Dayana González descubrió desde muy chiquita que su gran pasión también sería el escape perfecto de todas sus tensiones. Cuando tenía 6 años comenzó a tomar clases de danzas españolas y nunca más las abandonó.
A través del flamenco encontró la forma de dejar de "pensar" tanto y dejarse llevar por el ritmo y el sentimiento. Lleva más de 15 años desempeñándose como bailaora, maestra, coreógrafa y productora de flamenco.
Los próximos 13 y 14 de abril, González acercará aún más el flamenco al público uruguayo con el reestreno del espectáculo Ser.
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¿Cuándo y cómo empezó tu pasión por el baile?
Comencé a tomar clases a los 6 años con Adriana Puoy. Mi madrina era maestra en un Colegio y le comentó a mi madre que comenzaban cursos de danzas españolas. Me llevaron a probar y desde la primera clase me encantó. A partir de ahí la danza ha formado parte de mi vida y lo que comenzó como una actividad extracurricular pasó a ser una necesidad. Creo que todos desde niños necesitamos canalizar nuestras emociones y la danza es buenísima para eso. Fui hija única hasta los 20 años... Supongo que el interactuar con niñas de mi edad también ayudó a que ocupara un lugar tan importante en mi niñez.
¿Por qué el flamenco?
Flamenco...una palabra con tanto significado en mi vida...el haber estudiado todas las danzas españolas me permitió en su momento elegir una de ellas. El flamenco siempre fue el estilo que más se correspondía a mi forma de ser. "Uno baila lo que es" no sólo la danza refleja en cada movimiento el alma del intérprete sino que también, creo yo, el intérprete elige bailar lo que más lo identifica, lo define. El flamenco es popular, es del pueblo, y eso lo hace super visceral... Es un detonador de emociones. La mayoría de los palos flamencos, (como le decimos a los distintos ritmos) surgen de actividades cotidianas del pueblo gitano-andaluz. Dentro de sus cantes encontramos por ejemplo "La carcelera" que trata temas de cárcel; los cantes mineros hablan del trabajo en las minas, perder a un ser querido en la mina, trabajar en condiciones insalubres, quedar atrapado en la mina, etc. Hay cantes que surgen del trabajo en el campo, cantes de fragua que refieren al trabajo del hierro, cantes de fiesta que hasta el día de hoy son los que acompañan las fiestas de las familias flamencas. Cantes de boda, etc. Es la vida de un pueblo resumida en cantes, toques y bailes. Es llanto, risa, desconsuelo, esperanza... ¿y quién en su vida no siente todo eso? ¿Quién no se puede sentir identificado con todo eso? Podría decirte que yo no lo elegí, sino que él me eligió a mí. Porque era necesario.
¿Qué sentís cuando bailás?
¿Qué siento cuando bailo? Mmm... qué pregunta tan sencilla y tan difícil de contestar. Soy una persona muy racional y bastante insegura... Estoy todo el tiempo pensando, pensando. ¿Viste quien le busca la quinta pata al gato? Así... pienso demasiado. En el momento que bailo, exactamente en ese momento, no pienso en nada. Y por como soy, podría decirte que el bailar me da libertad. Me siento libre. Me encantaría bailar más para pensar menos (Risas).
¿Es difícil acercar este género al público uruguayo?
Creo que el público uruguayo es super sensible al arte. Desde hace muchos años aquí se ha hecho flamenco. Lo difícil es llegar al público que no pertenece al circuito flamenco si no somos artistas españoles. Pero eso está cambiando, porque somos muchos los que estamos trabajando en pro de la difusión del flamenco hecho acá con respeto y cuidado, y creo que eso el público lo nota y lo agradece. También podría decirte que el flamenco no tiene el mismo apoyo que tienen otros géneros como por ejemplo la danza contemporánea. Hay quienes siguen identificando al flamenco con la imagen de la bailaora simpática moviendo la falda a lunares, las manitos y las caderas... El flamenco es otra cosa...
Llevás años como bailaora y docente tanto en Uruguay como en Argentina, ¿Nunca se deja de aprender?
Llevo más de 15 años bailando profesionalmente y dando clases y podría decirte que cada día aprendo algo nuevo. Eso es lo primero que trato de transmitir... Nunca se deja de aprender. Todos estamos en aprendizaje constante y eso permite sentirnos cada día un poco más libres. El adentrarnos al estudio del género no sólo desde la danza, sino también desde los cantes, la guitarra, la percusión, nos permite caminar un poquito más seguros. A mis alumnos siempre los incentivo al estudio. Y no importa si son alumnos que quieran dedicarse a esto o si sólo lo hacen porque les encanta y disfrutan del bailar. El conocimiento nos acerca al género y nos permite mayor libertad de movimiento y de expresión. Para mí, eso es fundamental.
¿Qué te gusta transmitir a las siguientes generaciones de artistas?
A las nuevas generaciones podría decirles que nunca dejen de soñar, que esos sueños con trabajo y ganas se hacen realidad. Defiendan siempre bailar desde la emoción... La búsqueda de la perfección por sobre todo el resto encarcela...
¿Cómo surgió el espectáculo Ser?
En el 2016 la organizadora del Primer Festival Flamenco de Montevideo, Silvina Garay, me invita a participar presentando un espectáculo solista. Mis anteriores propuestas artísticas (Liada, Callepenas, Diálogos) surgieron porque necesitaba bailar. Ser nace de una necesidad emocional. Con 37 años, he vivido como todo el mundo cosas dolorosas que en su momento no acepté ni transité. Quedaron guardadas en un rincón de mi ser y durante el proceso creativo del espectáculo fueron saliendo a la luz. Podría decirse que Ser es exactamente la metáfora de lo vivido en ese proceso donde me permito transitar el dolor, los miedos y las verdades que mi cuerpo gritaba y yo no quería escuchar.
¿Quiénes componen el espectáculo?
Ser somos a la guitarra Maikel Pereyra, en la percusión Joaquín Bértola, en la flauta traversa Ángela Varela, al cante Lucila Scariato y desde Buenos Aires Álvaro González y Eugenio Romero, a las palmas Romina Dogliotti y Silvana Perdomo. En puesta en escena Cecilia Sarasola e Inés Cruces. En diseño de luces Leticia Figueroa, en diseño de sonido Gustavo Cunha, en realización de escenografía Ricky Riverol, diseño de vestuario Virginia González, confección de vestuario Yanela Franco, en fotografía Lucía Ceballos y Taruman Corrales, en diseño gráfico Fernando Sardo, en prensa Sofía Kliche y en producción Virginia González. Todos ellos forman parte del equipo y gracias a ellos Ser es posible.
Quiero agradecer en especial a Joaquín Bértola por compartir la vida juntos, por cuidarme y ayudarme a superar los miedos. A Cecilia Sarasola por su amistad, por conocerme tanto plasmar en movimiento muchas de mis emociones. A Maikel Pereyra, Lucila Scariato, Ángela Varela y Romina Dogliotti por el compromiso, amor y respeto que compartimos para con el flamenco y por involucrarse al máximo en mis propuestas siempre, haciéndolas y defendiéndolas como propias.
¿Qué vamos a ver en el Sodre?
El 13 y 14 de abril en la Sala Hugo Balzo verán una obra de baile y música flamenca hecho con mucho respeto y amor. Invitamos al público a ser cómplice y sentir ese viaje emocional como propio. La razón y la emoción entrarán en disputa y el flamenco será el responsable de mostrarnos que siempre se puede encontrar luz en la oscuridad.
*Ser, reestreno 2018: únicas dos funciones viernes 13 y sábado 14 de abril, a las 21 h, en la Sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional del Sodre. Entradas a la venta en Tickantel y boletería del Teatro.
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