Surfer, amante del reggae, cultor de la mezcla desprejuiciada de estilos musicales y la tranquilidad de las playas de Santa Catarina, el cantante gaúcho Armandinho se convirtió en un suceso continental a partir del 2006, cuando grabó un contrato con Universal Music que le garantizó durante un tiempo una exposición casi molesta, como él mismo reconoce.
Su fama, acotada hasta entonces al sur de Brasil, pasó a tener una exposición mediática en todo el país gracias a dos cortes de difusión repetidos hasta el hartazgo: "Semente" y "Desenho de deus". Sus giras, que comenzaron a extenderse fuera de fronteras con más frecuencia, lo trajeron a nuestro país por primera vez en el 2009. El éxito que tuvo entonces en el Plaza le hizo repetir la visita en el 2010, esta vez en el Teatro de Verano, y lo vuelve a convocar al mismo escenario para este 24 de abril.
Parte del éxito del cantante brasileño, tanto aquí como en Argentina o su propio país, se basa en su eclecticismo sin prejuicios. Admirador de Vinicius, los Beatles, los Rolling Stones, Zitarrosa o Mercedes Sosa por igual, ha logrado que su música sea inclasificable para los críticos (algo que por cierto no le importa) y generar un público fiel que se suelta en cada concierto. Con raíces obligadas en la MPB, la música de Armandinho está teñida de los sonidos de la playa, con mucha influencia del reggae pero sin olvidarse de las lecciones del pop y el rock absorbidas durante su adolescencia. Su objetivo: que "la gente se sienta bien" al escucharlo, según confiesa.
Antes de su show en el Teatro de Verano, conversó con Montevideo Portal sobre su relación con la fama, su vínculo con el público uruguayo, su admiración por Alfredo Zitarrosa y sus experiencias en el mundo de las multinacionales de la música.
¿Cómo nace tu vínculo tan cercano con el público uruguayo?
Creo que la explicación está en el turismo de los brasileños que van a las playas de Uruguay y de los uruguayos que vienen al sur de Brasil, donde vivo. Las redes sociales fueron fundamentales para eso, porque quienes conocen mi música la comparten, lo que hizo que mi trabajo empezara a conocerse en Uruguay. Acá (en el sur de Brasil) hay un festival de música muy importante que se llama Planeta Atlántida, al que van más de 50.000 personas, y hay mucha gente de Uruguay que viene a disfrutarlo (yo suelo estar todos los años). Sumado a que yo soy surfer, y voy a correr olas a las playas uruguayas y suelo tocar en los bares, siempre cerca de los turistas uruguayos, por ahí puede encontrarse la explicación. Y creo que mi público creció, pero tampoco tengo una gran exposición mediática en Uruguay. Cuando hay mucha exposición el público cambia muy rápido, pero cuando no es tan fuerte en los medios masivos no hay demasiada diferencia. El público de las redes sociales es más fiel, y en esencia el mío sigue siendo el mismo de un año a otro.
Algunos artistas -entre ellos Calamaro- han señalado que el público uruguayo es bastante frío o poco demostrativo, aunque educado.
No, nunca. Los uruguayos, por el contrario, son muy efusivos cuando algo les gusta. Si les gusta, les gusta mucho y lo demuestran con amor y cariño más allá de ser muy educados y acogedores. Los uruguayos, como los gaúchos, creo que por proximidad tienen una cultura similar, una cultura de mate, de compartirlo en una misma ronda: así se cría una costumbre de amistad y de demostrar los sentimientos. Yo tengo un cariño muy grande por los uruguayos y no creo que sean fríos sino sinceros. Cuando no le gusta algo, no les gusta.
Tus conciertos tienen fama de ser bastante libres en cuanto a repertorio, ¿venís en esa misma sintonía?
Los conciertos que doy nunca son iguales. Siempre estoy en el escenario sin guión, porque para mí el escenario es como un juego de seducción con el público. Voy a tocar junto con el público, sintiendo el calor y las canciones que funcionan más, haciéndolas como parte de un juego, como si fuera un DJ en una pista, manteniendo el clima siempre alto. Cuando se va con un repertorio siempre igual el show se vuelve frío. Y en mis shows siempre hay una participación muy fuerte del público, así que el recital no va a ser parecido ni al del Plaza ni al anterior del Teatro de Verano.
Ya pasaron algunos años de tu contrato con Universal, que te hizo conocido en todo el Brasil. ¿Cómo te llevaste con esa fama súbita?
Creo que mi estilo de vida y mi música no es demasiado popular. Encuentro que transito entre lo popular y lo underground. La experiencia que tuve con Universal fue importantísima pero me parece que fue una súper exposición de una sola canción, "Desenho de Deus", que llegó a tal punto que en un momento sólo se escuchaba esta canción en Brasil, y eso terminó cansando un poco. Mi trabajo, principalmente el reggae, no puede estar siempre con ese grado de exposición al público, porque no es la mía una música tan popular. El surf gusta mucho al que es de su tribu, y yo me debo mantenerme fiel a mi público. Hoy esto feliz de ser independiente y hacer las cosas como yo quiero. No te afirmo que nunca más esté en una multinacional pero hoy estoy feliz así. Hay una nueva realidad de la música y hay que saber que podemos hacer un trabajo independiente con éxito y fuerte.
¿La canción Desenho de Deus te cansó a vos también, además de al público?
Sí, también, porque había más canciones que yo quería que el público grande escuchara, pero no tuve una segunda oportunidad. "Semente" también fue muy escuchada, pero mi trabajo es más que esas dos canciones. Tengo otras canciones que son importantes en mi trabajo y que no tuvieron esa exposición. Me parece que acá en Brasdil el gran público conoce más bien a Armandinho por esas dos canciones pero los fanáticos de otros lados están al tanto de un trabajo más representativo. Los que van a ir al Teatro de Verano conocen mejor mi música que el gran público brasileño.
¿Universal te presionaba de alguna forma para obtener un éxito del estilo de "Desenho de Deus"?
Siempre cuando uno está en una gran multinacional uno se siente en el compromiso de atender a sus expectativas y eso termina por interferir en el trabajo. Cuando se conversa bien no hay problemas. Fue un momento importante y Universal fue responsable del 80 % de mi éxito en Brasil pero hoy estoy bien así.
Sos una persona que disfruta de la tranquilidad de las playas y de un estilo de vida calmo, ¿cómo se sigue manteniendo esa paz en medio de las giras?
Yo vivo en un sitio en el que hay un aeropuerto. No soy un artista que tenga más de tres conciertos por semana, por lo que tengo cuatro días para estar en casa con mi familia, para correr olas, y cualquier persona del mundo estaría feliz de tener cuatro días en la playa, como yo. Tengo tiempo además para trabajar, por lo que la relación de mi trabajo con mi vida personal es muy tranquila.
Decías que estás en un terreno indefinible entre géneros, y a su vez entre lo popular y lo underground. ¿Eso representó un problema para que tus colegas -y el público- te identificaran dentro de sus propias "tribus"?
Cuando estaba en el inicio de mi carrera las personas no comprendían mucho mi música, porque creían que tenía que estar en una tribu sola. Pero arte es arte, música es música, y a mí me gusta viajar a todos los mundos y conocer sus peculiaridades y costumbres. Creo que la música tiene que ser así también. No podemos estar presos de géneros, como si se tratara de un partido: "yo soy del reggae, yo soy del rock". La música es como la vida: un año queremos viajar a un lado y luego a otro, y al viajar nos integramos a las costumbres del lugar donde estamos, y traemos un poco de eso a nuestra vida... y cambiamos. Yo no me considero artista de reggae, o de rock. Tengo una música cuya principal característica es poner para arriba a las personas, hacer que piensen en cómo está conectada su mente a su corazón, cómo esta su pasión, su relación con su mujer y su familia. El principal mensaje es que mi música quizá no esté enganchada en nada pero hace que las personas se emocionen. Las personas que me criticaron en Vrasil porque creían que tenía que ser de un movimiento solo ya no existen. Tengo una música muy personal que no puedo definir, que es un poco de cada cosa y de cada mundo en el que yo vivo, y esa fue también mi formación musical. Soy gaúcho, tengo la cultuira del campo también, vivo en la playa, y escucho rock, Black Sabbath, Jimi Hendrix, Beatles, Vinicius, Marcelo 2, Zitarrosa, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa. Todo lo que para mí sea buena música: tenemos una rivalidad en el fútbol pero debeos saber que hay lazos de fraternidad a través del arte y la música. Y Zitarrosa, así como Mercedes Sosa o Atahualpa Yupanqui, es un ícono para mí, un símbolo de eso.