Contenido creado por Gerardo Carrasco
Entrevistas

Y otras yerbas

Entrevista a Javier Ricca, autor de “El mate”

“Fue algo inesperado” dijo a Montevideo Portal el sanducero Javier Ricca, autor de el libro “El mate”, ganador del Gourmand Awards 2010 Wine Books, en la categoría bebidas no alcohólicas. La obra recopila historias, rituales y curiosidades acerca de la infusión.

04.04.2011 05:46

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2011-04-04T05:46:00-03:00
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Javier Ricca es Ingeniero de Sistemas, pero advierte que "siempre he vivido del campo", donde se crió y hoy reside de modo parcial, alternando la ciudad de Montevideo con el Paysandú rural. En 2002 publicó el libro "El mate", obra que vino a llenar un verdadero vació de información en la materia y que -tras varias reediciones- acaba de ganar un prestigioso premio internacional.

Semanas atrás se conocieron los ganadores de los Gourmand Awards 2010 Wine Books, premios que a pesar de su nombre, también reconocen bebidas no alcohólicas. Y precisamente en esta categoría, la obra del sanducero obtuvo el máximo galardón.

En diálogo con Montevideo Portal, Javier Ricca habló sobre su libro, el "inesperado premio", así como de algunas características de la bebida más tradicional de los uruguayos.

Para conocer el génesis del libro y las motivaciones del autor, es preciso remontarse a comienzos de la década de 1990, más precisamente en Paysandú, donde Javier, en medio de una mateada matutina, se preguntó qué era eso que estaba tomando.

"fue una especie de inquietud", explica. Inquietud que lo dirigió directamente a la consulta bibliográfica. "En casa hay una biblioteca bastante importante, con más de mil volúmenes y mucho material de historia. Sin embargo, cuando busqué información acerca del mate, vi que no había absolutamente nada", detalla. Esa fue una primera alerta. "Después, encontré -con mucho trabajo- un libro de Fernando Assunçao publicado en 1967 y que estaba agotado. Ahí se me ocurrió empezar a colectar todo lo relacionado con la yerba mate. Todo nació de una curiosidad personal", admite

La década del 90 "fue de investigar, de consultar bibliografía", explica el autor, quien recuerda que en su obra "se citan más de 180 libros", lo que da una idea de lo laborioso de la tarea, idea que se acrecienta si se toma en cuenta los "cerca de trescientos que no están en la bibliografía, porque los leí pero no aportaron información" utilizable.

Además de las palizas de biblioteca, los testimonios directos también formaron parte de las pesquisas. "Nací y viví en el campo, por lo que tengo buena relación con la gente de ahí". Del diálogo con la gente de tierra adentro "terminó surgiendo un capítulo sobre el lenguaje del mate. Todas esas expresiones gauchescas fueron fruto de una larga colecta entre la gente de mi entorno en Paysandú", refiere.


Para Ricca, la idea vertebral siempre fue "abordar de la forma más completa posible todo lo relacionado a la yerba mate", por ello en su libro "se habla de historia, de cómo la consumían los guaraníes, de cómo los españoles no le aportaron nada a la bebida, que ya era consumida tal como la conocemos por el mundo indígena". En cuanto a la elaboración, subraya que los aborígenes "ya habían desarrollado los mismos principios de tueste y molienda" que perviven hoy.

"Conocíamos tan poco de esa bebida al punto de que era casi imposible ver imágenes de la planta". Allá por el año 2000, cuando Ricca estaba cerrando la investigación, "comenzaron a caer en Internet las primeras fotos. En ese nivel de desinformación estábamos", rememora.

La tarea de Ricca "terminó siendo un libro que se publicó por primera vez en 2002, y tiene ya cuatro ediciones. Posteriormente, el trabajo llamó la atención de la multinacional Random House Mondadori en Buenos aires. "Les gustó mucho la investigación y decidieron hacer una nueva versión, que fue la que se presentó en el concurso en Francia".

El Gourmand Awards 2010 Wine Books recibió 8.000 títulos, pero solo la mitad fue seleccionada para su exhibición. Entre ellos estaba "El mate". "Yo con esa elección ya estaba contento, era como clasificar al mundial", relata Ricca. En una etapa ulterior del certamen, "se seleccionaron cuatro libros en la categoría bebidas no alcohólicas" y su obra estaba entre ellas.

Para el escritor, la obtención del premio "es un galardón, un reconocimiento que posibilita que más lectores se encuentren con el libro, o que otras editoriales se interesen por él". Asimismo, puede significar una importante credencial para su difusión. "Me invitaron a participar de una obra colectiva del mate en Brasil, y los organizadores está procurando el auspicio de una yerbatera para hacer una edición de lujo del libro", informa el autor, quien si bien reconoce que "realmente fue algo inesperado", el éxito fue "en 2002 haber publicado el resultado de diez años de trabajo". El libro tuvo buena crítica y "desde que salió, se venden tres ejemplares promedio por día, una cosa totalmente inesperada".

El ya mencionado vacío editorial en la materia pudo haber contribuido al éxito del libro, que vino a ofrecer información consolidada y sistematizada acerca de algo "que es una cosa tan cercana a nosotros que nunca fue objeto de estudio". Si bien el autor reconoce la existencia de artículos anteriores acerca de la infusión, mencionando a modo de ejemplo al historiador y antropólogo Daniel Vidart, indica que se trataba siempre de textos muy someros, que rara vez superaban la extensión "de una o dos carillas".

De orientales y Medio Oriente

Pese a que el mate ha acompañado a la diáspora uruguaya y argentina por el mundo, hasta hoy su consumo no ha "prendido" en el extranjero, y aunque la yerba se encuentra disponible en todo el mundo, es consumida básicamente por migrantes rioplatenses. Para Ricca, "el hecho de que se tome con un adminículo como la bombilla, lo hace muy difícil de decodificar para otras culturas", reconociendo además que la primera experiencia matera no siempre es grata, ya que tiene un sabor amargo "al que es necesario acostumbrarse".

En ese acostumbramiento también juega su rol "una adicción, leve pero existente a la mateína" que explica el hecho de que "algunas personas puedan sufrir dolores de cabeza si no toman su mate en las mañanas"

Sin embargo, esta regla de consumo exclusivo por parte de los rioplatenses tiene una excepción notoria en un país tan exótico como Siria. "Por cada dos uruguayos que toman mate, hay un sirio que también lo hace", señala el investigador, y brinda las razones históricas para la existencia de esta remota y numerosa comunidad matera.

En las últimas décadas del siglo XIX "hubo una gran migración desde Siria al Río de La Plata", debido a una difícil coyuntura político - económica en el país asiático.

"Como todos los emigrantes, aspiraban a hacer fortuna y regresar a su país si las condiciones lo permitían", afirma el escritor. Y hacia 1930 "se estabiliza la situación de Siria y la mayoría de ellos regresa, algunos con grandes fortunas". Y además de dinero y bienes, esto sirios acriollados se llevaron la costumbre de matear. "Tenían tanta afición y tanto poder económico que comenzaron a importar unas cinco mil toneladas anuales de yerba", explica.

Esta corriente comercial tuvo un empuje importante durante la Segunda Guerra Mundial. En ese período "la crisis de comercialización del té y el café llevó al gobierno sirio a realizar una fuerte importación de yerba, que fue destinada especialmente a los hospitales y al ejército", informa.

Desde entonces, la cantidad de yerba mate importada por Siria se duplica cada diez años, "contagiando" el consumo a Líbano, aunque en cifras significativamente menores.

La única diferencia entre los materos orientales y los de Medio Oriente es que "ellos lo toman con un samovar" y no lo comparten. "En una rueda de mate en Siria, hay tantos mates como personas", detalla.


"Más termos que personas"


En cuanto a la evolución del mate en nuestra sociedad, el autor recuerda que la conquista de los espacios públicos por parte de la infusión es un fenómeno históricamente reciente.

Esta gradual penetración social es un tema que "tengo pendiente para evaluarlo con mayor profundidad", pero a modo de ejemplo afirma que "si ibas a una asamblea del Centro de Estudiantes en la década de 1960, no había mate, ibas a una reunión del PIT CNT, y tampoco había". Hoy día, "vas a cualquiera de esas reuniones y hay más termos que personas". Para el investigador "esta irrupción del termo y el mate en los espacios públicos, en la calle, es bastante reciente" y puede estar asociado "a la resistencia a la opresión" durante la dictadura. "La idea era salir a tomar mate a la calle cuando la gente no se podía reunir. Por ahí puede haber una repuesta". Otra puede ofrecerla la idiosincrasia de las localidades del interior del país, donde "se estila mucho sacar sillas a la vereda y tomar mate. Las sucesivas olas migratorias hacia la capital, conformadas por trabajadores y estudiantes que se alojaban en pensiones, solían evadir ese encierro de la piecita saliendo a tomar mate a la calle.


"Poco a poco fue creciendo esa tendencia". Manifiesta Ricca, destacando que "recién en la legislatura pasada se permitió de hecho -porque nuca había sido formalmente prohibido ni autorizado -tomar mate en las cámaras de senadores y diputados", cosa que antes no se hacia. "Es algo jocoso, porque en un país como Uruguay, donde un 85% de las personas es consumidora de mate, es de creer que la proporción se mantuviera entre los parlamentarios. Seguramente la mayoría de ellos siempre tuvo su mate en el despacho, pero no lo podía llevar a la cámara. Ahora lo están haciendo".

El mate de todos los mates

"Mi mate ideal es el que históricamente se ha utilizado en río Grande do Sul, esa calabacita más bien esférica, que ahora es la más popular en todos lados", responde Ricca cuando se le interroga acerca de sus costumbres a la hora de matear. "El Uruguay pasó del matecito de loza o de plata a principios del siglo pasado, al mate galleta y luego, poco a poco, al mate esférico. Es ese mismo mate que suele llamar ‘de camionero', cuyo tipo de abertura ayuda a cebarlo sin derramar".

"Tomo en lo básico en una calabacita que no tiene absolutamente nada, ni virola ni cuero, pero que cumple su función y no se requiere más", dice.


En cuanto al agua, "obviamente nunca mido la temperatura, que aunque parezca mentira sí se hace mucho en Brasil, donde se venden muchos termómetros para agua" que los materos emplean. Para el gusto del autor "la idea es mantener el mate en 80 - 85 grados, que es más bien tibio", indica, y recuerda que "estamos en un epicentro donde el cáncer de esófago es más elevado respecto al resto de la región". Y si bien "no se ha podido comprobar, o bien hay estudios contradictorios" acerca de la relación entre este tipo de cáncer y la temperatura del agua que se toma. "tomar el agua demasiado caliente sin duda no nos va a hacer bien", concluye.

Gerardo Carrasco / Montevideo Portal

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