Contenido creado por Inés Nogueiras
Entrevistas

"Son todas hijas del republicanismo uruguayo"

Entrevista al escritor Pablo Vierci, autor de "Ellas 5"

El escritor Pablo Vierci, autor de "Ellas 5" -sobre las esposas de los cinco presidentes de la democracia-, sin estereotipos. Entrevista de Ana Jerozolimski.

14.01.2015 17:37

Lectura: 14'

2015-01-14T17:37:00-03:00
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Pablo Vierci, escritor y periodista desde los 24 años, tiene una pluma multifacética: novelas, libros de distintos géneros, guiones para largometrajes y una serie de televisión. Además, durante cinco años, dirigió un informativo televisivo. Pero cuando habla de su libro más reciente, Ellas 5, que presentó hace unos meses, parece irradiar un entusiasmo especial.

En él cuenta la historia de las cinco primeras damas del Uruguay democrático -Marta Canessa de Sanguinetti, Julia Pou de Lacalle, Mercedes Menafra de Batlle, María Auxiliadora Delgado de Vázquez y Lucía Topolansky de Mujica- presentada tras varias entrevistas y muchas horas de conversaciones con cada una de ellas.

Hace pocas semanas nos recibió en su casa, dándonos la oportunidad de captar directamente lo que le significó esta experiencia y lo que le permitió aprender sobre nuestro país.

Al faltar pocas semanas para la asunción del nuevo gobierno, vale la pena, nos parece, compartir un resumen de la entrevista a Pablo Vierci.

Pablo, tú lanzaste hace unos meses tu libro Ellas 5, sobre las esposas de los cinco presidentes de la República desde la recuperación de la democracia, y comentas en el prólogo que este libro es un ejemplo de lo democrático y republicano del Uruguay. ¿Por qué?

Es cierto, así lo siento. Te diré que yo acepté la propuesta de este proyecto que me presentó la editorial Aguaclara como un compromiso con el país. Esos 30 años, de 1984 a 2014, son tres décadas virtuosas de ese Uruguay del que yo siempre escuché hablar, del Uruguay vanguardia humanista a escala planetaria que yo nunca vi. Yo siempre defendí que Uruguay fue vanguardia humanista a escala planetaria desde 1904 o 1903, desde [José] Batlle y Ordóñez, pero en realidad yo nunca lo había vivido.

¿Por qué lo decís? ¿No lo habías vivido como ciudadano?

No, no lo viví. Yo nací en 1950. En 1968 tenía 18 años, entré a la Facultad de Abogacía y era un lío; en 1971 me cambié para Humanidades y era absolutamente un caos. Uruguay era un caos. En 1973 vino el Golpe de Estado. Durante algunos años de la dictadura yo no estuve en Uruguay, y después en 1984, cuando vuelvo al país, conozco ese Uruguay del que yo hablaba y había leído, donde una de las pautas claves es el republicanismo. Para mí la esencia de este libro es el gesto de que las cinco damas hayan aceptado participar en un proyecto encadenado, donde las cinco sabían que si una no estaba, el proyecto caía. Entonces el gesto de querer estar juntas es una actitud muy republicana.

Tenés razón... es una forma muy lógica de verlo.

Están indicando: uno, que nadie es más que nadie, a lo Artigas; dos, que los períodos democráticos son a término; tres, que todas se respetan mutuamente, que son parte de un proceso. Nadie sufre el síndrome de Hubris, de que se sienten que la vida comienza y termina con uno, sino que cada una le va a entregar la posta a la siguiente. Para mí, esas dos actitudes, de que hayan querido estar y la confianza con que hablaron, es sorprendente. No hubo temas tabúes en ningún momento con ninguna.

Aunque seguramente algunas fueron más abiertas que otras...

Por supuesto. Eso es cuestión de carácter. Por ejemplo: María Auxiliadora Delgado, con quien terminé teniendo un excelente vínculo, nunca había dado una entrevista en su vida y a ella le resultaba más rara la situación. Entonces, en el caso de ella fuimos con el fotógrafo, que además es uno de dos dueños de la editorial, Diego Velasco, y tuvimos una charla previa para explicarle pormenorizadamente cuál era el objetivo.

Que no era un libro para contar chusmeríos...

Que no iba a haber agendas encubiertas, que iba a ser un diálogo franco y que era una relación de confianza. Yo incluso planteaba que, eventualmente, lo que no quisiera que salga no lo iba a poner, pero ni siquiera hubo ese tema.

Dijiste que no hubo tabúes, que ellas no vetaron nada, y yo me pregunto si acaso quizás tú mismo te los impusiste porque hay cosas que "no se pregunta" a la esposa del presidente... o del ex presidente...

Claro. Yo me impuse como un límite entre dos conceptos, entre lo privado y lo íntimo. Además, recordemos: esta no es una historia objetiva contada por un historiador sino subjetiva.

Contada por la protagonista.

Claro. Es una percepción subjetiva del período y de ellas mismas, de su familia. El límite era que estaba en la vida privada, que es subjetiva, pero no me metía en lo íntimo. Creo que ahí dejé un margen de no incursionar. Llegaba a un límite que yo mismo me autoimponía simplemente porque me gusta que lo hagan conmigo.

Hay algo que me gusta de entrar en la vida privada de gente que está en lo público, pero hay resortes de lo íntimo que no valían la pena, no tiene sentido. Además, no me parecía relevante ni interesante porque lo otro es riquísimo. La historia subjetiva, la historia de los presidentes contada desde sus hogares me parecía apasionante, y compruebo cada vez más que es una manera muy novedosa de entender al Uruguay.

LAS MUJERES Y EL PAÍS

¿Qué es lo que aprendiste de Uruguay, o qué es lo que se te reveló a raíz de estas cinco entrevistas?

Me quedó clara esa cosa identitaria que surge con Artigas. Yo hice una novela sobre Artigas e hice, junto con [César] Charlone, el guion de la película Artigas: la redota; ese acendrado republicanismo, ese igualitarismo (que no es pobrismo) que tenía Artigas, de que todos somos iguales pero haciendo cosas diferentes, de que nadie es más que nadie. Esa cosa que después se replicó con José Pedro Varela en 1876, con esa reforma que es igualitaria en cuanto a las oportunidades, pero no es achatar para abajo sino que es igualar para subir, y que se reforzó cuando Batlle y Ordóñez inventa la socialdemocracia a principio del siglo XX. Y me parece que esto es, como si fuera el fruto de ese proceso, o sea, todos esos grandes hitos. El hecho de que todas las cinco nos cedieran a pedido nuestro los álbumes familiares es una cosa rarísima. Creo que todas esas actitudes son hijas de ese Uruguay de talante humanista, socialdemocrático, igualitario y muy republicano, en el sentido de lo contrario de monárquico, lo contrario de lo absoluto.


Pablo, hablas de igualdad, que no significa ser idénticos, y creo que está claro que también hay diferencias entre los presidentes.

Justamente creo que otra característica de este libro es que lo último que yo buscaba eran consensos. Al contrario: me interesaba el cómo Uruguay es tan abierto y tan poco conservador, contrariamente al estereotipo que hay.

Y, en realidad, si tú te preguntás si se te ocurren cinco personas más distintas, es difícil que las encuentres. Marta Canessa dice: "Nunca quiero ser más que clase media", típica clase media que nació por La Comercial. Una intelectual, una profesora, una escritora, y además hija de escritora y de padre contador.
Julia Pou es hija de médicos que estuvieron en La Sorbona, y después ella misma hizo carrera política. Mercedes Menafra es una emprendedora nata, es hija de dos químicos, padre y madre, y es una empresaria exitosa que al casarse con un presidente deja lo privado y se dedica a la empresa por lo público, Hecho Acá.

Después está a María Auxiliadora, que es un ama de casa, funcionaria de la Caja de Jubilaciones Profesionales. Y tenés una ex guerrillera.

No podés imaginarte cosas más diferentes. Con esas personalidades diferentes, a mí lo que me parece muy rescatable es todo lo que tienen en común. Como que el fenotipo no puede ser más distinto, pero el genotipo, que es lo identitario, lo uruguayo y lo que nosotros admiramos del país, es común.
Es bueno que el lector haga un juego de espejos, que se pueda identificar con uno o con otro personaje, eso me encanta de los libros. Me identifico con un rasgo de una pero con una idea de la otra. Identificándote con diferentes actitudes o posiciones ante la vida de cada uno de ellos yo formo mi propio modelo...

Marta Canessa, por ejemplo, dice algo muy interesante: que lo que le molestaba de su posición de primera dama es que no es electa. Pablo, ¿te parece que un aspecto importante del libro es que a través de sus esposas se puede conocer mejor a los presidentes?

Para mí, absolutamente. Por algo al lector le gusta conocer a las familias, para mí es clave. Hay una cosa que yo digo: "Yo no sé cómo es que influye la familia o la señora en el presidente, pero sé cuánto", no tengo la menor duda. Aparte, después de haber estado muchos días con todas ellas, me doy cuenta cuánto influyen, que es muchísimo, porque entiendo mucho mejor lo que fueron estos 30 años y lo que es nuestra realidad de hoy. Comprendo mucho más cada uno de los presidentes que tuvimos -Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle, Batlle, Vázquez y Mujica- después de conocer a sus esposas. Es como que ahora tengo otro lente.


TABARÉ Y MARÍA AUXILIADORA

Ya que Tabaré Vázquez asume próximamente como presidente por segunda vez: ¿qué podrías contarme de la influencia que tiene sobre él su esposa?

María Auxiliadora, siendo una persona que no es una intelectual y que no pretende serlo, no le interesa, ¡tiene una firmeza en las convicciones! Creo que la base -porque ella lo dice- es esa fe religiosa cristiana que tiene muy asentada. Tiene una convicción, una firmeza y una entereza en la defensa de lo que cree que es tremendamente encomiable. No sólo no tiene pelos en la lengua sino que no tiene agendas encubiertas: es firme, directa, y eso forma un hogar de una determinada manera. Tiene tres hijos y un hijo espiritual, como ella le llama, que es Fabián.

Está con el marido desde que tenían 18 años, el marido tiene 74 años y ella tiene un poquito más... es una vida juntos. ¿Cómo no va a incidir?

Aparte, me parece que en los cinco casos, completamente distintos, se trata de cinco equipos. Completamente diferentes, pero funcionan como equipos y son muy sutiles. María Auxiliadora dice que cuando asumió Tabaré Vázquez el 1.º de marzo de 2005 estaban en el medio de la fiesta y él le hace una seña a ella, ella le hace una seña a él, arrancaba la fiesta y se escabullen, se van a la casa. Él se saca el saco, la banda y ella le sirve el plato de sopa.

Eso se ha contado.

Sí. Esa anécdota la han publicado muchas veces acá, pero es muy significativa, esa complicidad que es la misma de siempre. Ella cuenta que el momento más emocionante de su vida fue cuando él se recibe de médico porque ella fue el puntal, gracias a que mantuvo a la familia mientras él podía estudiar buena parte de la carrera de Medicina.

CINCO SORPRESAS

Pablo, ¿alguna de ellas te sorprendió?

Las cinco me sorprendieron. Y lo que llegué con ellas fue a convertirme en un profundo admirador de las cinco. De cada una me gusta alguna característica.

De Marta me gustó su firmeza. También te lo dije de María Auxiliadora. Julia Pou es como muy deslumbrante; en todos los temas es como que llama la atención, no me refiero a lo exterior, sino que tiene siempre una mirada original. Mercedes Menafra me pareció una persona muy armónica, que gusta mucho del equilibrio. Y Lucía Topolansky es eso que le puse al capítulo: "Al mango". Como ella dice: "Me equivoqué o no me equivoqué en la vida, pero tengo la tranquilidad de que todo lo elegí yo, nadie eligió por mí". Esa vida jugada, al mango a todos los niveles, es muy sorprendente.

De Lucía oímos a menudo que es "más brava que él"...

Sí, se dice, sí.

Dura, dicen. ¿Cómo lo viste tú?

No me pareció en lo más mínimo.

Te diré que lo que yo intenté es que el libro reflejara la quinta esencia de la persona, que no reflejara el personaje sino la persona. Este libro busca la persona detrás del personaje.

Cabe suponer que cada una quería dar una imagen positiva de sí misma y de lo que fue como primera dama, claro que ya comentaste al principio que esta era una historia subjetiva.

Es verdad que ellas querían dar algo positivo de sus personas. Primero, sus roles como primeras damas es relativo, porque las que ya fueron no hablan como ex; es una carga, una mochila que llevan de por vida. Mercedes Menafra lo dice claramente: ella se convirtió en una voluntaria permanente. No se despojan de ese rol, saben que tuvieron un lugar en la sociedad y que tienen un rol en ella, y lo llevan con una responsabilidad y un compromiso con el país .


JUNTO A CADA HOMBRE...

¿Qué aprendiste de los presidentes a través de ellas?

Creo que aprendí más que en toda mi vida de los presidentes de Uruguay. Y creo que este libro sirve, de una manera, como un martillo que destruye los prejuicios.

En términos generales entendí que los uruguayos hayamos elegido a todos estos presidentes y que todo esto conforma un período virtuoso de la historia del Uruguay. Si tú mirás desde 1806 con las invasiones inglesas, o cuando quieras arrancar en la historia del Uruguay- en 1811 con el Éxodo, en 1828 con el Armisticio que permitió tener la República en 1830, con la primera Constitución-, nunca hubo un período largo, de 30 años, como este: virtuoso. En 1930, [Fructuoso] Rivera tuvo alzamientos militares; el segundo presidente, [Manuel] Oribe, tuvo alzamientos militares; en 1839 vino la Guerra Grande hasta 1851. El final del siglo XIX fue terriblemente cruel. Batlle y Ordóñez, con quien arrancamos a escala planetaria, termina en 1929 con el Golpe de Estado de 1933 de [Gabriel] Terra. Asume Luis Batlle Berres en 1946, pero después vino el caos, el Colegiado, que termina en 1968, del que ya soy testigo... Entonces ya sé que no hubo períodos virtuosos. A todos los presidentes les entiendo las razones por la que los uruguayos los eligieron, mucho más de lo que entendía antes.

Es como que en el fondo es mucho más parecido, y eso es lo identitario uruguayo que decía antes, lo republicano, lo igualitario, el compromiso. El compromiso que los cinco hogares tienen con la cosa pública me parece absolutamente admirable, porque además lo comparo con las personas que no están vinculadas con lo público y los cinco son idénticos, tienen absolutamente el mismo compromiso. Acá nadie quiso ser estrella. Es un compromiso con lo que somos, con el devenir de un país, y eso es infernal, enamora. Más me gusta este experimento que es Uruguay, ese país que surgió en 1828, que es una cosa chiquitita, como dijo [Albert] Einstein cuando vino en 1925.

El perfume viene en frasco chico...

Está bueno eso. Einstein, en 1925, dijo una frase que me fascinó. Cuando vino a ver a [Carlos] Vaz Ferreira, dijo: "Benditos los países chicos y felices sin delirios de grandeza", y hablaba de esto mismo: de las leyes sociales igualitarias, del humanismo, de lo avanzado e innovador en cuanto a los modos de desarrollar la vida en comunidad. Y eso se ve en los cinco presidentes, con diferentes acentos, pero es muy parecido.