Tabaré Cardozo parece distante, habla siempre fuerte y claro, abre grandes los ojos y casi no se ríe. Gonzalo Brown es relajado, mueve mucho las manos y baja su voz a volúmenes casi imperceptibles, generando una suerte de clima místico. Así se presentan sus cuerpos, que poco a poco se van aflojando hasta demostrar que el mestizaje que pregonan desde la música está implícito en sus vidas, que pueden mezclarse entre sí hasta cambiar roles.
Han hecho caminos diferentes. El Negro Brown canta en Abuela Coca (que se llama Son los Asesinos de la Abuela Coca, que para Cardozo es La Abuela Coca y para él no lleva artículo) desde 1997, y más acá en el tiempo se volvió cantante-cuentero y cantante solista. Tabarecito, como alguien le decía de pequeño, es murguero desde la cuna, fundador y cabeza pensante de Agarrate Catalina (¿quién no lo sabe?) y referente de la murga canción, aunque ahora está encajando en el perfil rockero.
Sus caminos diferentes se han cruzado, abrazados por el sello Montevideo Music Group, y por momentos dan lugar a fusionarse en uno solo, como ahora, que presentarán una vez más Rock Mestizo, el próximo 12 de diciembre en el flamante Montevideo Music Box. El año pasado lo hicieron en La Trastienda pero fue una experiencia "poco interactiva", algo que quieren cambiar en esta oportunidad. Por eso pretenden brindar cada banda un show exclusivo y compartir algunas instancias, como serán las de "Ta Salao" y "Miss Universo".
Cuerpo sano, mente sana
"Siempre que uno se pone a hacer este tipo de experiencias va aprendiendo en el proceso y se revisa", le asegura Gonzalo Brown a Montevideo Portal a propósito de Rock Mestizo. Para Tabaré Cardozo el desafío es interactuar "cada vez más", algo que en 2013 no lograron pero que en 2014 han pretendido profundizar por tener un poco más de tiempo.
¿Tiempo? ¿Le sobra tiempo a Brown entre Abuela y su proyecto solista? ¿Y a Tabaré, que acaba de sacar Malandra y trabaja duro con la Catalina? "El tiempo nunca está, porque tenemos otras cositas que queremos hacer, y es difícil porque todos estamos con nuestros compromisos. Sin embargo, estamos encontrando esta vez un poquito más de espacio para concretar esto más de fusión real, y vamos a aprovecharlo", apunta Brown.
Abuela Coca y Tabaré Cardozo proponen hacer rock mestizo cuando ninguno se dedica precisamente al rock, y de ahí lo de "fusión real": los primeros hacen tuco hace más de 20 años (22, precisamente) y el segundo dijo alguna vez a Montevideo Portal que hace un subgénero de la murga. "El rock es el camino que tenemos en común", dispara Tabaré.
"Cada uno transita su palo, pero lo bueno es que ambas bandas no son muy ortodoxas. No es que Abuela Coca hace reggae y chau, y que Tabaré Cardozo hace murga canción y chau. Yo meto todo tipo de géneros; me metí en funk, tango, olodum... Creo que menos rap, porque no me da la velocidad, he hecho cualquier cosa; hasta foxtrot. Pero el eje central de mi música siempre ha sido tener un coro de murga o una percusión murguera. Con La Abuela lo que tengo en común es la parte del rock, porque está pegando un viraje también hacia un lado más rockero", explica el murguero oriental.
Tabaré recuerda que aquellos primeros discos de Abuela eran a puro ritmo latino, y Gonzalo explica el cambio con la salida del tecladista en 2000 y el hecho de que la banda haya tenido que apoyarse en las guitarras. "También Abuela Coca tiene su combinación con la murga directamente", apunta, y de ahí se desprende que la versión grabada este año de su hit "Ta salao" no sólo es más murguera sino también más rockera. Más tarde se comentará que a pesar de los 14 años de su creación, la letra sigue teniendo la misma lamentable validez y vigencia (con aquello de "si somos lo que comemos / soy conservante, soy peligroso / soy bastante artificial" y demás").
Cuando se la desgrana, a Tabaré se le ocurre que esta canción perfectamente podría haber sido una de las de Malandra, el disco que acaba de sacar y que es casi casi de rock. "Por primera vez en una discografía mía aparece un disco donde el 90 % de las canciones son rock murguero, y el 100 % -porque tengo un tango y dos murga canción- tienen coro de murga. Y si bien es mi disco más rockero es mi disco más murguero", asegura.
Su viraje hacia el rock, a diferencia de lo que pasó con Abuela Coca, se debió a la vuelta de su primer guitarrista, Federico Navarro, un metalero que pasó sus últimos años entre Ruben Rada, Hermanos Brother y Snake. "Y yo de chico escuché mucho AC/DC, Maiden, y no lograba articularlo dentro de la murga canción; el oído popular no estaba preparado para eso. Porque en las experiencias previas que tuve ninguna de esas canciones tuvo la aceptación popular, entonces a la hora de tocar siempre quedaban afuera de la grilla. Hoy tengo la trayectoria, la madurez y el piso como para hacer lo que tenga ganas".
Brown sale a rescatarlo, avisando que el disco tampoco es "metal" "Es una cosa que está hecha en la producción en porcentajes que queda muy equilibrada; quien no lo conociera diría que es algo. Está todo bien matizado y se realza el poder del coro de murga. No es agresivo", valora. Y Tabaré, que destaca además la participación de la Orquesta Típica Fernández Fierro en su álbum, bromea: "las viejas no van a salir corriendo".
La mezcla y la esencia
La parte del rock ya fue aclarada; vayamos ahora por la del mestizaje. "Nosotros somos mestizos, nosotros tres; el mestizaje es una identidad", afirma Brown, pero aclara: "no podés tomar ese concepto abriendo la agenda de 2014, es una cosa que viene de mucho antes. Tenés que imaginarte en un Montevideo de 1986 y en un Montevideo en 1992. Entre esos años las bandas que aparecieron eran más ortodoxas, tenían un perfil; si hacías una cosa no hacías otra, un tipo de vestimenta, todo era tipo tribu". En esa escena apareció Abuela Coca, para cambiar todos los parámetros.
"Fue una cosa completamente novedosa y distorsionante hasta para la vista, porque era gente vistiéndose de colores y mezclando instrumentos de viento que siempre para nosotros son referidos a lo tropical, que no es tan cool o que no es tan rock. Eso es el rock mestizo, que empezó en aquel momento", agrega.
Tabaré se acuerda de ir a ver toques de La Abuela y ver gente bailando. "¡En el rock no se bailaba! Si bailabas era música para bailar, por lo tanto no se podía pensar con esa música. Ese era el concepto que imperaba, lo que es un prejuicio porque había música bailable que tenía letras bárbaras y música ‘para pensar' que llamaba a bailar. Me acuerdo de los toques en el Atenas, de ver gente bailando; los hippies en la plaza de Villa Biarritz bailando, y veías un punk bailando. Y estaba buenísimo".
Por aquel 1991, mientras Abuela Coca -sin Gonzalo Brown en su formación- daba sus primeros pasos, Cardozo se integraba con dos murgueros más, Nacho Viana y Daniel Carini, a la banda de punk Post Coito, que ya trataba de hacer fusión. "Hacía los coros y tocaba la armónica. Boyaba, yo boyaba", dice casi con una sonrisa. Por aquel 1991 comenzaba a conocer, además, a los hermanos Ibarburu y a Martín Buscaglia, quien fue bajista en una banda suya. "¿Qué banda era?", le pregunta Gonzalo. "Se llamaba Mientras tanto... ¡un nombre terrible!", responde, excusándose en que él no ponía los nombres.
Apenas después, la escena comenzó a cambiar con las apariciones de El Peyote Asesino y Plátano Macho. "Se empezaron a abrir otras puertas, entonces Abuela Coca va tomando más cosas del rap, del hip hop, de la salsa, de la murga, del candombe, entonces artísticamente es una cosa que está buenísima porque te nutrís de todos lados", dice Brown, para quien es necesario que existan orquestas tropicales como Cumanacao o Casino, orquestas bien afinadas; bandas punk, bandas de reggae, bandas ortodoxas.
Esos cambios de los 90 no sólo afectaron las maneras de hacer música sino de vivirla, y fueron limando asperezas entre rockeros y cantores populares, que tanto habían quedado cara a cara tras la dictadura. "Este es un país muy chico donde todos gritamos, pero todos escuchamos los gritos de los demás. Entonces vas viendo en qué anda el colegato, vas aprendiendo y se te va colando, porque no hay manera de no escuchar", opina Tabaré.
Además, la gente aprendió que podía disfrutar del rock y bailar cumbia y no había problemas; no era necesario ser una cosa u otra. Brown lo explica a las risas: "a nosotros con Abuela Coca nos tocó vivir en los 90 el boom; estaban El Peyote, Plátano Macho, Sony, empresas internacionales, y en 2002 era pop latino lo que mataba. Estas generaciones que en su momento valoraban una cosa y luego pudieron valorar otra cosa hoy día valoran las dos. Yo tengo un vecino que se emociona y pone música al palo, y me sorprende la selección: pone un bolero, Lucas Sugo, Molotov, de repente pone Joy Division, de repente Michael Jackson, Madonna. Te puede parecer un sin criterio, pero es el criterio de una persona a la que le gusta todo, dentro de ese des-criterio hay una selección. [Risas] Y yo me bailo una cumbia y me la banco, y si estoy triste no me escucho un Arjona porque no me gusta, pero un Montaner me lo banco. ‘Iluminada y eterna / enfurecida y tranquila' es buenísimo".
En ese sentido, a Tabaré lo que le abrió el espectro fue la escuela del carnaval y la murga. "Hoy por hoy evolucionó el género al punto tal de que las murgas más encumbradas componen músicas inéditas para sus repertorios -de hecho nosotros lo hemos venido haciendo hace cinco o seis años-, pero previamente, en los 15 años para atrás, no se componía sino que se seleccionaba música. Entonces supongamos que necesitamos un clima para determinado cuplé y buscamos música divertida, y ahí no importa si usás Frank Sinatra, Galemire o la Karibe. Ahí el prejuicio es cero; lo que importa es que la melodía sea funcional para arreglarla. Vos escuchando una presentación de una música cualquiera de los 90 podés encontrarte con un collage hermoso de líneas melódicas que reconocés de dónde son, y te pegan un Palito Ortega con Aníbal Sampayo".
"Es bastante democrático", rescata, pues temáticamente también hay una implicancia con las canciones. "El año que hicimos ‘La Cucaracha' se caía del árbol que íbamos a usar la canción de la cucaracha. No sólo jugás con la melodía sino el concepto que encierra la canción prexistente. Vos jugás un juego que es: ‘todos conocemos esta canción, pero cantada con este otro sentido quiere decir otra cosa'. Y eso a mí me hizo acercarme a otros géneros y escuchar artistas que no hubiera escuchado nunca por mi prejuicio". ¿Por ejemplo? "Juan Luis Guerra, un artista que nunca hubiera escuchado y que cuando me puse a escuchar porque necesitaba sonidos de merengue dije: ‘esto es espectacular'". Ojo, también le pasa al revés: él, fanático del tango, ha disfrutado el acercamiento que sus compañeros de murga han tenido al género.
Las banderas son palos con jirones que flamean
Con sus bandas, ambos han tenido cercanía con la izquierda en los últimos años, pero consideran que la cultura y esta vertiente ideológica han estado históricamente más cerca. "Pienso en Frida Kahlo, en Diego Rivera, en Benedetti, en Galeano, Martí; hay muy pocos escritores de derecha. La izquierda siempre ha estado vinculada a la bohemia, el hipismo y la visión intelectual. Y con los músicos ha pasado lo mismo", reflexiona Tabaré.
"Y en las murgas es lógico que haya pasado eso. Si bien había murgas de La Unión que eran más conservadoras y las murgas de La Teja que eran más de izquierda, finalmente terminó siendo, de La Soberana para acá, todo igual. Ahora hubo un cambio de tablero porque la izquierda es oficialismo, entonces no está tan bien visto; estás entre el mandato como militante de tu ideología y el otro que es el de crítico del pueblo. Eso nos ha pasado a todos los murguistas y hubo que ver cómo hacer para articular esas dos cosas", señala.
La Catalina, en particular, ha cargado el peso de ser "la murga del Pepe Mujica", algo que lejos de ser tan bueno como parece, puede ser complicado. "Es una cruz. Es muy difícil porque a nadie le gusta ser bufón de la corte. Tener ese cartel también le sirvió a nuestros rivales para deshacerse de nosotros. Estamos todos metidos en esto, muchachos; todas las murgas hicimos campaña para el Frente toda la vida, ¿y ahora resulta que la única somos nosotros? Mmmm. A nosotros eso nos significó un peso extra pero con orgullo lo llevamos, porque está bueno que a nuestro presidente le guste. ¿No me conviene? No loco, yo te apoyo porque sos un crá y me encanta cómo sos; te apoyo y te hago el jingle. Genial. Ahora: vos no muevas un pelo por mí, porque hablaría muy mal de vos".
Haciendo esta descarga, Tabaré afirma que la eliminación de su murga del Concurso Oficial del Carnaval sirvió para terminar con cierto imaginario colectivo: "ahora está la prueba de que no corríamos con el caballo del comisario, o que en todo caso el comisario no era tan corrupto como creían. Porque el caballo corre como loco eh, nadie lo ayudó; y las veces que ganó, ganó solito", manifiesta orgulloso.
El orgullo también está en sus ideas, y no lo disimula. "Somos coherentes y cuando era peligroso decirlo decíamos que somos izquierdistas. Pero no pertenecemos a ninguna bandera política; es más, en una murga de 17 personas hay gente que ni siquiera vota al Frente. Y ni mi hermano Yamandú ni yo, que somos los letristas, somos del MPP. Hemos votado dentro del Frente Amplio a todas las facciones. Yo, de 1989 hasta ahora, creo que nunca voté al mismo. Y no operamos políticamente para ni pretendemos sacar una ventaja de eso, pero tampoco es saludable esconder la ideología por conveniencia, porque eso sería peor. Si fingimos darle palo a algo que no tiene sentido para ganar aplausos y ganarnos el under y que digan: ‘ah, esta gente qué bien, cómo critica', estaría mal porque perseguiríamos un objetivo por conveniencia".
Tabaré recuerda, además, que cuando hubo que dar palo, como cuando Vázquez se abrazó con George Bush o cuando se vivió el conflicto con las papeleras, se dieron los palos necesarios. "Pero siempre cargamos con esa cruz y ese fantasma social de que el Pepe nos ayuda a ganar. ¿Y qué vas a hacer? No vas a ir explicando uno por uno. Que la gente imagine lo que quiera. Yo creo que a Mujica lo vi tres veces en mi vida y lo único que hice fue escucharlo, porque ese hombre es un filósofo y me cabe su filosofía. Ojalá no fuera político; lo que estoy deseando es que no sea senador: es que lo metan en un avión y lo manden a dar charlas como la de la ONU. Es un filósofo mundial, es Mandela, es un crá. Que no esté acá en el chiquitaje, que es un puente chino en que lo matan a escupitajos y patadas. Déjenlo tranquilo al viejo", resumió.
Yo estoy ahí
Pasadas las elecciones y pasada la admisión del carnaval, el objetivo más cercano es el Rock Mestizo del 12 de diciembre y lo que cada uno dará.
Cardozo hará en este show un adelanto de Malandra, pero dejará madurar la presentación oficial para que la gente pueda aprenderse las canciones de memoria. "En el verano algún invento voy a hacer, pero nosotros vamos a estar con la Catalina. No vamos a hacer nuestro carnaval porque no queremos competir, sería una carnereada con los demás, como ponerse en pie de guerra. Vamos a esperar a que termine y por abril/mayo vamos a presentar este espectáculo que se llama ‘Un día de julio', que lo tenemos súper ensayado, y nos da tiempo para prepararlo más, agregarle cosas que se salgan a la estructura del reglamento, y eso va a demorar un mes o más en cartel".
La Catalina tiene además actividad internacional, como siempre, y él dirá presente, al igual que en "Un día de Julio". Es que en 2011 él se retiró del carnaval -"me fui porque era un puente chino insoportable que un ser humano no puede soportar"- pero no del colectivo artístico que representa Agarrate Catalina. "Así que yo creo que para 2019, más o menos", bromea, especulando con el lanzamiento de Malandra.
Por su parte, Brown terminó de grabar su disco solista Bajo ningún concepto junto a Francisco Fatorusso, "un musicazo serio y comprometido con el arte". "Pero como laburo independiente estoy todavía intentando entender el mercado discográfico para ver cómo hacer para que un artista poco convocante como yo en mi condición de artista nuevo pueda hacerlo. Pero lo más importante de todo fue hacer el disco; lo disfruté mucho". A su vez, Abuela Coca quiere "crear" un álbum y está empezando a componer, consciente del proceso largo que se realizará. "Nos estamos dando ese tiempo porque es un placer hacer ese trabajo, que es bastante terapéutico", rescata.
Si grabar con Abuela es terapia, para Gonzalo hacer el Rock Mestizo será como un partido de fútbol: "como si fuera un amistoso, que los locos se cambian en el segundo tiempo", compara.
Abuela Coca y Tabaré Cardozo harán Rock Mestizo el viernes 12 de diciembre en Montevideo Music Box desde las 21:30.
Montevideo Portal | Belén Fourment
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