El Comité de Patrimonio de la Unesco inició sus reuniones el pasado viernes, que se extenderán hasta el próximo 31 de julio, y en las cuales se estudiarán las candidaturas para integrar la lista de sitios pertenecientes al Patrimonio Mundial de la Humanidad. Una de esas candidaturas es la de la Iglesia Cristo Obrero de Atlántida, construida entre 1958 y 1960 por el ingeniero uruguayo Eladio Dieste (1917-2000), uno de los máximos exponentes de la arquitectura y la construcción de nuestro país.
A finales del 2018, la Comisión del Patrimonio Cultural del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), junto con la Fundación Dieste, presentaron la candidatura ante el organismo de las Naciones Unidad dedicado a las Ciencias, la Cultura y la Educación, para que la obra más representativa del ingeniero integrara la lista de la que ya forman parte dos sitios en Uruguay: El Barrio Histórico de Colonia del Sacramento (desde 1985) y las instalaciones del ex Frigorífico Anglo, en Fray Bentos (desde 2015). Además, el país cuenta con dos expresiones que forman parte de la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad: el Tango (compartido con Argentina) y el Candombe.
La propuesta, en la que se comenzó a trabajar en 2015, buscaba postular un grupo de cinco o seis construcciones de Dieste, entre las que estaban, además de la parroquia de Atlántida, la Iglesia de San Pedro en la ciudad de Durazno, la terminal municipal de ómnibus de Salto, y el depósito Julio Herrera y Obes del Puerto de Montevideo, entre otras que no se terminaron de definir por la decisión ulterior de impulsar únicamente la candidatura del edificio atlanticense.
Según explicó a Montevideo Portal William Rey Ashfield, director general de la Comisión de Patrimonio del MEC, se definió sólo la Iglesia Cristo Obrero por ser la pieza más relevante de la obra del ingeniero, así como la más reconocida en la bibliografía especializada a nivel internacional.
Rey afirmó que, de ser positivo el veredicto de la Unesco, que el inmueble ingrese a la lista de Patrimonio Mundial "es, sin duda, un enorme orgullo" que otorgaría "mucho prestigio al país". Pero aclara que también significa un compromiso, ya que alcanzar tal honor implica la obligación a mantener, a preservar y conservar la obra, asi como tener un "plan de manejo o de gestión que permita un uso coherente del bien".
El arquitecto cuenta que el edificio, desde sus inicios administrado por la Iglesia Católica, ha recibido aportes de otras organizaciones, como la Getty Foundation, que en 2017 financió una investigación para establecer un plan de conservación para la estructura.
Dieste, un innovador made in Uruguay.
"Cuando un bien ingresa a la lista de Patrimonio Mundial debe demostrar básicamente que tiene un valor universal y excepcional, y en este caso, estamos frente a un bien creado por alguien que aportó un sistema que ha tenido aplicaciones en diversos lados, no solo en Uruguay, sino también en Argentina, Brasil y España", dijo el encargado de la conservación patrimonial nacional.
Dieste desarrolló un sistema de construcción conocido como Técnica de la Cerámica Armada, cuya característica principal era la utilización inteligente del ladrillo y muy poco acero, logrando con muy bajos costos estructuras que para la época fueron notables innovaciones en el país.
"Tiene una aplicación universal, con la enorme economía de costos, y eso permite el acceso a contenedores de arquitectura en los países más pobres del mundo, a costos razonables, además de que era un sistema que permite muy bien resolver grandes luces a partir de la combinatoria del ladrillo y el acero, pero el acero en muy pequeñas cantidades, por eso es que es tan económico", sostuvo Rey, que categorizó a la técnica como "innovadora y apropiada para economías de países en vías de desarrollo".
"Es un sistema que se basa mucho en el estudio de las formas que se pueden lograr mediante el uso del ladrillo", explica el arquitecto, afirmando que la obra de Dieste tiene una aplicación en el mundo entero y que constituyó un "aporte importantísimo al conocimiento de la construcción" logrando a su vez "una hermosa arquitectura" fruto de la inventiva del ingeniero.
Rey destaca que aun hoy, a más de veinte años de la muerte del célebre constructor, Dieste y Montañez, la empresa fundada en 1954 por él y su colega Eugenio Montañez, continua activa y desarrollando la técnica que entre los años 60 y los 90 los puso a la vanguardia de la construcción residencial e industrial del país.
El experto narró que Dieste comenzó a explorar las posibilidades de su técnica con un desarrollo residencial en Portezuelo, en los años 50, tras lo cual construyó entre 1958 y 1960 la iglesia de Atlántida. "Rápidamente después salta hacia la industria, con las posibilidades enormes que tiene justamente en el área industrial. ¿Por qué? Porque se pueden resolver grandes luces sin apoyos, lo que es perfecto para industrias que demandan mucho espacio, porque necesitan más grandes depósitos", cuenta, explicando las ventajas que tuvo el uso de múltiples bóvedas de ladrillos que caracterizan los techos de las estructuras ideadas por Dieste.
Según estima, hay unas 200 obras dentro y fuera del país construidas por Dieste. "En un momento se habían relevado 140 obras en un inventario que hicimos en la Facultad de Arquitectura, pero quedaban más y todavía quedan las obras de Argentina, de Brasil y de España", cuenta.