Con un padre pintor y una madre dedicada a la música, no es raro que la cantante Justine B desarrollara tantas inquietudes artísticas desde su infancia. En su casa de Madrid, desde que era una niña, se conversaba sobre arte, literatura, cine y, por supuesto, música, una pasión que su propio padre nutrió desde las canciones que rondaban su cuna.

Justine no solía dormirse con la cacofonía habitual de los mil artilugios sonoros para niños, sino con las cadencias de las sonatas y concertinas de Bach, Mozart, Vivaldi, Debussy o Beethoven, música que su propio padre ("un melómano total") escuchaba a la hora de llevarla a la cuna. Con el tiempo, la adolescente que sustituyó a aquella niña se dejó conquistar por los Beatles, los mismos que a través de extraños caminos la llevaron luego a Jaime Roos, Eduardo Mateo y Ruben Rada.

Aunque Justine B no pisó tierra uruguaya hasta el año 2008, su pasión por la música de nuestro país surgió treinta años atrás, cuando algunos músicos uruguayos que escapaban a los últimos coletazos de la dictadura llevaron a España el legado de la canción criolla.

Fue el comienzo de un largo y curioso viaje transoceánico que culminó en "Distante", un disco distribuido por Bizarro Records y compuesto íntegramente por versiones de canciones uruguayas. Jaime Roos, Eduardo Mateo, Fernando Cabrera, Mario Villagrán, Eduardo Darnauchans, entre otros, pasan por la mano "deconstructora" de Justine, que intentó "resetear" las canciones y volverlas a vestir desde su estructura básica, manteniendo justamente una distancia que le permite sin embargo apropiarse de las canciones.

"Tanto la música uruguaya como la argentina llegaron aquí con la gente que tuvo que venir a Europa por motivos políticos o económicos", cuenta Justine desde Madrid. "Siempre había músicos alrededor que te hacían conocer música que aquí no existía,  pero concretamente el artista que más llegó a los oídos de unos poquitos que andábamos interesados fue Jaime Roos, a principios de los ochenta más o menos. Así empezó la curiosidad, que suma y sigue con los demás autores", explica la cantante, que destaca la importancia de los coproductores del disco: el cantautor Mario Villagrán (de quien versiona dos temas) y Andrés Torrón, músico y periodista.

"Myspace fue una maravilla del mundo virtual musical", argumenta a modo de explicación de su contacto con ambos músicos. El primer vínculo, sin embargo, lo hizo con el cantautor uruguayo Erik Couts, del que también versiona dos temas. "Erik a su vez me hizo conocer la música de Mario por un lado (según Justine son los autores uruguayos más importantes de nuestro presente musical), y a Andrés porque había producido su EP Pampero, que luego se completó y terminó siendo un LP", asegura Justine. La mecánica entonces fue de "yo te escribo, tú me contestas y así sucesivamente, entusiasmos, admiraciones y esas cosas que se dan para que, al menos yo, me embarque en aventuras musicales con océanos de por medio". El periplo comenzó en el 2008, en el momento en que la crisis empezaba a golpear a España, por lo que Justine califica de "milagroso" que se llevara a cabo el proyecto.

El Uruguay no es un río

La melancolía que destila la música uruguaya fue un influjo suficientemente poderoso como para que Justine se animara a cruzar el océano y conocer Montevideo, con el objetivo de "empaparse" en el ambiente que había generado esas canciones, inclinandose por hacer un disco 100 % uruguayo.

"En el repertorio uruguayo había mucho material interesante sin tener que pensar en nada más de cualquier otro lado", reconoce Justine, que fue descubriendo otras canciones luego de que germinara la idea de realizar un álbum con versiones locales. ¿El único criterio para realizar la selección de canciones? "Que fueran buenas", para lo que lo fundamental "eran los autores".

Junto con Torrón y Villagrán comenzó a madurar la idea de un disco que sonara natural en la interpretación y sin embargo no fuera simplemente una rendición de músicas ajenas. No hubo pautas marcadas para lograr que el disco fuera homogéneo, pese a la variedad de las canciones. "Si me gustan salen, si hay que darle muchas vueltas no suele funcionar bien del todo", explica la cantante, que confiesa que "en realidad Andrés y Mario andaban un poco temerosos" cuando llegó a Montevideo para grabar las voces. "Había varias canciones con tiempo de milonga o de candombe y no sabían muy bien si esta gallega iba a dar la talla como para no tener que andar ensayando y explicando tiempos y ritmos, pero lo cierto es que llevo algunos años haciendo y escuchando esta música y salió, creo, bastante bien, con facilidad".

Lo primero que impactó a Justine B sobre estas canciones fue la "novedad", ya que la música que se hace en España "tiene muy poco que ver". "Tanto los cantautores como los autores más pop son distintos, con fórmulas que se repiten de una manera bastante aburrida salvo contadas y estupendas excepciones, pero en general España es un país musicalmente menos creativo que Uruguay, y hablo tanto de letras como de música que es lo que es para mí una canción, las dos cosas encajadas en su justo equilibrio", explica.

Parte de ese vínculo está relacionado con las emociones removidas por canciones lejanas, sean de autores conocidos o no (y en España tiene la misma popularidad Cabrera que Villagrán). "La primera vez que escuché 'Ramírez', 'Que no te imaginás' o 'Diniana', de Erik (Couts), y al poco tiempo 'Todo silencio' y 'Tanto llorando' de Mario (Villagrán) me emocioné de verdad, factor determinante para quedarse impactado por bastante tiempo. En el caso de Erik el impacto ha dado como para hacer un segundo disco que grabamos el año pasado ('Lunar') con canciones suyas", cuenta.

Aunque reconoce que en España "hay un público minoritario para esta música, porque no la conocen y lo que no conocen cuesta hacerlo escuchar", Justine encontró algún nexo entre la melancolía rioplatense y su propia sensibilidad artística, como para lograr que las canciones funcionaran fuera de contexto y llegaran incluso -otra vez, en una extraña vuelta de camino- a Japón.

Made in Japan

"Distante", ahora disponible en uruguay a través de Bizarro, recorrió muchos kilómetros hasta volver al lugar donde nacieron sus canciones. El álbum fue distribuido en todo el mundo a través de iTunes y Amazon, tras haber sido editado en España y Japón. El sello nipón Rambling Records, en una curiosa triangulación que abarcó medio mundo, se encargó de editar el disco e incluir algunos de sus temas en "un par de compilados de esos que son top de ventas en Japón".

Como demuestra la historia discográfica de Japón, el motivo por el que estas canciones funcionan ahí "es más misterioso", cuenta Justine, que intenta de todos modos una explicación. "No entienden ni una sílaba, es todo sonido, pero sí sé que determinada manera de cantar, de algún modo intimista y con sonido tirando a minimalista, les llega con facilidad. Son espirituales los japoneses, les entusiasma la bossa, adoran a cantantes japonesas clónicas de brasileras pero sin 'sequendengue', perfectas, pero también les apasiona el tango y el flamenco, así que se podría decir que Japón es un mercado muy amplio donde cabe la música uruguaya como otras cuantas", explica.

El disco llega a Japón "casi por casualidad pero no del todo". Entre los sellos a los que presentaron el álbum no surgieron interesados en nuestro país, pero Rambling Records (sello que tiene su sede europea en París) fue el que apostó por el contenido. "El artífice de lo japonés fue Andrés Torrón, sin su ayuda, apoyo e interés no habría sido posible", concede Justine. Quizá el patrimonio compartido de la melancolía oriental, con algo "muy profundo y poético a la vez" y con un" lenguaje totalmente especial", según la cantante, haya tenido algo que ver en el asunto.

JUSTINE B: DISTANTE


Producido y arreglado por
Andrés Torrón y Mario Villagrán

Grabado y mezclado por
César Lamschtein en Kaps Audio (Montevideo)

Masterizado por
Eduardo Bergallo en Puro Mastering (Buenos Aires)

Con:
Mario Villagrán, Andrés Torrón, Andrés Bedó, Roberto De Bellis, Ricardo Gómez, Rodrigo Riera, Nico Arnicho, Fernando Goicoechea, Erik Couts, Camila Villagrán.