Contenido creado por Jorge Luis Costigliolo
Entrevistas

El presidente es un tipo como vos

Conversamos con Sergio Israel, autor de “Pepe Mujica. El presidente. Una investigación no autorizada”.

¿Qué es Mujica? ¿Un anarquista que agarró la changa de ser presidente, un estadista sui generis? Conversamos con el periodista Sergio Israel, autor del libro “Pepe Mujica. El presidente. Una investigación no autorizada”.

05.09.2014 14:50

Lectura: 13'

2014-09-05T14:50:00-03:00
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Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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El presidente José Mujica es una celebridad internacional. Ese hecho irrefutable se vio afianzado en los últimos dos años, primero gracias a su intervención en Rio+20 -que tiene más de dos millones de visitas en Youtube- y luego tras el espaldarazo que dieron al gobierno la despenalización del aborto, la aprobación del matrimonio igualitario y la ley que regula el mercado de la marihuana.

Esas medidas, sumadas a su historia personal y su atípico -para los estándares de los mandatarios del resto del globo- modo de vida, lo volvieron una estrella pop irresistible para la prensa del mundo entero. Europeos, americanos y asiáticos llegaron a Rincón del Cerro para ver cómo es, cómo vive y qué piensa Pepe Mujica, "el presidente más pobre del mundo", que tuvo que "agarrar la changa" de dirigir un país "porque no le quedaba otra".

Puertas adentro, la realidad es menos pintoresca. Para los uruguayos, Mujica no es el guerrillero que anda en un Fusca y no tiene servidumbre. Es el presidente. O es todo eso, pero además le tocó ser elegido como cabeza de un partido político con adherentes y detractores para conducir los destinos de la nación. Nada menos.

Un presidente que, al día de hoy, supera el 50 % de popularidad y aprobación de su gestión, y que logra descolocar a propios y ajenos con sus salidas y declaraciones, a veces extemporáneas.

El periodista Sergio Israel, que ya escribió sobre las otras facetas de Mujica ("Mujica, el florista presidente", Fin de Siglo), tomó la empresa de ensayar una suerte de balance de la etapa actual: "Pepe Mujica. El presidente. Una investigación no autorizada" (Planeta, 2014) es una aproximación a la aún incompleta administración Mujica desde el punto de vista de la gestión, y las luces y sombras de sus avatares políticos.

A través de más de 300 páginas y varios capítulos, Israel analiza, sin apresurar conclusiones, los puntos sobresalientes del gobierno de Mujica, desde su papel en buena medida exitoso en política internacional, hasta el controvertido final de Pluna, la salida de Jorge Setelich de AFE y de Conrado Ramos de la OPP, el "escape" de Luis Almagro y la unánime resistencia de su entorno a Diego Cánepa.

El trabajo de Israel es profundo pero no definitivo, y todo juicio es provisorio: no habrá veredicto final ni hoy ni en dos meses, cuando las urnas digan que, para Mujica, terminó el tiempo de la changa y haya que pasarle la banda presidencial a otro que, seguro, no la tendrá fácil.

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Mujica es, probablemente, el líder político contemporáneo que más literatura ha generado. ¿Creés que se debe a su pasado guerrillero, a que es pintoresco?

Creo que influye todo. Es un fenómeno de comunicación, porque él hace mucha fuerza en la comunicación, por cómo es su personalidad, por ser un exguerrillero y por cómo se fue formando después. Y además porque es un fenómeno creciendo, no para.

¿Qué es lo que buscaste en esta oportunidad?

Es un análisis del gobierno. No es igual al que hice antes, que abarcaba desde que nació hasta que asumió como presidente. Ahora como que cierra un ciclo. Pero es realmente difícil, porque es un gobierno en curso, lo estamos sacando cuando su período todavía no terminó. Además, está en medio de la campaña electoral, y puede ser interpretado de muchas formas. Pero es un libro que me gustó hacer porque aprendí muchísimo. Como periodista tenés áreas de las que conocés más, o menos, pero tuve que meterme. Me zambullí en varios temas en los que creí que sabía y no era para tanto, y en otros que desconocía bastante. Aprendí montones, y al final quedé bastante conforme, satisfecho con mi trabajo.

Decís que Mujica es un fenómeno de comunicación y, sin embargo, el gobierno muchas veces comunica mal...

Lo que pasa es que comunica, pero en la cortita. Tiene una cosa que evidentemente no solo funciona en Uruguay, sino en otras partes del mundo, que tiene que ver con la comunicación de los gestos, de la actitud. Funciona muy bien en la televisión, no es ninguna novedad. Una característica de este gobierno es que es medio desorganizado. Tiene líneas estratégicas, pero no se sabe cómo se llega, y me parece que eso es también la forma de ser de él, es su particularidad.

En el libro, Mujica es definido muchas veces como un libertario, casi un anarquista. Sin embargo, varias de sus decisiones no tienen que ver con ese espíritu de libertad. Con la marihuana, por ejemplo, no busca darle al consumidor la garantía de que pueda consumir lo que quiera, sino de controlar al que se pasa de la raya...


Yo creo que es un libertario, en el sentido de tratar de imponer lo menos posible. Lo que menos quiere es imponer, en todos los planos, y eso lo lleva a hacer una política de consensos. En todo su vínculo con los intendentes, y ahora en el mundo, no es que dice: ‘No, nosotros somos de este grupo, de este partido'. Sí es libertario, en el sentido de no restringir. Con lo de la marihuana estaba, en su campaña electoral, en una posición muy dura contra las drogas, sobre todo contra la pasta base. Y lo convencieron de que la ley no tenía que ir por el lado del autocultivo, sino por el lado de quitarle poder al narcotráfico. Ese es el argumento fuerte, político que da el gobierno cuando lo impone. Pero creo que la posición de él con respecto a la pasta base era muy primitiva, muy reaccionaria.

Él se maneja mucho con el sentido común, y por ese lado también interpreta lo que la gente le pide. En general creo que trata de buscar consensos. Llegó a la conclusión de que imponer tampoco es una cosa que dé muy buenos resultados. El único problema es que a veces habla con unos, después con otros y con otros, y lo que sale no termina convenciendo a nadie. Le toca ser demasiado componedor, y eso le ha hecho perder tiempo en el gobierno. En el caso de la educación eso se vio clarísimo. Trató de buscar un camino de consenso, se fue a buscar a Jorge Larrañaga, pero los equipos que armó no se pudieron integrar. ¿Cómo unir a (Daniel) Corbo con Nora Castro? ¿Cuál es el costo?

Sergio Israel l Montevideo Portal (Archivo)

¿Qué es Mujica, entonces? ¿Un socialista, un blanco wilsonista, un peronista?

Capaz que es todo eso. Un socialista libertario, podría ser. Él viene de una raíz blanca, y está muy influido por Abelardo Ramos, y este influye sobre (Vivian) Trías, así que ahí podés hacer un paquete de federalismo y otras cosas. No te olvides que le toca ser un dirigente político de masas importante en el momento en que se cae el modelo del socialismo real. No es poca cosa. Igual que (Tabaré) Vázquez, aunque viene de otro origen. Mujica, que había estado en la guerrilla, que del nacionalismo se pasó al MLN, una cosa más amplia, más heterogénea, cuando sale de la cárcel se encuentra con otro mundo. Me parece que está inventando su propio camino, que no difiere mucho de Vázquez, pese a las diferencias, porque empieza a mirar el mundo y no tiene otras referencias, como las podría tener cualquier otro dirigente latinoamericano de los años 70 como modelo de desarrollo. Esa cosa de Mujica, que tiene una idea general de dónde quiere ir... Él habla mucho del capitalismo ‘en serio', algo que fue muy polémico, muy discutido. ¿Qué es el capitalismo en serio? ¿Existe? Lo que Mujica busca es el desarrollo, que, en definitiva, es lo mismo que planteaba Marx: el desarrollo de las fuerzas productivas para llegar al socialismo. También se podría leer por el lado del respeto de determinadas reglas: que la gente esté en el BPS, que haya un alto grado de sindicalización, y eso es positivo. Pero se tiró con la reforma del Estado y ahí volvió a fracasar, como fracasaron todos los demás.

¿Ese fue el gran fracaso de la gestión Mujica?

Sí, creo que sí. Porque tuvo muy buena relación con el movimiento sindical, pero no se metió a hacer esa reforma porque no se sintió con fuerzas. No escapó a la regla y quedó en el discurso.

Pero hizo algún intento...

Capaz que en algunos sectores logró avanzar un poco más. La reforma que se hizo de la administración central, por ejemplo, hablando con Pedro Narbondo (sociólogo especialista en Reforma del Estado), me dijo: ‘Si lo aplican, puede ser muy bueno, pero no es una garantía de que se vaya a aplicar'. Es un tema difícil del Uruguay el tema de la reforma del Estado.

Es que el Uruguay moderno está edificado sobre la burocracia...

Sí. Y la burocracia se defiende, y tiene fuerza. Uno de los conflictos fuertes que tuvo Mujica, donde trató de hacer cambios e hizo algunos, fue en el Banco República. Fue sangriento... Es que es muy grande la masa de los trabajadores estatales. Hubo avances, como el ingreso al Estado a través de la ventanilla única, pero es difícil para un gobierno encarar ese tipo de reformas.

Otro de los puntos que no termina de cerrar es el discurso ecológico...

Es que Mujica no tiene una formación ambientalista. Él es un desarrollista. Cuando él hablaba de trabajar menos lo hacía en contra del consumo, que, a la larga, termina pareciendo un discurso ambientalista, aunque no lo es.

Bueno, pero sus discursos en Rio y luego en la Asamblea de la ONU iban en ese sentido...

Sí, pero si rascás un poco, se complica. La Dinama, objetivamente, es una tranca para todos los temas de desarrollo. Claro, él puede decir: ‘Necesito resolverle a la gente los problemas, que coma', y los propios trabajadores terminan siendo aliados de esas ideas, porque ellos quieren comer y alimentar a sus familias, y el medio ambiente es algo que debe preocupar más adelante. Es un equilibro difícil.

Un personaje que no está en el libro, pero que lo sobrevuela, es Tabaré Vázquez, una suerte de némesis en cuanto al estilo...

Me dijeron, cuando lo escribía, que este libro, más que sobre la gestión de Mujica, era sobre la gestión del Frente Amplio. Yo quise evitar a toda costa la comparación Mujica-Vázquez, estar todo el tiempo comparando los estilos, la forma de gobernar. Me pareció que no contribuía a entenderlo. Vázquez sí, capaz que está sobrevolando, pero no es protagonista. Ahora, son dos estilos distintos, pero que no guardan, en el fondo, una diferencia tan grande. La política que aplicaron, no solo porque tuvieron el mismo equipo económico, es la misma, con matices, diferencias de metodología. El Plan Juntos, por ejemplo. Mujica lo puso en Presidencia, Vázquez quizás lo hubiera puesto en la órbita del Ministerio de Desarrollo...

Foto: EFE (Archivo)

El Plan Juntos, que por otra parte no pasará a la historia como una de las grandes obras del gobierno de Mujica...


Sí, es cierto, su incidencia en números es menor. Quizás quede como un embrión de algo que pueda crecer en el futuro. Ahí me parece que Mujica mostró su voluntarismo, cuando dijo que en 15 días tendría a todo el mundo trabajando, y después vio que era mucho más difícil. Al final, el Ejército y el Sunca terminan siendo los que más trabajaron, y no la sociedad, que era lo que se esperaba. La gente no se sintió demasiado involucrada. Si Mujica hubiera sido presidente en el año 71, capaz que el Plan Juntos hubiera contado con el entusiasmo de miles de jóvenes que hubieran querido ir a trabajar. Hoy no. Y además no consiguió la financiación que esperaba, porque no salió a pedir. Esperó. Y la plata no vino.


¿Y en qué acertó?

Creo que le dio en el tema de los derechos. Si tomás la Ley de Comunicación (Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual), que al principio no la quería y la terminó impulsando, la marihuana, el aborto, el matrimonio igualitario, y el clima con los intendentes dan un sello al gobierno de Mujica.

De esas cuatro cosas que nombraste al principio, no recuerdo que ninguna estuviera, no sé si en el programa de gobierno, pero seguro que no en el discurso del Mujica candidato. ¿Es oportunista, es inteligente para darse cuenta de los temas que pueden marcar una diferencia? Porque la ley de marihuana no es tribunera, no es algo que le caiga bien a la mayoría...

No lo es, pero él se da cuenta de que eso funciona en el mundo, y ve que puede trascender. Se siente preocupado. Con la Ley de Medios pasa lo mismo. Un día le dijeron: ‘Mirá que esta ley, con la que hay en Argentina (con la que tiene algunas similitudes), pero sobre todo con las de Venezuela y Ecuador, no tiene nada que ver. Esta ley es estupenda, y los europeos, que se preocupan de estas cosas, dicen que el modelo uruguayo es un modelo que funciona', (entonces) él cambia y apoya. Se da cuenta de las cosas que pueden andar bien. Se da cuenta de que le sirven al país, y un poco más que al país. La marihuana es, como él dice, un experimento. Le queda la posibilidad de su famosa marcha atrás, y me parece que tiene razón.

Mujica, fuera del país, es poco menos que un ídolo, es admirado. Acá la percepción está más repartida. ¿Cómo creés que ha sido este gobierno? ¿Cumplió con lo que se proponía?

Es verdad, a Mujica afuera lo tienen idealizado porque lo ven un rato y no lo tienen que sufrir. Deslumbra. Lo que elogian de él es su discurso frontal y su falta de careteo, no solo por cómo vive y se viste, sino por cómo se planta. Me parece que eso está bueno para el país. Es un sello importante que queda para el Uruguay. Capaz que acá no nos damos cuenta, pero los que miran en el mundo con un poco más de perspectiva se dan cuenta de que es importante para una sociedad. Y él lo dice: ‘Naides es más que naides'. Ahora, no necesariamente eso se traduce después en un buen gobierno. El suyo fue un gobierno que quiso, sin duda, pero en algunos aspectos no pudo. Y demostró demasiada falta de profesionalismo. Había una división en el Frente Amplio entre quienes apoyaban el modo de conducir de Vázquez y los que seguían el modelo de Mujica. Mujica tuvo que dar ‘examen doble', porque él no es doctor, no tiene un título académico, y venía de una organización donde hay una suerte de ‘masomenismo'. Fueron muy críticos, pero cuando llegaron a la Intendencia tampoco pudieron hacer las cosas muy bien. Este gobierno fue un buen gobierno en muchos aspectos, y en otros no logró encajar.

Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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