Has organizado festivales de cine como el de Mar del Plata y sos el responsable del Festival de Cine Judío en Argentina, Uruguay, Chile y Costa Rica ¿Cuáles son las diferencias esenciales entre producir uno judío y otro no judío?

Un Festival internacional (como el de Mar del Plata), está a la búsqueda de todo tipo de filmografía, además busca distintos lenguajes, distintas experiencias que por lo tanto alimenten las diversas secciones que hay como “largometraje”, “cortos”, “experimental”, etc. Y después están los festivales temáticos: de Derechos Humanos, de cine gay lésbico, y en este caso festival de cine judío. La diferencia es que, con el principio rector de elegir la calidad, buscamos temática judía, esto significaría que ronde en tradiciones, costumbres, historia, Holocausto (a pesar de que a la gente le cuesta volver a estar en contacto con este tema, pero al final siempre uno sabe que la mejor manera para que no vuelvan a ocurrir estas cosas es recordarlas permanentemente) y también cine israelí. En este caso, tal vez la historia que cuente no sea estrictamente de temática judía pero al fin y al cabo Israel es el único estado judío que hay en el mundo e interesa mostrar su filmografía.

 

 

¿Se programa distinto según los países?

Parto del mismo material, pero se acomoda respecto a las características de cada festival. En Argentina trabajamos a dos salas, entonces presentamos 30 títulos, aquí trabajamos con una sola sala y menos títulos. Montevideo se ve beneficiado porque es un filtro donde yo elijo lo mejor, lo que ha recibido Argentina de manera más emocional, porque al fin y al cabo yo creo que el buen cine es el que trasmite emociones, sentimientos, historias.

¿Existe sensibilidad distinta entre los públicos de los dos países?

En general no hay una gran diferencia en la recepción o porque son de la comunidad o porque son cinéfilos y también por lo rioplatense con una manera de sentir similar. Hay un denominador común que es la comunidad, a pesar de que insistimos en que el festival es abierto a todo público. Las características son: estrenos absolutos, cine de calidad, entonces tenemos una gran porción de público no judío que viene a buscar un cine que no podrá ver en otra oportunidad.

¿Por dónde van las temáticas de este año?

Son diversas porque yo trato de que se cubran varios aspectos y no sobre la misma nota. Hay mayoría de ficción (que es lo que el público prefiere), el documental está incluido pero la gente todavía tiene un poco de prevención, además hay películas de Israel y de distintos países como Estados Unidos, Polonia, España, Canadá. Tenemos tanto comedias como dramas e incluso un musical, “El alma Idishe” en donde se repasan canciones emblemáticas en idish, una lengua que cuando se creó el estado de Israel se dejó de lado por el hebreo, pero que ahora está volviendo.

¿Hay un espacio para homenajear a personalidades, artistas o cineastas judíos en el festival?

Tengo que tener mucho cuidado al respecto. Hace algunos años se cumplieron 30 años del estreno de la película “Los gauchos judíos” de Juan José Jusid. Con Juan hicimos toda una movida para lograr el tiraje de una copia nueva y programarla en el festival honrando ese aniversario, y fue muy poca gente. En ese sentido, sí que nos diferencia de festivales genéricos como el de Mar del Plata, porque están subvencionados por entes oficiales, pueden darse el lujo de retrospectivas con muy poco público. Nosotros no, porque pesa sobre nuestros propios hombros y sobre la capacidad de atraer capitales y auspicios. El año pasado, para darme un gusto y no porque fuera una película de temática judía, pero sí la última que filmó hasta ahora (porque aún vive) le rendimos un homenaje a Kirk Douglas. En diciembre pasado cumplió 93 años y por manifestaciones propias, al promediar su vida, recuperó su esencia judía y volvió a practicar el Bar mitz vah y ha tenido manifestaciones sobre su sentir judío muy profundas.

 

 

¿En ese sentido puede haber en el festival películas de Woody Allen o Steven Spielberg, dos reconocidos judíos?

Si lo tomamos desde el punto de vista del homenaje, efectivamente. Podrían estar en el festival si eso no me hace mellar la concurrencia, porque si hago una retrospectiva de ellos, yo se que el público ya vio todas sus anteriores películas. Tal vez lo que intentaría es lograr una avant premier, de un filme por estrenarse. Como ocurrió acá en Montevideo, el miércoles 22 hicimos una fiesta de apertura y lo hicimos con “El limonero” película que se va a estrenar comercialmente. Si tuviera un preestreno de Woody Allen o Spielberg, ni hablar que irían.

¿Daniel Burman, director de tres películas con mucha temática judía como por ejemplo “El abrazo partido” (NdR por la que su protagonista Daniel Hendler ganó el “Oso de Plata” a mejor actuación), ha estado en el festival presentando algún filme?

El año pasado aquí en Uruguay hicimos el lanzamiento con “El nido vacío” pero en Buenos Aires no lo hicimos porque ya se había estrenado.

¿Y más allá de este director, existen más ejemplos de un cine judío argentino?

Hay algunos casos como por ejemplo, “Sol de Otoño”, “Seres querido”, pero es bastante ocasional. Hay algunos nuevos directores que han hecho óperas primas con temática judía, pero aún no han hecho sus segundas películas así que no sabría hacia donde rumbean.

¿Vio la uruguaya “Acné” de Federico Veiroj?

Si, de hecho tuve su cortometraje en los dos festivales del Río de la Plata, “Bregman el siguiente” que de algún modo origina este largometraje. “Acné” la pedí para el festival en Argentina pensando también en Montevideo pero me dijeron que todavía estaban lejanos a la fecha de estreno y la estaban conservando para ese momento. Así que no ha ido aún.

Hablemos de la Amia y el cine. Hay por lo menos un par de películas, está “18 J” que es un grupo de cortos sobre el tema y está “9:53” que es una investigación y toma como eje el momento justo del ataque terrorista a esa institución judía de Buenos Aires. Han tenido poca repercusión estos documentales, principalmente el segundo ¿tiene una explicación?

No. En realidad este último 18 de julio, “Discovery” y “Encuentro” proyectaron películas. Particularmente este último puso al aire “El tercero en camino” (que nosotros tuvimos en programación en Buenos Aires el año pasado) del periodista Shlomo Slutzky, que toca fibras muy sensibles, dice que al no haberse podido determinar responsables y su consecuente castigo, está expedito el camino para un tercer atentado.

¿El cine en ese sentido sirve para abrir los ojos, para evitar que vuelva a pasar o como denuncia?

Todo eso. Te lo ejemplifico con “El limonero” que es israelí producida con aportes estatales y que sin embargo está expresando una opinión totalmente contraria a la política del estado en relación al conflicto con los palestinos. El cine sirve para contar historia, mostrar emociones y sentimientos pero también para poner temas sobre la mesa y poder discutir.

Co-dirigiste una película “Bésame mortalmente”, has sido crítico de cine y organizador de festivales. ¿En el ‘90 pensabas que ibas a hacer festivales de cine judío o tu judaísmo ha ido creciendo con el tiempo?

Soy un judío secular, no soy ortodoxo, no soy observante, aunque sí soy respetuoso con las tendencias cuando no son sectarias. En el ‘90 no pensé que iba a hacer el camino actual, en aquel momento yo tenía la expectativa de que la película resultara algo distinto de lo que resultó y me granjeara la oportunidad de seguir dirigiendo. Fue muy desgraciado el momento porque nunca pude recibir el crédito del Instituto del cine porque el país entró en quiebra, así que terminamos el filme como pudimos y no como quisimos y ni siquiera eso, sino la que salió. Y después hice algunas cosas para televisión; ahora estoy encaminándome hacia la producción, voy a estar trabajando en una película del chileno Silvio Caiozzi.

¿El festival en definitiva, es el mejor que podemos ver o el que se pudo programar?

Ah no, este es el mejor festival que se puede ver, no caben dudas.


Por Ernesto Muniz