James sobre el auge y decadencia de las estrellas de rock, la huella de Blur, el mundo fatuo de las celebridades y su fórmula para pasar con éxito de las groupies sedientas de sexo a un queso gourmet y un rebaño de ovejas.


Foto: Paul Spencer

La banda parecía sufrir algunas de las giras de los primeros años. Luego de la separación y de la reunión, ¿qué aprendieron para disfrutar la experiencia de volver a la ruta?

Fue tan bueno volver a juntarse en el 2009 que no sucedió nada de ello. Desde entonces hemos tenido probablemente los mejores conciertos de nuestra historia, aunque creímos que era algo que no volvería a repetirse después de ese año. Pensé que todo estaba terminado, pero el año pasado nos reunimos para tocar un gran concierto en Londres con motivo de las Olimpiadas. Era un honor tan grande que no podíamos decir que no. Lo hicimos, pero no queríamos tocar exactamente lo mismo que en el 2009, así que nos reunimos en un estudio y grabamos un par de canciones nuevas. Además, se remasterizó y volvió a editar el catálogo de discos, lo que también fue un buen ejercicio para volvernos a meter en la banda. Tuvimos un 2012 excelente, pero el punto más alto fue el recital de las Olimpíadas, sin dudas. Los Juegos tuvieron un impacto masivo tremendo en Gran Bretaña. La atmósfera en Londres aquella noche era fantástica y nos llevó a pensar en ir a lugares en los que nunca habíamos estado para dar a la gente gracias por su paciencia y apoyo. No puedo creer que nos haya llevado 25 años llegar a Uruguay, por ejemplo, pero es algo que esperamos con muchas ganas. Creo que el hecho de que no hagamos muy seguido esto provoca que lo disfrutemos mucho más. Se siente bastante como en nuestros comienzos, cuando lo hacíamos porque lo amábamos. El tema es que llegó un momento en que estábamos de gira en forma constante y de esa manera se pierde el sentido sobre lo que es y lo que significa, uno se mete en un ciclo permanente.

Stewart Copeland dijo una vez que volver a reunir una banda es como hacer un puzzle con piezas que ya no encajan del todo bien. ¿Qué pasó en su caso?

En esos casos quizá no se agraden entre sí. En el nuestro, fundamentalmente, nos queremos mucho, o por lo menos a mí me pasa con cada uno de ellos porque son los amigos más cercanos que he tenido. Es algo muy parecido a una relación entre hermanos. Estuvimos juntos por quince años, nos conocemos increíblemente bien y pasamos por tantas cosas juntos que ahora disfruto cada minuto. Y no tenemos la misma presión, ahora es algo de lo que podemos disfrutar en vez de pelear.




Dijiste una vez que Damon Albarn había inventado el britpop, pero la banda nunca se sintió cómoda con la etiqueta e incluso la rechazó. ¿Qué sentís hoy sobre el fenómeno del britpop?

Creo que britpop fue un término inventado por los periodistas. A mí me gusta hacer vino espumante (champagne) y llamarlo britpop, ya que el champagne es una denominación de origen y sólo puede ser hecho en Francia. Eso es lo que tiene que pasarle al britpop. Necesita convertirse en una bebida.

El año pasado sacamos un box set con todo lo que la banda había hecho, después de revolver hasta los áticos, y una de las cosas que salió a la luz fue una grabación en casette de uno de nuestros primeros ensayos de la canción "She´s so high", nuestro primer single. Es básicamente una improvisación de 15 minutos de la que nació el tema, pero me senté a escucharlo después de 25 años y me di cuenta de que no lo pudo haber hecho ninguna otra banda que no fuera Blur. Si la escuchás sabés que es Blur desde el minuto en el que los cuatro entramos a tocar. Blur suena a Blur y el britpop fue una etiqueta que se aplicó indiscriminadamente a todo tipo de grupos. Blur no era sólo una banda britpop, estuvo evolucionando constantemente. Hubo un tiempo en que tuvimos un sonido muy británico, pero al redescubrir todas esas grabaciones se puede notar que hubo muchas influencias y estilos que afectaron al grupo.

¿Y qué pasa con la escena musical hoy?

Creo que lo pasa hoy en día es que tenemos algunos artistas hiper masivos, gente como Lady Gaga, que es más grande de lo que fue Madonna incluso, pero a su vez hay muchísimas bandas muy pequeñas. Es como sucede con las granjas en Inglaterra. Las grandes se vuelven cada vez más grandes y las chicas tienden a desaparecer, eso es lo que está pasando con la música. O te volvés enorme, gigantesco, o nada.

¿Por qué se da eso?

Porque es muy difícil subsistir. Hoy no podés ser una banda indie y vender trescientos discos, no hay forma de vivir en la industria. Blur abrió ese panorama. Éramos una banda indie salida de una escuela de arte y nos tomó un tiempo triunfar. Sacamos tres álbumes antes de volvernos realmente exitosos, pero las bandas no tienen chance de evolucionar en estos días.



¿Tiene que ver con la música en sí?

Para mí la música es como la literatura o las matemáticas, no se vuelve mejor o peor con el tiempo. La literatura del siglo XVII es tan maravillosa y sofisticada como la del siglo XXI y con la música es lo mismo. La gente que cree que la música no es tan buena como solía ser dice estupideces. Cambia para reflejar el mundo en el que vivimos. Yo tuve mucha suerte de vivir una época increíble para la música. Los ‘60, ‘70, ‘80 y ‘90 fueron un tiempo muy especial para la música en la cultura popular, y tuve suerte de poder componer y ser parte de eso cuando crecía. La música era el foco de una nueva cultura en el Reino Unido, pero las celebridades y la fama son ahora el foco de la cultura joven. Eso es más dañino que internet. La red no está matando la música, la está cambiando.




Ustedes se volvieron también celebridades en los '90 y salían en las tapas de los tabloides. ¿Han aprendido a lidiar con la fama y la exposición, algo que fue difícil también para Blur?

La celebridad es un concepto relativamente nuevo. En los últimos años en que Blur tocaba (por el 2003, cuando sacamos el último álbum) el mundo en el que vivíamos era totalmente diferente. Blur era una banda muy conocida, pero no nos veíamos a nosotros mismos como celebridades. Blur como banda conocida era una excusa para romper reglas y comportarse en forma terrible, es cierto. Hoy en día, el comportamiento de la gente en bandas famosas es escudriñado cuidadosamente. Si alguien la jode, va a aparecer en Twitter o Instagram o Facebook en todo el mundo. Es bastante restrictivo ahora, pero me la paso diciendo a gente que está en bandas que se deje de preocupar por esas putas cosas y disfrute la música. Cuando estás en una banda estás vendiendo una cultura además de tu música, pero de lo que me di cuenta que es verdaderamente importante sobre Blur hoy es su música, las buenas canciones y eso es lo que disfrutamos e importa, no este cotilleo de celebridades que se vuelve estúpido.

Hablabas de comportarse terriblemente, y en tu libro hay varias historias que muestran que los excesos también jugaron su parte en las tensiones que sufrió la banda. ¿Hicieron un esfuerzo por corregir eso al reunirse de vuelta?

Nos llevamos mejor que nunca porque todo es más suave ahora. De hecho, no recuerdo ninguna discusión. Tiene que ver con que estamos yendo a lugares a los que nunca hemos ido, donde hay un clima de euforia y se dan recitales fantásticos. No hay nada de eso que a uno no le pueda gustar. Y la gente evoluciona y cambia. Me casé y tengo cinco hijos ahora, no es tampoco que vaya a salir por la noche y volver a casa dos semanas después.

Damon Albarn dijo hace algunas semanas que la grabación de un nuevo disco era una realidad. ¿Ha sido más difícil volver a juntarse para componer?

Hace poco estuvimos en Hong Kong, donde dimos un show, y se supone que teníamos que viajar a Taiwan y Japón pero debimos reorganizar todo en el último minuto y nos quedamos allí durante una semana. Alquilamos un estudio para ver qué pasaba, estuvimos una semana tocando e improvisando y fue realmente maravilloso, brillante. Fue más o menos por abril pero no he vuelto a escuchar eso desde entonces, porque hemos estados muy concentrados en preparar los shows y estamos disfrutando el hecho de tocar. Creo que mientras menos presión haya más probable será que salga. No sé si empezaremos o hacer algo o cuándo. Te mentiría si te dijera que estoy pensando en algo más que lo que está sucediendo ahora.

 

¿En qué momento de tu vida decidiste hacer un cambio tan radical como para mudarte a una granja, fabricar quesos y llevar una vida más tranquila? ¿Qué te llevó a eso?

¡Ojalá! Tuvimos hace poco un festival acá (se refiere a The Big Feastival, organizado junto al chef Jamie Oliver, que se realiza en la granja del bajista y combina música y gastronomía).Básicamente cuando los Blur decidieron avanzar a otras cosas. Estuvimos 15 años haciendo lo mismo todos juntos y necesitábamos intentar cosas nuevas. Siempre pasa con todas las bandas. Además, coincidente con la época en que grabábamos nuestro último álbum me enamoré perdidamente y me casé enseguida. Mi esposa y yo compramos una granja durante la luna de miel y nos mudamos al campo. En la época de Blur, por ejemplo, yo decía que me gustaba el queso y la gente me tiraba queso al escenario, y me terminé metiendo completamente en ese mundo. Me encanta. Entré a un mundo como el de los monjes en los monasterios, cuando hacían quesos al caer la tarde. Yo creo que se puede obtener tanta gratificación espiritual de hacer comida como de hacer música. La gastronomía ha sido una increíble y emocionante forma de expresión en los últimos diez años por aquí, a tal punto que los chefs británicos son más famosos en el mundo ahora que las estrellas de rock británicas, es algo loco. Seguro que conocen en Uruguay a Jamie Oliver o Gordon Ramsay, por ejemplo. Un tiempo atrás la comida británica era una especie de chiste para los italianos, franceses y españoles. En una época difícil para la industria musical, en la que las bandas son abandonadas por los sellos, la comida pasó a ser una tierra de oportunidades, con chefs comportándose como rockstars. Me pareció brillante y me metí en ello, a tal punto que no pensé mucho en Blur. Los extrañaba como amigos, claro, y sentía lástima de que no estuviera sucediendo nada pero me adapté a una vida sin Blur, y no fue hasta que nos reunimos de vuelta que recordé lo estupendo que era. Y creo que lo hizo mejor el hecho de que todos lleváramos otras vidas. Yo seguí haciendo música, componiendo y produciendo cosas, pero creo que Blur es mi verdadero y único amor.

Por Martín Otheguy