"Mala leche, el supermercado como emboscada", es el nuevo libro de la periodista argentina Soledad Barruti donde "desnuda la comida ultraprocesada que amamos comer y muestra los laboratorios en los que se trama, los campos y los tambos donde se produce, las fábricas donde se ensambla y los estudios donde se embellece".
Hace años cuando el pediatra de Benjamín le recomendó a Soledad darle un "postrecito" ella vio el efecto que generaba en su pequeño y esa sensación de que algo andaba mal la mantiene hasta ahora.
Años de entrevistas e investigación solo confirmaron lo que ella sospechaba y desde ese lugar surge "Mala leche", un libro de difusión que generará en el lector una suma de inquietudes que lo acompañarán cada vez que se enfrente a una compra dentro del supermercado.
Es un libro que asusta un poco...
En realidad la idea no es generar temor sino realmente mostrar cómo es posible hacer una deconstrucción alimentaria necesaria y urgente. Porque las personas estamos siendo realmente mal alimentadas y estamos alimentando muy mal a nuestros hijos. Estamos muy confundidos con respecto a la alimentación y lo que hace falta es, siguiendo las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud, clasificar nuevamente los alimentos. Ver qué es alimento y qué es comestible. No te vas a morir en el momento si comés un galletita, pero su repetición y su incorporación permanente a nuestros hábitos hace que sea un problema que va erosionando la salud.
Hay mucha investigación en este trabajo, con visitas a lugares, nombres y apellidos, marcas multinacionales, ¿cómo te fue con eso?
Es un trabajo que hice pidiendo entrevistas, ingresando a las empresas como periodista, y la verdad es que lo que hice fue reflejar exactamente el comportamiento corporativo alrededor de nuestra comida. Tal vez si se dedicaran a vender zapatillas y no yogures no nos harían ningún mal, pero la verdad es que venden yogures y que quieren que comas cada vez más y que necesitan que sus productos entren a la alimentación a edades cada vez más tempranas. Con la gaseosa es muy evidente. Antes las tomabas en los cumpleaños, el fin de semana, en la Navidad. Hoy en día se toma de repente de la mañana la noche. ¿Cómo lograron aumentar esas frecuencias? Eso lo lograron no solamente volviéndola accesible o reduciendo los precios sino volviéndola algo que estuviera omnipresente. Devastando el acceso al agua segura. La gente le tiene miedo al agua, sacaron los bebederos de las escuelas, etc. Todo eso hizo que las bebidas azucaradas fueran algo corriente.
Visitaste mucho de los lugares donde se gestan estos problemas y eso que las marcas en general son reacias a mostrar su interior. Más bien hacen como recorridos escolares. ¿Cómo lo manejaste?
Es cierto que hicieron ese tipo de recorridas escolares y yo volvía a mi casa y decía "no tengo nada". Pero en eso que está totalmente expuesto en donde está el fantasma y el monstruo. Está en el paquete, en el producto. Vos lo das vuelta y ahí aparece exactamente la descripción.
Bueno en las fábricas aparece lo mismo. Lo que para una empresa es una conducta normal como por ejemplo ponerle perfume a todos los alimentos que recrean cosas que el alimento no tiene: perfume de frutilla, de naranja, de durazno. Eso para las marcas es algo normal. Lo que no están viendo, lo que nadie se hace cargo lo que pasa realmente: que generando adicción por los alimentos, que están generando una distorsión alimentaria enorme y están generando una proliferación de enfermedades que nunca antes se vieron relacionadas con la alimentación.
Eso como está todo tan fragmentado y están los que hacen los perfumes, los que hacen los colorantes, los que hacen las fórmulas, los que te lo venden... es muy difícil que alguien se haga cargo. Entonces lo que te muestran es cada uno su nicho, cada una su parte y cada uno tratando de hacer lo mejor posible para desarrollar bien su labor.
Y cómo te va con la difusión del material, porque se hablan de los principales inversores de los medios
Yo soy periodista y entiendo que más allá de los medios estamos los periodistas trabajando con nuestras inquietudes y con nuestras necesidades de difundir ciertas cosas. Y el espacio que se encuentran los medios acá, en Buenos Aires, en Brasil es enorme. Porque esta problemática alimentaria, este preguntarse ¿qué cómo?, ¿qué le doy de comer a mis hijos?... Es un libro que está atravesado por 200 entrevistas donde consulto a profesionales de la salud, que busco las últimas investigaciones... es un libro de divulgación científica. Con ese espíritu es leído y con ese espíritu es comunicado una manera muy generosa.
Es verdad que los niños definen gran parte de la compra, definen mucho más que antes y las madres a veces cedemos algunos frentes y a veces realmente no sabemos qué darles de comer.
Somos seres sociales alrededor de la comida. Comemos como vivimos y estamos saturados de problemas y una de las cosas que más me interesó reflejar en el libro es que realmente hay un estilo de vida alrededor de esta alienación alimentaria que empieza cuando se nace. Hay intervenciones alrededor nuestro donde creemos que se nos hace más fácil la vida en realidad nos complican. Sobre todo porque nos dejan a merced de supuestos expertos que vienen a ayudarnos. Las marcas aparecen como expertos, la publicidad aparece como información.
Ahora mi hijo tiene 16 años y cuando empezó el libro tenía tenía10 y fui viendo cómo se modificó este tema.
Eso de agregar cosas a los productos no pasa solo con la comida: las cremas, los shampoo, los productos de limpieza van sumando todo el tiempo.
Parte del libro lo hago con una neurocientífica que explica cómo nosotros necesitamos esa variedad, como animalitos que somos. Caemos como moscas a la miel. Lo que es nuevo, lo que tiene un personaje, etc.
A los personajes y los productos para niños le dedicás bastante también
Por un lado es lo que me pasó y además lo ves realmente en los estudios: gastan mucho más plata en publicitar el producto que en hacerlo. El producto puede ser agua con azúcar y un montón de aditivos, algo muy barato de producir. Y cuando pensás en las variedades pensás: ¿de qué están hechas?
Lo cierto es que hay variedad acá de frutas y verduras, lo que faltan son políticas públicas.
Sos muy dura con la parte de la responsabilidad social empresarial y lo cierto es que sin esas políticas se estará bastante peor.
Por supuesto. Yo muestro cómo locales de comida rápida ponen albergues para familias de niños enfermos que si no tenía dónde vivir. Pero para mí el primer problema es anterior. Es cuando volvimos el sistema económico neoliberal donde las empresas en lugar de pagar más impuestos y que el estado se haga cargo termina recayendo en los beneplácitos privados en las buenas intenciones de las marcas. Esas marcas hoy te ponen ese hogar, mañana te pueden poner un pozo de agua, pero en el fondo de un día para otro pueden no hacerlo nunca más o hacerlo como una cuestión de marketing estratégico.
También presentás testimonios muy interesantes por ejemplo de una uruguaya que vive de la basura
Se mudó a Buenos Aires y vive recolectando basura y obteniendo su comida de ahí. En este mundo donde pensamos que la comida es abundante hay gente que realmente no tiene plata para comer y comen de la basura. Ella logró hacer una forma de vida ahí, donde terminó siendo absorbida por el estado porque trabaja en estas cooperativas donde reciclan las cosas. Me dijo cosas muy lúcidas, cosas como nosotros las personas que no tenemos para comer también buscamos marcas. Ella va a el relleno sanitario en donde los camiones vuelcan del supermercado a arrojar su mercadería en perfecto estado en muchos casos, pero bueno con el packaging dañado, recolectan de ahí y se la comen buscando eso mismo. Decía "nosotros estamos comiendo igual de mal aunque ustedes crean que no".
Por eso me parece importante pensar a las marcas como seres que deberían están encuadrados por debajo del Estado y no por encima. Y con la Responsabilidad Social Empresarial se posiciona por encima porque terminamos dependiendo de las corporaciones.
Las marcas terminan haciendo por caridad algunas acciones que en realidad después terminan salvando de por ejemplo generar comportamientos adecuados. Obstruyen políticas públicas una manera muy voraz y avanzan de una manera muy voraz frente a los parlamentos para evitar que los que tengan límites publicitarios, que tengan límites impositivos que no puedan vender su chatarra en escuelas. Todo ese lobby es mucho más posible porque las marcas primero ganan espacios con su buena prensa y buena imagen mucha de la cual logran con publicidad y mucha la cual logran con acciones de responsabilidad social empresarial.
Desde que nació Benjamín que fue el origen de todas inquietudes a tu hija de ahora ¿qué cambió?
Todo cambió muchísimo. Lo primero que cambio fue la autonomía y empoderamiento. Yo con Benjamín, madre primeriza, era una persona totalmente permeable a las recomendaciones que me hacían los que creía que sabían más. Y así empecé con un postrecito lácteo, azucarado, le compraba juguito de manzana. Realmente estaba pendiente como el peso y el tener que responder a una matriz de peso absurda, todo el tiempo contando los gramos.
Y la verdad es que eso te vuelve muy loca.
También te dedicás desde el vamos, desde cuando empiezan los problemas al amamantar.
Es que a todos nos ha pasado. Salvo que seas una mujer realmente muy lúcida todas hemos vivido ese momento en donde te dicen no engorda lo suficiente, no sé si esté si tu leche es buena, no sé si te va alcanzar. La única forma por la cual no cabemos todas como sistemáticamente en ese producto es porque de alguna manera creemos y tenemos ese deseo que es muy desatendido cosa social de amamantar.
Con la leche te empujan hacia un lugar donde no funcionás, tu cuerpo no funciona y parece que tu hijo va a morir de hambre y rápidamente accedés a ese producto. El 65% de los bebés del mundo hoy están siendo alimentados con fórmula antes de los 6 meses y eso solamente ocurre porque nos convencieron, porque la publicidad funciona, porque la publicidad es perfecta para eso y porque nosotros dejamos de creer en lo que realmente podemos hacer.
Dentro de los cambios que surgieron en los últimos tiempos aparece el tema del etiquetado
Bueno Uruguay está siempre más adelantado que Argentina en la conquista de derechos y la conquista de políticas públicas que garanticen ciertas cosas. La verdad que van un paso un paso más adelante y es necesario porque para que todos podamos vivir con justicia todas las acciones de nuestra vida la alimentación es muy importante. Y necesitamos que sea igual para todos. Que la información sea accesible, que la comida en las escuelas sea considerada un derecho a la salud y el derecho a la alimentación adecuada para todos por igual. Que haya normas que realmente nos amparen.
Es como pasó con el tabaco, como pasa con ciertas cuestiones que decís "bueno ahora hace falta que nos ordenemos de vuelta".
Necesitamos que se garantice el derecho a la información, el derecho a la comida de verdad. Y la comida de verdad viene acompañada del acceso a los productores a la tierra, del derecho a no vivir y no trabajar en espacios contaminados, envenenados, resguardado sólo por las corporaciones en la en el acceso a la tecnología para trabajar, las semillas, etc. Necesitamos pensar el tema alimentario de vuelta para repararlo, porque hoy así está roto.