Los candidatos a la presidencia de 1989, todos menos uno. El humo del cigarro y el mate, también humeante. Un sacerdote bailando Azuquita pa´l café. Un famosísimo cantante español abandonando, enfurecido, el estudio de grabación. Un político quemando una bandera de Estados Unidos. León Gieco cumpliendo un sueño. El Cuarteto de Nos. Un señor pelirrojo. José Mujica. Bola 8. Jorge Batlle. Juntos y revueltos, en 17 años de televisión, con el único maestro de ceremonia capaz de englobarlo todo: un vecino como cualquier otro, pero diferente. Omar Gutiérrez.
12 de junio de 2007. Omar recorre -como cada día- los 92 kilómetros que separan su San José natal de su Montevideo laboral. Llega a los estudios de Canal 4 un poco tarde, porque manejar con niebla es peligroso y estresante ("te pone nervioso, tenso durante todo el trayecto"), confisca el termo y el mate de la oficina de producción, y entre saludos y sonrisas recorre los pasillos del canal hasta la cantina, donde responde a la entrevista solicitada por Montevideo Portal.
"La pinta es lo de menos"
Omar empezó en los medios en Montevideo "hace casi 30 años, qué lo tiró, ahora tengo 59". Conciente de que no tenía la facha para plantarse ante una cámara, desembarcó en la televisión en 1989, por "sugerencia" del fallecido Daniel Romay, por ese entonces dueño de Canal 4 y jefe del maragato en la radio.
¿Te tentaba trabajar en televisión?
No, al principio no, porque yo soy de la época en que generalmente los que accedían a la televisión eran tipos pintones, de traje y corbata. Después de las primeras experiencias me entró a gustar, pero yo vine por eso, no por otra cosa: porque Romay me dijo de probar... si no, estoy seguro que no hubiera tenido oportunidad.
¿Recordás el primer día que te paraste frente a una cámara? ¿Cómo te sentiste?
Muy nervioso. Indudablemente era un entorno diferente, porque en aquella época lo que se hacía era un programa de radio por televisión. Era lo que hacía Badía en Argentina, lo que hacía la Televisión Española. Pero aparte lo hicieron adrede, para que nos fuéramos acostumbrando y viéramos qué pasaba. Y los mismos que trabajábamos en la radio de mañana, éramos los que veníamos los lunes de noche aquí. Y fue medio caótico, como no podía ser de otra manera. En el equipo estaba el cura Popelka. Yo fumaba, tomábamos mate. No uso corbata. ¿Pinta? La pinta es lo de menos. Y para completar, tocó el grupo Casino en vivo, y Popelka terminó bailando "Azuquita pa´l café". Calculá lo que fue, en esa época, el cura bailando... casi nos matan a todos.
¿Por qué creés te propusieron hacer televisión?
Fue porque había un periodista, que aún está, el Perro Verde (Jesús Quintero), y un día me dijo Romay: "Omar, hay un español muy pintoresco, usted es parecido a él en algunas cosas", y por eso me lo propuso. Me parece que me fue bien, relativamente bien. Por lo menos se logró romper con determinados esquemas, que no fueron premeditados...
Entonces esa comunicación del "vecino-vecina" siempre fue espontánea, no fue una estrategia por romper esos esquemas...
No. Nosotros no teníamos ningún estudio de marketing, nada. Lo que hicimos fue lo que sentíamos. Eso trajo aparejado, obviamente, el rechazo de un grupo de gente, a otra le llamó la atención, y lentamente fuimos ocupando un lugar.
Y el término "vecino" y "vecina", primero, es porque vivo en el interior, entonces cuando salgo de mi casa el saludo es "buen día, vecino". Pero además cuando vos le decís "vecino" a alguien es porque está al lado tuyo. ¿El mate? Forma parte de nuestra cultura, si a mí me gusta tomar mate, entonces tomamos mate. Y fumé toda la vida... hasta ahora.
"Para trascender hay que ir al CTI"
Con Omar hablamos de los premios y de la muerte, en un país que generalmente llega tarde a los homenajes. A fines de noviembre pasado, el maragato asustó a un pueblo cuando ingresó en Terapia Intensiva con un complicadísimo cuadro pulmonar. Y mientras luchaba por su vida, el gran ojo público se volvió a mirarlo.
Meses después de esos momentos difíciles, Omar volvió a la pantalla nuestra de cada día y recibió el reconocimiento del diario El País, con un premio Iris a la trayectoria, y del mundo rockero, con una mención especial de los Graffiti por haber contribuido en todos estos años en la difusión del rock por televisión.
¿Qué sentís cuando te dan premios, como el Iris o el Graffiti de este año?
Cuando te dan premios por la trayectoria, entrás a pensar que te queda poco (ríe). Es un honor. En el caso del Graffiti, además, como yo tengo mis prejuicios -como la mayoría de la gente-, pensé "me dieron un Graffiti, aunque me vinculan a la música tropical". Pero nosotros nos vinculamos a toda la música, entonces el premio fue un aliciente muy importante. En cuanto al Iris, nunca había recibido una distinción de esa empresa, y también sin duda es un honor.
¿Pensás que el hecho de que te premiaran ahora tiene alguna relación con lo que te pasó?
Ah, creo que sí. Mirá que esto no es sugerencia para nadie, ¿eh? Pero para trascender hay que ir al CTI (ríe).
¿Cómo te sentiste durante esos días? ¿Eras consciente de lo que te pasaba? ¿Tuviste miedo de morir?
No, ahí no, después sí. Es más, si hubiera muerto ahí, no habría sentido nada. Fue después, cuando me empecé a enterar... aunque me parece que todavía no he tomado conciencia real de lo que me pasó. Porque me lo contaron, incluso me guardaron todos los partes médicos, pero yo leí el primero y no leí más, porque la mano venía mal.
¿Se cambia mucho al salir del CTI?
Hay un grupo de médicos acá en Montevideo, en el Maciel, que está llevando adelante un estudio del proceso que viven los pacientes del CTI una vez que salen, el durante y el después. Porque generalmente, a lo que nos ha tocado ir al CTI nos cambian muchas cosas. Y mirá lo que es el destino, yo iba a hacer una nota sobre eso y no pude porque me internaron.
¿Necesitaste apoyo psicológico?
No, no.
Y el julepe te duró como para dejar de fumar hasta ahora...
Sí, el médico me dijo: "mientras vos te acuerdes del CTI, no vas a fumar. El día que te olvides, puede ser". Por ahora me acuerdo.
¿Cómo la llevás?
No es fácil, porque dejar te genera ansiedad. Yo fumé 40 años. Tampoco comparto hacer campaña contra el cigarrillo, que me lo pidieron una vez. Como me dijo Galeano, Eduardo Galeano me escribió en una nota: "yo tuve un amigo durante mucho tiempo, y tuve que decirle 'hasta acá llegamos, te sigo queriendo igual pero no puedo seguir con vos'". Y a mí el cigarro me acompañó a muchos lados. Es verdad que me hizo mal, pero no me siento con autoridad para decirle a otro que no lo haga, o censurarlo porque fuma. Porque a mí me dijeron muchas veces, y nunca le di bolilla a nadie.
"Salió diciendo por el pasillo que lo había entrevistado un anarco"
El programa de Omar Gutiérrez tiene una política de puertas abiertas, en lo que respecta a la música y a los invitados. "Vecinos" de toda índole han desfilado por los estudios de "De igual a igual", compartiendo un amargo con el conductor.
¿De todos los invitados que has tenido en 17 años, a cuáles recordás con más cariño?
Hubo una vez, cuando León Gieco hizo "Los salieris de Charly", nos había dicho que no conocía a Eduardo Galeano. Viste que en una parte de la letra dice "compramos el Página, leemos a Galeano". Y logramos hacer un programa especial para que León Gieco conociera a Galeano, él no lo sabía. En ese programa estuvo además Mario Benedetti y Ruben Rada, estuvo muy bueno.
Otro fue un 10 de diciembre, que estaba Maná en Uruguay y habíamos invitado a las abuelas de Plaza de Mayo por el Día de los Derechos Humanos. Ese día estuvo Arana, que era intendente, el obispo Galimberti, Estela Carlotto, los de Maná... y no me acuerdo si no estaba también "Perico" Pérez Aguirre. Y el programa empezó a la una de la tarde, y a la una y diez llegó la noticia de Pinochet preso en Inglaterra.
Y otro fue cuando logramos reunir, en las elecciones del 89, a todos menos un candidato a la presidencia, cuando eran muchos. Y accedieron, y estuvo bueno, pero al final no pasó nada porque sólo se convirtió en un "quién hará, quién hará...".
¿Y el invitado más difícil?
Recuerdo un programa cuando vino Raphael, el cantante español, que más allá de que te guste o no, no hay duda de que es el cantante que ha vendido más discos en el mundo. Y yo nunca lo había escuchado hablando de política en su vida, pero un día estaba mirando Televisión Española (TVE) y vi que apoyaba a Aznar, que estaba en el pueblo donde había nacido Franco. Entonces cuando vino acá le pregunté. Le dije, pero no con mala intención, que nos había llamado la atención que él nunca en su vida había hecho declaraciones político partidarias, pero no era una crítica, era por comentarle, por si a alguien le interesaba. ¡Y se me enojó! Me empezó a decir que no, y me empezaron a llamar las fans de Raphael a darme a mí, a decirme que yo era un atrevido. Al final entré a dudar, pensé "capaz que me equivoqué". Raphael se paró y se fue, estábamos al aire, y salió diciendo por el pasillo que lo había entrevistado un anarco. Después llamamos a la TVE, y era verdad.
Y hablando de gente que va a tu programa, ¿qué pensás del "Colorado"?
Justo el otro día, en la radio, apareció un veterano que trabajó muchos años acá en el canal, y me dijo "yo fui el que hizo entrar al Colorado en Canal 4 la primera vez". Y me contó que hace más de 30, 35 años, cuando el canal estaba en el centro, empezaba un programa Julio Alonso, el de los viajes, que se llamaba "Completísimo" y era un programa con tribuna que empezaba a las dos, tres de la tarde. El primer día del programa había una persona parada en la vereda, con los brazos cruzados. Era el Colorado, y no lo querían dejar entrar porque era muy temprano. Esa fue la primera vez que entró, y a partir de ahí, estuvo en cada programa de Canal 4.
¿Cómo te llevás con él?
Muy bien, es una persona muy humilde. Nunca nos pidió nada. Ha grabado algún avisito y ha cobrado sus pesos, me parece bárbaro.
Nunca le preguntaste "¿por qué venís? ¿Por qué hace 30 años que estás viniendo al canal?"
Parece que su misión es aparecer en la televisión. Además, aunque te parezca mentira, el Colorado en la Argentina tiene más contactos que nosotros con los canales de televisión. Te voy a hacer dos cuentos cortitos. Cuando Álvaro Navia -mi vecino, el maragato-, estaba en la cresta de la ola con aquél personaje que hacía, de Waldo, iba un día caminando con Sebastián Almada por un pasillo de Telefé. Mirá que entrar a Telefé no es nada fácil, han ido compañeros de acá y han tenido dificultad. Y en el mismo pasillo venía caminando el Colorado con otro hombre. Entonces se saludan y el Colorado le dice a Álvaro "¿lo conocen? Es el gerente comercial de Telefé", y los presenta.
Y al tiempo, cuando estaba ese grupo Mambrú, que las gurisas se morían, vinieron al programa porque los trajeron de Telefé. Entonces me arrimé a Maquillaje para saludarlos y decirles "yo soy fulano de tal, el conductor del programa". Cuando voy a entrar, se me para un hombre adelante, el guardia de seguridad de Telefé y me dice: "¿a dónde va?". Y ahí aparece el Colorado, que estaba al lado, le toca el hombro y le dice: "dejalo entrar, que es Omar, el que conduce el programa". Entonces el tipo me dice "ah... discúlpeme, pase, pase".
"Tengo total libertad de trabajo, absoluta"
¿Cómo ves tu programa hoy en día?
La palabra conquista... no, pero creo que hemos logrado que nos preste atención o que nos mire de vez en cuando gente que antes no nos veía, porque tenía prejuicios.
¿Y la televisión actual?
Me parece que hay una intención interesante, de parte de casi todos los canales, de lentamente ir aportando cosas distintas. Que sea uruguayo tampoco quiere decir que sea bueno, ¿eh?, tampoco la pavada. Pero por lo menos hay una intención a invertir, a apostar, y eso es bueno.
¿A qué atribuís la permanencia de "De igual a igual"?
Después de tanto tiempo, creo que formamos parte de un grupo de personas que de alguna forma nos sentimos identificados, y por eso seguimos. El día que no nos vean, la tenemos clara: esto no es una ONG, es una empresa.
¿Creés que tiene que ver con ese "sello" del programa, de abrirle las puertas a todo el mundo?
En parte sí, en ese sentido no somos muy esquemáticos que digamos. Pero lo que hacemos acá es lo que nos gusta. Si nos dicen "hay que apuntar a un público más joven", no... hacemos lo que nos gusta, y si hay jóvenes que le gusta, bienvenidos. Es por eso que hay todo tipo de expresiones: desde la música culta, hasta el jazz y la cumbia villera. Eso a muchos no les cuadra.
¿Por qué creés que los demás no lo hacen?
Todo el mundo tiene su personalidad, su sello. No voy a dar nombres, pero algunos juegan para la tribuna, que queda bien... hacen lo que se llama "políticamente correcto".
¿Y vos sos políticamente correcto?
A veces no, me parece que no.
¿Te sentís exitoso?
Mal no nos ha ido. Personalmente más o menos, porque soy muy desprolijo, no tengo mentalidad... quizá si hubiese tenido otra visión de lo que es una empresa habría hecho muchísimo dinero. Pero no me quejo: he vivido y vivo dignamente. Y contento, porque la verdad que estar en un lugar tanto tiempo no es poca cosa. Yo no soy amigo de los dueños, los respeto, como respeto a todo el mundo. Reconozco que tengo total libertad de trabajo, absoluta. Aunque alguno no lo crea, desde que estoy acá, nunca me censuraron nada. Y eso no tiene valor en plata.
"Todos cumplimos un ciclo. Sería interesante que uno se diera cuenta antes que los demás"
Apenas recuperado de tu internación volviste a la tele, ¿por qué tan pronto?
El año pasado vine porque era uno de los últimos programas. Después, era ponerme a prueba, ver cómo estaba, y estoy bien. De todas maneras, creo que uno tiene que repensar, ver cómo encarar el año que viene.
¿Pensás seguir hasta que el cuerpo diga basta?
Creo que todos cumplimos un ciclo. Sería interesante que uno se diera cuenta antes que los demás, que en determinadas cosas ya diste lo que tenías que dar, y que podés dar otras cosas en otros lados. El programa de lunes a viernes, me parece que este año es el último. En un medio tan chico, ¡es demasiado 17 años todos los días!. Porque además, cuando me encuentro con compañeros de estudio, amigos míos de hace años, los miro y digo "¡pah... qué viejos que están!". Y yo también, pero no me doy cuenta. Y la gente debe pensar igual.
¿Cómo ves tu vida en los próximos años?
Vinculado a los medios, seguro. No quiere decir que esté al aire, pero vinculado. No sé enseñar, no tengo mucho para enseñar tampoco. Aparte no es lo mismo que vos te plantes ahí y hagas lo que quieras, que transmitirle cosas a otro. Con la radio voy a seguir mientras viva, eso no tengo dudas.
Te dejamos la presentación 2007 de "De igual a igual"