La publicación del libro "Qué tupé: Batlle-Beltrán. ¿Duelo o asesinato?", del periodista y escritor Diego Fischer, además de ser un suceso en el mercado editorial, levantó polvareda en los medios políticos locales, y volvió a poner en pie de guerra, en este caso dialéctica, a las colectividades blanca y colorada. La obra, aparecida pocas semanas atrás, es, según su autor, una novela histórica que recoge datos perdidos y olvidados, e intenta reconstruir el episodio del duelo entre Washington Beltrán, diputado nacionalista y co fundador del diario El País, y el ex presidente colorado José Batlle y Ordóñez. Tiene, sí, una cuota de ficción. En conversación con Montevideo Portal, Fischer explicó que "toda novela histórica tiene una cuota de ficción. En este caso, como me gusta hablar de porcentajes, hay un 95% de investigación histórica y un 5% de ficción. La ficción es un elemento que sirve para hacer fluir el relato".
En 1920, Washington Beltrán escribió durísimas acusaciones contra Batlle y Ordóñez en un editorial del diario El País. Eran otras épocas, y las afrentas se pagaban con sangre. Así lo entendió el veterano líder colorado, y así lo asumió Beltrán, cuando aceptó batirse a duelo con él. De ahí en más poco se supo: Beltrán murió y Batlle pasó algunos días en prisión, pero los detalles íntimos del asunto, según Fischer, quedaron bajo un "manto de sombras".
El autor, que se define como "un periodista que escribe libros", dijo que, desde "Qué tupé", se cuestiona "la historia oficial, que se ha transmitido hasta el momento de manera oral. No existía hasta ahora ningún libro que hubiera hecho una investigación en profundidad del episodio del duelo. Yo cuestiono esa tradición oral, esa historia que se propaló de boca en boca, y aporto una serie de elementos que surgen de documentos. Además, para darle al lector un elemento más de seriedad, aunque creo que no faltaba, apelé a personalidades de la medicina legal incuestionables, como el doctor Guido Berro, que da su testimonio, y es una figura que está más allá de cualquier disputa política, por más que les quieran endilgar responsabilidades."
Para Fischer, "en el Uruguay hay un mito que está por encima de todo, y es el de José Batlle y Ordóñez. Siempre se habló de él como el personaje de bronce, y no como el hombre que fue. Hasta el momento, nadie lo había abordado como un ser de carne y hueso, con luces y sombras. En el libro salen sombras de ese personaje". Esas "sombras" a las que alude el autor, son las que despertaron el disgusto y generaron furiosas diatribas desde filas coloradas. Fischer plantea que la muerte de Beltrán pudo haberse tratado de un homicidio. "Por los testimonios que pude recabar, Beltrán no tenía ninguna intención de matar a Batlle; es más, no sabía manejar un arma de fuego, era diestro en la esgrima, como la mayoría de los políticos de la época", y Batlle era un eximio tirador.
Los detalles de la muerte de Beltrán no trascendieron, o casi. El diario La Noche brindó los pormenores del duelo, y desde La Nación de Argentina el episodio tuvo gran cobertura. No obstante, poco o nada se pudo concluir sobre el caso. La Justicia (y el autor da a entender que lo hizo de una manera al menos objetable) actuó tibiamente. "Hubo una historia oficial que se mantuvo hasta ahora, y por eso ha despertado esta polémica", opinó Fischer. El tiempo que pasó entre el hecho y el día de hoy conspiró contra el conocimiento de la verdad, y los protagonistas poco hicieron para que ésta se desvelara. El autor contó que, en una de las charlas que mantuvo con Enrique Beltrán, hijo de Washington, actualmente, a sus 92 años, co director del diario El País, le preguntó, "'por qué, siendo usted periodista, y siendo su familia tan vinculada a un medio de comunicación, ¿por qué nunca nadie escribió ni habló sobre este tema?'. Me respondió que fue pasando el tiempo, se fueron muriendo los testigos, y sólo quedo yo, que tenía dos años cuando mi padre murió. Como no me satisfizo la respuesta, le dije si no sería porque la historia dolía mucho, y aún duele... El doctor Beltrán hizo un silencio prolongado y se le llenaron los ojos de lágrimas. Creo que con eso me estaba respondiendo'. Esa fue la razón por la que la familia Beltrán guardó silencio. La historia les dolía tanto que guardaron silencio, es humanamente comprensible, cuando uno tiene una experiencia dolorosa trata de no recordarla, o por lo menos de no escarbar en la herida. Tanto es así que, para la mayor parte de los miembros de la familia Beltrán con los que he hablado, el libro fue una novedad, un descubrimiento de una cantidad de hechos que ellos mismos desconocían".
Pero el resto de la colectividad blanca tampoco apeló para conocer la verdad. En primer lugar, dijo el autor, porque el duelo tenía una jerarquía casi moral. Fischer recordó que, en ese momento, "fue portada en todos los diarios, pero en la mayoría se la trató con eufemismos". Además, y más importante aún, "los partidos coincidieron en que, con la muerte de Beltrán, habían llegado demasiado lejos, y esa muerte pone fin a los enfrentamientos cruentos entre blancos y colorados. El verdadero final de la Guerra Civil fue la trágica muerte de Beltrán".
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Nota: el pasado jueves, en la edición del semanario Búsqueda, se publicaron varias cartas de lectores y un par de artículos desfavorables a la obra de Fischer. El autor de "Qué tupé" declinó hacer declaraciones al respecto a Montevideo Portal, y se excusó señalando que respondería a las críticas en el mismo medio donde fueron publicadas.