Dice una letra de Calamaro "la música lenta es un lugar en donde nada nos puede hacer mal, y a la vez somos sensibles a todo". La música, a secas, dejaría yo.
Porque hay en la música un contrato entre artista y seguidor donde el primero fabrica un refugio de palabras y melodías que pueden curar todo y el segundo, sensible, las recibe como un tesoro y hace suyas para siempre.
De hacer canciones que conecten con la parte más profunda del ser humano Sebastián el "enano" Teysera ya tiene un posgrado. "Mi manera de componer es primero hacer la secuencia de acordes, después los arreglos y lo último que hago es escribir la letra. (...) Me gusta sorprenderme frente a la hoja en blanco y ver lo que tengo adentro, la mayoría son ideas inconscientes de cosas que he visto y vivido, pero nunca sé muy bien para dónde va a ir", cuenta el artista desde el estudio de La Vela Puerca.
Esta cuarentena le ha permitido hacer un proceso que ya estaba planeado: componer, a dos años del último disco de estudio de la banda, Destilar. Aunque Teysera no está muy seguro de si la particular nueva realidad que vivimos sea el disparador exclusivo del nuevo material, la única canción que ya tiene letra tiene una historia nacida en pandemia. "Tiene un poco que ver cuando escuché en la radio, con la historia del coronavirus en Italia, que le dieron en el hospital una tablet a un viejito de 80 años para que se despidiera de la familia. Me impactó muchísimo, despidió años con una Tablet, probablemente la primera que vio en su gira. Esa fragilidad e injusticia de tener que despedirte de tu familia de una manera tan frívola e inmediata", adelanta el artista.
Este sábado, a las 23 horas, se podrá ver a través de Canal 10 y por streaming a través del canal de Youtube de Mercado Libre, "Codo a codo", un especial concierto del que participó Sebastián para agasajar a personas que están en la primera fila de la lucha contra el COVID-19.
En su caso, desde el auditorio del Sodre, le tocó cantar las canciones preferidas de Cibeles Bianchi, una de las médicas que asistió a los pasajeros del crucero Greg Mortimer. "Teníamos unos nervios tremendos. Pero lo mágico que pasó fue que cuando entra Cibeles y se sienta, empezamos a conversar y fue un bálsamo para los dos. Fue una conexión inmediata. Se fueron los nervios y disfrutamos de esa oportunidad para los dos. Lo disfrutamos muchísimo, siendo conscientes de lo que estaba sucediendo, un agradecimiento a través de las canciones, canciones que ella ya había adoptado. Ahí jugábamos tres: ella, la canción y yo", relata el Enano de la experiencia.
"Fue increíble escuchar la historia de ella, de dejar a su familia en Tacuarembó, un hijito de 2 años y medio, para subirse a un barco apestado. Muy loco. Sobrepasa la educación, realmente da miedo y mostró una valentía inconmensurable", detalla. "Ella representaba a sus compañeros, su rubro que en este momento fue tan importante. Estaba el Sodre vacío, pero no estaba vacío. Y esa historia estaba en el aire y lo sabíamos los dos y nos pusimos las pilas para decir que hay un montón de gente más".
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