Llega el decimotercer episodio de En la Cresta de la Ola y llegó la hora de buscar la ola en dos de los clásicos balnearios del verano para cualquier surfista uruguayo de la mano del local Julián Schweizer y sus amigos.
El día empieza temprano en La Serena y Julián, junto con el surfista y abogado ambientalista costarricense Walter Brenes y Manuel Serra salen a explorar y ver las condiciones de las olas en un pico cercano.
Sin titubear demasiado, hay consenso: deciden bajar los tablones y aprovechar un mar con condiciones muy prolijas y consistentes para disfrutar. Ahí pasan la mañana, corriendo unas olas veraniegas con condiciones ideales gracias a un suave viento terral que les dan la característica forma clásica y glass para que corran olas hasta la hora del almuerzo.
Llega la tarde y todo el cuadro anda perdido por el hotel, Altos de La Serena. Se sale a buscar la ola por las distintas playas de la Paloma, tanto a las orientadas al sur como La Aguada, como las orientadas hacia el este. Sin embargo, las condiciones empeoraron y la efímera y soñada ola que se corrió esa mañana, ya fue barrida por la virazón del viento y la bajada de la marejada.
Pero el surf no solo se trata solo de correr olas. Como dice el escritor, periodista y surfista, William Finnegan, “el verano es parte de la iconografía popular del surfing. Como buena parte de esa iconografía, está errada”. Para Finnegan, así como para muchos surfistas que estarían de acuerdo con él, el eterno verano de los surfistas no sería tal, sino el eterno invierno. El éxito en la búsqueda de olas perfectas se da gracias a un sinfín de eventos meteorológicos que suceden en el océano, incluso a miles de kilómetros de donde vemos romper una ola. Es por eso que Julián y sus amigos cambiaron de planes y se fueron a disfrutar de la clásica puesta de sol en la playa La Balconada, esperando al tradicional aplauso tras el momento en que desaparece el astro detrás del horizonte.
Luego, el grupo se fue a disfrutar de una noche en La Pedrera, donde Walter degustó nuevamente del buque insignia de la gastronomía uruguaya: el chivito. Y no hay mejor lugar en el pueblo que Petisco, un lugar imperdible para probar la gastronomía uruguaya. “Está tan bueno que Walter no dejó nada”, aseveró Julián, frente a su plato –también vacío.
La jornada siguiente estuvo marcada por un nuevo recorrido por La Pedrera, pero esta vez bajo la luz del día. Se recorrió uno de los testimonios geológicos más antiguos del mundo, materializados en unas rocas ubicadas entre El Barco y La Balconada, donde aprendemos que, entre estas dos playas, se reparten algunos de los picos legendarios que representan al surf uruguayo. El Trueno, Pico Alto o las clásicas izquierda y derecha de El Barco y El Desplayado son algunos de estos spots que, con las condiciones ideales, generan olas de ensueño.
APOYA: Uruguay Natural (Ministerio de Turismo), USU (Unión de Surf del Uruguay) y Petisco.
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