La autora argentina Tiffany Calligaris pasó fugazmente por Montevideo para participar de la Feria Internacional del Libro, en la que presentó "La corte del hechicero" -publicado en abril de 2014-, la tercera y por ahora última entrega de su saga de fantasía "Lesath", con la que se estrenó en el mundo de escritores y de la que conversó con Montevideo Portal.
Graduada de abogada, Tiffany comenzó a trabajar en esta obra cuando estaba estudiando, y por ahora sólo se ha dedicado a escribir. Aunque no decidió hacer Filosofía y Letras para ser una autora sino que optó por Derecho, una carrera también cargada de letras, supo desde los 11 años que quería hacer libros, por culpa o mérito exclusivo de Harry Potter.
Después de confesarse "adicta" al género de fantasía, contó: "a los 11 leí Harry Potter y cuando cerré el primer libro dije: ‘wow, quiero ser escritora'. Eso me atrajo de J.K. Rowling, que había creado todo un mundo, deportes, cosas tan detalladas que eran las que me llamaba a mí a hacer". Es inevitable no agradecerle al joven mago por su aporte mundial al fantasy: "antes no se le daba tanta bola, y desde Harry no para de crecer".
Tiffany empezó a escribir la saga 10 años después de que se le ocurrió que quería ser escritora, y después de haber hecho poemas, cuentos cortos y canciones. "Venía pensando en Adhara (el personaje principal) y tenía escenas, diálogos, cosas en la cabeza que no quería perder así que me senté y empecé", explicó a Montevideo Portal. Antes de eso pasó "muchos meses" haciendo planes, con un proceso creativo que consideró "bastante largo" pero gratificante.
Durante ese tiempo fue definiendo las características de los pueblos que iban a armar las locaciones de sus tres libros y fue eligiendo nombres, tomando como base los de la mitología nórdica y gaélica, e incluso de estrellas. Además, por ser fanática de "El señor de los anillos" y "Eragon", los elfos, su belleza, su paciencia y su relación con las estrellas tenían que decir presente, y lo dijeron.
"Muchas cosas respeté de ellos porque son autores que escribieron muy bien y que me gustaban, y no quería escribir nada que contradiga lo de ellos. Y con la magia hay cosas que se repiten en los libros, en cómo se recitan hechizos o en que la magia está relacionada con la naturaleza", señaló. Aun así, como le gusta mucho el cine y las historias de "La Guerra de las Galaxias", "Piratas del Caribe" y el animé, no se siente influida directamente por la ficción escrita.
El hecho de haber optado por una saga es también una manera de respetar a un género que de eso sabe. Se lo planteó cuando estaba en la mitad del primer libro, “Memorias de un engaño”, y lo pudo concretar de la mano de Grupo Planeta, a donde llegó después de haberle mostrado su trabajo a sus padres –“me daba vergüenza mandarlo a una editorial; fueron ellos los que me convencieron”- y de haber golpeado unas cuántas puertas.
Foto: Difusión | Tiffany Calligaris
"Los personajes se escribían solos"
Toda la historia de "Lesath" está contada en primera persona, desde la voz de Adhara, hija de un elfo y una humana. De esa manera Tiffany se mete más en la narración, aunque tenga que enfrentarse a ciertas dificultades: "dependés de esa persona para que esté en varios lados. En las batallas es donde más desafíos me presenta porque no puede pelear y narrar al mismo tiempo; no puede suspender todo, así que hay que encontrar la manera de que pueda contar lo que está pasando y siga peleando".
Por eso recurre mucho al silencio, que no sólo le agrega "suspenso" a las escenas y cierta "tensión", sino que es una herramienta para resolver esas dificultades. "Las escenas entre Zul y Sorcha siempre dependen de que Adhara esté pasando o esté espiando, y tampoco se va a colgar dos horas atrás de una puerta porque sería muy raro. Entonces todas las escenas románticas que no son de ella traté de que pasen como accidentalmente", explicó, presentando ya a algunos de los personajes. Adhara, el mago Zul Florian, la malvada Sorcha Hale y el joven Aiden son los que van tejiendo la historia, rodeado de buenos y malos, de reyes y de elfos, warlocks y winsers.
En ese sentido, confesó que todos los personajes tienen algo de ella, pero ninguno es ella en sí misma: "hay cosas mías distribuidas en todos, no hay ninguno igual a mí. Todos, por momentos, tienen algo mío. Yo no me doy cuenta tanto, pero capaz lo agarra mi mamá y me dice: ‘esto es muy tuyo'".
La relación con ellos ha cambiado mucho. "En el primero los estás conociendo y definiendo y hay un montón de posibilidades, y en el tercero un poco más y se escriben solos. Ya sabés cómo van a reaccionar, qué van a decir, y si hay algo que no diría salta enseguida. Es increíble cuando leo el tercero y vuelvo a leer el primero; siento que crecieron un montón".
"Por ejemplo Zul, que es uno de mis favoritos, en algunos momentos creo que se escribía solo, porque lo veía con tanta claridad que siempre sabía lo que iba a decir o hacer. Tomaba tanta fuerza en las escenas que era como si hubiera saltado de mi cabeza y me hubiera dicho: ‘voy a hacer esto, así que hacé esto y esto'. Adhara no tenía tanto conflicto interno y él era más existencialista, todo el tiempo se planteaba cosas, era como una Caja de Pandora", explica refiriéndose al controvertido mago, que se enamora de alguien que lo quiso matar, y a la mitad elfa-mitad humana, capaz de perdonarle la vida a una déspota reina que no le tendría a ella la misma piedad.
Tiffany, con todos estos personajes, usó el segundo libro, “El trono vacío”, para hacer “los giros más grandes”. “En el primero no podés hacer nada muy abrupto y el segundo era el ideal para hacer cosas locas, porque tenía el tercero para resolverlas”, manifestó, antes de referirse a la necesidad de cerrar la historia de Lesath, al menos la trama: “cerrarlo a los conflictos que tenían los personajes”. Sin embargo, procuró darle un final digno de personajes de 20 años que tienen toda la vida por delante, y lo suficientemente abierto como para poder retomar la historia en un futuro medianamente cercano.
Para los que le preguntan si va a haber un “Lesath IV”, la respuesta inmediata es que no. La cuestión: pensaba terminar la saga para tomarse al menos un par de meses de descanso, y en el medio se le presentó la idea para una obra nueva. Apenas pudo dejarla descansar: “se me ocurrió la idea para el nuevo cuando estaba entre el segundo y el tercero, y lo anoté porque no quería entusiasmarme, dejarme llevar y no concentrarme en el tercer libro. Estaba la idea, cada vez que se me ocurría algo lo anotaba, pero lo dejaba ahí. Y cuando terminé el tercero estaba muy emocionada con lo nuevo. Por un lado Lesath me acompañó un montón de tiempo y los iba a extrañar a los personajes, pero por otro está bueno el aire fresco y arrancar con nuevos”.
Habiendo despedido temporalmente a “Lesath”, una historia que fue éxito de ventas en Argentina y que le genera sensaciones “increíbles” por el recibimiento que tuvo el público –“más que nada porque a mí me generaron ese entusiasmo otros libros, poder generarle yo eso mismo a mis lectores me pone re contenta”-, no se niega a ver su historia en la pantalla grande, algo que le gustaría. De hecho, algunas de sus amigas le dijeron que apoyaban su veta escritora, pero que preferían esperar la película. Claro: a otras las está fanatizando.
Foto: Difusión | Tiffany Calligaris
"Alejarse de la realidad"
Tiffany, por ahora, no se imagina escribiendo "otra cosa", porque el fantasy le gusta mucho. "Lo que más me gusta es que te aleja mucho de la realidad, que no son cosas que uno sale y se encuentra. Te aleja mucho de lo que te pasa en el día. De chica, si estaba malhumorada, agarraba uno de esos libros, leía dos horas, lo cerraba y me sentía mejor, me tranquilizaba", confesó.
Eso fue lo que siempre le atrapó del género, desde pequeña, cuando empezó a leer "El Hobbit" y se sentía "el bicho raro" de la clase. Por eso queda obligada a volver a un tema anterior: "cuando salió Harry se abrió mucho más la red de lectores; no era tan raro leer un libro de fantasía. Y después arrancaron un montón de sagas que fueron al cine, como ‘Crepúsculo' y ‘Los Juegos del Hambre', y se fue rompiendo esa distancia".
Lo curioso es que a esa misma distancia que se enfrentó como lectora se enfrentó como autora, porque desconocía lo rica que era la escena de autores de fantasy en Argentina hasta que arrancó, al margen de Liliana Bodoc, la más reconocida en la vecina orilla. Ahora, formó junto a otros siete escritores de distintas editoriales el grupo llamado La Cofradía del Fantasy Argentino, con el objetivo de promover obras y hábitos.
Metida en el baile de la fantasía Tiffany, a quien han llamado "la princesa del fantasy" ("no me lo tomo en serio", aseguró, aunque agradeció el halago) tiene la cabeza formateada a la saga y en eso trabaja. "Siempre me atrapó eso de que no es que cerrás un libro y te olvidás. Con mi prima estuvimos los nueve años de Harry Potter haciendo teorías un año para saber lo que iba a venir en el libro que viene", contó, aunque advirtió: "con ‘Cazadores de Sombras' me pasó que no se terminaba más, y cuando terminó había una precuela, y después vino una secuela. Es saber hasta cuándo podés hacer una historia creíble hasta que la empieces a estirar como un chicle".
"Ahora que estoy haciendo una saga en la que estoy apuntando a cuatro libros hay más de transición, así que lo estoy viendo de manera diferente, que capaz no sea toda una historia larga sino que cada libro tenga su propia aventura", adelantó. Sobre el próximo trabajo hay poquito que se puede decir todavía: "la idea es que salga para abril de 2015. La historia es contemporánea, de una chica que tiene 20 años y va a una universidad normal, y empieza a vivir cosas vinculadas con magia y sobrenaturales".
Y si piensa en lo que se viene y mira con cariño a Lesath, algo es inevitable: "el primero me cuesta leerlo, más que nada porque lo trabajé con una correctora y aprendí un montón de cosas que tuve en cuenta para el segundo, y siento que hay mucha diferencia de vocabulario y recursos. Pero estoy contenta, no le cambiaría nada a la historia".
Montevideo Portal | Belén Fourment
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