Por The New York Times | Sean Malin
El 4 de diciembre de 2021, Twixie y Cowboy, dos grifones de Bruselas de 2 años de edad, se casaron en el patio trasero de la casa de la novia (Twixie) en Dallas. Ella llevaba un corsé de encaje con bordados y un faldón de tul en capas. El novio traía un esmoquin de seda y algodón hecho a mano y un sombrero de copa.
Frente a una capilla improvisada para la ocasión, la ceremonia fue presidida por Sam Palmeter, cuyo grifón de Bruselas, Grinch, asistió y es amigo de la pareja. Fig, otra perrita de la misma raza, fue la encargada de las flores.
Más tarde, los invitados de cuatro patas disfrutaron de un banquete para cachorros de Vestals Catering en Dallas (que también atiende eventos para humanos), así como de una can-fetería y actividades que incluían una alberca de pelotas.
La boda costó unos 25.000 dólares. La dueña de Twixie, Tara Helwig, de 37 años, entrenadora física en Dallas, y la dueña de Cowboy, Makayla Wilson, de 22 años, analista de datos de epidemiología en Phoenix, se dividieron los gastos.
Ellas y sus perros se conocieron en un punto de encuentro de grifones de Bruselas en febrero de 2021. Pronto los perros se convirtieron en “novios”, afirmó Helwig, quien comenzó a planear la boda con Wilson después de que ambas propietarias y sus mascotas visitaron la casa de la otra.
De los 40 grifones de Bruselas invitados, asistieron 37. “Resultó ser mucho más grande de lo previsto”, comentó Helwig.
Wilson, quien se encargó de la lista de invitados, dijo que ella y Helwig pretendían celebrar “una boda canina genial”.
“No queríamos que fuera solo una sesión fotográfica”, añadió. “Queríamos hacer algo más que eso”.
Celebrar la unión de dos animales, o incluso de un animal y un humano, no es un concepto nuevo, pero cuando la pandemia obligó a muchas parejas de humanos a suspender las ceremonias matrimoniales, más personas empezaron a “pensar con originalidad y a escribir sus propias reglas, y eso es justo lo que sucede cuando se trata de las bodas de mascotas”, señaló Hannah Nowack, editora del sitio web de planificación y listas de regalos de bodas The Knot.
El pasado mes de junio, los trabajadores de Village Pet Supplies & Gifts, en Luzerne, Pensilvania, celebraron en la tienda el “santo gatrimonio” de Toby y Noelle, dos gatos de la zona. A la dueña de Noelle, Melissa Sulima, abogada de Pittston, Pensilvania, se le ocurrió la idea después de que su gata se enamoró de Toby, que vive en Village Pet Supplies, por unos videos que compartieron en su página de Facebook.
Después de una serie de citas exitosas frente a frente, todos los humanos que fueron testigos de su química coincidieron en que los gatos eran el uno para el otro, “y a partir de ahí todo explotó”, narró Sulima, de 42 años, quien adoptó a Noelle en 2019 del refugio para gatos Rescue Warriors Cat Rescue en West Pittston, Pensilvania.
La pareja fue llevada a su boda el 19 de junio dentro de una carretilla roja. Noelle llevaba un vestido hecho a mano por una persona cofundadora de Rescue Warriors, y un miembro del equipo de Village Pet Supplies dirigió una ceremonia que incluyó la lectura de los votos de ambos gatos. Después, les sirvieron pastelitos y sidra a los 40 invitados humanos.
“Lo decoraron de maravilla”, señaló Sulima respecto al lugar de la celebración. “Quedé sorprendida”. Añadió que los dos felinos solo estuvieron casados seis meses: el pasado diciembre, Noelle murió de manera repentina por complicaciones derivadas del hipertiroidismo; se cree que tenía unos 7 años.
A pesar de los esfuerzos por encontrarle otra compañera a Toby, que tiene 10 años, Sulima cree que nunca volverá a casarse. “Toby será el esposo de Noelle hasta el día en que fallezca”, afirmó.
Para asistir a las nupcias de los gatos, les pidieron a los invitados humanos que donaran 15 dólares a Rescue Warriors. La filantropía también fue el impulso detrás de una boda masiva de perros en septiembre de 2021 en Lions Park de Villa Park, Illinois, donde se casaron 80 parejas, poco menos de la mitad de las 178 que se casaron en un evento celebrado en 2007 en Littleton, Colorado, que se convirtió en la boda de perros más grande de la historia, según el Libro Guinness de récords mundiales.
Leslie Allison-Seei, de 61 años, presidenta de una agencia de sorteos y promociones en Villa Park, organizó las nupcias en parte para apoyar a los refugios de animales de la zona en un momento en que algunos empezaban a notar que la gente abandonaba a más mascotas.
Al principio de la pandemia, “los refugios se vaciaron porque la gente salió a adoptar perros”, explicó Allison-Seei, quien es voluntaria en Northern Illinois Samoyed Assistance, uno de los diez albergues de rescate que recibieron una donación después del evento. “Pero cuando la gente empezó a volver al trabajo, devolvió a los perros”.
Después de pagar una cuota de inscripción de 25 dólares, los perros (y sus dueños) llegaron a la boda, donde encontraron un fotógrafo itinerante y un arco cubierto de flores, donde Nick Cuzzone, el presidente de la junta directiva del pueblo de Villa Park, presidió una ceremonia.
Antes de que Cuzzone casara a cualquier pareja de perros, los que llegaron como solteros o solteras tuvieron la oportunidad de conocer a sus posibles compañeros de vida en una zona designada como de “citas rápidas para perros”, afirmó Allison-Seei, cuyo husky de 3 años, Brack, se casó ese día con Boo, una perrita samoyedo de 5 años.
“Fue espectacular”, dijo Allison-Seei, presidenta de la Comisión de Enfoque Comunitario de Unificación de Vecinos de Villa Park. Como en cualquier boda, los expertos aseguran que el encargado de planificar una ceremonia con mascotas o animales debe dar prioridad a las necesidades de la pareja.
“Si no les gusta usar prendas de vestir o se estresan con las aglomeraciones de gente desconocida, es mejor prescindir de los vestidos de novia, de la lista de invitados y de cualquier otra cosa que les haga sentirse incómodos”, dijo en un comunicado Ingrid Newkirk, presidenta de People for the Ethical Treatment of Animals.
Al considerar sus necesidades, otros señalan que no hay que descartar la compañía. Ellie Laks, fundadora del santuario de animales The Gentle Barn, organizó una boda entre dos vacas, Dudley y Destiny, en sus instalaciones de Christian, Tennessee, en 2016. Laks, de 54 años, comparó su relación con un romance de “cuento” y explicó que, si los animales pudieran hablar, muchos quizá decidirían decir ‘sí, acepto’ por las mismas razones que los humanos.
“Los humanos y los animales tienen el mismo deseo de amor y amistad, la misma capacidad de sentir tristeza, felicidad y miedo, y la misma necesidad de tener una vida plena”, concluyó. Los invitados y sus perros asisten a la boda de Twixie y Cowboy, ambos perros de la raza grifón de Bruselas, en la casa de Twixie en Dallas, el 4 de diciembre de 2021. (Jake Dockins/The New York Times). Twixie y Cowboy, ambos perros de la raza grifón de Bruselas, en su boda en la casa de Twixie en Dallas, el 4 de diciembre de 2021. (Jake Dockins/The New York Times).