Por Gerardo Carrasco
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Para toda una generación de amantes del rock en español, la línea de bajo de "Lobo Hombre en París" es un sonido atávico que remite a los "tiempos salvajes" de los años 80, cuando la dictadura se batía en retirada y el rock en nuestra propia lengua se colaba por todas las grietas de un sistema que se desmoronaba.
Hija del destape español surgido tras la caída del franquismo, La Unión fue una de las bandas de la "Movida Madrileña" con mayor puntería para el éxito, embocando en la cima de los charts canción tras canción como cachetada de loco. Al día de hoy, son quizá la única banda española nacida en aquella época que ha permanecido en activo de forma ininterrumpida y con la misma formación.
El próximo viernes 20 de noviembre La Unión se presentará en Montevideo Music Box, en el marco de una gira latinoamericana que conmemora -tardíamente- los 30 años de la banda, y presenta su proyecto Hip.Gnosis, donde la banda revisita sus temas emblemáticos desde una sonoridad nueva.
Antes de que La Unión despegara de Barajas, Montevideo Portal dialogó con Luis Bolín, cofundador del grupo y compositor e intérprete de ese bajo emblemático que se menciona al comienzo de este artículo.
"Creo que se trata de una suma de aciertos y errores en la que parece que la final los primeros superaron a los segundos", explica Bolín por teléfono desde Madrid, interrogado sobre las razones de la supervivencia de la banda. "Este negocio y la carrera musical en sí son algo con muchas vueltas. Tienes que ir bien de frenos, de amortiguadores y de neumáticos", advierte.
"Nosotros aterrizamos en el mundo de la música siendo más bien amateurs, estudiantes. Rafa (Rafael Sánchez, vocalista) estudiaba Arquitectura, y el germen del grupo se formó en una escuela de publicidad, Hemos tomado esto como un regalo, un hobby que finalmente ha sido nuestra forma de vida. Es un regalo, y por tanto lo cuidas".
Para Bolín, otra de las explicaciones de la permanencia de La Unión en lo alto del cartel tiene que ver "con el directo", los espectáculos en vivo: "Rafa es un animal de escenario, un tipo que ha marcado una diferencia. No digo que La Unión sea mejor o peor que nadie, pero sí tiene una identidad propia, es una banda que ha hecho propuestas tanto musicales, como de texto y en la forma de comunicar música, con cierta personalidad".
¿Cambia, todo cambia?
A lo largo de más de treinta años, La Unión ha explorado sonidos, géneros y estilos, en un proceso evolutivo que los llevó a transformarse sin dejar de ser los mismos. Para explicar esa capacidad de cambiarlo todo sin cambiar del todo, Bolín se remite a los propios orígenes de La Unión, como "una banda ecléctica" surgida en aguas revueltas.
"Vivimos esa apertura de finales de la dictadura, cuando llegó de golpe muchísima música, porque entró de golpe toda la música anterior a 1975, todo el rock de los 60, toda la súper música de los 70, ese año 73 con Bowie y Lou Reed, luego el punk... Nosotros nos sentimos como Obélix, como si nos hubiéramos caído en la marmita de influencias, de energía musical, una energía que nos ha traído hasta aquí".
Mirando alrededor, Bolín no puede negar que "hay compañeros de viaje en esto de la música, que han terminado cambiando", sin embargo, para muchos cogeneracionales la magia sigue idéntica.
"Cuando me encuentro con David Summers (líder de la banda Hombres G) que es vecino mío y tocaremos juntos pronto en Madrid, hay una comunicación humana de compadres y que es muy profunda, por toda esa experiencia vivida. Creo que se trata de valorar lo que haces, y trabajar al día con lo mejor que tienes a disposición, y cuidando mucho el lado humano, para brillar todo lo posible y trasladar ese brillo a la gente que te sigue".
Oídos atentos
"No podemos escapar de nuestra historia, de nuestros temas", subraya Bolín cuando se le pregunta por el repertorio que La Unión tocará durante la gira que los llevará a México, Uruguay, Argentina, Paraguay, Perú, Chile y Ecuador.
"Sé que quizá en Sudamérica el repertorio es un poco más corto y los temas conocidos son menos", admite, "pero en España sonamos muy fuerte en una época en la que había muy pocos medios, era algo así como un tapón cultural", y sólo a partir de los años 90 "comienzan a aparecer medios privados que diversifican la oferta de comunicación". Pero en los tiempos en que nació La Unión "había sólo una radio importante en España y en esa radio éramos número uno todo el rato. Metimos quince números uno, de modo que tenemos un montón de canciones que están impresas en la memoria colectiva, porque toda la gente escuchaba una misma radio, y La Unión estaba ahí", recuerda.
En la actualidad, "sobre esa base de temas que la gente conoce, la banda pretende siempre evolucionar. No podemos seguir tocando igual, sentirnos igual al tocar ‘Viviendo al este del edén' hoy con 54 años como cuando lo hacíamos con 25. No se puede sentir igual, pero la canción tiene la misma vigencia, y Rafa la canta con el mismo brillo en los ojos", relata.
Así, el nuevo proyecto Hip.Gnosis "es un poco ir amoldando la música que te ha hecho grande y traerla a tu presente. Son las canciones de siempre sonando como nunca, y como la banda las siente ahora", sentencia Bolín.
Para la agrupación, esta gira latinoamericana "es algo muy especial, como empezar algo nuevo pero con un gran pasado". "Estamos seguros de que la forma de sentir la música es diferente en cada país, y eso nos va a permitir vivir experiencias fantásticas", añade.
Mundos separados
Cuando el rock uruguayo post dictadura daba sus primeros pasos, la Movida Madrileña ya había pasado su punto de ebullición y había dejado como resultado a un puñado de bandas muy bien consolidadas. Una de ellas fue Gabinete Caligari, cuyo vocalista, Jaime Urrutia, se presentó en Montevideo en marzo de 2012. Entrevistado en la ocasión por este mismo cronista, Urrutia lamentaba que en los 80 las noticias no viajaran tan rápido como ahora, ya que ello le impidió entrarse de que en este lado del mundo tenía un considerable número de seguidores. En el caso de La Unión, la situación es similar.
"Estamos trabajando mucho en las redes sociales, en el Facebook por ejemplo, para sumar toda la gente posible de Uruguay a nuestra onda, y con ganas de que este sea el primero de muchos viajes, pero efectivamente, esas comunicaciones no se daban entonces, y menos cuando estaba en manos de grandes compañías", explica Bolín, agregando que su antiguo sello, Warner, los "roba descaradamente".
Ahora siempre que escuchó al Cuarteto.
Si la difusión de bandas españolas en Uruguay resultaba difícil en los 80, el camino inverso sigue siendo casi impracticable.
"Hay una banda uruguaya que me encanta, es el Cuarteto de Nos", informa repentinamente Bolín. "Los he seguido muchísimo, y te puedo decir que no conozco a nadie en España que conozca al Cuarteto de Nos. Hemos sido de la misma compañía muchos años y nadie me habló nunca ellos, ni en España ni en México". "Es una banda que realmente escucho", destaca entusiasmado, y canturrea por teléfono un fragmento del tema "Necesito una mujer", algo que suena especialmente divertido en su acento madrileño. "Me fascinan sus textos y su onda, me parecen súper inteligentes y a través de las entrevistas lo he invitado al concierto. Me he enterado de que están nominados a los Grammy y me he alegrado muchísimo", dice.
Para Bolín, el desconocimiento de un conjunto como el Cuarteto de Nos en España es una nueva confirmación de que "las fronteras también son culturales", porque "las compañías tienen sus propios intereses y a veces te lo ponen difícil". "No solo porque no les interesa que vayas, sino porque si igual vas, tampoco te apoyan, y no cuentas ni siquiera con un disco para entregar en los medios", subraya.
Grave y sinuoso
Cuando se le recuerda que compuso uno de los bajos más intensos y recordados del rock español, Bolín reacciona con una mezcla de modestia y orgullo. "Grabé eso con 20 años, y es como si alguien te pusiera delante una estrella, entonces la sigues hasta donde te lleva", dice.
"Mi conocimiento musical era como el de cualquier chaval amateur que hubiera agarrado un bajo y se hubiera puesto a tocar imitando a sus ídolos. Yo comencé a tocar el bajo con Nacho Cano, el de Mecano, que era compañero mío en el colegio, y desde entonces he hecho de todo: rock, pop, metal, salsa... es una idea bien sencilla, pero estoy muy orgulloso de ser el autor", culmina.
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