Después de tiempo sin tocar como solista en Montevideo, Emmanuel Horvilleur presentará su último disco. Un compilado de sus hits en versión acústica y dos temas inéditos, que los lleva a su propia naturaleza y que ve como una traducción “bastante directa” de una parte de él mismo. Un disco que va por otro lado a lo que venía haciendo, “más producido”, al aire libre desde su terreno en las afueras de Buenos Aires que, además, considera una “especie de película”. A unos días de su recital habló con Montevideo Portal sobre la pandemia, su relación con su exbanda Illya Kuryaki and the Valderramas, la posible grabación de un tema con Ruben Rada, la consciencia por el cuidado del lugar que habitamos y ser hombre en la industria musical.

—¿Qué te llevó a hacer un disco donde versionás varios de tus temas como solista?

—Uno de los "culpables", una de las razones, fue la pandemia. De entrar en cuarentena, de tener que estar guardados —por lo menos al comienzo—, donde dejamos de hacer nuestro trabajo, que es tocar, y de juntarnos con otros músicos. Entonces, cuando tuvimos la posibilidad de salir y empezar a hacer cosas, se me ocurrió que era lindo hacer algo en la naturaleza. Así fue como decidimos empezar a hacer esas versiones de una manera acústica, cómo llevar la canción a su propia naturaleza, esa naturaleza que tiene que ver con cómo nacen las canciones.

Eso fue lo primero. Después esa idea fue creciendo y pensamos en filmarlo, era como una especie de pequeña sesión que se fue poniendo cada vez más grande, y empezamos a pensar en invitados. Se fue tornando un disco; y un video; y una especie de película. Fue abarcando bastantes puntos diferentes, al principio —cuando nació la idea— no era hacer algo así, como que todo me fue llevando.

—¿Cómo va a ser transformar un álbum, que esencialmente es un videodisco, a un formato de concierto en vivo?

—Creo que Pitada es el punto de partida. Después, cuando uno ya toca en vivo con gente en un recinto, va cambiando. Es decir, la interacción de la gente, de lo que va sumando. No sé cuáles son las cosas que se mantienen o cuáles cambian. Lo que sí sé es que los shows que estamos haciendo son buenísimos, porque estamos contentos de estar tocando, de estar vivos y la gente también lo siente de esa manera. Con Pitada cualquier canción que estamos tocando ahora tiene un poco esa impronta de lo orgánico, es decir, no tocamos con pistas grabadas, somos nosotros ahí tocando de manera pura y cruda.

—Mucho del foco de Pitada está puesto en la naturaleza. ¿De dónde surge esta inspiración?

—Tiene que ver con algo que venía buscando hace años, de tener un poco más de contacto con la naturaleza, con lo verde, con estar un poco más tranquilo fuera de la ciudad. Entonces, hace un tiempo adquirí un terreno en las afueras de Buenos Aires y cada vez me gustó más estar ahí, las temporadas fueron más largas y resultó ser un lugar bastante inspirador. Creo que la naturaleza es lo que nos va a salvar como sociedad y como humanidad. También nos va a salvar el hecho de ponernos en acción para que no cunda esta naturaleza tal como la conocemos, o tal como la conocimos, cada vez más está más en peligro, los recursos naturales por lo menos de Argentina y creo que de Uruguay en muchos casos también (aunque creo que, al ser un país un poco más chico, cuidan mejor su lugar que tan bello es también). Todo este tema es algo que no nos podemos hacer los boludos y hacer un disco de la naturaleza, teniendo en cuenta lo importante que es para el humano estar en contacto con eso es parte.

—¿Qué opinas de la relación de las personas con la naturaleza?

—Qué sé yo, hay poca conciencia. Creo que, en ese sentido, en mis 47 años que tengo he sido testigo de cómo el mundo se fue degradando cada vez más, con una mamá tal vez más consciente, que me hablaba de la ecología de chico y siempre lo tuvo un poco ahí en el contexto.

Es triste cómo no entendemos que el mundo en el que habitamos es uno y que a las vistas está toda la degradación que está sufriendo.

"Illya Kuryaki está en mí, en todo lo que fui y todo lo que soy"

—¿Buscas que Pitada sea una especie de llamamiento a la gente para tener esta consciencia sobre la naturaleza?

—No es una cuestión directa. Yo lo siento, pero tampoco es que estoy levantando una bandera de apología con esta música. Solamente pongo un poco en contexto. Hacer una entrevista y hablar de esto también sirve.

También en algún momento podría hacer alguna música un poco más activa en ese sentido; con todas las contradicciones que uno tiene, ¿no? Porque no dejo de comerme un asado, no dejo de hacer muchas cosas que son parte de esto que estoy hablando.

—¿Qué te quedó musicalmente de Illya Kuryaki?

—Es una banda donde aprendí. Fue como mi escuela secundaria y mi universidad. Illya Kuryaki está en mí, en todo lo que fui y todo lo que soy. Le he puesto mucho trabajo, mucha cabeza y mucho placer también a lo largo de todos esos 10 primeros años, después me fui solista, pero después volvimos siete años más. Illya Kuryaki ha sido 17 años de mi vida, es un montón.

Sigue siendo una influencia en mi música solista Illya Kuryaki: el funk, las líricas, la fantasía, la iconografía que manejaba la banda, todo eso sigue estando. A veces lo uso más, a veces menos, pero es algo que está y no rehúso de eso.

—¿Cómo es tu relación ahora con la banda? 

—Tengo claro lo que Illya Kuryaki genera porque la historia de ciertos momentos de la música te lo muestran. No sé, la gente disfruta de esas marcas, disfruta a los Rolling Stones, disfruta a Soda Stereo. Disfruta de esas bandas que han logrado también plantar un nombre, decir Kuryaki y ya uno piensa un estilo de música que va por ahí, que sea amplio.

En ese sentido, sé que Illya Kuryaki logró eso y que Emmanuel Horvilleur también tiene su propio mundo, pero bueno, qué sé yo, yo también soy fan de Illya Kuryaki.

"Tal vez sea un tiempo donde podamos disfrutar el compartir el lugar de la música con mujeres y disidencias"

—En tu opinión, ¿qué significa ser hombre en la industria musical hoy en día?

—Ser hombre… Creo que... Estamos ahí, en lo de siempre. Tal vez sea un tiempo donde podamos estar un poco más, disfrutar el compartir el lugar de la música con mujeres y sus disidencias. Y lo digo desde un lugar en el que creo que las escenas se han visto gratamente enriquecidas por este cambio que se empezó a dar hace unos años. Entonces, hay generaciones de músicas mujeres, instrumentistas, performers, gente que se sube al escenario que tiene algo para decir. Y a mí me parece que desde ese lugar está buenísimo.

Por otro lado, también me parece que el hombre tiene que seguir haciendo lo que sabe y poder verse permeado por los cambios. No sé si nosotros hemos tenido un lugar muy asegurado, tal vez, aunque creo que el hecho también mío o de Illya Kuryaki de haber ido por un lugar diferente también se nos ha ubicado en un lugar, tal vez al costado del camino: el hecho de hacer una música diferente también nos pone en ese lugar de no un rock establecido y masculino 100 %, sino también una música que ha tenido también los ojos puestos en otros lados.

Agustín Dusserre

Agustín Dusserre

—¿Qué te llevó a ese camino?

—Fue lo que nos salió. Una banda que eligió el rap para expresarse. Digamos, todas las resistencias que también se daban con toda la música diferente, bueno, es la resistencia que también tenía una banda de mujeres cuando se subía a un festival de rock. Entonces, en ese sentido que teníamos ciertas cosas parecidas a las cosas alternativas, que tal vez en este momento sea un poco más natural ver mujeres en un escenario y eso me parece genial y lo aplaudo sobre todo porque hay más historias que contar.

—¿Qué expectativas tenés para el toque en La Trastienda?

—Todas. Porque sé que Montevideo es un lugar musical que disfruta la música a pleno. Tuvimos durante mucho tiempo a Matías Rada en la banda, a Francisco Fattorusso. Me gusta estar ahí, me gusta la música uruguaya. Ahora el viernes creo que vamos a grabar un tema ahí con Ruben Rada. Así que a disfrutar un poco, estoy yendo con una banda tremenda. Es un lugar dónde me encanta tocar, en la Trastienda hemos tocado bastante. Así que las expectativas son las más altas. Nos vemos el jueves 10, invito a toda la gente a disfrutar y, si no disfrutan, me pueden pegar después del show [ríe].

Por Ignacio Palumbo y Valentina Temesio