Una familia argentina recorre la costa de Rocha en su ómnibus Mercedes Benz del año 1961 y que fue modificado para poder vivir en su interior.
Hasta ahí podría ser una historia más de las tantas que se encuentran cada tanto, de personas que emprenden viajes por el mundo en distintos vehículos y llegan a tierras uruguayas.
Pero el viaje de Lucas, Estefanía y sus cuatro hijas: Violeta (18), Blanca (15), Azul Amarela (5) y Oro Índigo (3) tiene una característica particular: su cruzada es en homenaje al gran ídolo del fútbol mundial, su compatriota, Diego Armando Maradona.
Desde las varias obras de arte pintadas en todo el vehículo, pasando por su propio fanatismo y hasta el destino del viaje son en honor al Diego.
“Es como un conjunto de sincronicidades, decimos nosotros”, explica ella, en diálogo con Jony Casella para Montevideo Portal. “La historia nace de que estábamos buscando un cambio de vida”, agrega.
La pareja vivía en la localidad bonaerense de Mercedes. Tenían un local de venta de ropa, que era su sustento. Pero, con la pandemia, decidieron venderlo.
“Ahí nos quedaba tiempo libre y queríamos un cambio rotundo. Mi compañero me dice: ‘tenemos que comprarnos un colectivo y nos tenemos que ir’, y yo le dije: ‘dame un rato que lo busco’”, así de rápido fue que resolvieron emprender su travesía.
También fue veloz encontrar el leitmotiv del viaje. “Estábamos con este proyecto de cambio de vida y un día leímos el libro Yo soy el Diego, que me había regalado mi abuela. Ella lo había encontrado en una inundación y me dijo que era para mí”, relata Lucas.
“Ya estábamos sin el Diego; teníamos que ir a Nápoles y hacerle un homenaje, ahí empezó a gestarse el proyecto”, agrega.
“Proyecto”, así lo llama la familia a su plan de vida, que comenzó a ejecutarse el 10 de diciembre de 2022, solo 8 días antes de que la selección argentina saliera campeona del mundo.
Ese día tuvo una mística aún más especial para la familia maradoniana. “Nos agarró en viaje, viéndolo desde una pantalla gigante, teníamos una copa preparada porque teníamos mucha confianza”, cuenta él.
Así como para Maradona levantar la Copa en el 86 fue un antes y un después en su vida, ese triunfo a los viajeros les “cambió todo”.
“Pasó de ser un viaje-homenaje a un viaje-promesa, porque le prometimos de todo a Diego antes de los finales. Por haber ganado, este proyecto pasó a ser parte de una promesa”, explica Lucas.
Estefanía agrega que el proyecto fue “mágico” en muchos aspectos: “Teníamos un auto, un Volkswagen Up, y nos cambiaron el colectivo mano a mano por el auto, encima de todo tiene su patente 10 (la patente del ómnibus es XAV 810)”.
Como el ómnibus era gris, como una pelusa, y el apodo preferido del astro del fútbol, según leyeron en la biografía que los motivó, era Pelusa, así nombraron a su bus-casa.
Luego, el gris desapareció y se transformó en un crisol de obras de arte, todas dedicadas al 10.
El primer destino al que llegaron fue la ciudad de Rosario. Allí visitaron la cancha de Newell’s Old Boys, en donde un ya consagrado barrilete cósmico jugó entre el 93’ y el 94’.
“Después agarramos todo Entre Ríos, parte de Santa Fe, Corrientes y Misiones, en donde estuvimos bastante tiempo”, narra el hombre.
“De cada lugar nos vamos llevando un poquito de todo”, manifiesta ella, quien considera que el viaje “se vive muy intensamente”. “Salimos a vivir la vida intensamente. Con todas las cosas de la vida cotidiana y todo lo que implica, pero siempre con su adrenalina extra cada vez que uno sale a la ruta y decide dónde ir”, dice.
Las dificultades aparecieron fuera de su país, cuando llevaban un tiempo en Brasil y repentinamente se les rompió el motor del vehículo.
Fueron seis meses viviendo adentro de un taller, con cuestiones legales a resolver. Afortunadamente para ellos un “ángel”, como lo llaman, les terminó pagando todo el arreglo y pudieron volver a Argentina, donde permanecieron un tiempo para festejar el cumpleaños de 15 de su segunda hija y luego volver al ruedo.
“A partir de ahí dimos unas vueltas, seguimos recorriendo un poco y ahora estamos en Uruguay”, relata quien es bostero “desde chiquito” y un gran entusiasta de Edinson Cavani.
Ella manifiesta, además, que Uruguay los recibió “hermoso”. “Entré a Uruguay y mi reloj se paró porque la gente tiene otra energía y eso se disfruta mucho”, añade.
Él dice que las personas los sorprenden todos los días. “La gente quiere al Diego de muchas formas distintas, se han llegado a emocionar, a rezar. Al tener pintado un santo del Diego napolitano atrás, la gente ha rezado ahí”, manifiesta.
Este viaje homenaje y promesa al héroe tendrá un final muy deseado en Italia, en tierras napolitanas, las mismas que vieron al crack convertirse en leyenda. “Ese es nuestro destino y es hacia donde vamos”, expresa Estefanía y culmina: “La verdad es que el camino te lleva a donde tenés que estar y eso es lo bueno de dejar de estar en un cuadrado y salir a ver lo que nos depara el destino”.