Por Martín Otheguy
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Cada tanto, Bernand Sumner, el vocalista de New Order, recuerda que principios de los '80 la banda dio un par de conciertos en los que debió intervenir la policía. No por un fanatismo al estilo beatlemanía, sino para evitar que los músicos -totalmente pasados y con los instrumentos desafinados- fueran linchados por el público.
Por entonces estaban en el proceso de transición entre dos mitos: haber formado la banda Joy Division, convertida en leyenda oscura con el suicidio de su cantante Ian Curtis -una muerte "inconveniente", diría Sumner- y gestar luego la versión consagrada de New Order, el grupo que cambió para siempre el matrimonio de la música electrónica y el rock, la banda que hace bailar a los que no les gusta bailar.
Pocos músicos tienen la suerte de haber sido responsables de dos bandas tan "mitificadas" en la historia del rock. Y menos aún son los capaces de metamorfosear una melancolía torturada y hermética como la de Joy Division en material para una pista de baile y no traicionarse en el camino, escapando de paso de la sombra de un suicidio célebre.
New Order está acostumbrada a los renacimientos, por lo que no extraña que a 34 años de emerger de las cenizas de Joy Division hayan sobrevivido a dos rupturas en su historia (1993-1998, 2007-2011) y vuelvan al ruedo pese a perder en muy malos términos a uno de sus miembros fundadores, el bajista Peter Hook.
Mientras Hook se dedicó a defenestrar a sus ex compañeros por la traición ("prefiero tocar con Saddam Hussein y Atila el Huno antes que con New Order", aclaró), la banda reclutó en 2011 al bajista Tom Chapman (Bad Lieutenant) y ya está grabando material para un nuevo disco. La nueva formación -que también recupera a la tecladista original Gillian Gilbert- llega a Uruguay para participar del festival Rock'N Fall en el Teatro de Verano el jueves 3 de abril, ocasión fundamental para ver en vivo una leyenda completamente vigente.
A pocos días de una doble fecha en Montevideo que tendrá a otros héroes surgidos en los '80 (como los Pixies o el ex Smiths Johnny Marr), charlamos con el bajista Tom Chapman sobre el legado de New Order, lo que ganamos y perdimos en estos años de música y esa irresistible necesidad de mover el pie derecho cuando empieza a sonar el bajo de "Bizarre love triangle".
Foto: Kevin Cummins
Se los escucha hablar con frecuencia del público sudamericano, ¿qué tiene de especial?
La gente de Sudamérica lleva la música en su sangre, le gusta escucharla y bailar, por lo que son la audiencia perfecta para New Order. Son muy receptivos y siempre están dispuestos a dar todo. Como intérprete uno percibe esa presencia y se siente obligado a dar el cien por ciento.
Sos el miembro más nuevo de New Order. Considerando el estatus mítico de la banda, ¿cómo ha sido la experiencia hasta ahora?
Soy un tipo con mucha suerte. Después de años y años de ser músico en Manchester y tocar en la escena local, que se me haya dado la chance de pertenecer a una de las bandas más influyentes del mundo es absolutamente increíble. Y no es algo que dé por hecho. Siempre recuerdo de dónde vengo y dónde estoy ahora, y disfruto de cada minuto que se me ha dado. La semana pasada estaba en Nueva York tocando con New Order e hicimos un concierto con Iggy Pop, lo que me hizo detenerme a pensar en lo increíble que era y lo feliz que estoy de hacer música a ese nivel ahora.
¿Qué significaba New Order para vos antes de entrar a la banda?
Para que tengas idea: yo nací en Francia y me crié allí, pero cuando a los 17 o 18 años empecé a escuchar música en serio las dos bandas que significaron mucho para mí y me cambiaron la vida musicalmente fueron New Order y los Smiths. Me alentaron a dar el salto y hacer música en Manchester, por lo que para mí ser parte de New Order es como un sueño hecho realidad. Yo solía escuchar esos discos cuando era un jovencito que crecía y aprendía a tocar el instrumento y ahora me toca trabajar con ellos, es fantástico.
¿Cómo pasa a ser una relación en la que tus ídolos se convierten en compañeros de trabajo?
Desde hace cinco años que trabajo con Bernard Sumner (en Bad Lieutenant) y tres que lo hago con Gillian (la tecladista de New Order) . Es como una situación de trabajo en la que te toca conocer a la gente: uno no los termina idolatrando, al final sólo ves a Bernard, Phil (Cunningham) Stephen (Morris, el baterista) y Gillian. Es la gente con la que trabajo, nos conocemos bien y esa es la belleza del asunto. Cuando veo a Bernard hoy sólo pienso "es Bernard", no en el tipo de New Order al que yo solía escuchar cuando era joven. Te das más cuenta de esa situación cuando conocés fans y ves obviamente que significan tanto para ellos como significaban para mí; en ese momento pienso que tengo suerte de estar trabajando con ellos.
Peter Hook fue un miembro importante del grupo, ¿cuál fue la reacción del público de New Order a tu llegada?
Cuando New Order se reunió para hacer esos dos conciertos de caridad (uno en Bélgica y otro en París) para Michael Shamberg (amigo del grupo y productor de videos musicales) no sabíamos cuál sería la reacción y estábamos un poco nerviosos, no teníamos idea si seríamos bien recibidos conmigo tocando el bajo. Dijimos de hacer esos dos conciertos y ver qué pasa. Y realmente esos dos recitales tuvieron una respuesta increíble. La gente estaba feliz de escuchar más música de New Order. Y a partir de ahí todo fue una bola de nieve hasta llegar a las giras mundiales. Claro, siempre habrá gente a la que no puedas complacer y respeto eso. Obvio que Peter Hook fue una gran parte del sonido y la presencia del grupo, pero New Order dio vuelta la página y hay un nuevo capítulo con sangre nueva en la banda. Es diferente, pero es emocionante, es algo nuevo.
¿Qué te parecen algunas de las cosas que Hook ha dicho, como que no es New Order sin él o que vos te limitás a copiar sus líneas de bajo o incluso a hacer playback?
No espero que esté feliz o que me esté alentando o vea en forma positiva todo esto. Todas lo que se ha dicho no tiene que ver con la música. Yo soy músico, me gusta tocar en vivo y con New Order, y componer con ellos. Estas son las cosas que me importan, el resto no, y no tienen relación con lo que hago. Eso es para los periodistas, no para mí, pero no me molesta que diga eso y no le presto atención. Le deseo todo lo mejor.
Foto: Andrew Robinson
Y con respecto a la música, ¿cómo hacés tu contribución personal a la banda respetando al mismo tiempo el espíritu y los arreglos originales de New Order?
Cuando me uní al grupo, todos me dijeron que respetara los arreglos de bajo pero que intentara inyectarle mi propia personalidad. Para mí es importante imprimirle mi estilo y mi forma de tocar al bajo. En vivo intento ser lo más fiel posible a los bajos de Hook pero a su vez hacer lo mío en un montón de momentos. Es importante para mí como músico, no soy un robot. Tengo mis propias influencias así que intento transmitir eso a la hora de tocar.
El disco editado el año pasado ("Lost sirens") fue grabado en el 2005. ¿Están componiendo y grabando nuevo material?
Sí. Estuvimos componiendo el año pasado y de 17 canciones que armamos, ocho están completamente terminadas, con las voces incluidas. Estaremos tocando una de estas nuevas canciones en Sudamérica, así que los fans sudamericanos serán los primeros en oír un estreno de New Order.
Creciste musicalmente en una época en la que los elepés reinaban en la industria musical, ¿cómo ves la edición y el consumo de la música hoy en día?
La música ha cambiado en muchos aspectos, especialmente en la forma en que la gente la escucha. Con el sistema de descarga disponible, la gente parece elegir canciones que baja de la red más que tomarse un tiempo para escuchar un disco. En mi época, yo era fanático de los elepés, de ir a una disquería y traerme un álbum, lo que no trataba sólo sobre la música. Era también la cubierta, el arte, el librito que lo acompañaba. Yo recuerdo llevar los discos a casa, sentarme en el cuarto y explorar la música en lo que para mí era como un viaje con el artista.
Era meterse en el arte al mismo tiempo que escuchar las canciones. Era una forma distinta de escuchar música, había una fuerte conexión de arte y música que parecía muy importante. Hoy en día, la gente escucha algo en la radio, le gusta y baja la canción, pero no veo la conexión con el lado artístico. Desafortunadamente perdimos eso, pero nunca digas nunca. Esto podría cambiar porque la música se modifica todo el tiempo. Quizá en diez años volvamos a eso.
También te criaste en una escena musical nueva y rica, como era la movida de Manchester a finales de los '80, que le debe casi todo a New Order. ¿Cómo ves el movimiento del rock hoy en día?
Me gusta lo que está pasando. Es extremadamente importante como músico estar al tanto de lo que te rodea y lo nuevo que sale. La música es una forma saludable de estar al tanto de lo que pasa alrededor. No hay que mirar demasiado atrás y enfocarse sólo en el pasado, hay que abrirse a lo que nos depara el futuro.
Por Martín Otheguy
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