Contenido creado por Jorge Luis Costigliolo
Entrevistas

Milongas para una niña

Conversamos con Malena Muyala, que se presenta en la Sala Balzo

Conversamos con Malena Muyala, que presenta su disco Temporal en formato acústico, 21 y 28 de abril en la Sala Balzo del Sodre.

20.04.2016 16:00

Lectura: 13'

2016-04-20T16:00:00-03:00
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Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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"Cansada pero bien, contenta".

A fines de 2009, Malena Muyala prometía lo que sería Aires, el sucesor de Viajera (Bizarro, 2007). Pero no. Un par de años después apareció Pebeta de mi barrio (Bizarro | Aguilar), que primero fue una suerte de gira de zapatillas y perfil bajo y desembocó en un libro de pequeñas historias y un disco de enormes canciones.

El año pasado salió a la calle Temporal (Bizarro), su primer trabajo de composiciones propias, en el que se mueve del eje del tango sin dejar de morder en el alma. Allí dejó hacer a las musas, viajó a la infancia y regresó con recuerdos, perfumes y un par de certezas.

Este nuevo disco de Malena Muyala pisa fuerte en cada uno de los géneros que aborda; no solo en el tango sino que no tambalea cuando transita el vals, la zamba criolla o juguetea con el electropop de la mano de Juan Campodónico. Así, y a diferencia quizás de sus álbumes anteriores, no es la intérprete quien viste la piel de la canción, sino que esas canciones hablan por ella.

Y está contenta, dice, con lo que viene pasando. "Cansada, pero contenta". El disco se vende, las canciones gustan, la gente va a los shows. Viene de participar en el homenaje por los 80 años de Alfredo Zitarrosa, el 21 y el 28 de abril se presenta con su "power trío" en la Sala Hugo Balzo del Auditorio del Sodre, y luego hará un bolso liviano y se irá a Buenos Aires. En agosto estrenará Rabiosa melancolía, un musical de Marianela Morena pensado para Muyala, y después se irá, con la obra pero también con las canciones, a seguir haciendo la Europa, que cada vez la recibe mejor.

Pero ahora es ahora, una tarde de abril que se volvió pesada y calurosa, y desde la ventana se ve apenas un pedazo de calle de la Ciudad Vieja, el río, un barco, casi una postal del tango.

—¿Cómo estás, Malena?
—Bien, cansada pero bien. Contenta.

*

¿Tenías la duda sobre cómo iba a responder el público ante un disco de canciones tuyas? ¿Cómo fue, ahora que Temporal echó a andar?

Con mucha naturalidad, no encontré nada extraño. No hubo una enorme sorpresa porque ya había esbozado esa intención de la composición en Viajera. Sí hubo como un descubrimiento, un hallazgo de que de repente compuse dentro de otros géneros. Viste que aparece la zamba, la cueca, está la participación de Juan [Campodónico, productor de una de las canciones del disco], con esa cosa un poco más electrónica. Hubo pequeñas sorpresitas, pero me parece que sí seguí un hilo, una línea coherente de lo que se venía esbozando.

Quizás la sorpresa fue salir del tango...

Sí, pienso que me desprendí un poco más de lo que es como el núcleo duro del tango.

Foto: Prensa Malena Muyala

¿Fue deliberado, tenías ganas de hacer otra cosa?

No, sinceramente no fue premeditado. Fue lo que me salió. Tampoco te podés forzar a "me tienen que salir tangos". Si no te salen, tendrás que ir a buscar a los libros de tangos clásicos, escritos por otras personas, compuestos por otras personas, y ahí, en ese sentido, yo no sabía si era lo que quería hacer. De hecho, lo manejamos con Popi [Spatocco, productor del disco], de hacer un disco doble, uno con mis composiciones y otro con los grandes clásicos del tango. Después por temas presupuestales, de lo que teníamos al alcance de nuestras manos, elegimos. Yo ya tenía las canciones compuestas, y a Popi le entusiasmó mucho más esto que era una cosa nueva, una búsqueda, que hacer algo que podía quedar muy bueno pero que ya existe, también.

El público y los periodistas tienen siempre expectativas del trabajo del artista, pero ¿qué expectativas tiene el artista con respecto a su trabajo? ¿Cómo se hace para evitar el "piloto automático" del oficio?

Pienso que cuando te pasa eso te estás muriendo un poco como artista. Deja de ser tu profesión, en el sentido de "profesar", y pasa a ser un oficio. Algo que vos vas, lo ejecutás, lo realizás, te sale lo mejor que podés, pero como que le estás poniendo poco de tu alma y tu dedicación. Te puede salir bárbaro también. Yo tuve esos cuestionamientos, y por suerte no fue un período muy largo. Entonces cuando me preguntás cuál es mi expectativa, siempre, cuando voy a cantar, sea donde sea, para una persona o para 1.200, o para una calle con diez cuadras de público, busco que ocurra la conexión con la gente. Que ocurra de alguna manera.

Si no se tiende un hilo que nos comunique, va a pasar al olvido, como una situación más. Como cuando te levantás medio distraído, te tomás un café y después no te acordás si desayunaste o no. Una cosa así. Me pasa eso. En este último período también estoy trabajando mucho con el trío, con el que voy a estar en la Balzo [Checo Anselmi, Jerónimo De León y Gustavo Montemurro], tenemos esa cosa de desafío interno de que cada vez nos salga mejor. De tener el tema más trabajado, de empezar a descubrirle cositas, y el aporte de cada uno. A veces voy con Gustavo sola, a Buenos Aires, de Cuba vengo con Gustavo. Y cuando tenemos ese dúo buscamos que la canción no pierda. Aunque esté vestida con poquita ropa o con mucha gala, que la esencia, el espíritu de la canción se mantenga. Y es un ejercicio precioso para nosotros. Me permite saber que, sea como sea, es la canción la que se defiende. La que va, que llega a la gente, que conecta. Y quiero que cada momento que subo al escenario sea un momento de real conexión, de disfrute, y que me deje algo en el alma. Si no, me dedicaré a otra cosa, que también me deje algo en el alma. A mí me pasa que a veces va a casa un señor que hace albañilería. Es maravilloso, un genio. Yo me preparo un mate y me siento a mirarlo. Es un artesano, y la pasión, la dedicación con la que lo hace, el perfeccionismo que tiene, me encanta. Eso es lo que me gusta de la gente, sea lo que sea que haga.

¿Cómo te das cuenta de esa conexión, esa electricidad?

La siento. A veces la siento apenas subo al escenario. Apenas entro ya hay algo, como una ola que viene. Como esos ejercicios que se hacen en el teatro, en que te podés tirar para atrás y sabés que te van a aguantar. Esa sensación la tengo en seguida, sé que está todo bien. Y me está pasando mucho últimamente, así que lo agradezco.

¿En qué momento dudaste que estuviera ocurriendo esa conexión?

Hubo un momento, en el 2003, 2004, que viajaba mucho a Argentina, tenía muchos toques allá. Y a veces llegaba a Colonia y se me tapaba el oído... Me acuerdo que una vez me llamaron al médico porque no escuchaba, carraspeaba todo el día. Como que el cuerpo empezó a manifestarme "No escucho, no puedo cantar, estoy cansada". Llegaba y dormía en el hotel hasta las cuatro de la tarde... Ahí empecé a decir "¿Qué está pasando?", y me di cuenta de que no lo estaba disfrutando. Era como un sacrificio ir a cantar. Y ahí analicé lo que me estaba pasando. No sé si llegué al fondo pero cambié muchas cosas. Entre ellas la conexión conmigo en el tema de la composición, cómo quería que estuviera conformada la banda, con qué personas, cómo quería que sonara, qué quería decir, cuál es el mensaje que quería dar... Fue como un planteo un poco más que existencialista que tiñó otras áreas de mi vida, pero lo artístico no quedó afuera. Ese movimiento, esa cosa que hubo, llevó a Viajera, llevó a Temporal ahora...

Y antes de Temporal también estuviste en duda por un problema de salud...

Sí, tuve un problema de salud que estaba puntualmente localizado muy cerca de las cuerdas vocales, y tenía que hacer un tratamiento muy invasivo. Al final, todo ese movimiento, porque es como que se te mueven los cimientos y te planteás que todo es tan frágil, fue ese período de decisión sobre si hacíamos el disco con mis composiciones, y no con composiciones de clásicos. También ahí me empezaron a salir más canciones y me resistí mucho al tratamiento que tenía que hacer. Y, si bien yo soy muy defensora de la medicina tradicional, empecé a buscar en las soluciones alternativas, en otros lugares, otros caminos. Y creo que toda esa búsqueda me llevó a mí, a encontrarme. No tuve que hacer ese tratamiento, salieron las canciones, salió Temporal, y salió eso que estamos hablando: que cada cosa que hago, cada paso que doy, tengo que disfrutarlo. Si no, trato de no hacerlo.

Foto: Prensa Malena Muyala

¿Qué encontraste cuando te fuiste a buscar?

Creo que lo digo en "Luz": "Veo venir a mi niña que regresa". Creo que está ahí. Es muy loco, porque yo analizo "Miente", que está en Viajera, y habla de la niñez "donde fui fuerte alguna vez". Fue como una primera lucecita, que fue la que me marcaba que esa fortaleza que uno va perdiendo con el paso del tiempo, por decisiones que va tomando, por cómo te va llevando la vida, esa fortaleza estaba en la esencia de uno, en la niñez. Y en esta canción escribo, tampoco fue razonándolo, "veo venir a mi niña que regresa". Me cierra eso que se expresaba en "Miente". Me conecté con eso. Yo era una niña sumamente confiada, que siempre iba para adelante, tomaba decisiones, hacía, ejecutaba, no tenía miedo. Creo que está buenísima esa combinación de la fortaleza, de la esencia, con la parte más lógica, madurada, que te da el vivir. Eso que le llaman madurar. Uno no va a tomar cualquier decisión a lo loco como cuando es niño. Siento que estoy en un muy buen momento.

¿Te sentiste débil?

Y sí. Uno se siente a veces cascoteado. Como desnorteado. Que no estás tomando las decisiones correctas o dejándote llevar por lo que está sucediendo, por el día a día. Lamentablemente eso lo veo también en mucha gente que me rodea. Yo agradezco haber tenido ese clic. No vine a rendir cuentas a nadie. Vine a vivir, y a vivir bien, en la medida de lo posible.

¿Cuánto vale una canción? ¿Qué esfuerzo hay que hacer para que valga la pena?

Lo he pensado... Creo que ahí entramos en ese punto un tanto indescriptible. Yo no logro, todavía, comprender por qué de golpe empezaron a aparecer canciones, empecé a componer. Me pasaba que me levantaba con una melodía en la cabeza, y a la tarde tenía una letra, y una canción, y de esa misma se me empezaba a ocurrir otra. Fue un momento de mucha fertilidad en cuanto a la composición, que después se mantuvo. Ahora me pasa que me pongo a escuchar un disco, cualquiera, de cualquier artista, y trato de componer una canción con la sensación que me dejó ese disco. Aunque no la vaya a utilizar en mis discos, porque no tiene nada que ver. Pero hago ese ejercicio de ver qué me dejan determinados artistas, sin indagar tanto de dónde compongo.

Me vine con una sensación muy linda del homenaje a Zitarrosa, por ver cómo era su obra. Era una persona que, lo que hacía, básicamente, era estar atenta, muy comprometida con lo que estaba pasando a su alrededor, y siempre filtrándolo por él. Zitarrosa te enseña todo: en cuanto a la rítmica, la melodía, la profundidad de las letras, a interpretar. Él estaba atento a todo y no se le escapaba absolutamente nada, y podía componer desde la situación más cotidiana y desde el personaje que vemos pasar todos los días y que nos resulta insignificante. Si uno sabe tomarla, es una enseñanza enorme. Eso no quiere decir que te vaya a salir. Pero está bueno, está bueno para tu vida, más allá de que después te salgan canciones o mesas de pallets.


Si bien es cierto que, cuando le preguntaban a Zitarrosa a qué le componía él, decía que siempre hablaba de amor, y eso está bueno también. Ese amor que tiñe y abarca todo, más allá de una relación afectiva, de pareja. El amor tiene que estar en todo lo que hacés.

¿Tenés esa premisa?

La estoy teniendo cada vez más.

Pasa mucho con el tango, con los tangos más escuchados, más famosos, que fueron compuestos a partir del dolor, desde la pérdida. ¿Se puede componer, edificar una obra que no sea a partir de ahí?

Pienso que sí. Tengo este ejemplo: cuando vos vas y das una prueba, y la perdés, tenés una instancia más, eso no se desprende de tu vida. Tenés que volver a darla, seguramente te juntes con tus amigos, les cuentes que te bocharon... Ahora, lo salvás, "¡qué bueno, te felicito!", y al otro día estás hablando de otra cosa. Y me parece que algo de eso pasa con las vivencias positivas. Si hay conflicto vas a seguir hablando de eso. La cosa conflictiva no resuelta tiene siempre una vida más larga. Es más fácil. Es un terreno infinito para poder hablar. Lo que me hizo, lo que no me hizo, lo que sentí cuando me dejó. En esa trama la obra es eterna.

Sin embargo, se puede componer desde otro lado. El bolero, por ejemplo, compone desde ahí, desde el "somos novios", "nos queremos", lo hace desde esa cosa luminosa y linda. La gente asocia, generalmente, al bolero con un momento agradable, con el bailar lento... Y me parece que el tango, al haber nacido desde esa cosa medio oscura, turbia, se mantuvo en esa temática. Pero va cambiando, no se ha quedado estático. Lo que pasa es que se va a los extremos: habla de esa cosa súper dolorosa o te habla desde la ironía, la cosa más jocosa. No ha tenido un punto medio. Habría que probar...

Foto: Prensa Malena Muyala

¿Sos estudiosa del tango?

Leo mucho. Me regalan muchos libros de tango, de las historias de las cantantes, mis viejos me han hecho enciclopedias enteras que venían con el diario, y todo eso lo leo. Se aprende, y más aún porque esto no es un camino que estoy inventando yo, transito un camino que hicieron otros.

¿Y ves un aporte tuyo a ese camino, una página en esa enciclopedia que te regalaron tus viejos?

No sé, no me lo cuestiono. Además, siempre fui un bichito raro de colocar en esa góndola de tango. Y más ahora, que me corrí un poco más. No lo siento. Igual he visto colecciones en Todotango, o páginas así, que me ponen ahí. Y lo agradezco.

¿Te gusta más mirarlo desde la góndola de al lado?

No me estoy cuestionando demasiado. Me parece que esa es una necesidad del afuera, de dónde colocar las cosas. Yo no lo tengo.

 

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Malena Muyala presenta Temporal Acústico, 21 y 28 de abril, desde las 21:00, en la Sala Hugo Balzo del Auditorio del Sodre. Entradas en venta en Abitab, Red Pagos , Tiendas Antel y Boletería del Teatro a través de Tickantel.

Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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