En las últimas décadas, cada generación de niños tuvo una consola y un videojuego que lo marcó. Algunos tenían una Atari en donde jugaban al Pacman o al Space Invaders, otros tenían el Supermario Bros o al Megaman en el Family.
Quienes supieron jugar al Play Station 1 seguramente recuerden el Crash o el Tony Hawk y, quienes nacieron después del 2000, es posible que recuerden el Just Dance en la Nintendo Wii o alguno de los tantos juegos de la Xbox360.
Otros uruguayos, sin embargo, no tuvieron una consola de videojuegos cuando eran chicos y lo más parecido que tenían era la pequeña computadora verde y blanca del Plan Ceibal. Era una maquina muy limitada que apenas permitía correr videojuegos que no sean de pantalla completa.
Quien tuvo un buen ojo antes de la llegada de estas computadoras fue Fernando Sansberro, el fundador del estudio Batoví Games. "Esa máquina era espantosa", dice Fernando. "Era preciosa, todo el mundo la quería pero era un Linux sin tarjeta, osea, había que correr cosas ahí y como eso lo vimos con tiempo, nos convertimos en los únicos (junto con otra empresa de acá) en hacer juegos", cuenta.
En una nueva edición de #EspacioYorugua, Martín De Benedetti continúa investigando sobre el mundo de los videojuegos en Uruguay centrándose en el estudio que estaba detrás de varios juegos que marcaron la infancia de incontables uruguayos como el Garra fútbol, Xa contra los cuatreros galácticos y la saga de Alejandro Vascolet.
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