Podían escribir de lo que quisieran, pero todos terminaron hablando de lo mismo. De distintas formas, con más o menos recursos, pero con el mismo hilo conductor: el fútbol.
La idea surgió entre amigos, cuando Agustín Lucas -escritor y jugador de Miramar Misiones- le mandó a su amigo Jorge Piqui Cazulo -jugador de Sporting Cristal- el libro Fobal (Estudiario editora, 2013), hecho por once escritores y once ilustradores, entre los que se encontraba el propio Lucas.
Y lo que se suponía que iba a ser la obra de un grupo de amigos futbolistas con vocación literaria, se transformó en un gigante creado por muchas cabezas con ganas de contar cosas y cambiar, con una simple pelota de papel, lo que solo el poder de las letras mezclado con la pasión por el fútbol pueden cambiar.
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Participan más de 70 personas, entre jugadores-escritores, periodistas, ilustradores. ¿Qué aporta cada uno?
El libro de HUM [Fobal, a partir del que salió la idea de escribir Pelota de papel] son cuentos e ilustraciones, y las ilustraciones estuvieron siempre tenidas en cuenta. Después surgió la idea de que tuvieran prólogos, que le dio un tinte diferente, es gente que está muy elevada en cuanto a la literatura. De hecho, el tema de las ilustraciones estaba desde un principio y después se apagó, como todos los proyectos que en algún momento se apagan. Después cuando apareció Juanky [Jurado. Periodista y productor del libro] para hacer la producción solucionó las cosas que de repente nosotros no podíamos cubrir, más con esta dimensión.
Foto: Montevideo Portal | Juan Manuel López
Cuando arrancó el proyecto, ¿imaginaste que tantos jugadores tenían cosas para explicar y además hacerlo bien? Porque el jugador escritor imagino que es la excepción...
No lo imaginé. La mayoría de los jugadores que participaron era la primera vez que escribían, particularmente cuentos. Otros sí estamos muy metidos en la literatura. Lo único que pusimos fue un límite de espacio, no pusimos consigna de nada. No sé si era de esperar que todos escribieran de fútbol. Yo creo que se habla de fútbol, pero de maneras extremas, hay ficción de un mundo sin fútbol, historia de un taller de fútbol que aborda el manejo de las emociones de un niño... Se dio así.
Con un amigo que también leyó el libro comentábamos las diferencias entre los cuentos de un zaguero y un delantero. ¿Las notás?
(Risas) Puede ser. No sé si lo visualizo tanto desde la perspectiva literaria pero sí. Uno juega como vive, y como vive también escribe. Ahí hay una coherencia que la va a tener inconscientemente.
Tengo la impresión de que socialmente se cae bastante en estigmatizar al jugador como objeto, como actor de jugadas. Sin embargo, leo este libro y es pura sensibilidad volcada en la literatura. ¿Sentís esa etiqueta?
Yo lo que pienso es que una persona que hace una carrera de médico, como mi madre, tiene una letra horrible y no siempre saben de literatura. Generalmente no saben nada. Leen el farmanuario, saben sobre medicina y saben curar enfermos y no se los prejuzga tanto como a los jugadores de fútbol. Nosotros también hacemos una carrera, una carrera deportiva. Más allá de que yo sé que hay carencias educacionales en el proceso de los jóvenes dentro del fútbol. Pero nosotros hacemos una carrera para llegar a ser deportistas profesionales.
¿Cómo se desmarca este libro de esa etiqueta?
Tanto en la carrera de médico, como de futbolista, como la de carpintero, la literatura no existe. Los futbolistas somos el chivo expiatorio de la sociedad. Creo que hay gente que se ha encargado de instalar ese prejuicio y nosotros con este libro lo que hacemos es pegarle una buena patada al sistema establecido sobre el jugador de fútbol y brindamos un material que estamos encargándonos de llevar a los clubes, a las divisiones inferiores, a los barrios. Si un solo pibe se acerca a la literatura por este libro entonces el objetivo ya está cumplido.
Foto: Montevideo Portal | Juan Manuel López
Hace poco charlé con Daniel Baldi y me comentaba que, en el fútbol, particularmente el fútbol infantil, el problema es que no siempre se enseña a los gurises a aceptar el fracaso y a tener un "plan B". ¿Compartís la idea?
Lo veo así, sí. Desde niños, desde principios de la adolescencia, hay todo un manejo un poco irresponsable de las ilusiones. Los pibes crecen mirando a Cristiano Ronaldo con su corte de pelo y sus championes Nike último modelo y los padres hacen malabares para comprar las mismas botas Nike hechas por niños vietnamitas explotados. Ya desde ahí se genera un sistema de movimientos que para mí no van por el lugar por donde tendrían que ir. Después en cuanto a la educación también. Los gurises no tiene obligación. En la escuela te dicen: "¿Vas a jugar al fútbol? Dale, pero tenés que venir a la escuela". En el fútbol no. "¿Vas a jugar al fútbol? Si tenés que dejar la escuela o el liceo, dejalos". Creo que ahí es donde está la pata renga. Pero me consta que hay muchos profesionales trabajando en las divisiones inferiores. Me pasó de que un amigo de las inferiores de Danubio me llamara para presentarles el libro a los pibes. Ahí ves que hay una persona que no solo es futbolista, sino que también está preocupado por que los gurises se enfrenten a un libro y puedan preguntar cosas.
¿Y en cuanto a tener una alternativa profesional? Porque la probabilidad de que un chiquilín se convierta en futbolista de élite es muy baja.
El problema es cuando te hablan de la plata. Te quieren convencer de que el fútbol es por plata. Esa es una confusión. Al fútbol se juega por amor y por deporte. Cuando se juega por plata, se pierde. Hay que pensar qué es realmente el éxito. Porque hacer amigos para toda la vida, en las divisiones inferiores, como me pasó a mí en Miramar, es un éxito rotundo que no suele pasar en otros lugares.
Hablamos antes del prejuicio de la sociedad hacia la capacidad o la educación del futbolista. ¿Hay prejuicio dentro del vestuario para con un jugador escritor?
Para nada. Al contrario. Yo publiqué mi primer libro en 2007, tenía 21 años. Y hasta ahora mis compañeros han leído mis libros, me los han comentado, me los han prologado... Pelota de papel obviamente es el súmmum, pero nos fuimos a la presentación de Buenos Aires con todo el equipo de Miramar, en una movida autogestiva. ¿Imaginás ver entrar a todo un equipo, juntos, a la feria del libro de Buenos Aires? No tiene precio. Este libro vale la pena desde hace mucho tiempo.
Montevideo Portal | Lorena Zeballos
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