Nacida en Barcelona en 1984, Camila Cañeque fue una filósofa y artista conceptual que trabajaba con la performance, la instalación y la escritura para reflejar la fatiga existencial.
Según consigna el periódico matritense El País, uno de los motores creativos de la artista pasaba por el reivindicar la inactividad fruto del cansancio como filosofía de vida.
Estudió Literatura Británica en la Universidad de Oxford y Filosofía en la Universidad de Paris-Sorbonne y a la excelencia teórica se sumaron las experiencias a lo largo de algunas de las ciudades más emblemáticas del mundo. Vivió largas temporadas en París, Nueva York, Madrid, Barcelona y San Pablo.
Su salto a los titulares de la prensa fue en el año 2013, cuando la censuraron en las galerías ARCO, en Madrid.
En aquella ocasión, la joven artista realizó una performance por su cuenta, ya que no formaba parte de la programación de las galerías y no estaba exponiendo allí ninguna obra. Ese día se presentó vestida de flamenca y llevó a cabo su número llamado Dead end, en el que se arrojaba al suelo y permanecía boca abajo rodeada de versos del Romancero Gitano de Lorca y de claveles rojos. Con ello, pretendía simbolizar la muerte de España y el agotamiento generalizado del sistema. Dicha performance fue el cierre de su proyecto Where are our dresses, que consistía en un viaje de 27 días (número de letras del abecedario español) en el que recorrió Estados Unidos con el ya mencionado atuendo y documentaba las reacciones de la gente cuando la veía.
En 2020 participó en una exposición colectiva sobre la pereza con La Fuga Inmóvil. “La fuga” consistía en la imagen de dos ojos cerrados que rechazan entrar en la vorágine de la productividad o del ocio consumista y un código QR que invitaba a cruzar una playa ya contemplar el mar.
Según consigna el periódico catalán Ara, Cañeque falleció de muerte súbita mientras dormía el pasado 15 de febrero. Sin embargo, su deceso no se hizo público hasta el pasado viernes.