Sus amigos de la adolescencia todavía recuerdan el primer día de clase en la Secundaria, cuando con trece años se presentó a la clase y anunció que iba a ser un cantante famoso.
El próximo 12 de noviembre, el cantante y compositor argentino Axel presentará las canciones de Tus ojos mis ojos (Sony, 2014), un disco que ya lo llevó a España, México, Estados Unidos, Puerto Rico, Ecuador, Colombia, Perú y Chile, y con el que metió 40.000 personas en 20 funciones en el Teatro Ópera de Buenos Aires.
Antes de ese suceso le tocó pasarla mal, sobrevivir malamente tocando en el metro mexicano y desoír los consejos de quien, con todas las buenas intenciones, le sugirió arrancar para las ocho horas. Axel insistió, "por la fe que lo empecina", y ahora puede guiñarse un ojo a sí mismo, palmearse el hombre y decirse: "estuviste bien".
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Venís de una gira maratónica y de hacer 20 shows en el Ópera. ¿Cuánto te pesa?
Lo que más pesa, más allá del cansancio físico que pueda tener, es no estar con mi familia, que a ellos les haga mal, les moleste. Yo ya soy papá y no tengo las mismas prioridades que antes.
¿Cómo conciliás la vida familiar con la exposición que, disco a disco, es cada vez mayor?
Intento, de alguna manera, mantener un equilibrio, sin perder el foco. Sabiendo que mi carrera es re importante en mi vida, que amo conectar con la gente y dar un buen mensaje, mi prioridad es la familia. Nada que pueda perjudicarla va a estar por encima. Si un día la dinámica de mi carrera perjudica a mis hijos, sin duda que voy a sacar el pie del acelerador.
¿Se la bancan los niños?
Por ahora sí porque son chiquitos, y tienen una gran madre, muy presente y muy dedicada a ser mamá. Pero son chicos. La nena más grande tiene cinco años, la del medio tiene dos y medio y el bebé tiene tres meses, así que por ahora la re bancan. Pero ya la del medio, que es más de manifestar sus emociones, me reclama, "papá no te vayas". O cuando vuelvo de una gira y voy a la esquina, al kiosco, me quiere acompañar.
Tus ojos mis ojos es un disco premiado y valorado por la crítica. ¿Significa algo para vos ese reconocimiento?
Nunca me pongo a hacer un disco por premios, lo que busco es escribir mis historias, mi manera de escribir la música de manera genuina. Nunca hice discos para recibir premios. Disco a disco he recibido más reconocimientos, y por supuesto que está bueno porque es como una caricia al ego, al alma. Está buenísimo y lo agradezco mucho, pero tengo muy claro que no es el objetivo principal de un disco, para nada. Sí es una forma de demostrar que estoy haciendo las cosas bien.
¿Dónde te parás como compositor? Hay artistas que dicen que no se puede escribir sino desde el dolor, la ausencia, la pérdida. ¿Coincidís con ese juicio?
No. Mis mensajes siempre son más alegres. Es más: tomando de experiencias no tan lindas trato de buscar el lado positivo de las cosas y de transmitir un mensaje que contagie alegría y optimismo a través de la música. Me considero un hacedor de canciones y siempre, cuando me pongo a escribir para un disco, mi premisa es sorprenderme a mí mismo, no reiterarme, buscando herramientas nuevas. Refrescarme, que es la labor de todo artista. Reinventarse con el paso de los años. Si después uno se sorprende termina sorprendiendo a la gente. Trato siempre de hacer cosas de calidad, manteniendo mi esencia, siendo auténtico, tratando de contar lo que me pasa de manera transparente. Conectando desde los sentimientos bajo distintas influencias, porque, al ser un artista pop, puedo tomar diferentes herramientas. Puedo usar cosas del rock, del urbano, de la música folk, del folklore latinoamericano, de todo un poco. Y siempre busco mucho matiz.
Pero es un riesgo salir de la zona de confort donde sabés qué es lo que funciona...
Claro, claro. Cuando hace 11 años "irrumpo" con "Amo", que fue la canción que marcó un antes y un después, para el siguiente disco, la compañía discográfica me dijo "vamos a hacer un nuevo ‘Amo’". "Jamás voy a hacer un nuevo ‘Amo’", les dije. Primero porque no podría, porque fue una inspiración que bajó, y así como bajó desapareció, y segundo porque no lo intentaría, sería traicionar al público y a mí mismo. Entonces nacen canciones como "Tu amor por siempre", como "Miradas" o "Celebra la vida"... Yo podría pararme en el lugar del baladista romántico, que hay muy pocos hoy día, y escribir todo sobre ese terreno, pero tampoco lo hago. Yo trato de sorprender con "Afinidad", diferentes canciones que muestran que soy un artista que busca los condimentos para que, tanto los shows como los discos, sean equilibrados de canciones.
¿Sos exigente como productor de tus discos?
Sí, a tal punto que tampoco me produzco solo, porque sé que cometería errores, que tengo vicios, y que estando adentro no los puedo ver. Siempre, cuando hago un disco, tengo un coproductor al que le doy libertad total de criticar y decir "esto no lo veo así" o "te estás equivocando". No me creo autosuficiente, no lo soy, y con la visión de otra persona, en la que confío en su talento, se logra un equilibrio, y discos variados en todas las canciones.
Foto: Prensa Axel
¿No es difícil mantener ese mensaje positivo cuando prendés la TV y el informativo echa por tierra toda la buena onda?
Creo que mucha gente, a través del arte, busca un contrapeso, un desahogo. La gente va a un concierto y si no se alegra no va más, porque tiene la televisión, los diarios, la radio, para que le tiren todas las pálidas. Entonces va a ver a un artista que le gusta, un espectáculo de danza, una muestra de pintura, una obra de teatro que le despeje un poco la cabeza, que la conecte con otras cosas, que le haga olvidar un poco todo ese caos social en que vivimos. Entonces, con más razón busco, a través de la música, un contrapeso. Pero ojo, no lo hago de manera premeditada. No es que digo "voy a hacer esto porque la gente quiere escucharlo". No. Es lo que me sale naturalmente. Soy un tipo muy optimista.
Pero el desafío es cada vez más difícil...
La evolución del hombre se divide en dos parábolas, una ascendente y una descendente. Para que el mundo se siga manteniendo más o menos en orden, ambas tienen que crecer. Cuando más para abajo crece una, más hacia arriba debe ir la otra. Uno podría decir "che, la sociedad está cada día más caótica, con más problemas", pero también hay mucha gente conectando con otras cosas que mantienen el equilibrio en el mundo.
¿Siempre quisiste ser artista?
Sí, estudié piano desde los cinco años, empecé a cantar a los tres y a tocar la guitarra a los siete. Toda la vida hice música: folklore al principio, después me incliné por la música pop, escuché mucho Beatles y Queen, que siempre fueron mis mayores referencias. Mis amigos del Secundario, que son mis amigos de hoy, siempre cuentan que cuando yo llegué a primero, con 13 años, venía de otra escuela y no me conocía nadie, entonces la maestra nos pidió a los nuevos que dijéramos nuestros nombres y qué queríamos ser de grandes. Yo dije "me llamo Axel Witteveen y voy a ser cantante famoso". Yo tenía fe en que ese era mi destino, y le puse toda la garra a eso.
¿Nunca dudaste, dijiste "mejor estudio una carrera"?
No al punto de estudiar otra cosa, pero sí de flaquear en el sentido de que intentaba por un lado y no pasaba nada, por otro y tampoco. Yo tenía dos o tres bandas, como todo artista que va probando hasta que algo engancha. Nunca pensé en abandonar porque amo la música profundamente, pero hubo momentos en los que no encontré un horizonte claro. Tenía veintipico de años, me fui a México, terminé tocando en el metro por más de un año, por monedas, sobreviviendo. Y cuando volví a Argentina, en el 2003, todo estaba para atrás, con el corralito y todo eso, mi familia había perdido todo y estaban viviendo en lo de mi abuela, todos apilados. Y yo me preguntaba qué hacer. ¡Menos mal que seguí insistiendo! Me acuerdo que una persona me dijo "vos la verdad que amás demasiado la música, porque hace rato que tendrías que manejar un taxi". Y le dije "debe de ser eso, será que amo la música". Después de eso compuse "Amo", salió el disco y empecé a crecer, en una parábola ascendente que hasta hoy no para.
Ahora que lograste lo que querías a los 13 años y tenés hijos, ¿qué le dirías al Axel de aquel entonces?
Le diría "estás loco, pero los locos son los que cambian el mundo".
Axel se presenta en el Teatro de Verano el 12 de noviembre, desde las 21:00. Las entradas están a la venta en todos los locales habilitados de la Red UTS (Tienda Inglesa y Redpagos).