Contenido creado por Marina Santini
Entrevistas

Entrevista

Edgardo Kogan, el entrenador de la Selección Nacional de Básquetbol, persiguiendo sueños

Comienzan en Lima los Juegos Panamericanos de Básquetbol y el seleccionado uruguayo juega bajo la batuta de Kogan.

30.07.2019 13:48

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2019-07-30T13:48:00-03:00
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Por Ana Jerozolimski

Este miércoles comienzan en Lima los Juegos Panamericanos de Básquetbol, en los que participa también el seleccionado nacional uruguayo, bajo la batuta del entrenador Edgardo Kogan.

Fue nominado entrenador jefe de la Selección de Básquetbol de Uruguay en mayo último. Su carrera se inició en Hebraica y Macabi en divisiones formativas desde muy joven, trabajando en diversas instituciones de nuestro medio con participación como asistente técnico de la Selección en el período de 1999 al 2002 y teniendo su última experiencia internacional al frente de Deportes Castro en la Liga Nacional de Chile.

Tras haber acumulado gran experiencia a lo largo de sus 30 años de carrera, hoy asume al frente del combinado celeste. Sobre todo esto nos cuenta en esta entrevista.

P: Edgardo, ineludible comenzar por los Panamericanos. ¿Cómo te sentís de cara a la competencia?

R: Me siento muy bien, contento por cómo hemos venido entrenando con el equipo, por la respuesta que venimos encontrando hasta ahora y por el respeto con el que me encontré de parte de los jugadores. Indudablemente el torneo en sí ya es un torneo complejo por cómo se disputa a días corridos, casi sin recuperación y con rivales que están utilizando este torneo para preparar el mundial. A eso se agrega el hecho que nos llevan un tiempo largo de estar jugando juntos, ya con situaciones de juego muy definidas, con una química generada por el tiempo de trabajo con el que llegan. Y también nos vamos a encontrar a algún seleccionado en un proceso de recambio como el nuestro, pero el objetivo es de intentar poner en cancha lo que hemos hecho e ir juego a juego creciendo y sumar, mirando el hoy y mucho más aún el mañana.

P: Cuando la Federación te nombró para el cargo hablaste, como es lógico, del orgullo que sentías. Y me permito imaginar que es una combinación de "orgullos": por representar al país cuando Uruguay juega y porque solo quien es reconocido por lo que ha hecho en su campo puede llegar a una responsabilidad así. ¿Estoy en lo cierto al combinar lo nacional con lo personal?

R: Es absolutamente cierto lo que me decís. Es un reconocimiento a la carrera profesional que uno con tanta pasión ha tomado y a su vez es una responsabilidad muy grande para la que me siento listo, así que espero desde mi lugar dar lo mejor por mi país y ser fiel a mis ideas.

P: ¿Ser el DT del seleccionado nacional de Básquetbol es un logro de esos tras los cuales ya no hay adónde más escalar?

R: Es un punto muy alto y desde algún lugar sin dudas es lo máximo que uno puede lograr en su país, pero siempre tenemos instancias para seguir escalando, ojalá sea eternamente en este lugar, pero en nuestra profesión es un permanente desafío el estar preparado para seguir creciendo en conocimientos día a día.

P: ¿Qué eslabones en tu carrera te han traído hasta aquí?

R: Fueron muchos, desde el inicio que comencé jugando en Macabi, en los equipos que me tocó pasar y sobre todo en aquellos que confiaron para permitirme desarrollarme como entrenador, o sea clubes, dirigentes, y un ambiente en el que me siento respetado son eslabones de hierro en mi carrera.

P: ¿Cómo ha sido tu historia de amor por el básquetbol? Evidentemente, empezaste jugando.

R: Sí, por supuesto, empezó todo en una cancha, desde el patio de dónde vivía, el colegio donde jugué y también dirigía a mis propios compañeros, mi viejo que me acercó a Hebraica, y allí todo lo que se empieza a generar de ahí en más jugando en formativas. Pero ya a medida que iba jugando me iba naciendo la idea del entrenador y ya muy joven hice el curso del Instituto Superior de Educación Física y me dediqué a realizar el curso de entrenador. Ahí la cabeza ya empieza a soñar con ser el mejor entrenador que mi capacidad me permitiese, y la ayuda de colegas y amigos me ha permitido llegar hoy a este lugar.

P: ¿Se puede ser entrenador sin haber sido antes un buen jugador? Bueno, en realidad te lo planteo y yo misma me corrijo. Quizás lo central sea entender bien a fondo cómo funciona esto, no necesariamente que vos mismo hayas sido buen jugador.

R: Sin dudas que sí. No necesariamente tenés que haber sido un gran jugador para ser un gran entrenador. Son cosas distintas que no implican una combinación. Puede darse por supuesto que un gran jugador sea un magnífico coach, pero las más de las veces un gran entrenador lo es por su visión del juego, por su preparación para la función, por cómo logra trasladar sus conocimientos a sus jugadores y por el permanente aggiornamiento. Este deporte es de cambios permanentes y que uno tiene que estar actualizándose día a día. Es mucho más complejo de lo que se pueda uno imaginar.

P: ¿De quién se aprende para ser buen DT? ¿De otros entrenadores o de los propios jugadores?

R: De todos. En mi caso trato de absorber lo mejor de los que me rodean pero escucho y respeto mucho todas las visiones y los intercambios de ideas con los colegas. Las clínicas son ámbitos de aprendizaje y crecimiento, pero los que van a representar tus ideas en la cancha son los jugadores, ellos nos enseñan en el día a día, a veces las mejores cosas y a veces también nos encontramos con enseñanzas que son para no emplear, pero aprender lo bueno y lo malo es un proceso de selección de cada entrenador.

La identidad de Hebraica

P: Empezaste tu camino en el básquet en Hebraica, una opción natural aunque no ineludible, para un uruguayo judío. Hebraica se ha ganado un lugar de honor en el básquetbol uruguayo. Hace poco, dos años consecutivos campeones. Pero creo que los logros no se miden sólo en los primeros puestos. ¿Te parece que Hebraica es hoy un valor más comunitario o más nacional?

R: Es cierto, Hebraica es un club que cuando yo empecé representaba a la colectividad. A mi modo de ver, eso cambió mucho. Hoy yo siento a Hebraica, y creo al básquet en sí, también como un club identificado con la comunidad pero no como antes. Sin dudas perdió identidad. Hoy hay chicos judíos que juegan en varios equipos y su planteles profesionales no tienen casi representación de gente de la colectividad, sí algunos simpatizantes. Sobre todo, creo que la dirigencia de Macabi no busca darle esa identidad. Ojalá alguien logre encaminar a que Macabi sea el club de la comunidad en el básquet.

Pasiones

P: Suele hablarse mucho de la violencia en el deporte, con referencia más que nada al fútbol. ¿El básquet es otro mundo o me equivoco?

R: No te equivocas, por más que la sociedad va cambiando y es difícil a veces por la cercanía de la gente en las canchas y por la pasión que genera el básquetbol se da alguna situación incómoda, pero creo se va en un camino de mejorar estas cosas aisladas que a veces se dan...

P: Recuerdo que cuando yo llegué a Israel hace ya unos 40 años, me sorprendió sentir que el deporte más popular era el básquet. Esa era al menos mi percepción, por los grandes éxitos en aquellos años de Macabi Tel Aviv. Hoy creo que es indudable que el fútbol lo es más. ¿Se puede comparar pasiones por uno u otro deporte?

R: Son similares y diferentes. El básquet genera determinada pasión y el fútbol otro tipo de pasión, igualmente sigue trascendiendo a nivel del deporte mucho más lo del básquet israelí que el fútbol.

P: Recuerdo que hace ya varios años jugó en Israel un tiempo el basquetbolista uruguayo Esteban Batista. Era difícil entrevistarlo, por su altura. ¿Ha habido otros?

R: Sí, Esteban jugó allí y lo hizo muy bien y hoy lo tenemos en nuestro básquet. En estos momentos hay algún chico jugando en formativas en Israel y tenemos a Uriel Trocki jugando liga nacional, a quien citamos ahora para la Selección Nacional de nuestro país.

P: Así es, hijo de uruguayos radicados en Israel. Linda combinación. Volvamos a los Juegos Panamericanos, creo que la primera gran competencia internacional en la que Uruguay juega bajo tu dirección. ¿Eso siempre es un momento de prueba para un entrenador? A menudo vemos, en fútbol, que si un equipo pierde ya se empieza a hacer comentarios sobre el DT al que deberían haber cambiado. Y sin que yo tenga por cierto elementos profesionales para juzgarlo, siempre me pareció injusto. ¿No puede ser buena la táctica del entrenador y que los jugadores la implementen mal?

R: Sí, es normal estar bajo el ojo del análisis. En mi caso el panamericano es un torneo en el que iniciamos un proceso de renovación absoluta. El objetivo será llegar con un equipo fuerte al 2023, y todas las acciones tienen que ser claramente mirando hacia allí. No vamos en busca de resultados a los panamericanos sino más que nada a buscar experiencia en la gran mayoría de los jugadores. A mi modo de ver, necesitaremos jugar a mejor nivel en un futuro y tengo la convicción de que si hay apoyo de los estamentos que rodean a nuestro deporte vamos a poder hacerlo. Hay que tener claros los objetivos, el camino a seguir y el punto al que queremos llegar.

P: Ya te pregunté algo similar antes, pero para terminar: ser el DT de la selección nacional ¿es la cúspide de tu carrera?

R: No, la cúspide de mi carrera es poder desarrollar mi tarea con el nivel que me permita como entrenador cumplir los objetivos con el equipo y verlo clasificando al mundial del 2023. Pero por supuesto, es un orgullo y un gran honor estar como entrenador de Uruguay.

P: ¿Es la realización de un sueño? O sea... De chiquito ¿era en esto que pensabas?

R: Mi sueño siempre es ser feliz con mis cosas. Realizarme en mi profesión es parte del sueño. Soy un soñador, así que este era uno de mis sueños y estando aquí, voy por más.