Helene Flood (1982) se doctoró en Psicología en 2016 con una tesis sobre la violencia, la revictimización y la culpa post-traumática.
En el ámbito profesional, es reconocida por sus numerosos artículos científicos. Varios de ellos fueron recopilados en un libro llamado Vergüenza, donde se abordan las múltiples aristas de esa negativa emoción.
Sin embargo, la fama global no le llegaría por su labor académica, sino gracias a su impactante y prometedor debut en la ficción, concretamente en el género negro. Su ópera prima, La psicóloga, (Editorial Planeta) se transformó en una revelación y en un éxito de ventas. Una pequeña obra maestra que pronto llegará al cine, luego de que varias productoras se disputaran los derechos para su adaptación a la pantalla.
El origen
"No es que decidiera meterme en novela negra. Simplemente se me ocurrió la idea de esta historia y luego, cuando empecé a escribirla, me di cuenta de que era claramente un thriller", cuenta Flood en conversación telefónica con Montevideo Portal.
"Yo suelo escribir sobre temas de psicología, investigación psicológica, pero en ese momento estaba de licencia por maternidad y fue entonces cuando me vino la idea. Quizá no tenga una conexión directa, puede que fuera porque estaba en esa fase de la vida en que acabas de ser mamá por primera vez, tienes esas criaturas contigo y piensas en todo lo que puede salir mal. Y pensé en qué pasaría si alguien desapareciera. Así nació la novela", detalla acerca del origen de su obra.
Dónde estás, amor de mi vida, que no te puedo encontrar
"Hola, amor. Hemos llegado a la cabaña de Thomas. Aquí se está..., bueno, se está muy bien, yo... Sólo es Jan Erik, está liado con unos trozos de leña, parece imbécil. Yo... tengo que dejarte. Sólo quería decirte que hemos llegado y..., sí, luego te llamo. Te quiero. Bueno, adiós".
Ese breve y banal mensaje en el contestador de su esposa, Sara Latus, contiene las últimas palabras de Sigurd Torp antes de su misteriosa desaparición. Pasan las horas y las dudas crecen en la mente de Sara ¿Mienten los amigos de su esposo? ¿Es posible que su propio compañero falte a la verdad? Y lo más importante ¿Dónde está Sigurd? ¿Le ocurrió algo, es todo una broma de mal gusto?
Al igual que la autora, la protagonista de la novela es psicóloga. En un pequeño anexo de su casa -diseñado por Sigurd, arquitecto- atiende a adolescentes con problemas de ansiedad, depresión e insatisfacción personal. Sara posee un gran poder de autocontrol y una sorprendente capacidad para recordarlo todo con detalle. Sin embargo, esas virtudes podrían resultarle insuficientes -o negativas- en la aventura a la que se verá lanzada por la inexplicable ausencia de su esposo.
"(. . .) Hay que saber distinguir lo que tiene importancia de todo lo demás. Si uno recuerda todo, es más difícil discernir lo verdaderamente significativo, lo que es preciso recordar", expresa el personaje en las páginas del libro.
Interrogada acerca de cuánto de su propia vida y experiencia volcó en su personaje, Flood pone los puntos sobre las íes. "Sara y yo compartimos la profesión que ejercemos", explica, dejando claro que la novela "no es en absoluto" autobiográfica, ni su personaje un trasunto de sí misma.
"Yo pensé en describirla como un personaje solitario, porque es algo que conlleva la profesión. Si te dedicas a la psicología clínica, trabajas con pacientes que acuden a tu consulta, se abren contigo y tú no puedes compartir con nadie eso que te confían. Ese potencial de soledad es algo que conozco. Me he sentido así y me identifico con eso, aunque la soledad de Sara va mucho más allá de lo profesional", relata.
Las trampas de la cabeza, la garra del corazón
En La psicóloga, la acción se divide en dos líneas narrativas claras. Por un lado discurren los hechos, la inesperada desaparición de Sigurd, los intentos de localizarlo, y también la necesidad de explicar una serie de acontecimientos inquietantes y extraños que suceden alrededor de Sara a partir del día en que su marido se esfuma, sucesos en los que no abundaremos para no incurrir en ese anatema de la ficción llamado spoiler.
Paralelamente, la memoria de la protagonista comienza un viaje retrospectivo por la historia de su relación con Sigurd, desde el día en que lo conoció, años atrás, hasta esa mañana en la que partió con supuesto rumbo a la cabaña campestre de su amigo Thomas.
"Cuando comencé a escribir el thriller, la idea que me vino primero a la mente fue la de un marido que desaparece, ese era el centro de la trama. Pero también me interesaba mucho la parte de la pareja y, en paralelo al crimen, yo quería contar qué pasaba con ese matrimonio, de dónde venía esa pareja", refiere la autora.
"Siempre supe que la desaparición de Sigurd tenía algo que ver con esa relación. Así hilé el argumento, y el formato de thriller psicológico me pareció una manera muy interesante de hablar del tema de la vida de pareja, donde siempre hay cosas que se ocultan, que no se dicen, que no se preguntan, y es muy importante conocer ese trasfondo", apunta.
Indagar en sus más íntimos recuerdos en procura de explicar su tragedia presente, se convierte para Sara en un arma de doble filo. Cierto es que esa reconstrucción mental de su vida sentimental puede aportarle indicios que la pongan tras la pista del paradero de Sigurd. Sin embargo, la expone a revivir experiencias dolorosas y a enfrentarse al desnudo con posibilidades difíciles de aceptar. Y como si eso no fuera lo bastante duro, una serie de aterradores acontecimientos externos llegarán para minar su estabilidad mental y emocional.
"Una parte importante de esta novela es el concepto de la memoria, que es algo que he estudiado y conozco. Lo que recordamos, lo que olvidamos y cómo el cerebro llena los vacíos, llegando incluso a cambiar las cosas, creando imperfecciones. Desde los detalles más cotidianos pero que realmente importan, cosas como mirar una ventana y pensar si fuiste tú quien descorrió las cortinas en la mañana, si colocaste ese plato donde está ahora", describe Flood.
"Me preguntaba si recordarlo todo equivaldría a estar siempre a salvo, en casa, en tu sitio seguro. Entonces imaginas la idea -y el miedo- de que puede haber un extraño entrando en tu casa a voluntad, que está vulnerando ese lugar seguro, y tú ya no sabes qué es verdad y qué es mentira", dice.
En La psicóloga, la atribulada Sara Latus deambula dentro de su propia casa y también por una fría Oslo, y a la par de esos desplazamientos geográficos, recorre las luces y las sombras de su propia vida y de sus sentimientos. Mientras esto sucede, alguien desde fuera acecha sus movimientos, y algo -preguntas- la golpea desde dentro: ¿Qué tanto conocemos a las personas con las que compartimos la vida? ¿Hasta qué punto podemos confiar en nuestra propia memoria?