Por The New York Times | Isabella Simonetti
La devoción que Halie Smith le profesa a Taylor Swift es tan profunda que siente que puede confiar en ella como en una amiga. Después de que la estrella del pop animara a sus fans a votar en las elecciones de medio mandato de 2018, Smith se registró. El ritual de iniciación más reciente de la joven de 23 años —obtener su primera tarjeta de crédito— también fue impulsado por la cantante.
Cuando la ganadora de 11 Premios Grammy anunció su Eras Tour, su primera gira en cinco años, Smith dijo que sabía que debía “hacer todo lo posible para conseguir entradas.” Por eso solicitó una tarjeta a través de Capital One, que se asoció con Swift para promocionar la gira y ofreció a los admiradores acceso preferente a la preventa de entradas.
“Taylor Swift fue una vez más ese empujón”, comentó Smith, que vive en Pittsburgh. Además de conseguir entradas para el concierto, esperaba que la tarjeta la ayudara a generar un buen crédito. “Cuando solicité la tarjeta, gracias a la preventa de Taylor, me di cuenta de la importancia de la educación financiera y de que quizá debería fomentarse más en las escuelas y universidades”, afirmó. Smith, que tiene parálisis cerebral, pudo conseguir cuatro asientos accesibles para ella y sus amigos por casi 1013 dólares, aunque utilizó su tarjeta de débito porque el total superaba el límite de su tarjeta de crédito.
No obstante, conseguir una tarjeta de crédito era uno de los objetivos de Smith, en parte porque su madre la había animado a empezar a acumular crédito para tener una buena puntuación crediticia cuando se mudara a su propio departamento, y el trato del concierto de Swift llevó a Smith a dar ese paso financiero.
Hace más de una década, las empresas de tarjetas de crédito se presentaban en los campus universitarios para promocionarse entre los estudiantes, ofreciéndoles comida o camisetas gratis a cambio de rellenar las solicitudes de sus primeras tarjetas. Esta práctica disminuyó después de que el Congreso aprobó en 2009 una ley conocida como la Ley de Tarjetas de Crédito, que proporcionaba amplias protecciones a los consumidores, entre ellas la restricción de la comercialización a los estudiantes en los campus universitarios y en eventos universitarios fuera del campus.
Sin embargo, las empresas de tarjetas de crédito han seguido utilizando prácticas de mercadotecnia dirigidas a los jóvenes, como asociarse con sus grupos musicales favoritos. Ahora, en lugar de regalos, la oportunidad de ver en vivo a artistas como Swift, Harry Styles o Shawn Mendes está convenciendo a muchos jóvenes aficionados a la música para que soliciten sus primeras tarjetas.
Al igual que Capital One, Citi ofrece a los titulares de tarjetas acceso anticipado a preventas de conciertos a través de su programa Citi Entertainment, cuyo acceso es gratuito y está disponible para todos los titulares de tarjetas de crédito y débito de Citi. American Express ofrece a algunos titulares de tarjetas acceso preferente a entradas para espectáculos y conciertos de Broadway, además de entradas exclusivas en algunos locales. No obstante, el acceso a ciertas experiencias exclusivas, como un paquete de tres días para el Festival de Música y Artes del Valle de Coachella, requiere tener una tarjeta American Express Platinum o Centurion, tarjetas prémium con cuotas anuales exorbitantes.
En el caso de la gira Eras, la demanda fue tan intensa que millones de aficionados, conocidos como Swifties, sufrieron esperas de horas y frustrantes problemas técnicos que les impidieron conseguir entradas. Durante uno de los días de preventa, Ticketmaster aseguró haber recibido 3500 millones de solicitudes del sistema para comprar entradas para la gira de Swift. Algunos aficionados solicitaron sus primeras tarjetas de crédito a través de Capital One para aumentar sus posibilidades de conseguir entradas. (Capital One no respondió a una consulta sobre si el emisor había registrado un aumento de solicitudes tras el anuncio de la gira de Swift).
Para otros jóvenes aficionados, obtener sus primeras tarjetas de crédito les permitió pagar espectáculos que no podían permitirse de inmediato.
Leah García, una estudiante universitaria de 21 años que vive en El Paso, Texas, es aficionada a artistas como Styles, Dominic Fike y The Driver Era. Hace poco gastó cerca de 800 dólares en entradas para sus conciertos con su primera tarjeta de crédito, de Discover.
“Muchos de los artistas que me interesan empezaron a anunciar giras y pensé: ‘Dios mío, ahora mismo no tengo dinero en mi cuenta bancaria para comprar entradas’”, relató García. “Así que decidí solicitar una tarjeta de crédito solo porque pensé que sería más fácil acceder para poder comprar las entradas”.
García dijo que consultó a su madre, quien le explicó cómo usar la tarjeta responsablemente y le dijo que no la usara solo para entradas de conciertos. García afirmó que hasta ahora había pagado la tarjeta de crédito antes de que venciera la factura con el dinero que ganaba trabajando de niñera. Elliot Pepper, profesor de Educación Financiera y cofundador de Northbrook Financial, una empresa de gestión de patrimonios y planificación fiscal, opinó que era positivo que los jóvenes obtuvieran tarjetas de crédito y las utilizaran responsablemente, pero les advirtió que no cayeran en la mercadotecnia de las empresas.
“Me preocupa que la gente empiece a utilizar una tarjeta de crédito pensando que, con toda la ostentación y el glamur de la mercadotecnia que llevan a cabo las empresas de tarjetas de crédito, de alguna manera están obteniendo una ganga”. “Una tarjeta de crédito no es dinero gratis. Es solo un préstamo a corto plazo que se debe pagar”.
Pepper sugirió aprovechar las ventajas de tener una tarjeta de crédito contratando una que ofrezca recompensas y no tenga comisiones y pagando el saldo íntegro cada mes. “Tu objetivo debe ser convertirte en el peor cliente de la compañía de tarjetas de crédito”, afirmó.
Jena Soliman considera que ir a conciertos es una prioridad y suele viajar con sus amigos para ver a sus artistas favoritos. En 2019, la estudiante universitaria de 23 años vio a Mendes en gira diez veces. El año pasado, Soliman vio a Styles en concierto ocho veces y dijo que gastó entre 3000 y 5000 dólares en gastos de viaje y entradas usando efectivo y una tarjeta de crédito.
Soliman obtuvo su primera tarjeta de crédito a través de Capital One hace unos años para comprar entradas para la serie de conciertos Love on Tour de Styles, que se aplazó a causa de la pandemia. En aquel momento, Soliman, que había estado hablando con sus padres sobre la posibilidad de obtener una tarjeta de crédito, gastó casi 205 dólares en una entrada.
“Una vez que anunció su gira, confirmé mi decisión”, explicó Soliman.
Soliman, que ya tiene una segunda tarjeta de crédito a través de Discover, dijo que pagó el saldo por completo una vez que utilizó la tarjeta porque su padre le explicó la importancia de mantener su puntuación de crédito. Ella utiliza la tarjeta sobre todo para entradas de conciertos y en ocasiones para pequeñas compras como gasolina. Taylor Swift actúa durante la gala Time 100, en el Jazz at Lincoln Center de Nueva York, el 24 de abril de 2019. (Krista Schlueter/The New York Times) Halie Smith, de Ross Township, Pensilvania, en su casa el sábado 10 de diciembre de 2022. Smith solicitó una tarjeta de crédito de Capital One para mejorar sus posibilidades de comprar entradas para un próximo concierto de Taylor Swift. (Ross Mantle/The New York Times)
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