Contenido creado por Jorge Luis Costigliolo
Entrevistas

Una vida entera

Conversamos con Motosierra

Motosierra cumple 15 años, y los viene celebrando con shows en Montevideo y Buenos Aires. Conversamos con Luis, Marcos y Walo, trío fundador de la banda.

16.12.2014 14:41

Lectura: 13'

2014-12-16T14:41:00-03:00
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Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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Luis (I)


"Yo tenía 13 años. Empecé a tocar y además jugaba al fútbol en el Ciclón del Cerrito. ¡Jugaba con el Varilla González! Cuando terminé el baby fútbol me iba a ir a jugar a River, y mi viejo me dice: -Vo, pará, las dos cosas no se puede. O tocás música o jugás al fútbol. Una cosa es para la noche y la otra para el día.
-Pah, pero me gustan las dos.
-No, tenés que elegir una. Las dos no se puede.
-Bueno, el fútbol.
-¡Paf! (cachetada) La música".

Luis Machado, o Luisito Motosierra, se metió en el rock de chico, casi obligado por la autoridad paterna, un peletero rocker fan de Los Delfines que nunca estudió música y aprendió a tocar copiándole los acordes a sus músicos favoritos.

A los 15 años, Luisito se entreveró en Post Coito, una banda de orígenes punks que se movió hacia el candombe, y entonces se fue. "Ahí conocí a Gabriel Barbieri y otra gente, y empecé a tocar con Nico (Barcia), Gabriel, el Momia (Germán Mazzei) y el Fede (Federico Fernández). Yo me sentía medio mascota de ellos, porque me llevaban tres, cuatro años, y a esa edad era mucha diferencia".
Esa gente, que habitualmente se juntaba en la zona de Malvín, sería la responsable, tiempo después, de dar vida a Chicos Eléctricos, una de las cosas más importantes que le pasó al rock de este lado del mundo, pero esa es otra historia.

De ahí fue a tocar a Historias Infantiles, un grupo formado con Pablo Reyes, amigo del barrio y bajista, y que después lo llevaría a La Tabaré. Pero antes pasó por Solaris, una extraña banda de veteranos rockeros (Machado padre incluido), que, con la solvencia de los Crazy Horse, tocaban covers de moda en bailes de pueblo.

"¡Mi viejo me obligaba a tocar! Nos íbamos a San Jacinto, Tala, y tocábamos en tres bailes por noche. Caíamos en un galpón en el medio de la nada, vacío. De repente llegaban ómnibus con un cartel que decía ‘Baile’, y se llenaba. Para mí, eso era un salario".

Motosierra (I)

Motosierra, a lo largo de sus tres lustros de carrera, se ganó el mote de banda de culto. No solo por su música, a prueba de tibios, con un vivo electrizante y un arsenal de canciones publicadas en discos propios y colaboraciones en buena parte del mundo civilizado (que, casualmente, incluye a Uruguay), sino porque la mitad de su vida la ha pasado desmembrada. Con integrantes repartidos entre Europa y el Mercosur, su base montevideana siempre estuvo dispuesta a reunir las huestes y salir a la carretera. Primero fue Marcos Motosierra, el frontman del grupo, que recaló varios años en Brasil. Después Luis, que se fue a España, y al final Leo Bianco, que ahora vive en Buenos Aires con un pie arriba del Buquebus.

Este mes, la banda cumplió 15 años y los celebró con un festejo a dos orillas. Primero fueron dos shows en el BJ montevideano, donde hubo vestido, torta, cotillón y farándula, y el próximo viernes, sábado y domingo, el grupo aterrizará en Buenos Aires, donde siempre pisan fuerte. Después... qué importa del después.

Foto: Gerardo Carrasco l Montevideo Portal

 

Marcos (I)

Si no fuera cantante de Motosierra, seguramente trabajaría como recepcionista en el infierno. Pero antes de llegar a este grupo pasó por Luisa Lane, donde cantaba y tocaba el bajo y que tenía a Walo Crespo en la batería.

"Me acuerdo de un momento en que se terminaron varias cosas", dice Marcos. "Se terminó la banda nuestra, se terminó Cross y Chicos Eléctricos. En el último show de los Eléctricos se juntó una cantidad de gente que había pasado por la banda para hacer un último toque. Y estaba Luis. Yo lo conocía de verlo en Coutinho (Luis trabajaba en la casa de instrumentos Coutinho Music), y cuando terminan de tocar los Eléctricos baja Gabriel, se va al baño y Walo me ganó de mano, salió corriendo antes que yo, se metió en el baño y le dijo: ‘Vo, vamos a hacer una banda’. ‘Bueno, ta, y lo ponemos a Luis’. Ahí se armó la banda en el baño, y yo quedé afuera. Y el hijo de puta de Walo no me dijo nada. Después, al tiempo, me dice que estaba ensayando con Gabriel y Luis y que no tenían cantante. ‘¡Hijo de puta! Poneme a mí de cantante...’ ‘No, vos no, vos no’. ‘¿Cómo que yo no? Entonces no te hablo más’. Estuve como un mes sin hablarle, hasta que un día me dice: ‘Vo, si querés probate’, y me dio un casete para que me sacara las canciones. Eran de Nashville Pussy, Motorhead, Dwarves, Supersuckers, Turbonegro. Nunca los había escuchado en mi vida. El primer ensayo fue increíble. Ese mismo día Luis contó que iba a tener un hijo. Siempre convivimos con la idea de que iba a tener un hijo".

Luis (II)

Foto: Gerardo Carrasco l Montevideo Portal


Luis estuvo un par de años en La Tabaré, llegó a grabar el disco Apunten... ¡fuego!, y se fue, dice, porque quería "tocar rock". Luego se colgó la viola en La Sudaca, otra vez con Pablo Reyes, pero la cosa no era lo que esperaba. "Pablo estaba como en un nivel más alto, y tocar con él me hacía crecer como guitarrista", comenta.

Y entonces el diablo metió la cola. A mediados de los 90, lo invitaron a tocar en Chicos Eléctricos. Para Luis era el sueño del pibe, pero era imposible. Estaba trabajando con su padre amenizando fiestas de campaña, y embarcarse en la banda más revoltosa del momento no era sinónimo de estabilidad económica.

"Entonces se volvió a dar la invitación de Gabriel, esta vez no para Chicos Eléctricos, sino para Motosierra, y fue increíble", dice. "Nunca me pasó lo que me pasó con ellos. Me morí. No lo puede describir. Es otra cosa. Hacer esa música con ellos, en su momento con Gabriel... tocar con él era... como ir de tour. Yo iba atrás, como en los dibujitos, que van oliendo y disfrutando... eso sentía. Con ellos me siento como en el recreo, con 5 años, la merienda y revoleando la bolsita".

Luis recuerda que, en ese momento, "no sabía lo que quería. Estaba como en un búsqueda, sin saber, y Gabriel me dijo: ‘Yo quiero hacer esto, rock and roll taponazo’. Ahí conocí a Walo y empezamos a ensayar con otro cantante. Yo decía ‘está bueno un trío’, pero a Gabriel se le complicaba escribir. Él podía interpretar, pero no escribir las canciones. Entonces conseguimos a un flaco, pero no nos terminó de convencer. Yo le decía a Gabriel: ‘Para que haya uno más y no sume, hacelo vos’. Y ahí me dice: ‘Walo tiene un amigo que canta. Trabaja en el shopping y sale a las 10’. ‘No, complicaditos acá no, para complicados estamos nosotros’. ¡Mal! ¡Muy mal yo! Yo no soy así. Pero al final probamos y quedó".

Marcos (II)

"Ayer me lo dijo Walo, medio en pedo: ‘Te lo tengo que decir: yo no te quería llevar porque me dabas vergüenza’".

Foto: Gerardo Carrasco l Montevideo Portal


Luis (III)

Hace ocho años, Luis Machado, guitarrista y fundador del grupo, se radicó en España con su mujer y su hijo. Allí hizo música de películas de horror, grabó para Jaime Urrutia, tocó en una banda que pretendió ser comercial y fracasó, y ahora despunta el vicio en un boliche del centro de Valencia, El Loco, donde forma parte de la banda residente que un jueves al mes sacude las cabezas con covers garageros que van de los Animals a los Dictators, pero, para poder comer, trabaja de teleoperador. Es la vida.

"Antes de irme a Europa, yo era un poquito una mochila. Dependían de mí en las giras. Las vacaciones del trabajo las destinaba para eso. Tenía que estar el lunes laburando y tocaba hasta el domingo y me volvía en un ómnibus, llegaba a las 5 de la mañana y me iba a laburar. O el viernes tocábamos en La Barraca, llegaba a las 8 de la mañana a mi casa, me duchaba y me iba a trabajar. Jamás falté, porque tenía gente que dependía de mí. No era que mi mujer me dijera ‘no vayas’... ¡Para nada! Es la mejor del mundo. Hace 22 años que estamos juntos. Ellos cargaron la mochila de esperar. Yo era la mochila que no quise cargar de Marcos, cuando supe que trabajaba de noche y dije que no viniera. ‘No, complicados no’", recuerda Luis. "La banda podría haber apostado mucho más si yo no hubiera sido un problema, y yo soy consciente. Por algo pasan las cosas. Eso nos enseñó muchísimo".

Motosierra (II)

"En un momento esta banda eran dos personas: Walo y Juan (Juanmitz El Bertols, guitarrista)", dice Marcos. "Yo me había quebrado la pata, Leo vive en Argentina, y ellos dos se juntaban a tocar, a chupar cerveza y a romper los huevos. Hace un año Motosierra era eso. Había dos tipos tratando de mantener esa cosa viva. Cuando me recuperé empezamos a ensayar. En abril, por ahí, nos fuimos a tomar unas cervezas a la plaza y dijimos: ‘Vo, en diciembre van a hacer 15 años de la banda, vamos a tener que hacer alguna cosa, un cumpleaños de 15, algo’. Cagarnos de la risa. No sé si fue porque estábamos en pedo o qué, y dijimos: ‘Hay que traerlo a Luis’. Y eso no podía pasar. Hace ocho años que se fue. Era imposible. No solo por el aspecto económico. Y no teníamos ni plata, ni banda, ni nada para ofrecer. La caja del grupo estaba vacía, pero nos dimos la maña de hacer esto sin pedirle un peso a nadie. Lo hicimos como siempre hicimos todo, y seguimos manteniendo viva a una banda que tiene un tipo que vive en Argentina y otro en España. La banda siempre siguió. Nos vamos a morir siendo una banda. Luis nunca dejó Motosierra. Seguimos teniendo un vínculo".

Walo (I)

Walo Crespo es un tipo tranquilo, pero cuando se sienta a la batería se convierte en una suerte de Richard Kuklinski con sentido del ritmo. Es el responsable de llevar adelante la locomotora de Motosierra, un motor de tracción humana, mitad sangre, mitad cerveza.

Es el único integrante fundador de Motosierra que ha permanecido siempre al pie del cañón, en la misma ciudad y en buenas condiciones físicas, datos nada menores en un grupo signado por los ostracismos y los huesos frágiles.

"Si sostener Motosierra fue una mochila, fue liviana. Tuvo su momento amargo más que nada por la partida de mis amigos, que no podían vivir sus vidas en nuestro país: uno por falta de un futuro económico y el otro porque tenía su amor en otras tierras. Esto influyó directamente en que la banda se desmembrara, pero siempre nos mantuvimos unidos a la distancia y tratando de proyectarnos hacia el futuro. El motivo por el que seguimos es que esta es una banda de hermanos que se quieren. Motosierra es la excusa perfecta para vernos cagarnos de risa y tocar rock and roll juntos, que es lo que más nos gusta hacer en esta vida", dice Walo.

"A mí me gusta tocar con amigos y en las bandas en las que estoy actualmente, que son Hotel Paradise y Los Rockadictos, pasa eso. Son mundos distintos, músicas muy diferentes en cada banda, pero siempre prima la amistad y el compartir algo único que solamente con cada uno de ellos puedo hacer. Y con Motosierra es lo mismo pero a otro nivel aún más profundo. Son más años, muchos kilómetros recorridos, muchos discos grabados, partidas y reencuentros, y muchas, muchísimas más birras tomadas".

Foto: Gerardo Carrasco l Montevideo Portal


Luis (IV)

Dice Luis: "Cuando empezamos a ensayar, lo miraba a Marcos y me asustaba. Era como tener a Chucky. Mal".

Marcos (III)

"Esa idea adolescente que uno tiene con una banda, que la va a pegar, que se va a levantar minas... no teníamos idea de esto que nos pasa ahora. Es por eso que me gusta el rock and roll. No para tocar más fuerte o más alto que vos, no. Por hacer este tipo de cosas... no hay nada en el mundo que te lo pague. Te crea un vínculo increíble con las personas que tocás, y eso no lo sabíamos cuando empezamos. Lo terminás sabiendo cuando tenés 40 años y te rompés el lomo para seguir unidos", dice Marcos. Más vale tarde.

Luis (V)

"Siempre que toqué, quise hacerlo para pasarla bien y divertirme, sin pensar en nada más que eso en el momento de estar en la sala de ensayo y tocando en vivo, sin ninguna expectativa de nada. Sin aspiraciones. Capaz que está mal no tener aspiraciones, pero siempre supe que quería tocar con Gabriel. Con ellos aprendí a tocar rock and roll. Con Gabriel, con el Momia... Yo con ellos me sentía Brian Jones... y dejé de tocar con ellos porque Brian Jones se murió y me pareció que me iba a morir yo si seguía. Es inexplicable. Y después el vínculo que generamos. Ellos son unos hermanos que me regaló la vida. Es increíble".

Motosierra (III)

Para Walo, estar en Motosierra representa haber pasado "15 años con la banda más salvaje con la que pude llegar a tocar en vivo. Nunca sabemos qué puede pasar. Siempre en la cuerda floja... nunca nada está asegurado, como dice el manual de rock and roll básico. Y también es hermandad y amor. La cofradía de la motosierra".

"Siempre dije que una banda de rock and roll es un grupo de gente que supera obstáculos, todo el tiempo", agrega Marcos. "Superar esos obstáculos y seguir queriendo estar juntos es lo que hace esto. Si no, no lo haría. Lo queremos hacer. Ahora tenemos que hacer un disco, ¿no? Juntamos una guita con unos shows que hicimos y lo usábamos para pagar el pasaje de Luis o para empezar a grabar. El Fonam nos rebotó un proyecto para el disco. Estamos sin plata y disgregados, pero no queremos seguir haciendo Motosierra covers, que es lo que venimos haciendo desde 2006. Ojalá que no, pero creo que nuestro momento ya pasó. No somos más la novedad, ni la noticia, ni nada. Somos una banda que está ahí, porfiada. La única esperanza que tengo es que esto siga funcionando. Que mañana yo me dé vuelta, mire para atrás y lo vea al hijo de puta de Walo tocando. Estoy acostumbrado a eso".

Motosierra se presenta este fin de semana en Buenos Aires:
Viernes 19: Uniclub Abasto. Anticipadas en Ticketek
Sábado 20: Detroit Club Morón
Domingo 21: Tio Bizarro Bar Burzaco

Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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