El Dr. Daniel López Rosetti lleva muchos años estudiando la parte rica del cerebro: su interior. Allí donde las emociones y los sentimientos actúan como disparador de nuestras acciones.
Y es que, según su libro Emoción y sentimientos: no somos seres racionales, somos seres emocionales que razonan [Planeta, 2018], hay algo que ha fallado en lo que nos han enseñado desde niños. Somos "analfabetos" en sentido emocional y eso lleva a la frustración de sentirnos atrapados en emociones que sencillamente no podemos expresar con palabras.
A través de una extensa investigación, el doctor López Rosetti parte y concluye en la pregunta existencial más vieja y cosmopolita de la historia: ¿qué es la felicidad?
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"Somos seres emocionales que razonan", ¿Cómo influye esto a la hora de tomar decisiones?
Mucho, porque nuestras decisiones son básicamente emocionales, aunque creamos que somos seres racionales. Obviamente somos una mezcla de las dos cosas. Durante miles de años lo único que existía en el ser humano eran emociones y sentimientos, mientras que la razón es una "recién llegada" a nuestra especie. Metafóricamente hablando diría que el corazón decide y el cerebro justifica. El corazón toma una decisión con la inclinación de los sentimientos, después esa decisión va a ser "explicada" racionalmente a los demás. Es como si el cerebro fuera una especie de oficina de prensa del corazón. Tenemos mucho más de decisión emocional que de decisión racional.
En el libro se habla de nuestro cerebro como un órgano social. Una especie de separación casi como si tuviéramos dos cerebros: uno sintiente y otro pensante. ¿Cómo es esto?
No es que hay dos cerebros, pero sí es cierto que hay circuitos cerebrales más relacionados con la emoción y los sentimientos y circuitos cerebrales más relacionados con el pensamiento abstracto, la capacidad de anteponerse a los hechos. Somos seres realmente complejos, de hecho el cerebro es el órgano más complejo del universo y lo seguimos explorando. Podríamos decir, entonces, que es como si tuviéramos, internamente, un cerebro sintiente y un cerebro pensante. El cerebro sintiente es lo que se conoce como cerebro límbico, la parte interna del cerebro y la más relacionada con el mundo de las emociones. Me gusta pensar que es algo parecido al alcaucil. La parte del corazón del alcaucil que está en el medio es la más rica. Y en el cerebro pasa lo mismo: en la parte central es donde se disponen las estructuras más relacionadas con las emociones y los sentimientos.
De hecho, en el libro también se comparan las emociones y los sentimientos con los colores primarios, que crean toda la paleta de colores. ¿Cómo estamos construidos?
Vos, yo, los lectores... Todos somos lo que somos como resultado de lo que sentimos. No somos lo que pensamos en sí mismo. Lo que nos define a cada uno de nosotros tiene que ver con la proporción de cada emoción: cuánto miedo tenemos, cuánta tristeza, cuánta alegría, cuánta sorpresa. Y dentro de los sentimientos: cuánto de amor, cuánto de odio, cuánto de culpa... Somos unas licuadoras emocionales, el resultado de la mezcla. Las emociones y los sentimientos son los que nos mueven. Una decisión racional, como estudiar algo o desarrollar una habilidad, no puede ser sostenida sin la inclinación del espíritu, una motivación. Y la motivación es emocional.
Muchas veces intentamos expresar la emoción que estamos experimentando y no podemos. ¿A eso es a lo que se refiere cuando habla de "analfabetismo emocional"?
Exacto. Se llama alexitimia, que es la dificultad de poner en palabras tus sentimientos. Es muy común plantear "no sé lo que siento", "no puedo explicarlo". Hay un dicho que dice "Cuando lo ponés en palabras, lo hacés tuyo". Y hay una fuerte angustia cuando sentís algo y no encontrás la palabra para definirlo. Hay personas que a veces tienen ciertos sentimientos y condiciones emocionales, y lo digo como médico, que al verlas determinás que su problema es el mal manejo de la culpa. Cuando la persona entiende que está manejando mal la culpa y le pone palabras a lo que siente, es el inicio para poder solucionar el problema, gestionarlo, regularlo. No se puede combatir lo que no se conoce.
¿El mal manejo de la culpa, entonces, es la causa principal de la angustia? ¿Es el disparador para ir a una terapia o pedir ayuda?
Muchas veces sí. Porque la culpa es un sentimiento normal de la psiquis, pero en una medida razonable. Un psicópata maneja la culpa del otro, haciendo tal o cual cosa para no generar un daño. Y así como la culpa también la vergüenza, la envidia... Sentimientos que deben registrarse y calificarse. Si no sabés lo que sentís, no podés gerenciar tus acciones. No se trata de "controlar" emociones. El control tiene una carga represiva. Se trata más bien de gerenciar o regular.
En definitiva, la investigación estudia cada emoción y cada sentimiento con un fin: la felicidad. Esa felicidad que trasciende el éxito de conseguir cosas, que se fundamenta en las relaciones. ¿Esperaba ese resultado?
Fue la intención del trabajo. Hay mucha información bibliográfica en la especialidad de psicología que trata del adecuado manejo de emociones y sentimientos para la formación de lazos que lleven a vivenciar un estado de "bienestar subjetivo favorable", que en términos generales llamamos felicidad.
Montevideo Portal | Lorena Zeballos
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