Contenido creado por Jorge Luis Costigliolo
Entrevistas

Reportero del crimen

ENTREVISTA A NANO FOLLE (Primera Parte)

Aunque no representa un personaje, su forma de interpretar el periodismo policial cambió la crónica roja en televisión. Nano Folle habló con Montevideo Portal de su vocación, de las asignaturas pendientes y de su manera de ver el mundo.

01.07.2008

Lectura: 8'

2008-07-01T16:15:00-03:00
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Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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Aureliano "Nano" Folle comenzó a trabajar en periodismo casi por accidente, en 1978. Tenía 23 años, venía de Europa, y le salió la oportunidad en el diario El País. Dice que no es un cronista policial, sino un periodista que hace policiales, y que aún le quedan asignaturas pendientes en el oficio.

“Soy periodista hace decenas de años. Empecé en El País en el año 1978 a los 23. Hice de todo, y en 2002 apareció una vacante para trabajar en Subrayado. En esa época era otro programa, lindo lugar, conocía a la mayoría de los compañeros que ya no están", dice Nano, y agrega: “empecé haciendo unas ‘jodas’ políticas en el programa ‘Dale con todo’. Mantenido cierto nivel, sin tomarle el pelo a nadie, entrevistaba a los políticos, les hacía hacer alguna cosa".


Explica que, en esa primera incursión televisiva, “se aprovechó una veta humorística que yo tenía, hacía alguna broma, cada vez que terminábamos una nota, cuando generalmente ya sabés lo que te va a decir el político, sabés lo que le va a preguntar el colega de tal lugar, quién está con el grabador medio como ‘embolado’, cuando en algunos momentos ya es medio ‘calesita’ todo, bueno, ahí, como para distender, yo hacía alusión a la tarea del tipo con algún toque de humor…esa cuota de humor mereció que yo pudiera hacer algo así en televisión. Trabajé un año en ‘Dale con todo’, y un día apareció una vacante en Subrayado en la crónica policial, que a mí no me gustaba. Además, era la salida de Julio Toyos, que había marcado una impronta muy original. Y arranqué… Un poco a la manera en que trabajo yo, que me formé con la generación antigua. A mí no me gusta mucho trabajar con ‘las fuentes’. La fuente es un engaño del periodismo moderno, es una manera válida de conseguir información, y una forma de proteger al informante y al periodista, pero no es lo que más gusta".

El escritor Raymond Chandler decía de Dashiell Hammett, su maestro que "sacó el crimen del jarrón veneciano y lo arrojó de vuelta a la calle". Algo similar es lo que pretende Folle, manteniendo los criterios que aprendió en el ejercicio del oficio. “Yo no hago, como dicen que se acostumbra, algún ‘regalito’ a los policías, de llevarle alguna botellita a fin de año", dice Nano, y cuenta que, al principio, le costó familiarizarse con el entorno. "Los policías poco a poco me fueron conociendo, al principio es muy difícil el mundo policial porque tenés que entender por dónde va la historia, y vos llegás y hacés algún papelón de entrada, el milico te testea, es como cuando un citadino va al campo…’a ver el bobo este cómo anda en el barro’. Y con los delincuentes es lo mismo; ellos te huelen como los perros, a ver si tenés miedo, si vas para delante, si sos un bobeta… Superado eso, que es un interesante ejercicio vital, trato de hacer la vieja historia del periodismo, que, para mí, es pararse en el medio, y mirar, ser un observador… Observar lo que hay, darlo vuelta y mostrárselo a la gente, y que la gente juzgue, saque sus conclusiones."

Nano recuerda que, en esos comienzos en Subrayado, "hubo un relativo interés en la crónica que no es ‘de barrida general’ de todos los eventos policiales que suceden, y que tampoco es dirigida al mundo policial exclusivamente, que busca más el aspecto humano, qué hay detrás. Hay humor a veces, enormes cantidades de humor, a veces tragicómico, y en base a eso, empezó a tener cierto vuelo la crónica policial. Además yo caí en un momento de conflicto carcelario, estuve, en algún momento en el mundo de la cárcel, y por esa época, en Subrayado, las tres o cuatro primeras noticias eran policiales, que tampoco era el estilo del programa. Coincidió con un aumento, no de la situación delictiva o delictual, pero sí de los hechos violentos, que siempre tuvimos; lo que pasa es que para atrás, no nos acordamos de nada. Porque de lo que pasa, siempre la ‘culpa’ es del ministro que está hoy. A partir de esa forma de hacer crónica policial en Subrayado vino 'Víctimas y Victimarios', donde se profundizó la crónica policial con guión".

Pero Folle no se define como un cronista policial, sino como un "periodista que hace policiales". “Cubro los policiales como se cubre la agenda", asegura. "No estoy prendido todo el día con la radio, alienado. No soy un cronista que trabaja para la policía o para el hecho delictivo. Me gusta encontrarle un sentido a las cosas; no se muere en vano, se muere por algo, se deja algo al morir. El caso de Pamela Silva, lo que hizo fue explotar todos los casos de abuso y violencia doméstica que estaban tapados, y empezaron a salir como hongos. Lamentablemente esa chiquita, con su terrible muerte, nos dejó eso. El tránsito de esa niña por la vida, un tránsito cortito, dejó una cosa importantísima para la sociedad; hay seres humanos que dan vuelta la historia, y eso pasa en la crónica policial. Esas son las historias que yo busco, esas personas, que no son tan malas…son lo que les tocó vivir, las circunstancias que tuvieron. ¿Cuán solo estuvo Pablo Borrás? No lo sé, nadie lo puede contestar. Si rascamos un poco en la naturaleza humana, no sé si el tipo estuvo tan solo en el crimen, si es tan responsable. Es un muchacho que carga una presión familiar de la gran siete, a lo que se suma su labio leporino, y un día explotó. Pero esas son causas que lauda "alguien" más, no nuestra Justicia. Porque se encontró el culpable y ya está, se terminó el problema. Todos volvemos al asadito, llega el sábado, juega Uruguay o Peñarol, y no me jodan, ni el juez, ni el fiscal, ni el Director de Homicidios quieren laburar. A comprar una carne, que se arregló todo, somos así".

No lee novelas policiales, no mira programas de información policial, explica que no tiene "maestro" en el oficio. "Alguien me preguntó alguna vez si yo hacía un personaje" apunta, "y no está mal, hay quienes consideran que en televisión hay que hacer un 'personaje' para trabajar, pero yo no lo hago, soy Nano, igual que acá soy en casa. Y es muy difícil, cuando te parás, por ejemplo, frente a un incendio. En los incendios siempre muere el que no camina, el que gatea. Es muy jodido llegar a una casa, donde hace 10 minutos que apagaron el fuego, y está la familia afuera, que se quedó sin nada, y el más chiquitito se quedó adentro. ¿Qué cara ponés frente a la cámara y sacás algo para decir que tenga la suficiente importancia para que seas vos el que de la noticia? Todo eso a veces trasunta, si no una actuación, sí una 'puesta en el lugar', porque de repente se murió un 'enano' de 12 ó 14 meses que no caminaba, que no pudo correr; eso es lo que más me impresiona de la crónica policial".


Claro que el periodismo policial no es exclusivamente de malas noticias. Según Folle, el humor está muchas veces presente, y ha logrado "hallazgos" que considera "cosas mágicas", y cuenta: "un día llego al incendio de una vivienda. Era una morena gorda, de esas que engordan después de parir, que tenía como nueve hijos, en escalera. Se les había prendido fuego el rancho, y no les quedó nada. Y ahí estaba la morena gorda rodeada de todos los negritos, y el de más abajo, un negrito 'redondito', divino, estaba abrazado a las piernas de la madre, y yo veo que me miraba. Y no sé si fue intuición o qué, yo le pregunto '¿qué pasó?', y el niño mete la mano en el bolsillo, y saca el encendedor, y me hace así (e imita el gesto de encender). ¡Él había prendido fuego todo! Y ahí nomás le cayeron dos lagrimones… la madre no lo castigó, ni nada, pero a él le vino como un deseo de confesar… ¿Qué es lo que deja eso? Hay mil historias, y cada día es distinto".


Muchas veces, esas historias tienen desenlaces inesperados, trágicos o incomprensibles. "La Justicia es bien particular; no sé cómo sería yo si tuviera que administrar justicia, pero tenés este caso de Dolores, donde ocho tipos roban un Abitab, tienen los videos de los ladrones y los dejan en libertad igual. ¿Cómo le pregunto yo a la Justicia por qué? Si yo hago algo así en mi trabajo me hacen un juicio, si lo hace un policía va procesado por un juez, pero ¿quién le pregunta a los jueces? Hay mecanismos que no me explico del todo".

Segunda parte de la entrevista

Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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