Por Gerardo Carrasco
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A comienzos de la década de 1980, España procuraba quitarse de encima la soporífera y rancia atmósfera heredada de la larga tiranía del "Caudillo por la G. de Dios", cuando un verdadero ciclón vivificante disipó esos insalubres vapores para siempre.
En un abrir y cerrar de ojos -y sin que ellos mismos se explicaran bien cómo ocurrió- una joven generación alimentada a base de vinilos en inglés, había copado la Capital de las Españas a golpes de guitarra eléctrica: era el alumbramiento de lo que luego se catalogaría como "Movida Madrileña", una auténtica avanzada contracultural que derrocharía talento y energía en todos los ámbitos, pero muy especialmente en el musical.
Gabinete Caligari, la banda liderada por el cantautor Jaime Urrutia, fue una de las más representativas de aquellos años locos, y quizá la que dejó el repertorio de mayor vigencia al día de hoy. Quizá porque hacían lo mismo que todos pero también todo lo contrario, y porque tuvieron la osadía de rizarle el rizo a aquello de "para novedad, lo clásico", incorporando los ritmos y la poesía de la España profunda a la revolución rockera.
Creadores y únicos exponentes del "Rock Torero", los Gabinete supieron formar parte de la educación sentimental de no pocos jóvenes uruguayos, cuando a nuestro país le tocó el turno de quitarse de encima a sus propios tiranos. En aquel momento, la "Movida Madrileña" se abrió camino por estos lares, a fuerza de cassettes copiados hasta la destrucción, y de marginales y valientes programas de radio.
A fines de los 90, cuando la fiesta matritense terminó y los micrófonos se desconectaron, el "Torero" Urrutia tomó al bovino por las astas, reinventándose para emprender una carrera solista más que interesante, ratificándose como uno de los artistas más fecundos y auténticos de su generación.
Días atrás, Jaime Urrutia visitó Montevideo por tercera vez, acompañado de su tecladista de siempre, el uruguayo Esteban Hirschfeld, fundador de Los Mockers y radicado en España desde hace largo tiempo. En esta tercera visita, se despachó con un recital casi íntimo en Espacio Guambia, donde abordó un repertorio representativo de las diversas etapas de su carrera, deleitando a sus antiguos fans y seguramente conquistando algunos nuevos.
Luego de su única presentación, y antes de cerrar las valijas para regresar a España, Jaime conversó con Montevideo Portal acerca de música, dinero, tecnología, libros, toros, y otra vez música.
De puntillas ante el tocadiscos
"De pequeño, en casa se escuchaba mucha música, mis hermanos mayores escuchaban a los Beatles y a los Stones y yo me fui aficionando", relata Jaime Urrutia acerca de sus primerísimos pasos musicales. Su aprendizaje inicial "fue de un modo bastante autodidacta, en casa había una guitarra con la que empecé a tocar, y a su vez, utilizaba mi poco dinero para comprar discos usados", recuerda.
A fines de los 70, cuando surgían oportunidades para artistas emergentes, Jaime estaría listo para subirse al tren. "En esos tiempos, después de la muerte de Franco, comienza la transición democrática, y empiezan a surgir muchos grupos en Madrid. Yo ya contaba con cierto bagaje que había formado por mi cuenta, tocando en casa sin ninguna pretensión". Por aquel entonces, y al igual que muchos jóvenes "soñaba con tener algún grupo, y fue una casualidad, mi vida pasó por ese período, cuando en España comenzaba a haber más libertades después de la dictadura. Con dos amigos hicimos Gabinete Caligari y nos empezó a ir bien. Es algo que no te esperas, crees que va a ser un divertimento de un par de años, de tocar algunas veces, pero todo ocurrió muy rápido, cuando quisimos recordar ya éramos profesionales, teníamos decenas de toques encimas, sacábamos discos".
La España cañí
La música de Gabinete Caligari constituyó un producto único dentro de la erupción rockera de aquella Madrid, dada su fusión de ritmos folclóricos y modernos. "Con Gabinete nos pareció que era necesario desmarcarse un poco y tener una personalidad propia, el rock nos lo hicimos distinto. Quizá el resto de los grupos imitaban un poco más a bandas inglesas o norteamericanas, y nosotros empezamos a hablar un poco de toros porque nos gustan, y eso en los ambientes juveniles de España esta visto como algo de gente mayor, más tradicional. Toros y pasodobles son algo de la España profunda que no tiene nada que ver con la modernidad". Un claro ejemplo de esta fusión de lo nuevo y extranjero con lo antiguo y propio lo constituye uno de sus mayores hits, la canción "Camino Soria" dedicado a "una ciudad muy escondida, donde vivió el poeta Antonio Machado. Tomamos unas referencias muy autóctonas y las metimos dentro de la música rock, por eso marcamos un poco de diferencia con el resto de los grupos, queríamos señalar nuestra personalidad y realmente nos desmarcamos mucho", afirma el cantautor.
Espontáneos en la plaza
Hacer música dirigida a los jóvenes recurriendo a una imaginería castiza a y a la tauromaquia, podía ser visto en lo previo como un pasaporte al fracaso, dado que el público de los toros suele ser adulto, y buena parte de la juventud se opone con firmeza a las corridas.
"Realmente, la juventud suele mirarlo como algo muy tradicional, pero también hubo gente joven que se interesó por el mundo de los toros a partir de nuestra música", cuenta Jaime, cuyo padre fue un reputado crítico de tauromaquia en la prensa madrileña.
"Además, a la gente que estaba dentro del ambiente de los toros le agradó mucho que hubiera una banda de rock que se ocupara un poco del tema. Los toreros y todos los que viven de ese mundo decían ‘qué bien que vosotros habléis del mundo de los toros', me invitaban a las corridas y surgieron amistades a partir de eso", refiere el músico. "Me siguen invitando a tertulias taurinas, donde se me considera un buen aficionado", añade.
El final de la fiesta
Para Urrutia, la decadencia y caída de la movida madrileña se explica por un puñado de factores, entre los que el dinero -como siempre- no deja de jugar su papel. "Vino una nueva generación, eso pasa siempre", evoca el artista, quien rotula el año 1992 como un punto de inflexión. "Se realizaron los Juegos Olímpicos de Barcelona, estuvo la Expo Sevilla, fue como la culminación de un ciclo de crecimiento económico de la década anterior, donde las bandas de la Movida Madrileña funcionaron muy bien, y había dinero a mansalva". A partir de ese año, comienza una crisis económica que coincide con un cambio generacional. "Fue coincidencia, pero también era lógico. Había una cantidad de chavales (‘pendejos', se corrige sonriendo e intentando sonar uruguayo) que miraban a mal a los de la movida, como diciendo ‘nosotros tenemos 20 años y es nuestro turno'. Cantaban en inglés y se les llamó Indies". En esa nueva movida "hubo muchos grupos, pero está claro que no tuvieron ni mucho menos él éxito que tuvimos nosotros".
Gabinete Caligari continuó su carrera remontando la adversa década de los 90 "pero ya la gente no estaba en sintonía, hubo un declive total de Gabinete y también de otros grupos. Sacamos un par de discos en los 90, pero ya los periódicos no nos hacían notas ni caso. Se consideró que estaba pasado de moda. Se desentendieron", narra Jaime, quien lejos de quejarse, entiende que se trata de una situación común. "La industria musical está concebida para los jóvenes, y con la idea de que cuando tienes treinta ya eres un tipo mayor, cosa que es mentira", afirma.
A lo largo de los '90 "hubo una decadencia de muchos grupos, ya en el 2000 nosotros nos separamos, yo fui quien decidió terminar con la banda, y fue lo mismo que hicieron otros cantantes de la Movida, como Loquillo, que cambió de banda e hizo otras cosas". En 2002 "empecé una carrera en solitario y vine otra vez arriba" con otra generación que ya no era ni la de los 80 ni la de los 90. "Es que la música es como un tobogán, y es difícil mantenerse. Sé que no volveré a tener jamás un éxito como el que tuve con Gabinete", reconoce.
Se cura en soledad
Ya lanzado a su proyecto solista, Urrutia decidió aprovechar esa total libertad para experimentar ritmos y sonidos que anteriormente fueran "vetados" por su banda.
"Básicamente, yo era el compositor de Gabinete, y en mi primer disco en solitario exploré cosas que no había hecho con el grupo", explica. En dicho trabajo "intenté cambiar un poco de estilo, dentro de lo difícil que es eso tratándose de un mismo compositor". En los últimos tiempos de Gabinete, Jaime intentó introducir innovaciones. "hablo por ejemplo de bossa nova, me encanta la música brasileña". Sin embargo, el resto de la banda no parecía dispuesto a aceptar los nuevos vientos. "Le mostraba las canciones a mis compañeros y ellos decían que eso no les iba, que querían tocar algo más del estilo de Nirvana. El problema es que aunque a mí Nirvana me gusta mucho, no se me da muy bien componer en esa onda".
Lejos del tornadizo comportamiento de la moda, Urrutia es consciente del valor de la autenticidad en una obra artística. "Yo tengo mi estilo, creo que cada compositor tiene su manera de hacer canciones, y dentro de ese modo siempre seguirá un camino" sentencia.
Montevideo Portal/Gerardo Carrasco
Arroba las manos
"Más que cantante soy autor de mis canciones, no soy un intérprete, hago mis canciones con su música y su letra. Por eso, cada vez que la gente se baja mis canciones de Internet, es como si me asaltaran en la calle y me robaran la cartera", asevera Jaime, marcando su postura acerca del trafico no controlado de la música en la red. "Creo que el tema de la descarga de música en Internet se ha descontrolado, y más en España, que es el segundo país del mundo en descargas ilegales, entonces me parece mal". Y si bien se ha legislado recientemente al respecto "es algo muy delicado y difícil de manejar"
"Internet nos comió", sostiene. "Las discográficas se dieron cuenta de repente de que tenían un monstruo enorme delante de las narices, y no han podido con él". Por ello, dichas compañías "están desapareciendo en España, y en todo el mundo, porque ha cambiado la forma de vender la música". Lejos de ser un analfabeto tecnológico, Urrutia echa mano de la música en la web, pero sin dejar de aportar su óbolo. "Spotify es maravilloso, yo soy el primero en usarlo para escuchar, pero pago mi dinero". En cuanto al acceso a la música en la red, reconoce que "es muy cómodo, aunque se pierde un poco la magia que tenía aquello de coleccionar los vinilos, disfrutar el arte de portada...eso se terminó en nombre de la comodidad. Ha cambiado mucho la tecnología para bien y para mal, lo bueno es que se ha ganado mucho en comodidad, pero se pierde liturgia", opina.
Más allá de esa pérdida de magia y su eventual despersonalización, Urrutia entiende que la web ofrece buenas oportunidades "Mi manager ya ha colgado material de lo que hemos hecho en Montevideo, y eso se lee en todo el mundo, Internet permite una proyección mundial alucinante".
Apretarse el cinturón
La dura crisis económica que viene castigando a España en los últimos tiempos, marcando cifras inéditas de desempleo e inflación, ha afectado la labor de los artistas. Para sobrevivir en dicha coyuntura, parece no quedar más opción que practicar cierta austeridad
"Lo que estamos haciendo muchos artistas es reducir los gastos de las actuaciones, porque si no lo haces, lisa y llanamente no tocas, no hay shows" declara sin rodeos, ni reparos al manejar cifras. "Si yo hasta hace dos años podía cobrar 12.000 euros por un show, ya no lo puedo hacer. El año pasado tuve sólo dos conciertos en España, porque los ayuntamientos, que son los que contratan grupos para las fiestas locales, están endeudados y no tienen dinero. Por eso, en vez de contratar artistas, ponen a un tipo con un iPod a pasar música y les sale más barato".
Por ello, las agrupaciones apuestan a una formación reducida "y no movilizar a toda la banda", Con ese formato "de emergencia", Jaime se presentó en Montevideo. "Pudimos hacer esto porque en diciembre empezamos en España una gira en formato trío acústico, con Esteban en los teclados, un guitarrista y yo. Eso nos permite viajar sólo tres, sin trasladar una batería o demasiados equipos. Viajamos en una furgoneta pequeñita y al ser menos se reducen los gastos de hotel, comidas, etc. Esta reducción en recursos humanos permite que "ahora se pueda tocar por 3500 o 4000 euros". Más allá de asuntos monetarios "La gente sigue estando ahí y quiere escuchar música. Al fin y al acabo lo importante es la música" asegura. "¿Me quedo sentado en mi casa o hago esto? Se ganará menos dinero, pero continúas haciendo lo que te gusta".
El sur también existe
En sus dos primeras visitas a Uruguay -en las que no se subió a escenario a alguno- Jaime Urrutia comprobó con sorpresa que su música era bien conocida por un público quizá no demasiado numeroso, pero entusiasta y fiel.
"Vine por primera vez a Uruguay en 2005, con Esteban", ocasión en que se le hizo un homenaje "a traición" en el desaparecido pub BJ. "Eso para mí fue una sorpresa, estaba Pablo de Cadáveres Ilustres y Alejandro Ferradás, que se sabían canciones mías, y yo no tenía ni idea de que eso pasaba aquí. Luego supe que aquí hubo gente que se traía los discos de España y luego el material circulaba de mano en mano", intercambio que permitió que se escucharan muchos grupos españoles. Días atrás, durante su primera actuación en nuestro país, Jaime tuvo ocasión de encontrarse con ese público. "Fue maravilloso, porque había unas cien personas que realmente me conocían, fue emocionante".
Habiendo confirmado la existencia de fans de gabinete en el Río de la Plata, Jaime lamenta no haber tenido la ocasión de venir a la región durante el auge de la banda. "Da un poco de rabia, porque si en su momento, la compañía discográfica hubiera editado algún disco nuestro aquí y en Argentina, y hubiéramos venido a tocar, a trabajar el disco y promocionarlo, quizá hubiéramos conseguido llegar a más gente".
"En México pasó algo parecido, la gente venía pidiendo que le firmáramos el disco Camino Soria, y creo que hubiera sido bonito, de haberlo sabido antes, aprovechar esas oportunidades en América, porque España ya la hemos recorrido entera ocho veces. Internacionalmente podríamos haber tenido alguna chance también".
Según pasan los años
A los 53 años de edad, Jaime se enfrenta a veces a la disyuntiva de seguir indefinidamente en el nomadismo de los toques en vivo, o "sentar cabeza" y concentrarse en su rol de compositor.
"No me veo muy viejecito en el escenario, pero tampoco sé hacer otra cosa, mi vida ya depende de la música", explica. Interrogado acerca de si piensa "morir" arriba del escenario, afirma que se trata de "una pregunta difícil a la que a veces responde que sí y a veces que no (ríe). Me imagino más componiendo canciones para mí o para otros, pero no subiendo al escenario, porque sucede que me considero más autor que cantante".
De momento, tareas no le faltan." Además de la gira, se supone que tengo que hacer un disco de aquí a un año, pero de momento sólo tengo algunas canciones sueltas", afirmó.
Arriba el telón
Durante este mes de marzo, Uruguay le ha deparado a Urrutia diversas satisfacciones. Además de la posibilidad de tocar para un público ante el que nunca se había presentado, durante el Festival de Cine de Montevideo se estrenará el film documental "Jaime Urrutia; La fuerza de la costumbre", escrito y dirigido por el cineasta colombiano Carlos Duarte Quin.
"Es una historia totalmente independiente, hecha sin ningún presupuesto" destaca Urrutia, quien explica que un buen día y repentinamente "un director de cine colombiano, a quien yo no conocía de nada, apareció en España y me contactó. Se comunicó con mi manager y dijo que quería hacer un documental sobre Gabinete Caligari y Jaime Urrutia. Empezamos a conversar, a armar un guión, y estuvimos cuatro años en ello". En el film aparecen artistas como Loquillo, Andrés Calamaro y Enrique Bunbury, amigos personales y admiradores de la obra del cantautor madrileño.
"El proceso ha sido muy largo. Ahora se estrenará aquí y luego formará parte de un festival en Málaga. El siguiente paso sería sacar un DVD a la venta". Si bien el documental es una suerte de biografía de Jaime y su banda, refleja también "un momento de la historia de España".
A pocas horas de regresar a Madrid, el artista asegura estar dispuesto a regresar a Uruguay. "Es ya un país muy querido y no lo digo por hacer la pelota (adular), sino porque me siento realmente a gusto aquí, Y además, viendo la buena reacción que tuvo mi pequeño público durante el recital, me quedo súper satisfecho".
Gerardo Carrasco/Montevideo Portal
Mirá el trailer del documental "Jaime Urrutia: La fuerza de la costumbre"
Por Gerardo Carrasco
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