Lo sabemos, aunque no siempre lo conseguimos. Tener un buen descanso y una buena higiene del sueño son aspectos claves para la salud física y mental, y existen muchos elementos que contribuyen a este objetivo deseado por todos y todas.
Las sábanas de cama son una prenda íntima con mucha historia. Se remontan al año 1.000 en El Cairo. Su inventor fue Rashid Sab-Anah, quien en un inicio no obtuvo mucho éxito con su creación porque utilizaba lienzos de hilos muy gruesos que tardaban en secarse.
Más adelante, en la época victoriana, la clase alta comenzó a interesarse por adquirirlas. Con la llegada de la Revolución Industrial pasaron a popularizarse ya que el precio se abarató, pudiendo llegar a las clases medias. Al día de hoy, no podemos imaginarnos acostarnos en una cama sin ellas.
Al estar en contacto con nuestro cuerpo, son una prenda fundamental que incide en nuestro sueño. Suaves al tacto, frescas, que no generen roces y no formen pelotitas, estas son algunas de las características que solemos buscar. Lo cierto es que la elección de las sábanas no resulta tan sencilla al haber tantas opciones.
Las sábanas pueden ser enteramente de una fibra (algodón, lino, seda, etcétera), o bien tener combinaciones de fibras naturales con sintéticas (poliéster, nylon, rayón, etcétera).
Las más elegidas son las sábanas de algodón, tanto para verano como para épocas más frías. Esta tela, al ser transpirable, permite que el aire circule con facilidad, generando una cama fresca en verano y calentita en invierno, ya que ese aire actúa como un aislante térmico. Por esto resultan muy funcionales durante todo el año.
La combinación de algodón y poliéster es la unión perfecta entre suavidad y practicidad. Por ejemplo, si vivís en un departamento o tenés poco espacio para tender tus sábanas, y tampoco tenés tiempo para plancharlas, pero te gusta que sean suaves, la ropa de cama de algodón y poliéster es ideal. Por un lado, el algodón ofrece respirabilidad y una textura agradable, mientras que el poliéster le otorga resistencia, baja tendencia a arrugarse y secado rápido. Por ejemplo, Arredo ofrece este tipo de sábanas con variedad de colores y estilos.
Luego se pueden encontrar las extra suaves para todas las personas que valoran la sedosidad y, además, quieren que sean livianas. Pasan por un tratamiento llamado stone-washed y de ahí obtienen su sedosidad, un efecto arrugado y la liviandad de su tejido. El resultado es una sábana muy suave, que no necesita planchado y de secado rápido.
Elegir las sábanas por la cantidad de hilos también es importante. ¿Qué quiere decir esto? Se refiere al número de hilos, tanto verticales como horizontales, tejidos en una pulgada cuadrada de tela. Mientras más hilos, más suaves serán.
Para las personas “acaloradas”, Arredo tiene unas sábanas de 210 hilos. Por su composición de 100% algodón, absorben rápidamente la humedad y permiten que esta se evapore en el aire, generando una sensación de frescura, lo que hace que sean confortables en climas cálidos, mientras que en el invierno pueden absorber y retener el calor del cuerpo. Hay de 144, 180 y 300 hilos, así como una especial de satén con 360 hilos.
Otro aspecto a tener en cuenta es mirar el tamaño correcto de las sábanas para que se ajusten bien con la medida de la cama. Hay desde una plaza, dos plazas estándar, hasta las más grandes como queen size, extra queen size y king size.