Por Diego Castro

Una noche fría de junio de 1983 Eduardo Lombardo, aún menor de edad, estaba en su casa, masticando bronca porque esa misma noche había un recital de murgas en el Club Liverpool y no había podido ir. La delicada salud de su abuela obligó a que se quedara esa noche en su casa en vez de ir a ver el espectáculo. Fanático del género desde muy pequeño, integraba la murga El Firulete, génesis de lo que luego fue Contrafarsa.

“En eso golpean la puerta de mi casa. Era Fernando Umpiérrez, un gran amigo”, recuerda Lombardo. “Edu, mirá que te estaba buscando el Flaco Castro para probarte en Falta y Resto”, le dijo Fernando a un Pitufo que todavía era Eduardo, o Edú para sus amigos.

Después de un mes de pruebas quedó y en el carnaval de 1984 fue el platillero de la Falta que le cantaba a la Redota y que en sus versos dedicados al José Artigas en contra del conquistador español, escondía críticas a un régimen dictatorial que ya estaba en retirada.  

“Estuve en la batería de la Falta desde el 84 al 87, hasta que Julio Julián, director desde el primer año de la murga, se fue a Australia a trabajar a otra murga”, cuenta Pitufo. Una noche de ese invierno la murga se reunió. “Había que reorganizar a la murga y uno de los primeros temas de esa asamblea fue el director”, recuerda Lombardo en diálogo con Montevideo Portal.

“No hay que ir a buscar a nadie. El director de la Falta está en este club y al lado mío”, dijo Raúl Castro, director de Falta y Resto. “Nadie cuestionó en el momento al Flaco, pero en algún momento alguno de los murguistas de la guardia vieja dijo que era muy joven”, recuerda Pitufo, que por aquel entonces contaba con algo más de 20 años.

A partir de allí empezó la leyenda carnavalera. Falta y Resto ganó ese mismo año el primer premio y al año siguiente repitió, empatado con Los Saltimbanquis. Dos años después, Lombardo volvió a Firulete, que ya era Contrafarsa, y allí permaneció hasta 1993. En 1995 recaló en La Gran Muñeca, con la que ganó en 1996.

En 1998 volvió a la Contrafarsa, donde ganó ese año y luego en 2000 y 2002. También participó del proyecto La Matiné, donde tuvo la chance de dirigir a varios murguistas de la guardia vieja carnavalera y provenientes de los más diversos estilos murgueros.

En 2007 estuvo en Asaltantes con Patente y también allí ganó el primer premio. Entonces hizo un impasse de 10 años para dedicarse a sus proyectos personales hasta que volvió a Don Timoteo, y sí… volvió a ganar. Y también se volvió a ir.

Cambia, todo cambia

En 2023, seis años más tarde, Pitufo volvió al carnaval en La Gran Muñeca, murga en la que había ganado el primer premio en 1996. Para el director, el carnaval cambió mucho en estos casi 40 años que lleva de trayectoria.

“El carnaval cambió muchísimo y en varios aspectos”, afirma. “Por ejemplo, el primer año que salí, en 1984, había tres o cuatro tablados que abrían de mañana”, recuerda, añadiendo que hubo un día que llegaron a hacer 14 tablados.

Pero no solo en la cantidad de escenarios cambió el carnaval; también el género murga ha cambiado y mucho, opina Lombardo. “Cambiaron los aspectos sociales, culturales, las amplificaciones e incluso se ha profesionalizado mucho la murga y la fiesta en general”, observa.

Por su parte, también admite que “se ha perdido lo artesanal que tenía el carnaval de antes, eso que solo queda en pocos conjuntos”.

La política también se mete en el carnaval. Y la discusión sobre si ahora está más politizado que antes es una pregunta que resulta inevitable, sobre todo en murgueros y carnavaleros de trayectoria.

Para Pitufo, “el carnaval siempre fue político”. “He compartido charlas con Milita Alfaro, historiadora de carnaval, y décadas atrás había murgas que elegían a un presidente, como parte de su actuación”, argumenta.

Pero, además, afirma que el carnaval “está más tirado al batllismo que a otro lado”. También señala que “nunca tuvo una identificación con los blancos, porque para ellos hay otras tradiciones y otras figuras que son más importantes que la fiesta popular más grande que hay”.

Javier Noceti / Montevideo Portal

Javier Noceti / Montevideo Portal

Como se han ido tantos

Cuando termine el carnaval para Pitufo hay varios proyectos, entre otros volver a grabar. “Hace siete años que no grabo y para después de marzo vamos a empezar a grabar un disco”, adelanta.

Además, explica que ha dejado su proyecto solista para trabajar con otros colegas, como el Cuarteto Montevideano, Ruben Rada o Hugo Fattoruso. “Ahora estoy de lleno buscando canciones para grabar y a fin de año o principios del que viene poder estar sacando un disco”, señala Pitufo.

También se vendrán festejos importantes. La obra teatral que le dio un Florencio allá por 2004 cumple 20 años y se festeja. “Ni bien termine el carnaval vamos a hacer una vez más Murga Madre en el Teatro Solís”, cuenta. 

En tanto, va a evaluar qué hacer con el Carnaval 2025. “Aún no decidí qué hacer. Por ahora vamos pasando un Carnaval hermoso, tanto en el Teatro [de Verano] como en los tablados y en la calle, pero recién cuando termine veré qué hago en el próximo”, explica.

“Hacía mucho tiempo que no salía dos años seguidos”, recordó, y agregó que con La Gran Muñeca se siente “muy cómodo”. “Además es un grupo muy sólido y estoy pudiendo compartir este carnaval con mis hijos”, dice, en alusión a que lo acompañan a los ensayos y tablados.

Sobre el carnaval que está viviendo, Lombardo menciona “el buen trabajo y la buena convivencia con toda la murga”, pero destaca especialmente el desempeño que está teniendo Aldo Martínez, un outsider de la murga que llega con más de 40 años de escenario con el parodismo.

“Aldo es un profesional de primera y entró muy bien en el grupo”, cuenta Lombardo, aunque señala que “hubo que guiarlo un poco porque es de otro palo”, y afirma que “de cualquier manera es un tipo con mucho escenario y con mucho oficio”.