Contenido creado por María Noel Dominguez
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El Palacio de Buckingham abre sus jardines por primera vez

Ir de pícnic a los jardines del Palacio de Buckingham, residencia oficial de la reina Isabel II en Londres, dejará de ser por primera vez en la historia una experiencia reservada para la realeza y sus invitados de altos vuelos.

08.07.2021 14:16

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2021-07-08T14:16:00-03:00
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La reina abrirá las puertas de su exuberante jardín, escondido tras infranqueables muros colmados de alambres, para dar la bienvenida a partir de este viernes a curiosos que quieran pasearse por los caminos de este particular oasis verde de más de 15 hectáreas.

Ante la fachada trasera del palacio se extiende una inmaculada alfombra de césped que cada verano es testigo de multitudinarias fiestas organizadas por la reina, con más de 8.000 invitados y la friolera de 27.000 tazas de té, 20.000 sándwiches y 20.000 trozos de pastel.

Excepcionalmente, esta llanura abandonará hasta septiembre toda solemnidad y protocolo para rendirse a los pícnics de visitantes deseosos de comer a la sombra del palacio y del millar de árboles que presiden su jardín.

Entre esta abundancia, destacan dos imponentes plataneros, plantados por la reina Victoria junto con el príncipe Alberto, que abren paso a un sendero custodiado por una restaurada casa de té originaria de 1939.

El jardín de Buckingham no conoce el barullo urbano. Una alta frontera herbácea de más de 150 metros de largo lo mantiene lejos de todas las miradas y adorna el paisaje con una cuidada variedad de plantas.

Cuando Isabel II está en palacio, los jardineros crean cada lunes un ramo con estas flores para colocarlo en el escritorio de la monarca, tan aficionada a las rosas que pidió plantar varias en un punto estratégico para admirarlas desde su ventana, según contó una guarda del jardín a un grupo de medios, entre ellos Efe, en una visita este jueves.

También alcanza a ver desde su apartamento el lago artificial que gobierna el jardín y que, en tiempos pretéritos, fue el rincón favorito de la realeza para patinar cuando helaba en invierno.

Más de 60 especies de aves, como gansos, patos, cisnes, garzas y cormoranes, encuentran refugio cada año en la isla central del estanque, accesible a través de dos puentes que el príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria, demandó construir para poder cruzar a alimentar a los pájaros.

Desde hace unos años, esta pequeña isla también alberga cinco colmenas, que producen alrededor de 230 tarros de miel anuales para su uso en varios menús de las cocinas reales.

Los visitantes que quieran explorar todos los recovecos del jardín tendrán que hacerse con una entrada, por un precio de 16,50 libras (unos 19 euros) para adultos, y reservar un día de entre un abanico de fechas que Buckingham ha ampliado debido a una "demanda excepcional".

Aunque las visitas guiadas tienen un coste adicional, e incluyen la posibilidad de ver también el jardín de rosas, la casa de verano y el prado de flores silvestres, el personal que guarda los jardines ofrece charlas gratuitas a aquellos que se acerquen a preguntar.

Durante la pandemia, el palacio de Buckingham vio cómo su insigne inquilina abandonaba el aposento londinense para instalarse en el castillo de Windsor, al oeste de la capital británica, donde a sus 95 años sigue comandando el día a día de la agenda real.

Con información de EFE