Yo La Tengo es uno de esos raros ejemplos de "familia feliz" que surgen cada tanto en el mundo del rock. Formada por el matrimonio Ira Kaplan/Georgia Hubley hace ya 30 años, con la adición definitiva del bajista James McNew a principios de los '90 crearon un núcleo estable que les ha permitido flotar por encima de todas las olas del rock y mantener un balance perfecto entre los trallazos de furia sonora y la belleza ensoñadora de sus canciones.
Pese a que nunca eludieron la referencia inevitable de la Velvet Underground -grupo al que incluso personificaron indirectamente en la película "I Shot Andy Warhol"- Yo La Tengo creó su propio universo musical, en el que podían convivir el rock de garage, el pop melódico, la experimentación o las inquietudes ruidosas del shoegazing. Son grandes y fingen no saberlo, lo que sólo los hace más queribles. Son adorados por la crítica y merecerían ser mucho más populares, pero el tiempo los ubicará con justicia en el sitial que les corresponde. Y si no es así, tampoco les importará demasiado.
En el 2001 tuvieron su debut uruguayo triunfal en la Sala Zitarrosa y diez años después repitieron la experiencia en La Trastienda. Parece haberles gustado bastante, porque este 29 de mayo van por la tercera vuelta, toda una confirmación: Yo La Tengo trae un poco de Nueva York a Montevideo ese día a partir de las 21 horas con un nuevo recital en La Trastienda, en el que mostrarán su último disco "Fade". Con su guitarrista y vocalista Ira Kaplan charlamos sobre los pros y contras de la popularidad, la necesidad de no tomarse nada demasiado a pecho y la tristeza de una Nueva York sin Lou Reed.
Es la tercera vez que tocan en Uruguay, lo que no es muy común en una banda estadounidense. ¿Desarrollaron algún tipo de vínculo con la ciudad?
La primera que vinimos fue en el 2001, por lo que para empezar no es muy probable estar 13 años juntos, menos 30. Simplemente parece haber sucedido. Disfrutamos mucho las dos primeras veces, por lo que cuando tuvimos la oportunidad ni nos lo cuestionamos. Claro que al estar de gira uno no conoce tanto las ciudades como debería. Está todo el tema de las pruebas de sonido, hacer el concierto, los traslados. En las giras la oportunidad de ver y experimentar las ciudades es muy limitada.
En el show del 2001 fueron muy reticentes a tocar algunas canciones a pedido, como "Speeding Motorcycle" (de Daniel Johnston), pero lo hicieron sin problemas hace dos años. ¿Significa que han hecho las paces con las canciones "exitosas" de su pasado?
No, eso cambia de noche a noche. No la hacemos muy seguido, en general se da raras veces. Algunas noches no estamos listos para ello, y eso corre ahora para todas las canciones excepto para las de "Fade". Raramente tocamos una canción vieja dos noches seguidas. Cuando hay un tema que se pide reiteradamente, como "Speeding Motorcycle", generalmente no lo tocamos, pero de vez en cuando la respuesta es "sí" (risas).
"Fade" fue un disco muy alabado por los críticos, lo que ha pasado con casi todos los álbumes de la banda ¿Tiene o tuvo eso alguna importancia para ustedes?
Seguro que más en el pasado que ahora. Siempre te pone feliz que alguien diga algo bueno sobre vos o que diga que le gusta algo que hacés. La respuesta en esos casos no va a ser "callate", pero creo que mientras más tiempo toca uno, menos le presta atención a eso. No querés la vida regulada por algo así. A menudo, si a alguien no le gusta lo que hacés no querés sentirte devastado, por lo que en general intentamos mantener cierta distancia de la crítica.
¿Y qué pasa con la popularidad?
Estoy muy feliz con el suceso que hemos logrado, pero es más o menos lo mismo que con lo anterior. Una cosa que aprendimos mucho tiempo atrás y que es importante seguir aprendiendo y que te recuerden cada tanto, es que la mayoría de las situaciones tienen aspectos positivos y negativos. Si uno se pasara lamentando y diciendo "me gustaría que fuéramos más populares" no vería las cosas buenas del momento y podría no descubrir que las cosas positivas de ser populares acarrean también muchas negativas. Volviendo a "Speeding Motorcycle", es cool que la gente responda al tema, pero no es exactamente un hit. Si tocás frente a 20.000 personas en un estadio y ellos demandan que toques tu hit número 1, es genial, pero hay una gran presión de enviar a toda esa gente decepcionada a su casa simplemente porque decidiste no tocar otra vez esa canción. Me encantaría ser más popular, pero no soy tan crédulo como para pensar que eso no vendría también con sus propios desafíos.
¿Estarían incómodos dentro del "rockstar system"?
Tengo tanta confianza en Georgia y James, y la gente con la que trabajamos que creo que podríamos trabajar en cualquier circunstancia. Si hubiéramos logrado, por ejemplo, el álbum número 2 en todo el mundo, pienso que podríamos haber lidiado con eso. No tengo miedo de ninguna situación.
Solés escuchar más música vieja que nueva. ¿Creés que la escena actual del rock es más pobre que cuando empezaron ustedes, o que la de la década del '90?
No diría eso. Ahora estoy escuchando el último disco de Shintaro Sakamoto, por ejemplo. Es cierto que escucho más que nada música vieja, pero hay un montón de cosas nuevas que no he descubierto. Supongo que es sólo una costumbre.
Ustedes siguen editando discos en la forma tradicional. ¿Defienden la supervivencia del LP, pese a que para muchos tiene los días contados?
No necesariamente. De hecho, cuando íbamos a grabar "Fade" nos sentamos a charlar con la gente de Matador Records (el sello) y les preguntamos qué querían. ¿Un álbum, canciones para bajar en Mp3? A mí me gusta hacer música y no siento que esté alzando la bandera por el LP o peleando una batalla contra los Mp3. Lo que sea que nos brinde la mejor oportunidad para seguir haciendo música, nos hace feliz. Cuando Matador nos dijo que grabáramos un disco, fue genial. Es una forma de trabajar en la que estamos cómodos, pero si hubieran pedido otra cosa habría estado bien también y lo habríamos disfrutado.
"Fade" es un disco más corto que los anteriores. ¿Fue una decisión consciente?
Fue una decisión sí. Lo gracioso es que venimos intentándolo con los últimos discos y no lo logramos. Después de "And Then Nothing Turned Itself Inside-Out" (2000) teníamos la noción de que queríamos elepés más cortos. Cada vez que notábamos que igual el álbum quedaba largo, nos decíamos "bueno, la próxima". Creo que no queremos sentir que cada álbum que hacemos tenga que durar 75 minutos. Queríamos un disco más corto y esta vez logramos cumplir la meta.
Parece un disco más tranquilo además. ¿Fue a propósito también?
No, simplemente salió así.
Es un álbum bastante emocional a nivel de las letras. ¿Se debe a alguna cosa que haya vivido la banda en estos últimos tiempos?
No estoy tan seguro de coincidir. Todos los discos son emocionales, en el sentido de que son la forma que toma la emoción para nosotros. Los que notaron eso más en este álbum que en los anteriores quizá lo que quieren decir es que ellos hicieron una conexión mayor con las canciones, y eso es genial, estamos felices de que sea así, pero desde mi punto de vista damos todo en lo que hacemos, por lo que para mí todos son emocionales.
¿Siguen disfrutando las giras después de 30 años juntos?
Sí, claro. Si no nos gustaran las giras, encontraríamos la forma de no hacer tantas.
Retomando el tema de la música de otras épocas y las influencias, ¿cuáles fueron tus sensaciones al enterarte de la muerte de Lou Reed, meses atrás?
Creo que lo que me volvió más triste de ello fue que una de las grandes cosas de vivir en Nueva York es que no sabías cuándo te toparías con Lou Reed. Ibas a ver a Allen Toussaint a Joe's Pub y ahí estaba Lou Reed, ibas a un restaurante, ¡Lou Reed! Ibas al Film Forum, ¡Lou Reed otra vez! El hecho de que eso no vaya a suceder nunca más hace que Nueva York sea un poco menos excitante.