El Ballet Nacional festeja su 75° aniversario

El Cuerpo de Baile fue creado el 27 de agosto de 1935 y su primera actuación tuvo lugar el sábado 23 de noviembre de ese mismo año con el estreno de Nocturno nativo, con música de Vicente Ascone, coreografía de Alberto Pouyanne, y la actuación de la OSSODRE con la dirección del maestro Lamberto Baldi. La función, que dio comienzo a las 18 y 30 horas, abrió un camino de luces y sombras, de grandes elencos, de visitas de maestros extranjeros y de la formación de deslumbrantes bailarines, coreógrafos y directores. Aquellos primeros tiempos se nutrieron con el arribo de elencos internacionales de primer nivel, así como de la presencia de bailarines que forjaron escuela, como la rusa Tamara Grigorieva, quien no solo supo demostrar sus virtudes como bailarina sino también como coreógrafa de primer nivel. Ese impulso inicial fue posible bajo la tutela del ya mencionado Pouyanne, de la rusa Gala Chabelska, del francés Roger Feronjois, y también del surgimiento de valores nacionales como Tola Leff, Sunny Lorenczi y Raúl Severo.

A mediados de los 50 el arribo de Vaslav Veltchek dio un nuevo empuje al elenco y deslumbró al público con coreografías como las de La danza de los muertos, de Honegger y la sinfonía Praga, de Mozart. Para ese entonces ya habían sido interpretadas varias obras de autores nacionales, entre ellas Mañana de Reyes, Mburucuyá y La isla de los ceibos, de Eduardo Fabini, y la Suite según Figari, de Jaurés Lamarque Pons. Más tarde, se acercaron destacadas figuras de los escenarios argentinos, entre ellas Margaret Graham, Tito Barbón y Eduardo Ramírez, quienes permanecerían en nuestro país por largo tiempo, radicándose algunos de ellos y convirtiéndose en nombres clave de la historia del ballet oficial.

Poco antes de cumplir sus treinta años de fundación, el Cuerpo ya había montado coreografías sobre obras de Moussorgsky, Debussy, Chopin, Strauss, Tschaykowsky; Liszt, Bach, Vivaldi, Schubert, Berlioz y Villa-Lobos, y también incorporado a maestros nacionales como el propio Ascone y Héctor Tosar. Era habitual por ese entonces que el elenco visitara el interior de nuestro país, y durante la década del 70 fue frecuente que actuara en el escenario del lago del Parque Rodó, montando obras como Sombrero de tres picos y el segundo acto de El lago de los cisnes. Es la etapa en la que también se dan a conocer o reafirman sus carreras bailarines de la talla de Olga Bérgolo, Diego Alberto, Heber Arnoux y Rosario Hormaeche entre otros. Junto a ellos continuaron actuando otros artistas especialmente contratados, como la estupenda Margot Fonteyn quien, acompañada por Michel Sommes, protagonizó una aclamada versión de Gisélle.

Ya recuperada la democracia, el elenco recobró fuerzas y se sucedió una serie de notables puestas en escena, siempre acompañadas por las visitas de famosos directores y coreógrafos del exterior, entre ellos cubanos, franceses, argentinos y chilenos. Fue la llegada de un elenco de Chile lo que permitió al público disfrutar de una versión de Gisélle con la actuación de nuestra Sara Nieto y de Rolando Candia. Desde 2000 hasta 2003 el cuerpo estuvo bajo la dirección de Eduardo Ramírez. En 2004 asume la dirección el argentino Rodolfo Lastra. En 2005 Mariel Odiera dirige varias reposiciones de repertorio y estrena Sánchez, el esplendor del 900, con coreografía de Graciela Figueroa y música de Leo Masliah. La argentina Graciela Piedra dirige el Cuerpo de Baile en 2006 e Iliana Ferrés asume en 2007, dirigiendo, entre otras, una versión completa del Cascanueces. 2008 recibe la dirección de Sandra Giacosa, y el año pasado de los primeros bailarines Rossana Borghetti y Alejandro Godoy. Durante esos últimos años fue frecuente la visita de grandes bailarines del exterior, destacándose entre ellos la presencia de los argentinos Eleonora Cassano y Julio Bocca, quien, a partir de mayo de este año es el responsable de una nueva etapa del Ballet Nacional del Sodre.