Primera parte: Los que salen en revistas
¿Cómo se formaron Los Tontos?
Los Tontos tienen dos etapas. La primera vez que salimos fue en el año 83, con Santiago Tavella en el bajo. Ahí no tuvimos mucha repercusión.
¿Ya rondaban el humor?
Sí, era la misma propuesta, prácticamente las mismas canciones. Inclusive hacíamos alguna canción de Santiago. Yo tocaba la guitarra, Tavella el bajo y Leonardo Baroncini la batería. Cantábamos Tavella y yo. Pero tocamos una sola vez, en la Asociación Cristiana de Jóvenes, y nos separamos. Tavella estaba con el Cuarteto y no tenía tiempo.
¿La influencia desde dónde había llegado?
Por un lado, Baroncini hacía sus propias letras. Cuando lo conocí andaba con una carpeta con sus letras, muchas de ellas humorísticas, que estaban muy buenas. Y por otro lado, yo estudiaba con Maslíah. Y él me influyó mucho. A mí me gustaba mucho la propuesta de Maslíah. Pienso que por esos lados nos fue entrando el humor.
¿Cómo llegaron hasta la formación más conocida?
Yo seguía con la idea del grupo, y le dije a Baroncini "vamos a conseguir un guitarrista y yo paso a tocar el bajo". Porque era difícil conseguir bajistas en aquella época, era complicado. Y más alguien que quisiera tocar con un grupo que se llamaba "Los Tontos". Había como un rechazo.
Ahí surge el tema de los apodos...
En el arranque de Los Tontos, Baroncini había empezado a tocar la batería con Los Estómagos. Y a Los Estómagos no les gustaba compartir baterista. Entonces Baroncini decidió ponerse una peluca, y cambiarse el nombre por Trevor Podargo. Los demás nos solidarizamos, de alguna manera, nos cambiamos todos los nombres y nos pusimos seudónimos.
¿Cómo comienza esa segunda etapa?
Era en el año 85, por ahí. Ese año grabamos "El Himno de los Conductores Imprudentes", para la ensalada Graffiti, a la que entramos medio de refilón. Parece que faltaba un grupo para llenarlo y nos metieron ahí, de casualidad.
Nunca se hubieran imaginado la repercusión de ese tema...
Jamás. Grabamos el tema, pero no dábamos dos pesos. Estábamos contentos por estar en un disco. Pero fue un éxito impresionante. Lo pasaban por todos lados, por todas las radios. Por donde se te ocurriera lo difundían. El éxito de ese tema fue el que posibilitó que grabáramos un disco (simplemente llamado "Los Tontos"). Que lo empezamos a grabar casi enseguida. Y fue el primer disco de oro del rock uruguayo, porque vendió más de 3.000 copias.
¿Se daban cuenta del éxito?
Claro, porque te empezaban a llamar para tocar. Te buscaban para que fueras a tocar a distintos lugares. El "exitómetro" venía por la aparición toques por todos lados. Inclusive por el interior. Porque antes veníamos tocando, pero más bien en la zona metropolitana, balnearios, Canelones y cosas así. Pero el primer toque en el interior-interior fue en Rocha, que hubo terrible inundación, un desastre. Desde que llegamos hasta que nos fuimos llovía.
¿Cómo era tocar en el interior?
En algunos casos tocábamos con orquestas tropicales, porque en el interior no había recitales como hay ahora. En aquella época se tocaba en bailes, y algunos bailes eran bailes de cumbia. De repente se bajaba la orquesta de cumbia y subían Los Tontos.
¿Tuvieron una buena recepción?
Sí, sí. La gente estaba asombradísima, porque éramos un grupo exitoso en ese momento, conocido. Y estábamos ahí. Miraban medio raro por la facha, los pelos parados y la ropa de colores. Llamábamos la atención, pero gratamente.
¿Y en Montevideo era igual?
Acá alguna gente nos miraría mal, pensaría que éramos un grupo meramente comercial. Creo que por parte de alguna gente había una visión de grupo vendedor, como un invento hecho para vender discos.
El éxito los llevó hasta la televisión.
Sí, en el año 87, creo que fue, con la Cueva del Rock. Canal 4 nos ofreció para dirigir un programa, y nos encantó la idea de llevar grupos a tocar. Y se hizo ese ciclo, que estuvo muy bueno.
Un grupo de rock conduciendo un programa de rock.
Esa era la idea. Iban los grupos de rock de aquel momento. Todo el mundo pasó por ahí, menos Estómagos, que no quisieron ir. El primer programa fue con los Cadáveres Ilustres. Pasaron pila de grupos, inclusive estuvo Maslíah. Aparte los toques eran en vivo, a menos que quisieras hacer playback. Traidores creo que hizo playback. Pero había todo un equipo de sonido montado y podías tocar perfectamente ahí, con todas las garantías.
¿Y el segundo disco?
Ése lo grabamos en Buenos Aires. En Moebio, el estudio del técnico uruguayo Carlos Píriz. Él grabó discos como el primer disco de Tótem, o "Mateo solo bien se lame". Un técnico de alto vuelo con un estudio que era de puta madre, no lo podíamos creer. Parecía que estábamos en otro planeta, acostumbrados a los estudios de acá. Y ahí grabamos el segundo ábum, "Tontos al natural".
¿Por qué se separaron?
Teníamos algunas diferencias internas, y al final yo decidí separarme del grupo.
¿Tuvo algo que ver el famoso toque en donde el público les tiró de todo?
Eso fue en Montevideo Rock 2. Pero no fue tanto, después de eso incluso tocamos en Tacuarembó. La banda se venía separando en dos partes: estaba yo por un lado y los otros dos por el otro. A mí me agotó, había como un problema de liderazgo dentro de la banda. Por un lado Baroncini y por otro lado yo.
Segunda parte: Lo nuestro ha terminado
¿Qué hiciste después de la separación?
Inmediatamente después que me separé de Los Tontos, saqué un disco solista, que se llamaba "Jeje". Lo grabé con una máquina de ritmos y con el guitarrista Guillermo Gil. Armé una banda, lo presenté y todo. Éramos como seis o siete músicos. Pero el proyecto era muy grande y era difícil moverlo. Llegamos a hacer un par de actuaciones, una en el Notariado y otra en AFE.
El recibimiento no fue el mismo que antes...
Sí, después de ahí no pegué una (ríe). Por ejemplo, tuvimos un grupo con Oscar Larroca, Alberto Gallo, Ricardo Yates, Cecilia Mattos y Álvaro Ahunchain, que se llamaba "Glitch". Hicimos una exposición multimedia. "Después de los héroes", una especie de homenaje a los Titanes en el Ring. La hicimos en el salón de la calle Soriano de la Intendencia. Esa fue una experiencia muy interesante, fue la primera vez que trabajé con artistas plásticos y cosas así.
¿Y otras experiencias que no fueran estrictamente musicales?
Estuve trabajando con Trochón en un espectáculo que se llamaba "Los últimos días de Johnny Weismuller". Con Silvia Meyer, Alberto Wolf... Alejandro Ferradás tambien, creo. Era una especie de comedia musical en base a canciones del autor argentino Alberto Muñoz. Yo actuaba y cantaba. Hacía distintos papeles dentro de la obra, porque eran canciones de Alberto Muñoz teatralizadas. Fue una experiencia muy linda, la cagada es que no caminó. Estuvimos nueve meses ensayando y estuvo tres meses en cartel.
Musicalmente, también formaste parte de la banda Drinkin' Boys...
La armamos con Gerardo Bruno, que era baterista de Los Vidrios, y Carlos Telechea. Fue más o menos en la misma época del Peyote Asesino, andábamos ahí. Éramos contemporáneos.
¿Y con qué ritmos coqueteaban?
Hacíamos hip-hop. Éramos un power trío: bajo, batería y guitarra. Pero la base era hip-hop. No teníamos casi repertorio, cuatro temas nada más. Nuestra política era tocar de teloneros, lo hicimos en la presentación del disco "Mundo pistola", de los Supersónicos. Y una vez con Amables Donantes. Después nos separamos, estábamos re quemados porque estaba complicado para tocar. Eran tiempos difíciles.
Cerrando el siglo 20 se produjo la vuelta de Los Tontos, con diferente formación...
Sí. Hicimos los Tontos Descafeinados. Con el guitarrista de los Drinkin', Orlando Fernández, Wilson Negreira, y Guzmán Vila. Fuimos la primera banda de rock en tocar en la Sala Zitarrosa, porque en aquel momento estaban temerosos de que les rompieran la sala o algo. Me invitaron a tocar ahí y armamos un espectáculo. Supuestamente no se podía hacer mucho ruido, entonces hicimos una cosa semi acústica, por eso se lo de "descafeinados".
Después de un par de presentaciones, Los Tontos recién vuelven, con otra formación nueva, en la Noche de la Nostalgia...
Tocamos en Pachamama. Ahí tuvimos alguna poca cosa más hasta el año pasado. No tuvo mucha repercusión y tampoco se esperaba. Era para sacarse las ganas de tocar esos temas. Yo me siento como pez en el agua cantando esas canciones, me siento cómodo.
Los Tontos Descafeinados se publicó como "disco virtual". Uno se bajaba los temas y hasta la tapa del disco de internet ¿Por qué optaste por ese sistema?
Como los sellos te pagan una mierda de guita de regalías, prefiero publicarlo vía internet, en mp3, y que la gente se lo baje. Así no me caliento con los sellos, ni con las ediciones, ni con los costos de edición. Es todo un tema.
A muchos de tu generación les genera rechazo la música por computadora...
Esas son boludeces. La computadora es una herramienta que te permite grabar la música que vos querés hacer. Lo que antes te insumía horas de estudio de grabación, ahora lo podés hacer en tu cuarto. Y sin dinero, porque cada hora de un estudio de grabación es dinero. Ahorrándote ese dinero podés hacer cosas muy dignas. Obviamente se puede mejorar en un estudio como la gente. Antes era frustrante, porque si no tenías dinero, no tenías la posibilidad de plasmar tus creaciones. Ahora por menos de lo que te gastabas en horas de grabación, tenés una herramienta que te permite grabar en tu casa, editar y hacer lo que quieras.
¿Seguís experimentando con la computadora?
Ahora manejo las herramientas que quiero y como quiero, y eso ya no me preocupa. Para mí la computadora es como un instrumento más. La computadora no te da creatividad, ni te da nada, ni te inventa nada. La computadora es una computadora y no sabe nada. Si vos no le decís lo que tiene que hacer, no lo va a hacer.
Tercera parte: Policías.
¿Cómo se relaciona tu última propuesta con la tecnología?
Con los Fachos a Go-Go trabajamos directamente en computadora. Somos el Nacho Piñas y yo. Nos sentamos acá, con el bajo o con la guitarra, y empezamos a programar en la computadora y armar las canciones ahí.
¿Cómo surgió la idea de Fachos a Go-Go?
Tenía ganas de hacer cosas. Pero no tenía ganas era de formar una banda. Me rompe los huevos andar cargando equipos. Ya estoy viejo. Toda la transa del grupo, ir a la sala de ensayo, ensayar... Entonces se me ocurrió una propuesta que fuera hacer música y no preocuparme por presentarme ni nada.
¿Y el nombre?
Hace muchos años tenía la idea de una banda que se llamara "Nazis a Go-Go". Pensaba y me hacía gracia. Pero con un nombre así, estaba destinada a que le cayeran con las cuatro patas. Hasta que un día estaba tomando unas cervezas con Nacho y digo "¿y si hacemos una banda que se llame Fachos a Go-Go?". Y ahí prendió la idea.
¿Cómo definirías el estilo de la propuesta?
No tenemos estilo, eso es lo que está bueno. Hacemos lo que se nos ocurra. Si tenemos ganas de hacer un tema melódico, lo hacemos. Si queremos hacer un cha-cha-cha, lo hacemos. Los dos temas que sacamos ahora no tienen nada que ver uno con el otro. Uno es medio panqueque y el otro es medio bailantero. Son dos temas que no tienen nada que ver entre sí y están ahí juntos.
Lo común son las letras derechosas...
Derechosas y humorísticas. Por ahí va la mano. Nuestra idea es grabar un álbum, y sacarlo por internet. Supongo que va a ser un disco virtual.
¿Y presentarse en vivo?
Habría que ver, hacer un karaoke. Como hace Dani Umpi, que va con un cd y canta arriba. Esa era la idea original para presentarnos en vivo. Todavía estamos componiendo. Grabando y componiendo a la vez, porque a medida que vamos componiendo ya vamos grabando las canciones.
Como pasó con Los Tontos, muchos dicen que se vive un nuevo apogeo de la escena musical local. ¿Qué diferencias encontrás entre ellos?
Este es mucho más grande comparado con lo que fue aquél. Y artísticamente, lo que me gusta de esta movida es que es variada, mucho más variada de lo que era la nuestra. Hay de todo: tenés desde bandas desde Astroboy hasta Rey Toro, pasando por Dani Umpi. Antes dominaba un determinado estilo, y todo lo demás no existía. Ahora tenés propuestas para todo tipo de público, desde los que le gusta el gótico hasta los que le gusta la cumbia villera. Hay muchos más lugares que antes para tocar en Montevideo, en el interior también hay pila de lugares para tocar. Y lo otro que veo es que se difunde más música uruguaya en las radios, que antes la música uruguaya era la Cenicienta. Era terrible.
¿Este resurgir va más lejos que el anterior?
Sí, sin duda. Para mí es sumamente positivo. Yo creo que es un momento bárbaro para la música.
Montevideo Portal/Ignacio Alcuri