Nicolás Barrios es un periodista cultural al borde del colapso. Odia su trabajo, tiene problemas con su novia, no tolera la impostura de sus colegas críticos de cine, sufre al sindicato del canal de televisión en el que trabaja, soporta películas pretenciosas y mantiene una confusa relación con su padre.
Por las noches, pasa el tiempo en bares de mala muerte, tomando whisky, consumiendo cocaína y teniendo sexo sin sentido. El único lazo afectivo que logra conmoverlo es el que mantiene con Camba, un perro poco agraciado (y desagradecido) que tiene sólo tres patas y al que Nicolás adopta por motivos incomprensibles, quizá porque de alguna manera representa el reflejo castigado de su alma.
Pero la vida de Nicolás cambia cuando una serie de casualidades lo llevan a una ronda de prensa con Equa, una estrella pop adolescente con un corte muy Miley Cyrus. Un beso inesperado -y hediondo, para más datos- que le propina la excéntrica cantante lo vuelven famoso y le abren las puertas al mundo de las celebridades de Hollywood. A partir de allí, Nicolás se mueve entre extremos, entre el aburrimiento y el desenfreno, en los que ronda siempre la sensación de un hambre sin saciar, una soledad que no se disipa en la multitud.
Camba es la primera novela para adultos de Martín Avdolov, guionista, comunicador y director de varios proyectos audiovisuales. Su primer trabajo, Violeta corazón (Fin de Siglo), jugaba con la fantasía y el fútbol para reinterpretar la historia del club de sus amores, Defensor Sporting. En Camba (Fin de Siglo), de lectura ágil y un tono que bascula entre el humor y la melancolía, Avdolov se sumerge en un mundo que por momentos parece también muy cercano, como cuenta en esta entrevista con Montevideo Portal.
¿Cuándo nació la idea del libro y qué la disparó?
Todo comenzó como un simple ejercicio literario. Una noche solitaria estaba en casa y comencé con los primeros capítulos sin saber para dónde iba la historia. Cuando apareció el perro y ya tenía algunos de los personajes principales me di cuenta de que había potencial. Ahí tuve un parate bastante corto donde pude replantear algunos aspectos y configurar la novela.
¿Trabajaste con alguna referencia guía a la hora de escribir la novela, ya sea un autor o alguna obra específica?
No me considero un gran lector. Tengo períodos donde puedo leer varios libros consecutivos y otros donde no toco un libro por meses. De todas formas en estos 40 años de vida he leído bastante.
En cierta forma supongo que hay mucha influencia de los escritores norteamericanos de la primera mitad del siglo veinte, pero Camba es una novela absolutamente personal donde busqué mi propio ritmo y estilo. Estoy convencido que lo encontré. En los próximos trabajos lo iré mejorando.
Muchos escriben pensando en una persona en mente, en cómo esa persona va a leer lo que uno hace. ¿Fue así en tu caso?
Salvo aspectos puntuales en la línea narrativa y los personajes principales soy bastante libre en cuanto a la escritura. A veces uno piensa que la historia va hacia un lugar, y cuando estás escribiendo los propios personajes o las situaciones te piden otra cosa. Le hago más caso al instinto y a la fluidez en el momento de escribir que a lo que tengo planificado de antemano.
Ahora por ejemplo estoy inmerso en la escritura de mi tercera novela. En un principio iba a ser un drama que narra la historia de un padre y su hijo a través de las ausencias. Hoy te puedo decir que se convirtió en una comedia dramática bastante polémica. No quiero adelantar mucho más. No escribo pensando en ningún lector en particular, escribo literatura sintiendo lo que disfruto crear.
Trabajaste en medios... ¿te basaste en tus experiencias para crear los personajes y situaciones de Camba?
Seguramente lo haya hecho. No de forma racional, pero las experiencias vividas ahí están, siempre en algún lugar del cerebro. De alguna forma tienen que salir, a veces muy distorsionadas, otras más cercanas a la realidad, o más bien, a los recuerdos que uno tiene de la percepción de esa realidad.
Parodiás en varias situaciones el lenguaje y conductas de los sindicatos. ¿Salió de las ganas de hacer humor con ello o del fastidio? ¿O de ambas cosas?
Las anécdotas del sindicato están basadas en cosas que viví luego de la crisis de 2002, cuando trabajé en un conocido canal uruguayo. El gremio del canal hacía paros todo el tiempo. Las razones muchas veces eran ridículas o atentaban contra un proceso de actualización fundamental para el futuro de la actividad. Los medios de comunicación evolucionan constantemente. Increíblemente más de 10 años después parece que hay gente que todavía no se dio cuenta.
Personalmente tengo una visión bastante crítica de los gremios porque muchos protegen sus propios intereses en lugar de los del conjunto. Ojo, también soy crítico cuando desde el otro lado se producen excesos. Hay un equilibro que parece cada día más difícil de alcanzar.
Hay una gran presencia del cine en la novela. ¿Cuál es tu relación con el cine y cómo se conecta en la creación y desarrollo del personaje?
Soy melómano y cinéfilo desde muy chico. Gran parte de mi tiempo libre lo dedico a esas dos pasiones.
Personalmente escribo literatura por el placer intrínseco en la actividad. Entonces lo hago sobre lo que me gusta o en las cosas donde siento que más puedo aportar.
Como trabajo profesionalmente en guiones de ficción, documental y publicitarios ya tengo bastante con escribir muchas veces sobre temáticas que no son exactamente de mi interés. Así que en la literatura hago lo que me gusta sin límites.
También hay mucho humor sobre el cine "culto" y los periodistas que lo cubren. ¿Qué te interesaba dejar en evidencia?
A medida que la historia avanzaba yo necesitaba conflictos. Sobre todo porque como escritor me interesa mucho mantener la atención a través de la acción más que desde la reflexión. Me gustan mucho las novelas rápidas donde todo el tiempo pasan cosas.
En el caso de los periodistas que cubren el cine, siempre me llamó la atención el contraste que existe entre la vida ordinaria de los trabajadores uruguayos o de cualquier país del tercer mundo con su interacción con lo que consideramos es el universo de las estrellas de Hollywood, o más bien con la idea fantasiosa que tenemos de eso.
Uno acá trabaja para cubrir los gastos, la pelea todos los meses, y de golpe el periodista de espectáculos se enfrenta por un momento a alguien que gana millones de dólares y es adulado constantemente por su trabajo. La interacción de esos dos mundos me parecía un punto de partida muy efectivo para generar esos conflictos que te mencionaba en un principio. Sobre todo cuando el personaje principal, Nicolás Barrios, es invitado a vivir en medio del lujo, el caos y los excesos de Hollywood cuando en realidad está quebrado, sin un peso en el bolsillo.
El estilo de la novela tiene modismos de un español neutro, de doblaje, o expresiones españolas. Pasa algo similar con los nombres de los personajes. ¿Fue buscado? ¿Qué objetivo tuvo?
Fue 100% buscado. El objetivo fue identificar a través de los modismos en el lenguaje los diferentes personajes. Me resultaba poco creíble que un director de Hollywood hablara igual que Nicolás Barrios, el personaje principal de la novela. En primer lugar porque uno hablaba en inglés y el otro en español. Tuve que buscar un recurso que me permitiera jugar con las diferencias. El español neutro me ayudó bastante.
En cuanto a los nombres de los personajes sucede algo parecido. Hay un plano en la novela que vendría a ser un mundo donde el lector fácilmente se puede sentir identificado. En ese caso los nombres son bastante comunes: Nicolás, Camila, Francisco, Lucía.
Sin embargo la novela atraviesa permanentemente el mundo de la fantasía; en ese caso busqué nombres más divertidos, o fuera de lo común. Seguramente más paródicos.
¿Qué representa el perro Camba para el personaje -y también para el autor- que parece actuar como símbolo o catalizador en la novela?
Hay una exteriorización de las heridas que lleva el personaje principal a través del perro. Funciona como una especie de espejo.
Personalmente me interesaba retratar un momento en la vida de un joven de 27 años que se encuentra perdido. Mientras atraviesa una crisis emocional y profesional debe hacerse cargo de otro ser vivo. Eso lo transforma y lo fuerza a madurar. La novela tiene ese soporte espiritual que también es lo que hace avanzar la historia y la valida frente al lector. Si no, sería una suma de anécdotas jocosas. Sin embargo se genera empatía con el personaje y hay gente que hasta se ha emocionado.
¿Por qué optaste por no localizar geográficamente el mundo de la novela ni los sitios que frecuentan sus personajes, pese a que parecen corresponder con Montevideo o sitios y bares de la ciudad?
Tuve la duda hasta el último momento. Pero elegí no hacerlo porque me parece que la historia podía suceder en cualquier lugar del mundo lejos de las grandes ciudades. Incluso hasta dentro de los Estados Unidos.
En un mundo donde todo está servido en bandeja, donde las descripciones visuales son cada vez más precisas a través del dominio absoluto de los medios digitales y audiovisuales, darle más libertad al lector al momento de imaginar y crear sus propias imágenes me parece necesario.
El trabajo del escritor tiene mucho de contar la historia, pero también de elegir cuidadosamente qué parte o detalles omitir. Muchas veces ahí se genera el mayor placer en la lectura. La posibilidad infinita de que cada lector haga una lectura diferente y única de una misma novela.